En la época de sequía,
los sábados se reunían las familias en la playa del río Sarare,
en un lugar muy bonito sombreado por grandes apamates en flor. El nombre de
La
Manga venía porque estaba próximo al lugar por donde
pasaban el ganado que llevaban a los Andes. Encallejonado, hasta el río, en largos corrales de madera llamados
"mangas". La fiesta consistía en la preparación de un delicioso ponche, secreto de larga
tradición. Era todo un ritual. Metiendo en una gran camaza varias
docena de yemas de huevo que debían ser batidos por un "molinillo'' de madera, guardado celosa mente por su dueña doña Goya Laya de Pérez: Matrona
madre de las Pérez Laya, muchachas, aunque de una generación anterior,
famosas por su belleza.
Una de ellas, Rosa, se casó con Joffre Vallée, la madre de Marina, La Nena, Adriana, Mariela, y dos varones Joffre y John; Niñas que la superarían en belleza por el componente francés y mapuche chileno de su padre . Eran nietas de don Federico Vallée, un franco chileno inmensamente rico, poseedor
del último Barco de Chapaletas
que navegara el Sarare. Había invertido gran parte de su fortuna, traída de Chile, en la compra de una gran extensión de la selva de Caparo para ser víctima después
de uno de los despojos
de tierras más famosos de la región. Su hijo Joffre, honorabilisimo caballero de Guasdualito, pasó toda la vida, gastando
toda su fortuna peleando contra la Nación para que le reconocieran el precio justo de su
valor
ante la irrisoria suma que le ofreciera el Gobierno como indemnización. Don Federico
también construiría u na embotelladora
de refrescos, con un sabor de la colita, inolvidable, su marca era Lucky Club.
Doña
Goya era abuela también
de los Ortiz Pérez:
Manolo, Carlos, José, Reina ldo y Elodía que llegaría
ser una linda
adolescente de nuestra sociedad.
Otras
muchachas,
asiduas
asistentes
a
estos paseos, eran: Lilia Aponte,
Blanquita Loggiodice, Martha Heredia y Nelly Morales. Habla un personaje, muy peculiar, amante del chisme y la cizaña,
que podía decirse es inherentes en estas autollamadas: High Society, con modales
tan afeminados como el de las muchachas; de quienes era íntimo, cuchicheándose
todo
el
tiempo acerca de los enamorados de éstas, se llamaba Héctor
Briceño.
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Entre las damas que recuerde que preparaban el Ponche estaban doña Ilva Laporta, hermana
menor de doña María Laporta de Gríeco; doña Victoria
de Filardo, la esposa de don Eloy; doña Lilia Michelangelli de Gainza; doña Isabel de Grieco,
la otra hija de don
juan Félix Michelangelli; doña Rafaela Luque de Navas, la esposa de
don Armando Navas;
doña María Paz de Morales; doña
Ana de Moreno y doña Elba Vallée
de Laporta, hija de
don Federico, quien era mi madrina de bautizo junto con mi padrino don Juan Laporta. Por cierto, un detalle a señalar era que las tarjetas de invitación de mí bautizo
iban aderezadas, en la esquina superior derecha,
con una monedita de oro del tamaño de un real que la llamaban "un
cuarto de morocota", que a mi me parece valían
menos. Aunque era la usanza de aquella
época, no todo el mundo lo podía hacer. Una vez hablando con mi papá, de mí caso particular, me comentó:
"mi compadre lo podía
hacer porque era el 'Banco'
del pueblo, y que para ese entonces estaba
pretendiendo a Elbita
y no le importaba botar la casa por la ventana". Mi mamá,
doña Li!ia de Aponte, que tenía que estar presente
en el paseo, porque si no no dejaba ir a las muchachas,
siempre tan estricta, se llevaba
"el Pulpo", que era un látigo hecho con ocho pedazos de correas
de las máquinas de cocer, para recordarnos el peligro de los caribes y las precauciones que debíamos tener. Nunca lo llegó a usar pero el solo imaginarse lo que
podía doler bastaba para que todo el mundo ''andara
derechito". Se puso de moda entre las madres del grupo, quienes lo mandaban
a prestar cuando
las circunstancias requerían un grado de intimidación mayor a los incontrolables varones.
Por
ese entonces había otra bebida
muy famosa, que también se hacía con huevos, conocida
como Leche de Burra. Pero
el Ponche era otra cosa,
muy especial. A las muchachas, ya zagaletonas, se los dejaban
tomar y nos pasaban un poquito para probarla.
