ANDRÉS ELOY BLANCO EN APURE
Al impulso de la feliz idea del traslado
de los restos mortales del Poeta Cumanés Andrés
Eloy Blanco al Panteón Nacional
donde reposaran definitivamente, hecho plausible que se viene realizando con los de otros insignes venezolanos, rememorar los tiempos y hechos gráficos
en que en Apure, propiamente en San Fernando, vivió
Andrés Eloy. Obligación repito porque este hijo que le nació
grande, grande en lo ecuánime
y asequible, fue ejemplo de afecto
puro y sincero para todas sus gentes.
La obra poética
de Andrés Eloy, desde su iniciación o muy cerca de ella,
muy ligada ésta a San
Fernando que lo vio transitar por sus calles, tranquilo y sereno,
murmurando en el corazón y en el alma el enorme acervo de rimas,
versos y poemas, así al evocar su nombre es ya cántico para la inmortalidad. Y nadie
más digno y cónsono exponente de la belleza
del estilo, de la facilidad
de la rima, de la sonoridad del verso que esta Aeda Luminoso, amador de lo bello y de lo grande,
cantor de la Epopeya como de lo intrascendente y humilde de todo lo cual hacia
poemas, tan sencillos
y bien traídas, que llegamos a la osadía
de imaginarnos podríamos haberlos hecho nosotros mismos.
Por
eso Andrés Eloy Blanco Poeta de pueblos y de generaciones. Nos
dejó herencia una vasta y fabulosa obra literaria donde cada fragmento es una irradiante maravilla, y cada maravilla una estrella de un universo creado por su inagotable inspiración. La gente que ayer lo conocieron y de sus labios oyeron
sus versos como los de hoy, que de lectura sólo lo conocen, lo tienen y lo sienten como el Poeta más fecundo y el cantor del más puro sentir venezolanista y hondamente popular aún en este momento
histórico tan materialista y politizado.
Andrés Eloy Blanco vivió
muchos años en esta ciudad, donde
ejerció su
profesión de abogado
y plasmó muchos de sus poemas. Se le admiraba
y se le tenía singular
aprecio por su sencillez
y ecuanimidad, por humildes y gentiles como cosa nuestra.
Fue
un
factor preponderante de cultura e innovación a través
de sus numerosos recitales poéticos
ofrecidos generosamente a todas las clases sociales, y donde el pueblo
concurría presuroso a los locales del "London Cine" y "Teatro
Escalante" para oírlo, entusiasmado.
Estando aquí apareció
su primera obra poética
"Tierras que me Oyeron", de cuyas páginas
se desglosaban poemas
y actos alegóricos para ser representados como “El
Huerto de la Epopeya”, en la clebres veladas artísticas de la época.
Organizadas por distinguidas
familias a beneficio de obras humanitarias. Nunca más después
hemos vuelto a Ver estas representaciones que se hacían
en el "Teatro Escalante", a pesar del alarde despreciativo que se
hace hoy de lo viejo y anticuado,
lo de ayer y lo nuevo e innovar lo de hoy, actos donde
palpitaba arte, cultura, estilo aunado de lo bello, al buen gusto y a lo moral sin remilgos.
Poemas entre ellos "El Limonero del Señor", "Dulce Mal", "Paráfrasis del Poeta", "El Poema del Apure"
y otros muchos oímos en los labios de Andrés Eloy, con esa mímica, con esa expresión, con esa cosa tan suya del buen decir y sentir, que su triunfo del Certamen
Latinoamericano para las Cinco Repúblicas Bolivarianas, promovido por los Reyes de España, cuyo premio consistía
en una Flor Natural prendida
por las manos de la Reina de España en la solapa del saco del triunfador, más cien mil pesetas. Se sintió además
de un premio bien otorgado, un triunfo Apureño
aun cuando Andrés Eloy lo era de corazón.
De
esta ciudad de San Fernando partió
Andrés Eloy para España. Un
incidente oímos de sus labios a su regreso aquí, fue lo sucedido en la capital española, donde en el "Teatro Real Madrid" le sería impuesta la Flor Natural,
y
se recitaría el "Canto a España", un declamador nato y profundo enamorado de su obra como él, su principal
motivo y halago
era hacer tal recitación con todo el énfasis
y corazón que el acto requería, pero allí, quien sabe por cual razón, se había seleccionado a un declamador de oficio para que lo realizara. Grave fue para Andrés Eloy esta sorpresa, y con esa cultura de
que dio clase en todos los sucesos graves
de su vida, impuso su derecho de autor y su razón
de haber ido de América
a España a recitar su histórico poema. Al terminar el acto estruendosos aplausos estremecieron los palcos del "Teatro Real de Madrid'', en oblación al Poeta.
