La
Sayona es una leyenda que pertenece al folklore venezolano. Originaria de la región venezolana de los llanos, este
espectro se le define como una mujer alta y elegante que tiene la habilidad de
adquirir diferentes formas, se dice que la Sayona tiene la particularidad de “desdoblarse”, esto
quiere decir que puede presentarse como un perro, un lobo y forma parte
de la literatura oral venezolana.
La leyenda de La Sayona narra la historia de una mujer muy
celosa llamada Casilda que mató a su esposo y a su madre pensando que estos
tenían un romance. Su
madre en la agonía de la muerte, la
maldijo diciéndole “Sayona serás para siempre, y en
nombre de Dios, que así sea”. . Desde ese entonces
su alma en pena vaga sin descanso ni paz, persiguiendo a los
hombres infieles para conquistarlos y luego matarlos.
Una noche, el esposo comienza a soñar y llama el nombre de otra mujer, ese nombre, pertenecía al de su madre. Por su ataque de celos, la mujer insiste en que su marido y su madre tenían una aventura. Al día siguiente va a casa de su madre con un cuchillo entre su vestidura y la asesina. En medio de su agonía la madre la maldijo para toda la eternidad, y así su alma en pena vaga sin descanso.
Una noche, el esposo comienza a soñar y llama el nombre de otra mujer, ese nombre, pertenecía al de su madre. Por su ataque de celos, la mujer insiste en que su marido y su madre tenían una aventura. Al día siguiente va a casa de su madre con un cuchillo entre su vestidura y la asesina. En medio de su agonía la madre la maldijo para toda la eternidad, y así su alma en pena vaga sin descanso.
Este
espectro se presenta ante los hombres infieles, busca enamorarlos para después
asesinarlos. A diferencia de otros mitos, que solo aparecen para asustar, este
es capaz de tomar la vida de muchos hombres. Se dice que el sonido que produce
es capaz de erizarte la piel y causar un impacto en tu cuerpo mucho más que
escalofriante…"Por lo tanto, es mejor que
aquellos hombres que disfrutan engañando a su pareja, se lo piensen bien antes
que se le aparezca La Sayona".
Esta aparición viene asustando a los
trasnochados desde el siglo XIX y dicen que se aparece a los bebedores,
trasnochadores y adúlteros. Deja que la admiren pero cuando tratan de
enamorarla, ella entonces sonríe, mostrando unos colmillos largos y puntiagudos
y luego desaparece, dejando aterrorizados a los pobres pecadores.
Leyenda "La Historia de La Sayona"
Letra: José Jiménez "el Pollo de Orichuna".
Elenco: Miguel Antonio Abrahán
(Narrador);
Salvador González (Coplero 1; C1);
José Alí Nieves (Coplero 2; C2 y Severiano; S)
José Jiménez (Coplero 3; C3
y Mateus; M);
Rosita Barrero (Timotea y Mamá de Casilda)
Reina Lucero (Casilda y La Sayona);
Juvenal Rodríguez Tabare (Burro Tusero)
Luisa Rodríguez Torres (Hija de Pancho Rengifo);
Manuel Pérez Lovera (Pancho Rengifo)
Joseito Romero (Viajero del Camino);
Ismael Rodríguez (Ecos y lamentos de la Sayona)
El poeta José Vicente Rojas declama dos versos de un poema de Rafael
Martínez Arteaga.
C1: Desde el Llano adentro vengo
tramoleando este cantar
Cantaclaro me han llamado,
Cantaclaro me han llamado:
¿quién se atreve a replicar?
Yo nací en esta ribera
del Arauca vibrador
soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas.
Soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del sol, y del sol.
Narrador: Alma Llanera, joropo de don Pedro Elías Gutiérrez y Rafael Bolívar Coronado, considerando como el segundo himno de Venezuela. Como el joropo es folklor y folklor es la esencia y sentir del pueblo mismo, con el que le brindamos a todos los estados de Venezuela y el exterior; La leyenda de la Sayona, hecho ocurrido en un pueblo llanero, y como el llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta, no le importa noche oscura para echar una travesía, cruzando aguasales, montes, caños y ríos para llegar a un baile de arpa, donde retumbe un joropo, un poema, un corrío y un coplero que llega con la garganta clarita, sin temor a los espantos ni a visiones del camino; su ambición es la canta, las mujeres y la parranda.
