FERNANDO DA COSTA
“EL CONSTRUCTOR”
Hijo de un país navegante
que se hizo guasdualiteño,
constructor que con empeño
cambió al pueblo su semblante.
BREVE INTROITO.-
Guardando las distancias. Este digno y denodado hombre bien pudiera ser
llamado el “Imothep”, o “El Constructor Guasdualiteño”, siendo que en línea
distante, y no en la Heliópolis de Egipto sino en Guasdualito (Apu) puerta
abierta del llano, prestó sus conocimientos y servicios que favorecieron la
construcción y modernización arquitectónica de nuestro pueblo. Verdadero perito
experto de la edificación, cuyas obras construidas siguen erigidas ante la
bizarría del tiempo, mostrándose orgullosas con sus magníficos diseños y
acabados extraordinarios, como muestras palpables de su talento constructor.
Indudablemente este portugués de nacimiento y guasdualiteño de corazón es
merecedor del buen recuerdo por parte de quienes tuvieron la fortuna de
conocerlo, como también meritorio de la correspondencia y el afecto del pueblo
que no siendo suyo lo hizo propio, sembrándose en tierra fértil, abonado por la
nutriente guasdualiteñidad, y humedecido por las ondas sararinas. Por su aporte
tangible al desarrollo de nuestro terruño se presenta un brevísimo recuento de
su coexistencia terrenal, como forma de honrar su memoria y la de otros,
quienes como él, se han esmerado y se esmeran en construir con esfuerzo y
responsabilidad el futuro de nuestra tierra.
TRÀNSITO DE VIDA.-
Viene al mundo Fernando Da Costa el 08 de mayo de 1932, en la ciudad
portuguesa de Palmaz, Distrito de Aveiro, región Norte, Área Metropolitana de
Oporto y subregión de Entre Douro e Vouga. Mismo año cuando Antonio de Oliveira
Salazar figura principal del llamado Estado Novo gobernaba con mano dura al
país transcontinental conocido como Portugal. A los veintidós (22) años el
joven Da Costa escucha de boca de algunos de sus coterráneos el nombre de
Venezuela, país sureño con amplias oportunidades, salido años atràs de la
dictadura del general Juan Vicente Gómez, y que tras la muerte del caudillo
tenía como presidente provisional al general José Eleazar López Contreras (n.
Queniquea el 5 de mayo de 1883, f. Caracas el 2 de enero de 1973) quien
mostraba en su pensamiento y acción un moderado autoritarismo en comparación
con su predecesor, estableciendo en su política de avance la inclusión del
elemento extranjero europeo como medio para alcanzar el avance cultural y
étnico.
Iniciando el mes de enero de 1958, animado por sus amistades cercanas se
embarcaría Fernando Da Costa en el vapor Santa María, propiedad de la compañía
Colonial de Navegación con rumbo al Puerto La Guaira. Luego de un arduo periplo
arribaría a la ciudad portuaria venezolana el 23 de enero de 1958, misma fecha
cuando un movimiento cívico-militar derroca al gobierno del general Marcos
Pérez Jiménez, quien abandonaría el país con rumbo a República Dominicana a
bordo del avión presidencial la "Vaca Sagrada". En 1962 luego de
cuatro años en la región central se traslada por contrato a San Fernando de
Apure. En la capital llanera de inmediato es empleado como asistente de obra en
la regia construcción del puente María Nieves. Poco tiempo después se inicia
como maestro de carpintería en el proyecto de la Catedral de San Fernando,
efectuando su trabajo con total aprobación. Un año más tarde (1963) se adentra
en las extensidades alto apureñas. Llega a la población de Palmarito (Apu) y
contribuye con el levantamiento de la infraestructura del glorioso Grupo
Escolar Nepocmucena Figueredo. Se iniciaba entonces su camino constructor por
las casi desérticas planicies del Alto Apure.