Infinitas anécdotas se
generarían de esos famosos paseos sabatinos: me contaba
nuestra poetiza Trinita Michelangelli Milano
que en tertulia con doña Carmen de Fontana ésta le refirió la forma corno se conoció
con el doctor Dante
Fontana, quien posteriormente sería su esposo. Cuenta Trinita, textualmente: “...la comidilla del pueblo era que había llegado un Médico
Veterinario, para quedarse, italiano
y muy buen mozo. Enloqueciendo a casi todas las
muchachas, casaderas, hasta el colmo de emperifollarse
todas
las tardes para pasearse, por si acaso se lo encontraban, en la
plaza. Yo, que me contaba
entre las
bonitas del pueblo, todavía muy joven, no me hacía ilusiones
porque ya era viuda y con dos muchachos". (Sic).
No pasaron dos sábados para que el joven médico
fuera
invitado al paseo de La Manga y así ser presentado en sociedad. Continúa doña Carmen: "...Ese sábado, aprovechando que el dueño del 'Carro de
Buey'
en el que venía de El Amparo, vivía por allí, me fui directo
al paseo. Después de doce horas de camino, toda cansada
y desaliñada, llena de polvo del camino me
lo presentaron. Fue amor a primera vista, después me confesaría
que desde
ese mismo primer instante
se volvió loco por mí. ¡Yo también! Pero no le di
el sí, hasta después de mucho tiempo de rogarme
para que
me casara con él..." (Sic). Doña Carmen había heredado
de su primer esposo, Raque Loggiodice, el puesto de maestro de la única escuela
que había en el pueblo y le tocó reemplazarlo como maestra
de la misma muy joven, y para ganarse su titularidad, le tocó de hacer de maestra rural en El Amparo.
Meses después, le tocaría a Fontana
ayudar a otro musiú: Rodolfo Pozzonyi,
húngaro, a trazar la carretera de la que es hoy la vfa nacional de Guasdualito a
El Amparo, en el tramo después del aeropuerto, en Vara de María.
El comienzo del fin de estos paseos a La Manga,
fue un hecho trágico que enlutara a las familias de Guasdualito. Era costumbre también los paseos domingueros a comer carne asada, Ternera a la Llanera,
a los hatos. Día aciago un domingo
de paseo al hato "El
Caimán", aprovechando la recién inaugurada carretera, proveniente de San Cristóbal, por el Gobierno
de Pérez Jiménez. De regreso, en un nefasto accidente
de tránsito, morirían
la preadolescente: Beatriz Dalila
"Totó" González Contreras, hermana de doña Carmen, y doña Goya Laya de Pérez, el alma de los Paseos y de tódos los eventos sociales
de la época. Hecho luctuoso que sumirá al pueblo en un duelo profundo por mucho tiempo.
Muchas jóvenes más, marcarían época en Guasdualito, según su generación, por su belleza.
Jóvenes virtuosas pertenecientes a familias de una sociedad
estricta y exigente, como lo fueran Rafaelita Briceño
Torre, la esposa del Dr. Nepalí Quintero. La catira Elubia Escobar
Fulco, la esposa de Orlando
Orozco Bernal, mi contemporánea,
quien desde niña engalanara los altares de la iglesia vestida de ángel.
Otra de ellas fue Ofelia Vidal que llegó a
ser reina de las Fiestas
Patronales, y conmigo corno su orgulloso paje, con su gracia y ternura que me acompañarían por siempre como uno de mis más gratos recuerdos.
En una de esas tertulias vespertinas, consuetudinarias, donde yo me sentaba retiradito, por si necesitaban algo, le oí comentar
a mi papá que Arévalo Cedeño
había dicho, ya siendo Gobernador
del Estado Guárico,
que los que él nombraba en sus libros eran aquellos araucanos que le habían contribuido para la causa con más de 4.000.000 de
pesos. Papá comentaba al respecto "si yo hubiera sabido eso le hubiera sacado la cuenta
de todo lo que yo gasté
dándole posada y en las 'pequeñas' contribuciones, en especies y en monedas,
que le daba con bastante frecuencia". Una vez, estando yo en la República del Éste tuve oportunidad de conocer a un hijo de Arévalo Cedeño quien al identificarme me trató con mucha deferencia y consideración. Me lo presentó Saúl Alvarado, fundador
y Secretario Vitalicio del Congreso
de esta etérea república; presidida, para ese entonces, por Adriano González León. Saúl era de San Juan de los Morros y había nacido
en su casa materna que tenía once puertas. Al comentarle esta anécdota al hijo de Arévalo Cedeño, refiriéndose a mi papá,
me dijo: "No
lo nombraría en sus libros, pero nos enseñó,
junto a con otros, a respetarlo".