C1: Me arrulló la viva diana
de la brisa en el palmar
y por eso tengo el alma
como el alma primorosa
y por eso tengo el alma
como el alma primorosa
del cristal, del cristal
amo, canto, río, sueño,
con claveles de pasión,
con claveles de pasión
arrullando en un desfile
al potro más corredor
yo nací en esta ribera
del Arauca vibrador
soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del sol….
tramoleando este cantar
Cantaclaro me han llamado,
Cantaclaro me han llamado:
¿quién se atreve a replicar?
Yo nací en esta ribera
del Arauca vibrador
soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas.
Soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del sol, y del sol.
Narrador: Alma Llanera, joropo de don Pedro Elías Gutiérrez y Rafael Bolívar Coronado, considerando como el segundo himno de Venezuela. Como el joropo es folklor y folklor es la esencia y sentir del pueblo mismo, con el que le brindamos a todos los estados de Venezuela y el exterior; La leyenda de la Sayona, hecho ocurrido en un pueblo llanero, y como el llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta, no le importa noche oscura para echar una travesía, cruzando aguasales, montes, caños y ríos para llegar a un baile de arpa, donde retumbe un joropo, un poema, un corrío y un coplero que llega con la garganta clarita, sin temor a los espantos ni a visiones del camino; su ambición es la canta, las mujeres y la parranda.
C1: Me arrulló la viva diana
de la brisa en el palmar
y por eso tengo el alma
como el alma primorosa
y por eso tengo el alma
como el alma primorosa
del cristal, del cristal
amo, canto, río, sueño,
con claveles de pasión,
con claveles de pasión
arrullando en un desfile
al potro más corredor
yo nací en esta ribera
del Arauca vibrador
soy hermano de la espuma,
de las garzas, de las rosas
y del sol….
C2: Uno le dijo al gallero
para guardar el secreto
en cambio que otros regaron
la historia de un hombre muerto.
para guardar el secreto
en cambio que otros regaron
la historia de un hombre muerto.
C3: Corría por el vecindario
de boca en boca este cuento
millones de comentarios
se escuchaban al respecto.
de boca en boca este cuento
millones de comentarios
se escuchaban al respecto.
C2: Las mujeres por agravio
decían que estaba bien hecho
por creer en el resabio
que el amor es incorrecto.
decían que estaba bien hecho
por creer en el resabio
que el amor es incorrecto.
C3: Cuenta un viejo que el Sinfín
es un hombre igual a Nelson
que lleva sobre la espalda
un saco lleno de huesos.
es un hombre igual a Nelson
que lleva sobre la espalda
un saco lleno de huesos.
C2: La Bola ´e Fuego, otro
espanto
endemoniado y travieso
que sale los viernes santos
pidiendo por Dios un rezo.
endemoniado y travieso
que sale los viernes santos
pidiendo por Dios un rezo.
C3: La ahuyentan las maldiciones
le caen en gracias los rezos
y sale en los boquerones
de los montes más espesos.
le caen en gracias los rezos
y sale en los boquerones
de los montes más espesos.
C2: La Sayona, otro demonio
con cuatro cuartas de pecho
le propone matrimonio
al borracho por despecho.
C3: Luego cuando quedan solos
se transforma en esqueleto
como una cara de rana
y dientes largos y gruesos.
se transforma en esqueleto
como una cara de rana
y dientes largos y gruesos.
C2: El Sinfín y el Silbón
tienen cierto parentesco
uno sale en Portuguesa
el otro en Apure adentro.
tienen cierto parentesco
uno sale en Portuguesa
el otro en Apure adentro.
