REDES SOCIALES

martes, 25 de febrero de 2020

LOS PÉREZ DE ARAUCA (PARTE VI)






En la época de sequía, los bados se reunían las familias en la playa del río Sarare, en un lugar muy bonito sombreado por grandes apamates en flor. El nombre de La   Manga venía porque estaba próximo al lugar por donde pasaban el ganado que llevaban a los Andes.   Encallejonado, hasta el río, en largos corrales de madera llamados "mangas". La fiesta consistía en la preparación de un delicioso ponche, secreto de larga tradición. Era todo un ritual. Metiendo en una gran camaza varias docena de yemas de huevo que debían ser batidos por un "molinillo'' de madera, guardado celosa mente por su dueña doña Goya Laya de Pérez: Matrona madre de las Pérez Laya, muchachas, aunque de una generación anterior, famosas por su belleza.

Una de ellas, Rosa, se casó con Joffre Vallée, la madre de Marina, La Nena, Adriana, Mariela, y dos varones Joffre y John; Niñas que la superarían en belleza por el componente francéy mapuche chileno de su padre . Eran nietas de don Federico Vallée, un franco chileno inmensamente rico, poseedor del último Barco de Chapaletas que navegara el Sarare. Había invertido gran parte de su fortuna, traída de Chile, en la compra de una gran extensión de la selva de Caparo para ser víctima después de uno de los despojos de tierras más famosos de la región. Su hijo Joffre, honorabilisimo caballero de Guasdualito, pasó toda la vida, gastando toda su fortuna peleando contra la Nación para que le reconocieran  el precio  justo  de su  valor  ante la irrisoria suma que le ofreciera el Gobierno como indemnización. Don Federico  también construiría u na embotelladora de refrescos, con un sabor de la colita, inolvidable, su marca era Lucky Club.

Doña Goya era abuela también
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de los Ortiz Pérez: Manolo, Carlos, José, Reina ldo y Elodía  que llegaría  ser  una    linda  adolescente de  nuestra sociedad.  Otras  muchachas,  asiduas  asistentes  a  estos paseos, eran: Lilia Aponte,  Blanquita Loggiodice, Martha Heredia y Nelly Morales.  Habla  un  personaje,  muy peculiar, amante del chisme y la cizaña, que podía  decirse es inherentes en estas autollamadas: High Society, con modales  tan afeminados como el de las muchachas; de  quienes  era  íntimo, cuchicheándose  todo  el  tiempo acerca de los enamorados de éstas, se llamaba Héctor Briceño.

Entre las damas que recuerde que preparaban el Ponche estaban doña Ilva Laporta, hermana menor de doña María Laporta de Gríeco; doña Victoria de Filardo, la esposa de don Eloy; doña Lilia Michelangelli de Gainza; doña Isabel de Grieco, la otra hija de don juan Félix Michelangelli; doña Rafaela Luque de Navas, la esposa de don Armando Navas; doña María Paz de Morales; doña Ana de Moreno y doña Elba Vallée de Laporta, hija de don Federico, quien era mi madrina de bautizo junto con mi padrino don Juan Laporta. Por cierto, un detalle a señalar era que las tarjetas de invitación de bautizo iban aderezadas, en la esquina superior derecha, con una monedita de oro del tamaño de un real que la llamaban "un cuarto  de morocota", que a mi me parece valían menos. Aunque era la usanza de aquella época, no todo el mundo lo podía hacer. Una vez hablando con mi papá, de caso particular, me comentó: "mi compadre  lo podía hacer porque era el 'Banco' del  pueblo,  y  que para ese entonces estaba pretendiendo a Elbita y no le importaba botar la casa por la ventana".  Mi mamá, doña Li!ia de Aponte, que tenía que estar presente en el paseo, porque si no no dejaba ir a las muchachas, siempre tan estricta, se llevaba "el Pulpo", que era un látigo hecho con ocho pedazos de correas de las máquinas de cocer, para recordarnos el peligro de los caribes y las precauciones que debíamos tener. Nunca lo llegó a usar pero el solo imaginarse lo que podía doler bastaba para que todo el mundo ''andara derechito". Se puso de moda entre las madres del grupo, quienes lo mandaban a prestar cuando las circunstancias requerían un grado de intimidación mayor a los incontrolables varones.

