"El Tatarabuelo gallego
de el Libertador", "El apellido Ponte seguramente tenga su origen por la ubicación de alguna familia que
tenía su casa próxima a un puente,
y sería conocida
por sus vecinos por lo "da Ponte", por lo tanto podrían existir distintas
familias, así llamadas. Algunas se encumbraron, como la casa de los Aponte del solar de Puentedeume, cuyo señor era Nuño Gil da Ponte, capitán en los reinados de Fruela y Alfonso II el Casto, año 744, que está enterrado en Padrón". El apellido
se utilizo indistintamente como "da Ponte",
"Aponte y Ponte, que en castellano serían "de la Puente",
“el Puente” Y “Puente” (En gallego Ponte
es femenino) José saavedra Rodrígu ez, Enero de 2013, (sic).
Don Feliciano lograría todo lo que presuntamente había
deseado, ocupando el
puesto del hijo de
"la Marín": el dueño de las minas de Aroa; el hombre mas poderoso
y rico de Caracas, poseyendo todos sus bienes,
i ncluyendo la Casa Natal y todo lo que se conoce
en nuestros días como
la Cuadra Bolívar, pues su yerno Vicente Bolívar
del Ponte y Marín fue declarado heredero universal
de todas las posesiones de su madre.
Don Feliciano que no había logrado
para su nieto Juan Vicente el Marquesado de San Luis,
ni el Condado de la Casa
Palacios para Simón de la Santísima Trinidad, en el paroximo de sus "delirios de grandeza" ya se veía como
Gengis Khan alzando a su prole a los cuatro puntos cardinales; esta vez a sus bisnietos como marqueses de la Nobleza criolla, o sea, los hijos de María Teresa del Toro y
Alayza, hija del hermano del tercer Marqués del Toro, Sebastian
Rod ríguez del Toro y Ascanio, cuyo título heredó el primo hermano de María
Teresa, Francisco José Rodriguez del Toro e Ibarra. María Teresa muere inesperadamente; dejando viudo
a Simóncilo quien, para
decirlo en el modo más criollo
del venezolanismo le "echó
la partida pa'tras" arrebatándole su amada
Capitanía General para convertirla en un estado-nación para los
Pardos. La oligarquía colombiana, muy virreynata, hasta el día de hoy, jamás aceptó este "sacrilegio''. Por eso El Libertador, viendo como la oligarquía caraqueña liderada por Miguel Peña, desde Valencia, liquidaba la
Gran Colombia después de haber engatusado a Páez, quien
hiciera todo lo contra rio de lo que haría Emiliano Zapata
en Mexico, se apoderaba
de nuevo del poder político, lo que le hace
exclamar, en consecuencia: Solo logramos
la libertad de España a costa de todos
los demás bienes.
Su guerra
había sido, fundamentalmente, contra
aquella oligarquía cómplice de la corona
por lo que había subido hasta el Potosí para liquidar toda posibilidad de su rereso.: "He
arado en el mar"...
José Tomas Boves, quien era Azturiano, decía que iba a exterminar esa sociedad, "mas perversa que l a cortesana peninsular, para reemplazarla por una descendientes de gallegos verdaderamente noble
y pura desde
los tiempo del Apostol Santiago”... Apendice III-
Treinta años más tarde Zamora recogería
sus banderas bajo el slogan "...Oligarcas
temblad..." comandando las tropas de la Guerra
Federal. Muerto Zamora, la Oligar quía volverá
a l poder, pero esta vez de forma absolu ta, por primera
vez independiente, con Antonio Guzmán Blanco, "El
Ilustre Americano",
quien era hijo de Carlota Bla nco Jerez de Aristeguieta, que descendía, nada menos que de la mismísima Doña Ana de Blanco y Blanco la de la "paga peos "
de la catedral de Caracas; siendo su padre Antonio Leocadio
Guzmán quien fuera el que pronunciara aquella famosa
frase "Vamonos Carlota, que las gallinas
empezaron a cantar como gallos" . Esta frase se la oiría yo, por primera
vez, a mi papá aun siendo un niño.