C3: Los que caminan de noche
les pueden echar el cuento
porque se han topao con ellos
en los campos y en los centros.
les pueden echar el cuento
porque se han topao con ellos
en los campos y en los centros.
Severiano: Mira, morena, el próximo joropo lo
bailamos tú y yo: ¿oíste?
Timotea: Bueno, pero se conforma con lo que yo
sé.
Severiano: No importa mija, yo me conformo.
Severiano: Pero ¿dónde vives tú, morena?
Timotea: Yo vivo en Orichuna Abajo, donde
llaman Las Playitas.
Severiano: Mira mija y, ¿cómo te llamas?
Timotea: Me llamo Timotea, ¿ y tú?
Severiano: Severiano, quiero decirte una
cosa, espero que no te ofendas; yo estoy enamorado de ti y quiero que seas mi
mujer, aunque sea por un ratico.
Timotea: No, mi amor, mucho lo siento, pero yo
no quiero que Casilda vaya andar buscándome por´hay pa´ matame, mire, y usted,
se va a lleva su buena broma; Protacia me contó que esa mujer se priva y se
vuelve loca de lo celosa que es, y además está embarazada, ¿verdad?
Severiano: No, mi amor, esos son embustes de la
gente, lo que pasa es que toda esa cuerda de bellacos son muy envidiosos, se la
pasan diciendo que yo y que soy mujeriego, y que esto, y que pa´ allá, y ya me
tienen el rancho ardiendo.
Timotea: Ajo, ustedes, los hombres, son todos
igualitos, tienen tres y cuatro mujeres y andan buscando más.
Severiano: Mira, mi amor, yo te juro por,
bueno, no hallo ni por quién jurarte pues, que yo no tengo a nadie, soy un
hombre soltero, libre sin compromiso, dispuesto a lo que tú digas.
Timotea: Si, ya lo vamos a ver, el sábado hay
un baile en Paso Ancho y yo sé donde vives tú, así es que allá te voy a
buscá, no me importa que tu mujer se muera de rabia.
Severiano: Bueno mi amor, búscame, pero,
vas a ser mi mujer desde horita mismo, ¿sí, mija?
Timotea: Déjame pensarlo. El sábado te digo.
Narrador: Así comienza la historia de la
Sayona, espanto que persigue a los hombres parranderos y mujeriegos. Se dice,
que fue una mujer que le dio muerte a su hijo y a su propia madre, pero la
madre antes de morir la maldijo convirtiéndola en el azote más terrible de los
hombres que andan en la oscuridad, en la sabana, en los montes, en los pueblos,
caseríos y ciudades y por todos los caminos de Venezuela y Colombia. (Se oyen
efectos de cantos de gallo) Despunta muy alegre y fresca la mañana de aquel
sábado tan esperado por Severiano, ya que ese día, tendría la respuesta
decisiva por Timotea. Severiano anhela convertirla en la sexta de su grupo de
mujeres. Corren las horas del día y llega el atardecer, inspirado en aquellas
dulces palabras del sábado anterior, comienza una copla.
S: Esta noche me hago ´e cuenta
que soy libre y no tengo amo
y me hago el desentendido
delante de mis paisanos
yo soy como el toro viejo
que ya ni pito, ni bramo,
pero si pego un pitío
recojo todo el rebaño.
Con la negra Timotea
es que yo vivo soñando
si no se viene conmigo
esta noche del parrando
la seguiré donde vaya
así me pasen cien años
pero tiene que ser mía
porque estoy enamorado.
que soy libre y no tengo amo
y me hago el desentendido
delante de mis paisanos
yo soy como el toro viejo
que ya ni pito, ni bramo,
pero si pego un pitío
recojo todo el rebaño.
Con la negra Timotea
es que yo vivo soñando
si no se viene conmigo
esta noche del parrando
la seguiré donde vaya
así me pasen cien años
pero tiene que ser mía
porque estoy enamorado.
Narrador: Casilda, que está llena de celos, de
odio y de rabia, no pudo más que reventar.