Otra de las anécdotas de aquellas tertulias que recuerdo referida
a los más ricos de la región,
mi papá le dice a Don Heriberto "Ton"
Heredia: tu hiciste lo mismo que Don Santiago Mujica;
que se casó con la muchacha más rica de Arauca:
Fillberta Pérez Romero, al quedar viudo. Tu
como ya te habías casado
con la hija del hombre más rico de Guasdualito: Daniel García; al quedarte viudo te casaste con Estílita
Orozco Bernal la hija del hombre más rico de Pa lma rito: Manuel Orozco.
Doña
Estílita fue la madre de Balbinita y del poeta Aiexis Heredia
Orozco. Fuimos grandes amigos, verdaderos hermanos. Su temprana
desaparición nos llenó de consternación y dolor. Protagonistas de mil "correrías"; siendo la más famosa: la "Correría Llanera...”
...Nosotros nos reuníamos en una casa en Coche perteneciente a Beatriz Heredia
viuda de Salazar, la futura madre del General "Chuy" Salazar Heredia, una de las hijas de Don Ton, del primer matrimonio. Reuniones juveniles de los viernes: "Las
cocheras", que peligrosamente, ya "prendidos", algunas veces,
terminaban en Guasdualito.
Para esa época nos trasladabamos en un Mercury Comet, que yo había comprado "nuevo
de paquete", dijeran los cubanos mayameros. La más recordada
fue una que quedó plasmada en un Corrido,
compuesta por un "verso a verso" entre
mii "paisano"
Alexis Heredia y Carlos Sosa, que quedó inédito; y que compusieran la noche
del día siguiente de haber llegado a Guasdualito y que transcribí, más tarde, en una máquina de escribir
IBM,
de bolita, que yo guardaba,
en mi casa materna. En ese entonces
yo me caracterizaba por tener una "Memoria de Elefante".
Tres páginas, de u na prosa de valor incalculable, poesía vernácula pura, genuina, costumbrista y picaresca, que fueron víctimas también
de los estragos de la creciente de 2002.
Algunos
de sus versos, decían algo así:
Alexis Heredia:
"¡Ay ! Un sábado,
en la mañana, salimos de
la Capital,
A recorrer
carreteras de tierras
venezolanas,
En "cometa"e' tierra
llana, manejándolo Efraín
Por curvasy
rectas sin fin, como unayegua
alazana.
Efraín, a mí me dice: vámonos
a Barquísimeto...
¡j Verdaíta y
cómo no! . A donde
están los Loggiodice;
El Cometo
nos maldice y nos lleva complaciente,
A buscá estos
vagabundos para tomar
aguardiente.
Llegamos de madrugada,
La puerta
nos las abrió
el mismo Rafael
Ramón.
Estaban allí
Aragón y mi colega Tucán.
Abrazosy ¿Cómo están?,
era reunión de doctores,
Y mi colega propuso trasladaros a Dolores.
En la tarde, Omar,
preparando la movida
Contactó unas
muchachas en barrías
de Vararída
Pero no se sabe
que pasó, con dichas
mujeres finas,
Pues el Cometa
salió, esa noche,
pa' Barinas.
Llegando a Barrancas...
Alexis Heredia:
Cantandito íbamos todos, formando un curioso coro,
Cuando dice Carlos Sosa: en el bar "Los Cimarrones
Hay un maizal muy bonito, como
pa' volverse un loro
Y que por esa razón pasó a llamarse, por siempre,
Con el nombre de Tucán.
Carlos Sosa:
Nos paramos, a aplacá la sed y el hambre
Con una cerveza fría.
Nos tomamos cuatro cajas
¿Quién sería el que pagaría...?
Cuando dice Pico e' Tusa: ¡Este
vainero me fía!
Porque el dueño de este bar es como farnilia mía
Alexís Heredja:
Me paré a pagar la cuenta
y me fui hasta el mostrador.
Los botones
de la camisa me los quitó un jodedor
Porque le daba dolor al ver como a mí me fiaban...
Y E.fraín pago la cuenta
por ser un hombre de honor:
Alexís había reconocido al dueño del bar que era un mecánico
que les llevaba Miguel Ángel Orozco, para que les arreglara la
maquinaria en el hato Caracaral.
Ya de regreso
a Caracas, final de la Correría, a la altura de Ma
racay, en fa Autopista Regional
del Centro:
Alexís Heredía:
En el Trébol de El Umón,
Por cierto
estaba lloviendo,
Dejamos a Cunenito,
Limpie cito y maldiciendo...