A fina les del Siglo, 1899, Cipriano
Castro recogerá las banderas de Zamora
en nom bre de la "Revolucíón R estauradora" con muy poca suerte
de permanencia en el poder. A finales del Siglo XX, 1999, la historia
vuelve a repetirse, y esta vez recogerá las banderas un genuino zambo barinés, nacido en una vega de una de las a ldeas aledañas a la otrora señorial
Ciudad de Nutrias lo que convertirá a su padre y a dos
de sus hermanos, sucesivamerite,
en los últimos inquilinos
de los aposentos del mismísimo Palacio del Marqués:
Hugo Rafael Chávez Frías, que llegará
al poder en nombre de la Revolución Bolivariana
det Siglo XXI,
enfrentada a una Oligarquía todavía pro-i mperialista, la misma de los: "Realistas" de ayer; los de la
planta insolente; la de los Piti-yankis;los Escualidos; más vario-pinta, eso sí,
y no tan exclusiva, confundida con una Burguesía
surgida del ascenso económico y cultural de los "Pardos" “Y los Blancos de Orilla”: petroleros, por lo que la considerará,
por tanto,
in ferior
a ella, a perpetuidad. La que se
conoce por
definición como Clase Media, la otrora “Sociedad civil” para la derecha, cuando estaba en el poder que ahora denomina "el pueblo': desde la oposición; o como para otros, ante su evidente minusvalía, que los califican de "venezolanos de a pie': estrato socia l que se encuentra entre aquella y los más desposeídos; "los patas en el suelo"; "los barrioteros"; "los margi
nales"; "los niches; los "greñuos"; los "tierrúos"; los "invisibilizados de ayer”; "Ios CIase 'E. ' y 'D', como
l o s l l aman euf·e·misticamente los sabiondos
de la Clase Media Alta, la de con mi especulador no te metas", "les nouveaux
riches", "la classe moyenne misérable" de Víctor Hugo,
quienes los identificaran, políticamente, con el c alifícativo o, mejor
dicho con el remoquete de "Chavistas". Situación
ésta que se encuentra, en "pleno desarrollo" en u n estado
de pre-conmoción social, pre-bélico; en "la Venezuela post petrolera”; como la tratara de vislumbrar yo, con otras
perspectivas desde Brasil, hace más de treinta años, en
mi articulo para El Universal: "Guasdualito, 200 años…”, sin haberse cumplido
otras dos de mis premisas previas:
La Venezuela equi-desarrollada, la Venezuela
del 'Turismo". Otra
vez resuenan los compases: ¡Olgarcas temblad, viva la libertad! He aquí uno demis
articulos en El Universal, publicado el año 2002 que hace referencia a la época de los primeros
años de mi papá en la Periquera
de principios del siglo
XX.
LA BATALLA
DE GUASDUALITO
Pocas batallas, fueron tan heroicas,
para pasar a la posteridad con el nombre del pueblo donde se libraron. Como ésta, descrita por su comandante el general Arévalo Cedeño: ''... Después de varios días de marcha
sobre el Alto
Apure, llegamos a un lugar cercano a Periquera o Guas dualito, donde sólo había setenta
hombres del Batallón Guaicaipuro acantonado en San Fernando. El doctor Vargas resolvió atacarlos y destruirlos; pero a tres leguas de
la plaza, supimos había llegado una fuerza de mayor consideración, procedente del Táchira. Vargas,
sin embargo, continuó la marcha... A las ocho de
la mañana del 21 de Junio
de 1921, llegarnos a El Chinquero, aun cuarto de legua del centro de Guasdualito, donde la fuerza
enemiga, al mando del general
Benicio Jiménez,
constaba del Batallón Rubio, del medio batallón Guaicaipuro, y otras fuerzas, bien atrincheradas en su cuartel y otras posiciones". (Sic).