Casilda: Claro, sí eso es lo tuyo; me
tienes a mí, tienes a la perra esa de la esquina y tienes la india, esa
cucarachera piojosa en la costa el caño y andas buscando más.
Narrador: Pero, Severiano, trata de tranquilizar
a su mujer, para que calme los celos.
Severiano: Ya, ya, mujer, ya vas a comenzar
con lo mismo de siempre, vas a tener que decirme quién es el lengua larga ése,
que viene a meterte chisme, debe ser un desgraciao que está interesao en
ti ¿Por qué más va a ser?
Casilda: Sí, chisme, chisme. Seguro que las dos
viejas esas que tienes atravezá son embustes también, que quisiera volverme
bruja bien mala pa´ agarrá por los pelos a todas esas viejas quitamachos, quien
no te conozca que te compre, segurito que andas como perro entiempao,
atrás de esa otra vieja.
Severiano: No, no, no, no vale, si me
pongo a ponerte cuidao me vuelvo loco, búscame la ropa porque me voy es ya.
Narrador: Severiano le echa mano a su cuatro y
emprende viaje con destino al baile de Paso Ancho. Contento y entusiasmado
cantaba estas coplas en voz baja.
S: Yo no tengo hijo chiquito
ni perrito que me lata
ni me importa noche oscura
pa´ robarme una muchacha
porque al paso ´e mi caballo
la puedo llevar en anca.
La gente dice que soy
como la jalea de parcha
que el que la prueba una vez
la idea nunca se le pasa
y si no come bastante
siempre vivirá con ansia.
ni perrito que me lata
ni me importa noche oscura
pa´ robarme una muchacha
porque al paso ´e mi caballo
la puedo llevar en anca.
La gente dice que soy
como la jalea de parcha
que el que la prueba una vez
la idea nunca se le pasa
y si no come bastante
siempre vivirá con ansia.
Narrador: Severiano va feliz y se alegra aún más
porque ya comienza a oír el arpa y los copleros del baile, pero en el rancho,
Casilda, no sabe la desgracia que le espera. Había un fulano, a quien
apodaban “Burro Tusero”, esperando que Severiano saliera para atacarle la
mujer, valiéndose de los chismes, más infames, para ponerlos en mal vivir.
Burro Tusero: ¡Buenas noches, Casilda! ¿Qué
estás haciendo?
Casilda: Pasa chico, que estoy acostada.
Narrador: Casilda, que tenía dos meses de haber
dado a luz, estaba con fiebre y nerviosa, pero sin embargo lo hizo sentarse a
su lado.
Burro Tusero: Se fue tu querido marido, ¿verdad?
Casilda: Sí, se fue, ese anda por Los
Aguanales, ¿qué más?
Burro Tusero: Casilda, Casilda, ¿hasta cuándo, mi
amor?, estoy cansado de decirte que te vayas conmigo. Yo te quiero, te amo, te
adoro, pero tú ves el sol por él, bueno no importa, si supieras la última… pero
no te la voy a contar.
Casilda: ¿Y cuál es la última?
Burro Tusero: No, no, no, no te digo nada, ¿ pa´
qué?, si tú no me pones cuidao, me voy más bien.
Narrador: Las horas de la noche avanzan
lentamente y Casilda insiste en que el Burro le cuente.
Casilda: No, no, Burrito, dime, dime, yo te
pongo cuidao, mi amorcito, pero me cuentas, ¿sí?
Narrador: Burro Tusero, seguro de no fallar en
sus deseos, le dice que su propia mamá se acuesta con su esposo Severiano.
Burro Tusero: Bueno, es pa´ que te des cuenta que
ese hombre no te quiere, mira, ayer pasé por casa de tu mamá y estaban los dos
acostaos, abrazaítos.
Casilda: ¿Qué? ¿Con mi mamá?
Burro Tusero: Sí…
Casilda: ¿Mi mamá?
Burro Tusero: Sí, tu mamá. Lo vi con estos ojos y
esos tienen tiempo viviendo, donde quiera los encuentro.
Narrador: Casilda se aterroriza al saber que su
mamá vive con Severiano.