Por ese entonces había otra bebida muy famosa, que también se hacía con huevos, conocida como Leche de Burra. Pero el Ponche era otra cosa, muy especial. A las muchachas, ya zagaletonas, se los dejaban tomar y nos pasaban un poquito para probarla. Infinitas anécdotas se generarían de esos famosos paseos sabatinos: me contaba nuestra poetiza  Trinita  Michelangelli Milano que en tertulia con doña Carmen de Fontana ésta le refirió la forma corno se conoció con el doctor  Dante   Fontana,  quien  posteriormente   sería  su esposo.  Cuenta   Trinita,   textualmente: ...la   comidilla del pueblo era que había  llegado un  Médico Veterinario, para quedarse, italiano y muy buen mozo. Enloqueciendo a casi  todas   las muchachas, casaderas, hasta  el colmo  de  emperifollarse  todas  las tardes  para  pasearse, por si acaso se lo encontraban, en la  plaza. Yo, que me  contaba  entre  las bonitas  del pueblo,  todavía  muy joven, no me hacía ilusiones porque  ya era viuda y con dos muchachos". (Sic). No pasaron dos sábados para que el joven  médico   fuera invitado al paseo de La Manga y así ser presentado en sociedad. Continúa doña Carmen: "...Ese sábado, aprovechando que el dueño del 'Carro de Buey' en el que venía de El Amparo, vivía por allí, me fui directo al paseo.  Después de doce horas de camino, toda cansada y desaliñada, llena  de polvo del camino me  lo presentaron.  Fue  amor a  primera  vista,  después me  confesaría  que desde ese mismo primer instante se volvió loco por mí. ¡Yo también! Pero no le di el sí, hasta después de mucho tiempo de rogarme para  que me casara con él..." (Sic). Doña Carmen había heredado de su primer esposo, Raque Loggiodice, el puesto de maestro de la única escuela que había en el pueblo y le tocó reemplazarlo como maestra de la misma muy joven, y para ganarse su titularidad, le tocó de hacer de maestra rural en El Amparo.

Meses después, le tocaría a Fontana ayudar a otro musiú: Rodolfo Pozzonyi, húngaro, a trazar la carretera de la que es hoy la vfa nacional de Guasdualito a El Amparo, en el tramo después del aeropuerto, en Vara de María.

El comienzo del fin de estos paseos a La Manga, fue un hecho trágico que enlutara a las familias de Guasdualito. Era costumbre también los paseos domingueros  a comer carne asada, Ternera a la Llanera, a los hatos. Día aciago un domingo de paseo al hato "El Caimán", aprovechando la recién  inaugurada  carretera,  proveniente de San Cristóbal, por el Gobierno de Pérez Jiménez. De regreso, en un nefasto accidente de tránsito, morirían la preadolescente: Beatriz Dalila "Totó" González Contreras, hermana de doña Carmen, y doña Goya Laya de rez, el alma de los Paseos y de tódos los eventos sociales de la época. Hecho luctuoso que sumirá al pueblo en un duelo profundo por mucho tiempo.

Muchas jóvenes más, marcarían época en Guasdualito, según su generación, por su belleza. Jóvenes virtuosas pertenecientes a familias de una sociedad estricta y exigente, como lo fueran Rafaelita Briceño Torre, la esposa del Dr. Nepalí Quintero. La catira Elubia Escobar Fulco, la esposa de Orlando Orozco Bernal, mi contemporánea, quien desde niña engalanara los altares de la iglesia vestida de ángel. Otra de ellas fue Ofelia Vidal que llegó a ser reina de las Fiestas Patronales, y conmigo corno su orgulloso paje, con su gracia y ternura que me acompañarían por siempre como uno de mis más gratos recuerdos.

En una de esas tertulias vespertinas, consuetudinarias, donde yo me sentaba retiradito, por si necesitaban algo, le comentar a mi papá que Arévalo Cedeño había dicho, ya siendo Gobernador del Estado Guárico, que los que él nombraba en sus libros eran aquellos araucanos que le habían contribuido para la causa con más de 4.000.000 de pesos. Papá comentaba al respecto "si yo hubiera sabido eso le hubiera sacado la cuenta de todo lo que yo gasté dándole posada y en las 'pequeñas' contribuciones, en especies y en monedas, que le daba con bastante frecuencia". Una vez, estando yo en la República del Éste tuve oportunidad de conocer a un hijo de Arévalo Cedeño quien al identificarme me trató con mucha deferencia y consideración. Me lo presentó Saúl Alvarado, fundador y Secretario Vitalicio del Congreso de esta etérea república; presidida, para ese entonces, por Adriano González León. Saúl era de San Juan de los Morros y había nacido en su casa materna que tenía once puertas. Al comentarle esta anécdota al hijo de Arévalo Cedeño, refiriéndose a mi papá, me dijo: "No lo nombraría en sus libros, pero nos enseñó, junto a con otros, a respetarlo".