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"... A lasnueve de la mañana
comenzó el combate, atacando simultáneamentey por distíntos puntos
con las brigadas Páez, Cedeño y Aramendi,
esta última al mando del general Pedro Pérez Delgado
y con el cuerpo
Bravos de la Fronlera, al mando del general Pedro Fuentes... El combate fue feroz y encarnizado. Fatigados ya de aquella lucha tan obstinada, ordené una carga general a las treinta
y tres horas justas del combate;
la cual debía termínar con el atrincheramiento del enemigo. La carga fue dada con una bravura sin igualy el enemigo izó una bandera blanca en señal
de paz' (Sic.). Se peleó en todas sus calles. Don
Isaac Ontiveros, vecino probo
y honorable, testigo de excepción, nos contaría que:
'...
En el cruce de la calle Sucre
con la Calle
Real, el desalojo de los francotiradores de la torre de la iglesia, por el mismo Arévalo Cedeño,
costó tantas bajas, que los heridos se apilaban, sobre un río de sangre...".
Allí caería herido
el general Arria Ruiz y muerto
el coronel Lino Luzardo, sepultado, ahí mismo, en el templo...
Al otro lado de la ciudad,
en una acción digna de la "Venezuela
Heroica", el general Pedro Pérez Delgado, "Maisanta", sable en mano, destrozaría al Batallón Tachirense en El Pozón del Guamo...A los pocos días, "El
Ultimo Centauro", vilmente traicionado, caería preso en Elorza, siendo
trasladado después al Castillo de Puerto Cabello.
Escribiría, Arévalo Cedeño:
"... En medio de aquella carnicería, sentí la desgracia
de la patria .Víctima infeliz de nuestras guerras civiles, por el empeño de
compatriotas extraviados, de sostener a Gómez y a su familia de bastardos...". (Sic). Con un sistema
de terror que ejercían sus jefes civiles:
sátrapas abyectos que, con sadismo,
cometían todo tipo de tropelías
en sus pequeños feudos... Posteriormente, éstos serían
tristemente reeditados en los esbirros de la Seguridad
Nacional.
Me contaría una vez Don
Ramoncito Briceño Torres, testigo de aquellas lides, que en Guasdualito se corría la voz que .Maisanta
arengaba a sus soldados, instruyéndolos de cómo debían
usar el machete: "... Tronconén bajo,
que es pa' sembrar ñame".Queriéndoles decir que cortaran la cabeza a ras del
tronco.
Lo que realmente acelera,
definitivamente, la mudanza de mi padre Cornelio
Aponte para Arauca sería la ínfausta experiencia vivida en la toma militar
de Periquera, por Arévalo
Cedefio, en Junio de 1921. Donde salva su vida milagrosamente. Habiendo adquirido
ya la Casa de Hierro, frente a la Plaza Bolívar, pasó
los días de la ocupación
"Barriga en Tierra".
Esta
casa, la única con techo de
zinc, para aquella época, tenía las paredes
periféricas de cincuenta centímetros de ancho. Las cuales no eran de
bahareque, sino que eran de tierra "pisoneadas " y a la altura del sócalo era de unos treinta centímetros más anchas, por sesenta de alto, que se proyectaba en el interior
de la casa, utilizado en las ventanas
como bancos.
Esta pared, a esa altura, era impenetrable por cualquier bala, sin importar
su tamaño. Cuenta papá, que a los dos días del tiroteo, oye unas voces en el zaguán de unos hombres que entraban en tropel con aspecto
de estar escoltando a un superior. Don Cornelio,
"haciendo de tripas corazones", los recibe y estos le preguntan por el lugar del tinajero y un sillón donde pueda descansar su comandante. Dicho esto,
"en el umbral
del zaguán se asoma la figura de un hombre flaco, más bien bajo, ensangrentado, y todo embarrialado, pues estaba lloviendo a chuso". Esa era la primera vez que mi padre se encontraba, frente a frente, con el que después sería su amigo, el General Emilio Aréva!o Cedeño, conquistador de la plaza de Guasdualito.