Casilda: No, Burro, mi mamá, no,no, no puedo
permitir esto y a mi mamá mucho menos. Lo arreglaremos por la mañana.
Narrador: Burro Tusero no resiste el pánico y
arranca a correr para su casa. Casilda decide esperar a su mamá en horas de la
mañana. ¿Qué pasará cuando la mamá de Casilda venga a traerle la taza de café
como siempre acostumbra? Mientras se desliza la lóbrega noche, Severiano
discute verso a verso con otro coplero por el amor de Timotea.
Severiano: Ay, mire cámara, me dijeron
ique, usted que le estaba cantando a mi negra Timotea, pero eso sí,
pa´ llevásela pues.
Mateus: Bueno vale: ¿qué quieres tú, que le
cante a los machos?
Severiano (S):
No es que le cante a los machos, cámara, sino que esa mujer está comprometía
conmigo y usted, muy bien lo sabe. Vamos a cantarle los dos, si tú te la
ganas peleamos y si yo me la gano, bueno, usted, verá qué es lo que va hacé.
Mateus (M):
Bueno, vamos a echále pichón. Maestro, arpista, arránquese ahí con un
joropo bueno:
Camarita Severiano,
Usted, que viene llegando
para que cante conmigo
aquí lo estoy esperando.
Camarita Severiano,
Usted, que viene llegando
para que cante conmigo
aquí lo estoy esperando.
S: Oiga, cámara Mateus,
salí de casa temprano
a cantar con el que fuera
esta noche en el parrando.
salí de casa temprano
a cantar con el que fuera
esta noche en el parrando.
M: Yo siempre tengo en costumbre
cuando me hallo parrandeando
de enamorar a las mujeres
directamente cantando.
S: Yo también tengo lo
mismo
Compréndalo, usted, paisano,
y si me toca pelear
con mucho gusto lo hago.
Compréndalo, usted, paisano,
y si me toca pelear
con mucho gusto lo hago.
M: Morenita Timotea,
ahora que te veo bailando
acuérdate vida mía
de lo que hablamos temprano.
ahora que te veo bailando
acuérdate vida mía
de lo que hablamos temprano.
S: Piénsalo bien, mi negrita,
que no puede andar brincando
tenemos un compromiso
¿qué broma te está pasando?
que no puede andar brincando
tenemos un compromiso
¿qué broma te está pasando?
M: Amorcito de mi vida,
soy yo, quien te está llamando,
no le hagas caso a ese loco
que lo que está disvariando.
soy yo, quien te está llamando,
no le hagas caso a ese loco
que lo que está disvariando.
S: Cuidao, cámara Mateu,
mire que se está pasando…
loco será su papá,
usté y todos sus hermanos.
mire que se está pasando…
loco será su papá,
usté y todos sus hermanos.
M: No hagas caso Timotea,
que yo lo estaba cazando
él anda buscando pleito
desde que venía llegando.
que yo lo estaba cazando
él anda buscando pleito
desde que venía llegando.
S: Ponga cuidao, Timotea,
lo que a mí me está pasando
fue que la gente me dijo
que él te estaba enamorando.
lo que a mí me está pasando
fue que la gente me dijo
que él te estaba enamorando.
M: Te voy a decí una cosa,
camarita Severiano,
esa mujer me la llevo
así me lleven los diablos.
camarita Severiano,
esa mujer me la llevo
así me lleven los diablos.
S: Tenga cuidao usté, Mateu,
no vaya a andar desandando
de que amanezca aventao
no tiene nada de raro.
no vaya a andar desandando
de que amanezca aventao
no tiene nada de raro.
M: Compa, si piensa matarme
tiene que hacerlo temprano
porque más tarde en mi casa
estoy con Timotea acostao.
tiene que hacerlo temprano
porque más tarde en mi casa
estoy con Timotea acostao.
S: Le voy a decí una vaina
no me esté mamando gallo
yo no me juego con sute
por no amanecer chorreado.
no me esté mamando gallo
yo no me juego con sute
por no amanecer chorreado.