Hoy, esos, mis dos grandes amigos, están muertos.
¡Vida cruel e im placable!
Otro contemporáneo de
nuestra infancia, era un carajito muy repelente desde chiquito. Rico de cuna, su padre, un gran señor,
pagaba dos horas más de luz, hasta las 11 PM, para celebrarle su cumpleaños. Hecho que se hizo tradición, "pública y notoria" fijándole en su mente la idea que él era "la ú!tima gota de Coca
Cola en el desierto".Comentario que cuando venía a colación
en nuestras tertulias y muchacherías; se esponjaba atreviéndose hasta mirarnos por encima del hombro. Era bajito, más bien chiquito, regordete y culoncito. Carlos Sosa, celoso porque pretendía a
una de sus hermanas: las Sosa Lima, lo bautizó con el remoquete de "Cunene",
por su andar muy peculiar, con su colita
levantadita. Terminado de construir el hotel Cuibas. que había sido diseñado por el famoso arquitecto: Luís
Alejandro Aragort, quienes fuimos compañeros de universidad
en Carolina de Norte, bajo el criterio arquitectónico de ''la
línea recta, el color gris de la obra limpia encofrada en moldes que
dibujaran líneas
verticales, similar
a los techos de zinc de las casas circundantes", realmente le imprimió una gran espectacularidad; materializada, posteriormente, por un
premio que
le fuera
otorgado por su diseño... Esto era demasiado para la mente enfermiza y envidiosa del susodicho, convirtiéndosele en una fijación que no pudo superar. Sintiéndose
eclipsado en sus echonerías, en tertulia con sus nuevos amigotes: "...Solo oficiales militares y profesionales universitarios..." Quienes no tenían ni idea quien era yo; soltó, entre otras pendejadas, esta perla: "...ahora sí nos jodimos, pues, el Conde construyó su castillo, con su burgo y todo, lo que nos convierte a todos
en su plebe..." Estaba un genera, amigo mío, que me lo contó; los demás, quienes ni siquiera sabían mi nombre,
cuando querían referirse al hotel, lo hacían llamándolo
el "hotel del Conde"... Cunene, por cierta afinidad con mi familia, estaba enterado de toda esa leyenda... Es más, la copia del documento donde aparecía el hijo de Don Federico firmándose como "¡Federico Pérez y Subirí,
Conde de la Casa de Zafra" me lo suministró él con mucho alborozo y alegría,
para ese entonces.
Muchos fueron los que de milagro
pudieron huir a Arauca para asilarse hasta la muerte
del tirano Gómez. Este fue·el caso de Clovis Stella Lamus quien
logra escaparse del camino carretero que comunicaba a Guasdualito con Arichuna donde lo tenían prisionero "parigualiando". Descendiente de esos italianos que llegaron ·a Guasdualito en la misma época que llegaron los de Arauca. Más tarde, éste se casaría
con Carmen Pérez Quiroz de cuyo matrimonio nacieron Clovis, Amalia
y Celina, esta última casada con uno de esos descendientes de esos italianos que refundaron a Guasdualito, a principios del Siglo
XX, José Bocaranda Leitón, de
cuya unión tienen un hijo: Andrés José.
Don Cornelio, nuestro padre,
se casaría con su hermana Lilia Pérez Quiroz, de quien transcribimos un artículo del historiador, Exer Armando Fulco, que sobre su vida publicó la revista
guasdualitense "Tolvaneras".
FUENTE:
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
Archivo de Indias, España
Archivo Histórico de la Nación, Caracas, Venezuela
"Los Muxicas Guariqueños de la Independencia;' Carlos Alfonso Váez
"Manifiesto de Manteca!':Eduardo Hernández Guevara
Wikí pedia
Los Amos del Valle", Herrera Luque
"Las Casas Muertas", Miguel Otero Silva
"Tiempos”, Edmundo Díaz Colmenares
Arauca" dela Comisión Andina de Juristas, Seccional Colombia. Serie informe Regionales de los Derechos Humanos". "ElTatarabuelo GallegodeEl Libertador''. José Saavedra Rodríguez
Edición del Ministerio del Poder Popular para la Cultura
Colaboradora:
Julia Rosa Urdaneta
Se imprimieron 300 ejemplares de este titulo el mes de octubre de 2017 en el Sistema Nacional de Editoriales Regionales
Capítulo - Apure
Agradecimiento especial a mi buen amigo "El Chino" Camejo por facilitarme esta historia para compartir con ustedes
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