Muchos años después,
a mediados de la década
de los '50, en la esquina de la Casa de Hierro, se reunían en tertulia vespertina, todos los días, algunos de los notables del pueblo, y que entre los más asiduos se contaban Don Juan Félix Michilangelli, don Ton Heredia, don Joffre Vallé
y casi todos los integrantes de La Gran Logia Masónica
de Guasdualito, en forma más esporádica. Yo, zagaletón, después
que venía de la escuela, que quedaba a dos cuadras, preparaba las silletas
de cuero y los vasitos para el brandy, el cual tomaban para "amainar el calor". La botella era de forma de una guitarrita y lo l
lamaban: 6 letras,
xxvsop. Mi papá tenía, en secreto,
va rias cajas, guardadas, durante más de diez años, que le habían
sobrado del bar Victoria, en el soberado de la sala de mis tías Aponte, donde tenían éstas, escondidos, unos frascos grandes,
con tapas de unas seis pulgadas de diámetro, llenos de fuertes.
Si algo me enseñaron esas viejitas desde muy niño fue a guardar
secretos. Eran muy circunspectas y se pasaban
todo el día arregladas "como si fueran
a ir a misa" a una igiesia donde tenían un reclinatorio de terciopelo rojo identificado con su nombre. A las seis de la tarde,
cuando venía la luz se sentaban, alrededor de un radio de galena en sus mecedoras de
mimbre que mi papá había
ímportado directamente de
Viena, contaban ellas, en
1927. El año que fuera a Ciudad Bolívar, personalmente. A las 6 PM,
de cada
día, este ritual era fijo, tomando café y fumando cigarrillos Piel Roja. Empezaban con una novela "El Derecho de Nacer", cuyo protagonista era un viejo muy encopetado que se llamaba don Rafael del Junco que había quedado mudo y la gran expectativa
era que no se sabía cuál era el día en que iba a volver a hablar. A mis
tías, que eran muy "ta tititaqui"
les encantaban los escenarios de abolengo de
un
barrío habanero, llamado el Vedado, en los que se desarrollaba la trama, narrada
magistralmente por el locutor. Yo la escuchaba desde
lejos, pues no era apta para mi edad. Aunque muy pendiente, pues a las 7 PM me llamaban
para que oyera mi programa
favorito: Tamakun, El Vengador Errante.
Corno dato curioso, mi primo Tobías le había puesto
"la tierra" al radio con un alambre que terminaba en un clavo que estaba enterrado en una latica de leche "Reina del Campo",
llena de tierra.
La luz se iba a las nueve. Se llamaban
Julia, Clara e Isabel. La
primera era la mayor de quien recuerdo, cuando
estudiaba en la Católica, mi profesor
de Geograffa Económica
era el doctor Pascual Venegas Filardo quien tenía la costumbre de preguntarnos de que pueblo
eran nues·tros padres.
Yo no fui la excepción
y le dije que mi padre era de Libertad
de Barinas; días después me comentaría que su madre también era de allá y que recordaba a una
gran amiga, cuando niña, que
se llamaba Julia
Aponte...
Esta
casa tenía una red de iluminación
de carburo por una tubería de hierro galvanízado de 1/4
de
pu lgada, también importada. El depósito de carburo quedaba en
el corral, al lado del chiquero. Me acuerdo que a mi papá le llevaba un compadre, todos los dos de Enero, un cochinito, recién
nacido, que era sacrificado los 20 de Diciembre. Proporcionando la carne para las hallacas y la manteca para gran parte del año. La casa nuestra tenía setenta metros de fondo: Jardín, patio, traspatio, corral y cañada. Con treinta palos de guayabas
y una empa lizada de guafas, muy bonitas.
Por cierto, frente a la plaza Bolívar,
por la calle Sucre, viv íamos dos familias, los Aponte y los Morales.