En 1964 los pies de Da Costa pisan tierra elorzana, el pueblo del 19 de
marzo. En la localidad criolla ubicada a orillas del portentoso Río Arauca,
conocida anteriormente como El Viento, la mano diestra del ya reconocido
maestro de obra construye varias infraestructuras de importancia entre ellas:
la amplia y cómoda quinta de don Placido Freites, la defensa preventiva contra
las crecidas del principal afluente, la sede del Banco de Fomento Regional Los
Andes, la quinta del Hato Los Naranjos, todas ellas con impecable técnica
constructora. En 1967 es llamado a la tierra guasdualiteña. Acepta una
propuesta de Dante Fontana, médico de profesión, que arribaría a Guasdualito en
el año 1950 (cuatro décadas después de la primera oleada) procedente de Milán,
y quien tomaría estado con doña Carmen González. A Fontana le construye Da
Costa a su exigencia la quinta La Fontanera, ubicada por la calle Bolívar. En
1970 se dio inicio al relleno de lo que sería la nueva sede del colegio Santa
Rosa de Lima, por la calle circundante al caño Corocito, señalada en la
nomenclatura como calle El Marqués del Pumar, en honra a la memoria de nuestro
padre histórico. Sor María Bellido, su directora para la época, pondría gran
empeño en la tarea, superando obstáculos y vicisitudes, contando con el
respaldo del ingeniero Jesús Mena director del Ministerio de Obras Publica
sección Táchira. Para ejecutar esta magna y moderna instalación se contrata al
maestro lusitano Fernando Da Costa, quien culmina satisfactoriamente el primer
edificio con el anexo del Teatro San Martin, iniciándose un mes más tarde las
enseñanzas en el centro con una matrícula de cuarenta y siete alumnos.
En el mismo año 1970 Da Costa conoce a la joven Carmen Álvarez. Hacen vida
marital, y con ella procrea una digna y trabajadora descendencia, herederos sus
nueve hijos de sus valores morales y apego al trabajo honesto, varios de ellos
dedicados al oficio de la construcción. Hecha sus raíces en la vieja Periquera.
Se hace hijo adoptivo. Con sus conocimientos y destrezas arquitectónicas
contribuye con la modernización del antiguo pueblo de calles rectangulares.
Otras obras de su temperamento constructor son: la sede del Almacén Occidental,
el Edificio Alfa, Hotel Uribante, Hotel La Garza, Banco de Venezuela, Radio Fe
y Alegría, Hotel Anaru, la residencia apartamento de Jaime Raduam, Comercial
Salma, Edificio de la Farmacia Páez, entre otros trabajados de importancia
urbana. El recordado Exer Fulco expresaría su admiración a Da Costa con las
siguientes palabras: “Hombre honesto, sincero, responsable con su familia, que
ha contribuido con embellecer la parte arquitectónica de nuestro bello pueblo”.
Aún recordamos con total claridad la oportunidad de efectuar con ambos una
amena y productiva charla en los alrededores de la residencia del ex alcalde.
Ambos ya fallecidos, Da Costa partiría en tiempo reciente.
Otros guasdualiteños al ser consultados por quien grafía estas líneas sobre
el personaje reseñado expresaron lo siguiente:
Marcos Eduardo Hernández
-Buenas noches poeta. Si conocí a Fernando, cuando el construyó la casa del
Dr. Fontana y, en varias oportunidades compartimos en juegos y caimaneras de
fútbol. Él y Musiù Domingo marcaron el tránsito del Guasdualito rupestre de
casas de bahareque y zinc a casas más modernas con mampostería y platabanda y
servicios sanitarios integrados a la vivienda. Un gran constructor… (dixit).
Numa Gatrif
- El musiù Fernando, Fernando Da Costa, como tú lo llamas: es “El
Constructor de Guasdualito”. Lo recuerdo cuando construyó el Hotel Uribante, de
Jaime Radwan, la emisora Fe y Alegría, El Colegio Santa Rosa de Lima, Banco de
Fomento Los Andes, y muchas construcciones que no memorizo en este momento.
Conmigo construyo el Hotel La Garza, Banco de Venezuela, la Defensa de Elorza,
la urbanización Francisco Antonio Padilla, Hotel Anaru. Fernando, aparte de
haber sido un tremendo profesional, también se destacó por ser un hombre sencillo,
noble, honesto, leal, trabajador, responsable, excelente padre, un verdadero
amigo, tuve el honor de compartir muchos meses de trabajo, él fue de esas
personas que no se pueden olvidar”… (dixit)
Numa y el poeta Marcos expresan en sus apreciaciones, el aprecio sincero de
un pueblo a un hombre europeo, a un transcontinental de avanzada, heredero del
tino navegante, que atravesó mares, ciudades y pueblos para llegar a nuestra
tierra a contribuir indudablemente con el desarrollo y la modernización estética
visual de nuestro pueblo, dándole un empuje arquitectónico hacia el punto de
ciudad intermedia, por ello honra a su memoria, honra a un buen guasdualiteño,
a Fernando Da Costa “El Constructor”.
Autor: ALJER “CHINO” EREÙ.-.