En
España escribió varios poemas, sobresalientes "Las Uvas del Tiempo" canto nostálgico a la
madre ausente una noche de navidad de Año Nuevo, sólo y lejos del hogar y de la patria, en esa
costumbre española de comer doce uvas al son de las doce campanadas
de la media noche.
Antes de regresar Andrés Eloy a Venezuela, aquí en San Femando se organizó una velada
literaria en la cual se recitó por primera vez el "Canto
a España", y otros poemas del autor, reveladora del interés y premura del pueblo por su poeta.
Ya en Caracas, Andrés Eloy, se organizaron muchos actos y festejos en su honor. Caracas estuvo de Fiestas
y alegría todo el tiempo que el poeta hizo acto de presencia allí, en todas le pedían
recitaran el "Canto a España'" en forma incansable. En uno de estos agasajos ofreció recitar no su "Canto a
España", sino otro de los poemas
concursantes,
ya que por especial deferencia se los permitieron ver. Y recitó el "Canto a España" del poeta José Tadeo Arreaza Calatrava, allí presente.
El más sorprendido de todos fue el mismo José Tadeo, quien al abrazarlo agradecido y sincero le pidió calladamente guardar la incógnita. Así fue este hombre cuya muerte se dijo primero fue accidente de tráfico en una carretera Mexicana, no faltando
quien lo atribuyera a crimen político. La verdad fue un infausto suceso, amargo y doloroso
para su familia, sus amigos y todos cuantos
tuvieron el honor de conocerlo, y cuya desaparición física lloran las Musas que tan benignas, pródigas
y fecundas le fueron.
Cuando le fue posible volvió Andrés
Eloy a San Fernando,
aquí se le recibió con
alborozada alegría, y comenzó su vida de siempre, pero por poco tiempo. En su recital que fue el último, con el mismo amor,
con el mismo estilo recitó su "Canto a España", que ya había publicado en el periódico local "Letras", también "Las Uvas del Tiempo" y otros. La ida de Andrés Eloy Blanco marcó una época que poco a poco fue desapareciendo con los
cambios políticos
y el devenir del tiempo.
Andrés Eloy Blanco era un hombre de regular
tamaño, delgado, de hablar afable y pausado, lleno de gracia en sus expresiones, que no cansaba
oírlo, de cara flaca hasta huesuda, que daba la impresión de mayor edad de la que tenía, suponiendo le roía un mal interior. La última vez que lo vi fue después de
la caída de Medina Angarita, se paseaba solitario
cabizbajo por los corredores del Capitolio Federal.
Su venida
a Apure fue debido
a su debilitamiento físico, Preso estaba en "La
Rotunda", producto de las primeras agitaciones contra
Gómez, y su familia y sus amigos temían
por su muerte, por el mal trato que allí se recibía. También lo temía
su amigo el General José
Vicencio Pérez Soto, que admiraba en Andrés Eloy su hombría
de bien y sus grandes dotes de poeta. Pérez Soto le
gustaba versificar y rodearse de intelectuales y poetas.
Ante el General Gómez, personalmente solicitó su libertad, y al obtenerla invitó
a Andrés Eloy para su mayor seguridad a acompañarlo a San Fernando
donde ejercía la Presidencia del Estado. Entre Pérez
Soto y Andrés Eloy no hubo obligaciones de ningún orden, fue
un acto de nobleza y desinterés de parte de Pérez Soto, situación que fue
aceptada por el poeta a suplicas de su familia y amigos.
En esas disputas
entre Dioses
inmortales, en los humanos pasmados y confusos nos quedamos,
expresó el poeta Santos Chocano, que el calzaría con su firma cualquier poema de Andrés Eloy Blanco, a lo que ripostó este, que no calzaría con su firma
el mejor
poema de José Santos
Chocano.
Andrés Eloy Blanco
no ha muerto,
vive en el alma de sus poemas y
en el corazón de su pueblo.
Tomado de la Recopilación Histórico Cultural REPUNTES II-
EL SAN FERNANDO DE AYER DE Edgar de Jesús Decanio
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