M: Sepa y entienda, ño loco,
que yo no juego con nadie
modere sus palabras
porque, usté, está equivocado.
que yo no juego con nadie
modere sus palabras
porque, usté, está equivocado.
S: Tú dices que me equivoco
y yo digo lo contrario
aquí te va un pescozón
ño abusador depravado.
y yo digo lo contrario
aquí te va un pescozón
ño abusador depravado.
Narrador: Mateu le riposta y le arranca la
camisa con desesperación, Timotea interviene en favor de Mateu, y Severiano al
ver la acción de Timotea se llena de ira, y de un solo pescozón la sacude
contra el suelo, con tan mala suerte que al caer se raja la cabeza con
una piedra y muere instantáneamente, pero interviene el Comisario y le da la
voz de arresto.
Comisario: ¡Estás preso, criminal! Mataste
esa mujer, camina conmigo, te dije ya.
Narrador: Los efectos de la fiesta pararon en
esto: Severiano a la cárcel, Timotea al cementerio, Mateu asustado y
nervioso coge el monte a la fuga. Pero en la casa de Casilda las horas de
la mañana eran aterradoras. Casilda al ver llegar a su progenitora enloquece
furiosamente y le mete candela al rancho, teniendo a su hijo adentro (se oyen
llantos de un recién nacido); mientras las llamas incontenibles desvastan el
humilde rancho, Casilda cuchillo en mano, le asesta tres cuchilladas a su pobre
madre, que herida mortalmente, exclamaba agonizando:
Madre de Casilda: ¡Me has quitao la vida, Casilda! ¡Me
has quitao la vida, Sayona!¡Le has quitao la vida a tu propia madre, que te
trajo al mundo!¡Maldita serás toda la vida! Sin Dios y sin Santa María andarás
por todo el mundo, en busca de los hombres pa´ aliviar tu pecao, pero no lo
lograrás, porque te acordarás de este momento, y perderás al hombre que te
acompañe. Permita Dios y que así sea.
Narrador: Casilda o la Sayona, como lo
llamó su mamá, al oír estas palabras se fue transformando; los ojos se le
pusieron rojos que casi echaban candela, se desgarró la ropa y creció de tal
forma que sobrepasó los árboles, los colmillos le crecieron tanto que parecía
un león y cuando unos viejecitos empezaron a rezarle para ver si la salvaban,
salió a la carretera y sólo se oía un grito desolador que estremecía los
mastrantales como si fuera un ventarrón (se oye un alarido con voz de
mujer); A partir de este momento comienza la macabra aparición de una
mujer que ataca a los hombres que andan por travesías con las noches oscuras.
La leyenda se extiende a lo ancho de los caminos, tal como aquí les informamos.
Hija de Pancho Rengifo: Ah, mamaíta, tu
sabes que la mujer esa que iba machucando a don Trino, anoche iba matando a tu
ahijao, por´hay en el lavandero.
Esposa de Pancho Rengifo: ¡Ay Dios mío!
Muchacha, ¿y está muy mal?
Hija de Pancho Rengifo: Mamá, de la fiebre
que tiene está hablando disparates.
Esposa de Pancho Rengifo: Dios mío, a mí sí me
da miedo esas cosas; fíjese el tiempo que tuvo loco don Trino y así tu papá
quiere irse a jugá gallos pa´ Mantequeral.
Pancho: Sí hombre, no ves que yo soy tan tonto
pa´ dejáme machucá. Si es mujé la machuco yo a ella, y si es hombre que se
disfraza ya me le va a quitá las conchas a este chaparro con el filo el lomo.
Hija de Pancho Rengifo: Papaíto, no digas
eso, si tú vieras como está Ponsolino no fueras pa´ ninguna parte.
Pancho: No
hombre, hija, yo soy hombre que me agarro con cinco y a todos les doy combate,
¿ahora le voy a tené miedo a espantos? Ja, ja, já, ¡No juegue, esa es la
última! Páseme los gallos, mija, que me voy. Me esperan mañana.