Otra de las anécdotas de aquellas tertulias que recuerdo referida a los más ricos de la región, mi  pa le dice a Don Heriberto "Ton" Heredia: tu hiciste lo mismo que Don Santiago Mujica; que se casó con la muchacha más rica de Arauca: Fillberta Pérez Romero, al quedar viudo. Tu como ya te habías casado con la hija del hombre más rico de Guasdualito: Daniel García; al quedarte viudo te casaste con Estílita Orozco Bernal la hija del hombre más rico de Pa lma rito: Manuel Orozco.

Doña Estílita fue la madre de Balbinita y del poeta Aiexis Heredia Orozco. Fuimos grandes amigos, verdaderos hermanos. Su temprana desaparición nos llenó de consternación y dolor. Protagonistas de mil "correrías"; siendo la más famosa: la "Correría Llanera...”
...Nosotros nos reuníamos en una casa en Coche perteneciente a Beatriz Heredia viuda de Salazar, la futura madre del General  "Chuy" Salazar Heredia, una de las hijas de Don Ton, del primer matrimonio. Reuniones  juveniles de los viernes: "Las cocheras", que peligrosamente, ya "prendidos", algunas veces, terminaban en Guasdualito. Para esa época nos trasladabamos en un Mercury Comet, que yo había comprado "nuevo de paquete", dijeran los cubanos mayameros. La más recordada fue una que quedó plasmada en un Corrido, compuesta por un "verso a verso" entre mii "paisano" Alexis Heredia y Carlos Sosa, que quedó inédito; y que compusieran la noche del día siguiente de haber llegado a Guasdualito y que transcribí, más tarde, en una máquina de escribir  IBM, de bolita, que yo guardaba, en mi casa materna. En ese entonces yo me caracterizaba por tener  una  "Memoria de Elefante". Tres páginas, de u na prosa de valor incalculable, poesía vernácula pura, genuina, costumbrista y picaresca, que fueron víctimas también de los estragos de la creciente de 2002.
Algunos de sus versos, decían algo así:

Alexis Heredia:
"¡Ay ! Un sábado, en la mañana, salimos  de la Capital,
A recorrer carreteras de tierras venezolanas,
En "cometa"e' tierra llana, manejándolo Efraín
Por curvasy rectas sin fin, como unayegua alazana.

Efraín, a me dice: vámonos a Barquísimeto...
¡j Verdaíta y cómo no! . A donde están los Loggiodice;
El Cometo nos maldice y nos lleva complaciente,
A buscá estos vagabundos para tomar aguardiente.

Llegamos de madrugada,
La puerta nos las abrió el mismo Rafael Ramón.
 Estaban allí Aragón y mi colega Tucán.
Abrazosy ¿Cómo están?, era reunión de doctores,
Y mi colega propuso trasladaros a Dolores.
En la tarde, Omar, preparando la movida
Contactó unas muchachas en barrías de Vararída
Pero no se sabe que pasó, con dichas mujeres finas,
Pues  el Cometa salió, esa noche,  pa' Barinas.
Llegando a Barrancas...

Alexis Heredia:
Cantandito íbamos todos, formando un curioso coro,
Cuando dice Carlos Sosa: en el bar "Los Cimarrones
Hay un maizal muy bonito, como pa' volverse un loro
Y que por esa razón pasó a llamarse, por siempre,
Con el nombre de Tucán.

Carlos Sosa:
Nos paramos, a aplacá la sed y el hambre
Con una cerveza fría. Nos tomamos cuatro cajas
¿Quién sería el que pagaría...?
Cuando dice Pico e' Tusa: ¡Este vainero me fía!
Porque el dueño de este bar es como farnilia mía

Alexís Heredja:
Me paré a pagar la cuenta y me fui hasta el mostrador.
Los botones de la camisa me los quitó un jodedor
Porque le daba dolor al ver como a me fiaban...
Y E.fraín pago la cuenta por ser un hombre de honor:
Alexís había reconocido al dueño del bar que era un mecánico
que les llevaba Miguel Ángel Orozco, para que les arreglara la
maquinaria en el hato Caracaral.
Ya de regreso a Caracas, final de la Correa, a la altura de Ma­
racay, en fa Autopista Regional del Centro:
Alexís Heredía:
En el Trébol de El Umón,
Por cierto estaba lloviendo,
Dejamos a Cunenito,
Limpie cito y maldiciendo...

Hoy, esos, mis dos grandes amigos,   están muertos.
¡Vida cruel e  im placable!

Nosotros, los íntimos, le decíamos a Omar Loggiodice, ''Aragón", por el cura del pueblo que se apellidaba así. Cosa que hoy no entiendo. A no ser que se refiriera a su estilo refinado y a su forma circunspecta de expresarse. Cualidades de las que carecía dicho cura  quien más bien, me parece a mí, era ordinario. Omar y Rafael eran hijos de Doña Carmen Helena González, mi maestra de escuela, en quinto grado; y vivían, en Barquísimeto, en la casa de un pariente llamado Angelo García Sosa; quien al enterarse de mi presencia, me abrumó con inmerecidas atenciones; con un Don de Gentes, poco común para esa fecha. Era hijo de Doña Juana Sosa de García, dama muy apreciada  de la sociedad de Arauca.


