Autor: Alexis Machado
CAPITULO 3
ALGUNAS COSTUMBRES
DE CONVIVENCIA
Y EDUCACIÓN HOGAREÑA DE AQUELLOS TIEMPOS
.
En esta década no existía hambre ni miseria
porque la gente trabajaba de sol a sol a “brazo partido” sin escatimar esfuerzo alguno; ademas se conseguía todo a mano; Quien tenía más le provenía ayuda
y le prestaba al que tenía menos, sé pract icaba la ayuda mútua entre vecinos,
los trabajos en
su mayoría se realizaban
en "cayapa"; que consistía en
que cuando un vecino tenía que hacer un trabajo
de envergadura, requiriendo de varios obreros
y carencia de recursos económicos para sustentarlos; entonces
los demás vecinos lo hacían en mancomunidad sin costo alguno de mano
de obra.
Se acostumbraba el reparto de la "olla de carne", que era la norma de enviar una pulpa y un hueso por parte del vecino que sacrificara una res para
el consumo particular a los demás vecinos y familiares.
La educación hogareña era admirable a pesar de que la mayoría de la población
era analfabeta; los buenos
modales, la cortesía y el buen trato eran excelentes, la palabra de un hombre tenía
un alto sentido
de responsabilidad y firmeza, el respeto a los mayores era un precepto obligante, se pedía la bendición arrodillado, con los brazos
cruzados y si se usaba sombrero era una regla sin-e-cua-nom quitárselo para cumplir con esa costumbre. Los niños podían ser reprendidos por cualquiera persona mayor, aún siendo
ajeno a la familia;
si eran sorprendidos en alguna que otra travesura. A un menor se le permitía pasar por el medio de 1a reunión de visitantes, ni interrumpir e intervenir en la conversación de los mayores a excepción de que le fuese
solicitado.
Aun cuando los cunavicheros en su mayoría desconocían el "Manual de Carreño"; los buenos modales
durante la comida eran ejemplares. La
mesa era un lugar sagrado
para la familia,
que se respetaba en magno
grado; donde primero
debían ocupar sus puestos las personas mayores,
no se permitía arrimar a la mesa sin camisa ni comer con
sombrero; seguidamente una vez sentados
todos, sé debía dar gracias a Dios por el pan concedido para ese día y luego la persona mayor, que generalmente era el padre de la familia, correspondía el privilegio de comenzar a servir el plato.
Era costumbre
de los cunavicheros, cuando llegaban a los fundos, personas amigas que iban de paso y/o forastero, aun cuando fuesen desconocidos; enseguida se le ofrecía hospitalidad para que se quedara hasta el día siguiente; brindándoles las mejores
comidas, atenciones, el trato afable y cordial. En el momento de continuar su viaje, nunca se permitía que se fuera con las manos vacías y le era entregado cualquier obsequio para que llevara; que podía ser un racimo de plátanos o topocho, una pulpa salada, una cecina "campechaneada" (Carne de falda que recubre la costilla
de la res, que por costumbre de los llaneros es tasajeada en forma de pequeños huecos, salada y puesta a secar al sol.), etc., etc. También era costumbre que los menores antes de acostarse a dormir en la noche y al levantarse con el alba, debían pedir la bendición a los padres, al resto de los familiares mayores y hasta las personas que no pertenecían a la familia y viajeros que en ese instante
estuviesen pernotando en dicho fundo.
FUENTE: Una Década de Vivencias de un Pueblito Provinciano de Alexis Machado Año 2000.
Agradecimiento A la Sra. Dulce Tovar Por facilitarme este Texto y así dar a conocer nuestra historia.
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