La casa pertenecía a Don José Ramón Morales quien era el Registrador del puebio, ciudadano
ejemplar y católico
en extremo, quien comulgaba todos "los primeros
viernes". Casado con doña
María
Paz, matrona perteneciente a una fam ilia de gran abolengo. Tuvieron dos hijos: Nelly
y Miguel, este
últirno General en Retiro de la Guardia Nacional.
Por supuesto que esa casa tenía cañada también.
Miguel y yo, además de vecinos, éramos muy amigos, y construimos
una
embarcación con madera
balsa
que era muy común de encontrar en aquellos
tiempos. Pues era una autén
tica balsa construida con guafas y unos troncos de balso. La usábamos para visitarnos.
Nuestra amistad era clase aparte, y nos llamábamos
ln de Efra y Mi de Guel. Hoy en día, ya septuagenarios, nos seguimos llamado así. Cada uno tenía un perro: Nerón Morales y Titán Aponte. Por cierto,
había otro perro:
Bri tánico Moreno con el que correteaban juntos en la plaza cuando lo llevaba de visita otro buen amigo: Enrique Moreno; quien era hermano de las muchachas
más bonitas del pueblo. Me acuerd o de Alicia,
que me queda ba embelesado mirándola. Su papá era Don Valeriano,
rigurosísimo como todos esos viejos de antes,
y mandaba a Enrique de chaperón con perro
y tod o. Eran también
muy amigas
de mis hermanas,
junto con Nelly; y se visita
ban, bajo el rigor de la cita previa
y duración preestablecida. En la adolescencia se acrecentó esta amistad, y como estudiábamos por fuera, en vacaciones
nos dedicábamos a darles serenatas a las muchachas. Nos turnábamos en el canto acompañados por el ya virtuoso guitarrista el Negro Ortiz,
quien pasaba buscándome
por la casa primero que a Miguel. A
las diez en pu nto de la noche, yo pendiente, escuchaba los acordes
de la contraseña. De inmediato me trasladaba
al traspatio a brincar la empalizada que era muy bonita,
de guafas, peligrosamente lanceoladas en las puntas. Miguel, entre tanto, educado en la rigurosidad de los horarios se trasladaba al "Palo Gallinero" donde dormían
una gallinas de doña María que él se encargaba de enseñarlas a "dar
la pata" a la manera de los loros. Solo bastaba
que le tocara, sucesivamente, entre las patas para que estas dormidas se encaramaran en su mano. Después vendría lo más difícil que era su traslad
o desde el gallinero hasta una ventana,
del frente de la casa, que no tenía rejá, distante a unos 40 metros, sin que se despertara en la travesía. Una vez alcanzada la calle, "Cachinche",
como le decíamos cariñosamente a nuestro juglar, éste procedía a agarrarla por el pescuezo
sin soltarla hasta no llegar a donde una comadre
que nos alcahueteaba con la hechu ra
del sancocho.
FUENTE:
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
Archivo de Indias, España
Archivo Histórico de la Nación, Caracas, Venezuela
"Los Muxicas Guariqueños de la Independencia;' Carlos Alfonso Váez
"Manifiesto de Manteca!':Eduardo Hernández Guevara
Wikí pedia
Los Amos del Valle", Herrera Luque
"Las Casas Muertas", Miguel Otero Silva
"Tiempos”, Edmundo Díaz Colmenares
Arauca" dela Comisión Andina de Juristas, Seccional Colombia. Serie informe Regionales de los Derechos Humanos". "ElTatarabuelo GallegodeEl Libertador''. José Saavedra Rodríguez
Edición del Ministerio del Poder Popular para la Cultura
Colaboradora:
Julia Rosa Urdaneta
Se imprimieron 300 ejemplares de este titulo el mes de octubre de 2017 en el Sistema Nacional de Editoriales Regionales
Capítulo - Apure
Agradecimiento especial a mi buen amigo "El Chino" Camejo por facilitarme esta historia para compartir con ustedes
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