Narrador: Pancho Rengifo, hombre muy parrandero,
a quien apodaban “el Macho”, porque nunca creía en nadie, monta en su caballo y
pone rumbo al baile y riñas de gallos. Cuando ya se aproxima al Paso de Buría
se encuentra con un viajero.
El Viajero del Camino: Compañero de camino,
¿ pa´ ´ónde va poray, tan apurao?
Pancho: Pa´ las fiestas de Pedro Lara, compay,
que dicen que hay unos gallos muy buenos.
El Viajero del Camino: Pero, esos gallos
son pa´ mañana, compañero.
Pancho: Sí, compañero, pero esta noche hay un
baile, que no me lo puedo perder ni que estuviera pulgao.
El Viajero del Camino: No, compañero, sí
ese baile es pa´ mañana también. Usted, ¿no sabe que por aquí no se puede pone
fiesta de noche?
Pancho: ¿Cómo
que no se puede poné qué?
Décima sexta voz: Mire compañero, aquí después de las
nueve de la noche, no puede andar fuera de la casa, porque en cualquier parte,
que usted, ande se encuentra con la Gritona.
Pancho: Será
con la Sayona.
El Viajero del Camino: Esa es la misma,
compañero, y aquí mismo al pasar el caño donde hay una palma y un
matapalo gacho, ahí le sale a la gente, dicen que ique es alta, pelo largo, muy
elegante, y se les pone alante diciéndoles que la sigan y los que la
siguen después que los tiene perdidos, los convida a que se acuesten con ella,
pero después que se acuestan se vuelve un esqueleto bien feo, enormes
dientes y les pega un grito en la oreja que los deja locos por mucho tiempo.
Pancho: Ja,
ja já. No me eche broma, compañero. Usted, ¿cómo que no le gustan las mujeres?
Usted, ¿cree que a mí me sale una mujer convidándome y la voy a perdonar? Nooó.
El Viajero del Camino: Compañero, no se
burle, mire que esas cosas no son pa´ juguete ¿Por qué no se regresa conmigo,
más bien, compañero? Mañana nos vamos juntos.
Pancho: No
hombre, compañero, a mí me llaman el Macho, en la fiesta nos vemos.
Narrador: Pancho continúa su marcha confiando
que el baile era esa noche, pero antes de llegar al Paso, se encontró un rancho
viejo, donde estaba una mujer en el tranquero vestida toda de blanco.
Sayona: Mire señor, ¿pa´ dónde va por´hay?
Narrador: Paró Pancho en silencio, pensando si
sería verdad lo que le contó “el Viajero” y la mujer insiste.
Sayona: ¡Señor!, es con usté. Respóndame que
tengo miedo.
Pancho: ¿Qué
quiere, qué se le ofrece, qué se le ofrece, qué se le ofrece?
Sayona: Yo me llamo Verónica y voy pa´ la
fiesta ´e Mantequeral, pero me da miedo irme sola. Usté, ¿no quiere
llevame?
Pancho: Es
que yo no sé dónde queda eso.
Sayona: Bueno, yo le digo por dónde es.
Pancho: ¿Y
el marío suyo dónde está?
Sayona: No, yo no tengo hombre. Usté, ¿no
quiere representarme en el baile?
Pancho: Bueno,
vamonó
Sayona: ¿De dónde viene por´hay?
Pancho: Yo
vengo de La Mata Negra. Y usted, ¿vive sola en esa casa?
Sayona: Sí, yo vivo sola, porque así puedo
llevá al que yo quiera.
Pancho: A pues, claro que sí ¿Y si yo le digo
que me lleve, usted, me lleva?
Sayona: Bueno, ¿por qué no? Pero, ¿yo le
gusto?
Pancho: Claro
que me gusta. Cuando usté, me dio la mano sentí algo, como deseos de está con
usted.
Sayona: A mí también, me provocas mucho, pero,
¿no sé qué dices?
Pancho: Bueno,
que el bocao que está pa´ uno, lo mejor es coméselo ¡Al distapá!
