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lunes, 9 de marzo de 2020

EL RONCADOR DEL PASO DE LAS MUJERES




Don Rafael Bezara, propietario del Hato Santa Rita,
hombre corpulento, cazador de tigres en el llano apureño.



Autor: Edgard de Jesús Decanio


EL RONCADOR DEL PASO DE LAS MUJERES 


Nos lo Cuenta Payito:

Llegamos al Hato Santa Rita después de aterrizar en el Hato El Frío donde nos esperaban las camionetas, Gerardo Sansón, Luis Iribaren, Ángel Graterol, Carlos Muller, Enrique Sibletz y fuimos recibidos cordialmente por su propietario Rafael Bezara (q.e.p.d). Todo fue alegría, Teníamos como ayudante a Salomón Medina, Pepino di Papo (chofer y mesonero de Gerardo), Fragachán como mecánico y "Boca de Chivo" como baquiano.


Nos tomamos unos cuantos whiskysitos antes de comernos la ternera que nos tenía preparada Rafael. Todo era cordialidad y simpatía. Cuentos y recuerdos de otros viajes, comentamos todos. Por cierto que Rafael recordó el lance en el que estuvo a punto de perder la vida entre las garras de un tigre herido de muerte. Estos animales son peligrosos en todo momento. Rafael estaba con Abraham su hermano menor, y lograron con los perros parar a un tigre como de 90 kilos, Rafael iba armado con un rifle 30 - 30 y Abraham portaba solo un cuchillo en la cintura. Disparó Rafael al tigre y este corrió con los perros detrás y se paró en una zona muy montañosa. Los ronquidos defendiéndose de los perros eran impresionantes, cuando llegaron nuevamente Rafael y Abraham. El primero trato de abrirse paso, y Abraham le dijo: Rafael no le entres a ese animal que está sumamente bravo y además herido, espera que se desangre un poco más. Pero Rafael, preocupado por sus perros sepa el monte con el cañón del rifle para abrirse paso y de pronto le salió el tigre con las patas delanteras en alto y le quitó el rifle de sus manos. Rafael agarró al tigre por detrás de las garras  y se fue de espalda con el empuje que traía el animal y cayó al suelo. El tigre comenzó a tratar de romperle la cara y en una oportunidad una de sus uñas le rozó el párpado izquierdo y se lo cortó. Con las patas de atrás, le rasgaba las piernas. Imagínense como sería la situación para los dos hermanos. Abraham indefenso pues solo contaba con el cuchillo, sacó este de su vaina y se montó a caballo sobre la fiera y empezó a clavarle el cuchillo en el lomo y en el cuello. El tigre al sentir estas heridas se sol de Rafael con movimientos violentos se llevó por delante al hermano que quedó momentáneamente debajo del tigre pero este quedó con las garras hacia arriba lo que no le permitió herirlo. Rafael aprovechó el momento para incorporarse, recoger el rifle y matar al tigre encima de su hermano. A Rafael tuvieron que traerlo de urgencia a Caracas pues tenía 32 heridas en diversas partes del cuerpo. Por cierto que estuvo hospitalizado en la Clínica  de González Lugo, de Salvador de León a Socarras y yo le visité con frecuencia, pues trabajaba en el Banco Agrícola y Pecuario y este estaba instalado precisamente frente a la clínica.

Al día siguiente instalamos el campamento en un lugar llamado "Morichito" debajo de un gran higüero. Recorrimos la zona en busca de huellas y solamente vimos unas poco viejas. El indio que vivía en Morichito nos dijo que había varios tigres, pero no logramos ver sus huellas. Sin embargo como la zona era montañosa, en la cual es difícil que marquen las pisadas, resolvimos soltar a la mañana siguiente a los perros, más que todo por animarnos y a ver si cazábamos un canuagaro para que los perros entraran en acción y estuvieran preparados cuando encontráramos los tigres.

Al poco rato oímos a los perros latiendo fuertemente. Empezamos a correr por el monte y pronto nos separamos todos. Tuve la suerte de llegar primero al sitio donde los perros estaban viendo hacia arriba, se trataba de un gran aceite. Busque al animal en todas las ramas gruesas centrales y no lo veía a pesar de que sabía que el animal se había encaramado en ese árbol por la actitud de los perros. En eso llegaron Luis Iribarren y Boca de Chivo y este último vio un puma o león como le llamamos nosotros, en uno de los extremos del árbol, en unas ramas que no cómo soportaban el peso del animal. Se lo mostró a Luis y este lo mató con un tiro certero de su rifle "Cachirulo" como el cariñosamente lo llamaba. Nos alegramos mucho por el éxito del primer lance y regresamos al campamento.