Otro contemporáneo de nuestra infancia, era un carajito muy repelente desde chiquito. Rico de cuna, su padre, un gran señor, pagaba dos horas más de luz, hasta las 11 PM, para celebrarle su cumpleaños. Hecho que se hizo tradición, "blica y notoria" fijándole en su mente la idea que él era "la ú!tima gota de Coca Cola en el desierto".Comentario que cuando venía a colación en nuestras tertulias y muchacherías; se esponjaba atreviéndose hasta mirarnos por encima del hombro. Era bajito, más bien chiquito, regordete y culoncito. Carlos Sosa, celoso porque pretendía a una de sus hermanas: las Sosa Lima, lo bautizó con el remoquete de "Cunene", por su andar muy peculiar, con su colita levantadita. Terminado de construir el hotel Cuibas. que había sido diseñado por el famoso arquitecto: Luís Alejandro Aragort, quienes fuimos compañeros de universidad en  Carolina de Norte, bajo el criterio arquitectónico de ''la línea recta, el color gris de la obra limpia encofrada en moldes que dibujaran líneas verticales, similar a los techos de zinc de las casas circundantes", realmente le imprimió una gran espectacularidad; materializada, posteriormente, por un  premio que  le fuera otorgado por su diso... Esto era demasiado para la mente enfermiza y envidiosa del susodicho, convirtiéndosele en una fijación  que no pudo superar. Sintiéndose eclipsado en sus echonerías, en tertulia con sus nuevos amigotes: "...Solo oficiales militares y profesionales universitarios..." Quienes no tenían ni idea quien era yo; soltó, entre otras pendejadas, esta perla: "...ahora nos jodimos, pues, el Conde construyó su castillo, con su burgo y todo, lo que nos convierte a todos en su plebe..." Estaba un genera, amigo mío, que me lo contó; los demás, quienes ni siquiera sabían mi nombre, cuando querían referirse al hotel, lo hacían llamándolo el "hotel del Conde"... Cunene, por cierta afinidad con mi familia, estaba enterado de toda esa leyenda... Es más, la copia del documento donde aparecía el hijo de Don Federico firmándose como "¡Federico Pérez y Subirí, Conde de la Casa de Zafra" me lo suministró él con mucho alborozo y alegría, para ese entonces.

Muchos fueron los que de milagro pudieron huir a Arauca para asilarse hasta la muerte del tirano Gómez. Este fue·el caso de Clovis Stella Lamus quien logra escaparse del camino carretero que comunicaba a Guasdualito con Arichuna donde lo tenían prisionero "parigualiando". Descendiente de esos italianos que llegaron ·a Guasdualito en la misma época que llegaron los de Arauca. Más tarde, éste se casaría con Carmen Pérez Quiroz de cuyo matrimonio nacieron Clovis, Amalia y Celina, esta última casada con uno de esos descendientes de esos  italianos que refundaron a Guasdualito, a principios del Siglo XX, José Bocaranda   Leitón,   de   cuya unión tienen un hijo: Andrés José.
Don Cornelio, nuestro padre, se casaría con su hermana Lilia Pérez Quiroz, de quien transcribimos un artículo del historiador, Exer Armando Fulco, que sobre su vida publicó la revista guasdualitense "Tolvaneras".


FUENTE: 
BIBLIOGRAFÍA

Archivo de Indias, España
Archivo Histórico de la Nación, Caracas, Venezuela
"Los Muxicas Guariqueños de la Independencia;' Carlos Alfonso Váez
"Manifiesto de Manteca!':Eduardo Hernández Guevara
Wikí pedia
Los Amos del Valle", Herrera Luque
 "Las Casas Muertas", Miguel Otero Silva
"Tiempos”, Edmundo Díaz Colmenares
Arauca" dela Comisión Andina de Juristas, Seccional Colombia. Serie informe Regionales de los Derechos Humanos". "ElTatarabuelo GallegodeEl Libertador''. José Saavedra Rodríguez
Edición del Ministerio del Poder Popular para la Cultura      
 Colaboradora:
                                         Julia Rosa Urdaneta

Se imprimieron 300 ejemplares de este titulo  el mes de octubre de 2017 en el Sistema Nacional de Editoriales Regionales
Capítulo - Apure


Agradecimiento especial a mi buen amigo "El Chino" Camejo por facilitarme esta historia para compartir con ustedes




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