Sayona: Vamos a devolvernos, ¿quiere?
Pancho: Claro que quiero, devolvámonos, pues.
Narrador: El “Macho” Pancho, sin darle más
tiempo a que la mujer reaccionara de otra forma, le echa el brazo al cuello y
la toma de una mano, trata de descubrirle la cara para acariciarla, pero la
mujer comienza a desvestirse. ¿Y cuál sería la sorpresa cuando la mira desnuda?
Se le transforma en un esqueleto demasiado horrible y le pegó un grito en la
oreja que lo dejó sin sentido (se escucha un fuerte alarido).
Sayona: ¿Te gusta las mujeres fáciles, verdad?
Aprovécheme machito, que eso es lo tuyo. ¡ Ah, Toma, sucio inmundo! (se oyen
nuevos alaridos, bofetadas y golpes).
Narrador: Pancho empieza a lanzar puñetazos,
cabezazos y patadas al esqueleto pero no logra pegarle, mientras que el
esqueleto se lanza contra él, golpeándole fuertemente, Pancho sigue
furioso; pero no logra nada y está tan agotado que se va a parar y se cae, se
está desmayando… ya no levanta los brazos, se está cayendo, ya no tiene
fuerzas… se cayó y el espanto sigue encima rematándolo.
Sayona: Aaaauu…uu, oouuu…
Narrador: Llega la mañana del día siguiente y
comienzan las fiestas de Pedro Lara. Pasan las horas del nuevo día y
llega el atardecer, cuando viene un hombre desnudo y la piel desgarrada por los
espineros, la gente piensa que es un animal y corren a su captura, pero éste,
sólo tenía en mente la imagen del espanto y los confundía con él (Se oyen
los alaridos de Pancho), los gritos que pegaba eran tan espeluznantes y
despavoridos que asustó a toda la gente y se les perdió a la carrera.
Declamador: Unos galleros que pasaban por el
matapalo gacho lo encontraron en agonías de la muerte.
Narrador: Pero, como estaba irreconocible, uno
de los del grupo piensa que es el hermano y empieza a llamarlo.
Gallero 1: ¿Eleuterio? ¿Eleuterio, qué te pasó,
hermanito? Compadre Agapito, este es Eleuterio, compadre.
Gallero 2: No hombre, compadre, ese no es,
pero, vamos a ver quién es.
Narrador: Cuando ellos tratan de identificarlo,
él mismo le responde con voz agotada por el cansancio.
Pancho: Yo
soy Pancho, yo soy Pancho, no me abandonen, llévenme a mi casa, ay, una mujer
muy fea, muy fea, tenía la cara como una rana y el cuerpo era un esqueleto y
unos dientes demasiado grandes, ahí viene, quítenmela, quítenmela, no me dejen,
no me dejen, no me dejen llevar, llévenme a mi casa, ahí viene, me va a llevar.
Narrador: La Sayona estaba con ellos, y no la veían, pero piensan que el hombre se estaba muriendo, preparan una cruz de mastranto y empiezan a rezarle; así fue que pudieron quitársela de encima. Dice la leyenda que le tiene mucho miedo a la cruz. Dicen que su misión es perseguir a los hombres para descansar de penas, y que cada hombre que cae en sus manos es un pecado menos para ella. Esto que, ustedes, terminan de oír ha sucedido, y sucede, en las noches oscuras y solitarias del Llano adentro.
Narrador: La Sayona estaba con ellos, y no la veían, pero piensan que el hombre se estaba muriendo, preparan una cruz de mastranto y empiezan a rezarle; así fue que pudieron quitársela de encima. Dice la leyenda que le tiene mucho miedo a la cruz. Dicen que su misión es perseguir a los hombres para descansar de penas, y que cada hombre que cae en sus manos es un pecado menos para ella. Esto que, ustedes, terminan de oír ha sucedido, y sucede, en las noches oscuras y solitarias del Llano adentro.
Fuente:
-Wikipedia
-culturizando.com
-mitos-leyendas-urbanas blogspot.com
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