Estuvimos dos días más  y como no veíamos huellas de tigres, resolvimos irnos al Hato Turagua para ver si teníamos más suerte. Acampamos en el "Paso de las Mujeres" en la costa del caño 70 y se nos unieron el catire Hullet y J.M Ardila, Rafael Bezara se quedó en Santa Rita pues tenía que despachar algunas reses. De baquiano estaba con nosotros Víctor Peña, que era Caporal del Hato Turagua.

La primera noche, como a las 7 p.m. pasó roncando un tigre muy cerca de donde estábamos acampados. Al día siguiente nos dedicamos en la mañana a organizar bien el campamento ya que habíamos llegado muy tarde y solamente tuvimos oportunidad de colgar las hamacas, instalar la planta eléctrica y preparar algo de comida. En la tarde salimos a buscar las huellas del tigre y muy pronto comenzamos a verlas, a pesar de que en muchos lugares el ganado ya las había borrado. Nos habíamos alejado bastante del campamento y cuando eran como las 6 p.m. oímos roncar un tigre un poco lejos de donde estábamos. Resolvimos corotearlo y enviamos a Víctor a una de las camionetas que estaba como a 2 kilómetros a buscar el coroto. Nos acomodamos en un playón del Río en la siguiente forma: entre unos árboles que se encontraban enfrente del playón se acomodaron el catire Hullet y Gerardo, del lado derecho se situó Ángel Graterol entre el monte y el resto del grupo nos acostarnos sobre la arena en un barranco, de forma tal que era muy difícil que el tigre nos viera, ni le diera el viento. Comenzamos  a llamarlo y enseguida el tigre nos contestó. Corno a las 8 p.m. ya sentíamos que el tigre estaba muy cerca y venía por la costa del monte y debía pasar por el claro entre los árboles donde estaba Gerardo, Hullet y nosotros. De pronto y sin saber porqué el Catire prendió su linterna y alumbró hacia donde debía venir el tigre y lo espantó. El animal no volvió a roncar en toda la noche, probablemente ya había sido linterneado en otras oportunidades. Como ya era tarde y teníamos bien ubicado al animal resolvimos irnos al campamento y soltarles los perros en la mañana.

Muy temprano llegamos a el playón donde habíamos coroteado al tigre y vimos sus huellas. El animal llegó exactamente al sitio donde habíamos estado acostados y se devolvió hacia la zona desde donde nos había estado roncando la noche anterior.

Soltamos los perros y se pegaron con un animal que corrió por el monte a una gran velocidad. Estuvieron varias veces muy cerca del animal pero este no había forma de que se parara. Corno a las 11 am regresamos al campamento cansados y muertos de sed. Nos bañarnos, almorzamos y dormimos una siesta.

Resolvimos no salir en la tarde para no molestar mucho al animal y a la vez descansar un poco más. En la noche después de la comida, como a las diez p.m. oímos nuevamente al tigre roncando hacia donde nos había roncado la primera noche.

A la mañana siguiente llegamos al playón y vimos nuevamente las huellas del tigre en ambos sentidos, es decir el tigre había ido hacia donde estábamos acampados y luego regresó al mismo monte a donde le habíamos soltado los perros el día anterior.

Soltamos los perros sobre las huellas y pronto empezaron a latir. En el playón se quedaron Gerardo y Carlucho y el resto del grupo nos internarnos detrás  de  los  perros.  Cuando  habíamos  recorrido  como  un  kilómetro,


Observamos por los latidos que los perros se estaban devolviendo, es decir, sus latidos se dirigían ahora hacia el playón a donde estaban Carlucho y Gerardo, al poco rato oímos un disparo y luego varios s. Corrimos hacia el playón y al llegar encontramos que Gerardo le había quebrado la columna al tigre con el primer disparo y los otros fueron de ambos para rematarle.

Se trataba de un tigre joven, como de 80 kilos, que indudablemente estaba detrás de su primer amor.


FUENTE: REPUNTES II-EL SAN FERNANDO DE AYER
                 RECOPILACIONES FUNDACIÓN HISTÓRICO CULTURAL
                 Dr. ITALO FRANCISCO DECANIO D´AMICO



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