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viernes, 17 de abril de 2020

LUCIA COROMOTO CARVALLO DE HERNANDEZ





LUCÍA COROMOTO CARVALLO DE HERNANDEZ
PATRIMONIO CULTURAL VIVIENTE DEL MUNICIPIO PÁEZ

Breve exordio.-
La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes. José Martí.
Quise iniciar con la icónica frase del poeta antillano, este más que merecido reconocimiento público a tan digna e insigne mujer, ya que su argumento interna y declara mi sentir con los hijos ilustres de mi pueblo. Llegó el momento y, se cumplió mi deseo de reflejar en cortas líneas el recorrido de una ontológica y meritoria vida, dedicada con integridad y asiduidad a la formación magistral de varias generaciones de guasdualiteños, quienes en lo educativo y moral tuvieron en ella la luminiscencia indivisa del saber, el pensar y el actuar, por lo que, aun no siendo congeneracional de muchos de sus dicientes, expreso mi gratitud a la maestra Lucia Coromoto Carvallo de Hernández, deseándole años de vida en compañía de su apreciada descendencia, trayendo al contexto lo expresado por el poeta colosense Sófocles: "Solamente es duradero lo que con la virtud se consigue”; y por su preclara virtud humana trascendental, nuestra reseñada debería ser declarada y reconocida como patrimonio cultural viviente del municipio Páez, es justo con ella y con nuestro gentilicio.

RESUMEN BIOGRAFICO-
Lucía Coromoto Carvallo de Hernández, nace esta futura educadora venezolana el 04-04 de 1934, en la población de Bruzual (Manga Aguilera) capital del municipio Muñoz del estado Apure, en el seno del hogar constituido por Luis Antonio Carvallo Orozco (nieto de José León de La Cuesta, general español ganado a la república) oriundo de Puerto Nutrias (Municipio Sosa-Bar) y Rosa Eva Orozco Delgado. Por línea paterna es necesario mencionar que su progenitor junto a sus hermanos Rafael Eduardo, Jesús y Enrique fueron los precursores de la telegrafía en el estado Apure, siendo para la época los encargados de operar el sistema de comunicación que permitía la transmisión de información por medio de impulsos eléctricos, utilizando un código de signos preestablecidos; en cuanto a su ascendencia materna, es bisnieta del general federalista Juan Bruno Delgado, militar de alto rango, partícipe de las campañas del ejército del sur, cuya hoja de servicio fue resumida por el ilustre Manuel Landaeta Rosales como de valor acreditado y de conducta intachable; igualmente por el mismo apellido Delgado es bisnieta de Virginia Cisneros, familiar muy cercana al médico y beato trujillano José Gregorio Hernández, el llamado médico de los pobres.


Llega a Guadualito a la edad de cuatro años, residenciándose en las adyacencias de la solariega casa La Estación, propiedad de la familia Padilla Hurtado. Inicia sus estudios en la rudimentaria escuela Pedro Camejo, años más tarde conocida como Escuela Aramendi, dirigida por doña Inesita Alfonso de Pérez, y en donde dejaron huella distados maestras y maestros como Herminia Pérez, Lucrecia Guerra y Juan Félix Michelangeli. Culminada la educación primaria, y debido a la inexistencia de centros educativos alternos y superiores se ve en la obligación de emigrar a la villa de San Cristobal (Tac) a cursar estudios especiales en el Colegio María Auxiliadora, obteniendo el titulo de maestra normalista a la edad de diecisiete años, lo que resulto una verdadera gesta, siendo la primera guasdualiteña en obtener tan significativo título, siendo que en ese entonces un normalista era considerado como equivalente de excelencia educativa.
Ya de regreso a su terruño se dedica al oficio de corte y costura, desempeñándose como auxiliar de la instructora en la escuela taller de la colombiana Pola de Castellanos, retirada la neogradina, la maestra Lucía queda a cargo y en responsabilidad del centro de formación de aquel grupo de mujeres. En el año 1951 siendo gobernador del estado Edgar Domínguez Michellangeli, recibe su nombramiento como maestra asignada a la Escuela Federal Aramendi, inicia la enseñanza con alumnos de su edad y mayores que ella. 


Dos años transcurren, en 1953 conoce al araucano Marcos Daniel Hernández Brito, con quien toma estado, procreando la unión conyugal a la digna prole: Marcos Eduardo, Luis Antonio, Rosa Yahaira, Oscar Efraín y Lucia Ivelixe. En el año 1954 inicia su labor en el Grupo Escolar Aramendi, construido e inaugurado durante el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, allí se mantuvo ininterrumpidamente durante treinta y cuatro años formando varias generaciones de niños y jóvenes, sembrando en tierra buena la semilla de la gratitud de un pueblo, tal y como se manifiesta en la frase de Martí. Ya en sus años de retiro recuerda con alegría y nostalgia los años buenos de un pueblo bueno, intacta y lucida su admirable memoria, guardadora de la contemporaneidad guasdualiteña. Dios bendiga a esta digna mujer. Para finalizar, para ella lo siguiente:
Mírame con tus ojos para ver a mi pueblo,
muéstrame tus manos para acariciar tu empeño,
que me hablen de ti tus hijos buenos,
que me hablen de ti los niños aquellos,
niños que enseñaste con estoicismo y esmero.

AUTOR: ALJER CHINO EREÚ.-

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