Leyenda de José Guerrero y el Caballo Cedraleño
Las comunidades cuentan que José
Guerrero fue contratado por los herederos de las sabanas del Cedral para que
midiera las tierras. Al llegar al hato lo recibió Melquíades Gómez, su caporal.
En la tarde después que ensillaron los
caballos salieron los dos a la sabana. Al frente de la laguna se encontraron un
caballo blanco, con crines negra relucientes que le llegaban hasta las patas y
una inmensa cola negra también que le llegaba al suelo. La atención de José
Guerrero se volvió hacia el caballo. El caporal le contó entonces que ese era
el caballo cedraleño, que no tenía dueño y que andaba con libertad por la
sabana cuando ya se ocultaba el sol. Éste le contó la historia de un tal
Juvenal Martínez, quien un día quiso agarrarlo, y duró una semana para hacerlo.
Lo amarró por la cola, el caballo duró toda la noche halando, cuando llegó la
madrugada el caballo haló tan fuerte que dejó la cola amarrada a la trampa. A
partir de ese día, Juvenal alardeaba de haber cazado al caballo. A los ocho
días apareció el mismo caballo con la cola igualita de largo. Fue tanta la
impresión de Juvenal que le dio una fiebre tan fuerte, que dicen se volvió
loco. Esto hizo que José Guerrero desistiera, si en su interior calentaba la
intención de atraparlo y se disipara para siempre.
Tomado de guiaviajesvirtual.com
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