REDES SOCIALES

sábado, 23 de mayo de 2020

ASI ERAN LAS MUCHACHA DE AYER





"ASÍ ERAN LAS MUCHACHAS DE  AYER"



El Recato fue una Conducta Invariable


Los Noviazgos Duraban Largos Años. Comenzaban con furtivos encuentros en las misas de los Domingo; Juego una larga pasantía en la ventana, bajo la rígida vigilancia de los padres, y por último venía el permiso de entrar en la casa una vez por semana.

Simplemente eran, por supuesto, diferentes a las actuales. Eran, por sobre todo, extremadamente femeninas. Ellas mismas -las de la clase media de entonces -compraban los tres metros de chiffon, sedalina, lamé o de seda mercerizada para su nuevo vestido. Estuvo de moda el perfume Soir de Paris, por largo tiempo. Jamás salían sin medias a la calle, pues había el riesgo del susurro o del rumor de la insidia.

El pequeño manual de Carreño era y fue durante muchos años, la guía que dictaba, sin apelación, lo que se debía hacer.

Enumeraba las conductas y las situaciones, el título completo:
Manual de Urbanidad y Buenas Maneras", para uso de la juventud de ambos sexos, precedido de un breve tratado sobre los deberes morales del hombre" escrito por Manuel Antonio Carreño, padre de la eximia pianista Teresa Carreño, acaso la más universal de las artistas venezolanas. La Dirección de Instrucción Pública lo adopta como texto de enseñanza en las escuelas y colegios del país.

En las medio iluminadas calles de San Fernando durante las primeras horas de la noche, a partir de las ocho, una de las notas predominantes era el de un joven parado ante una ventana entre ellos Teofilo Decanio, muy frecuentemente se visualizaban en algunas de las calles principales de San Fernando diversos enamorados, y por supuesto acompañado de su guitarra o un cuatro para así hacer cantares a estas paisanas y para emprender más fuerza un cuartito de brandy. "Buenos partidos", que debían hacer su pasantía y su constancia sentimental. Por supuesto nunca debía ser un "Patiquín o un picaflor". Estos estaban en el index de los padres, sobre todo de la madre, que poseía un olfato único para descubrirlos, además de que ya muchas los conocían por familia.


Con estos ni un segundo de ventana, el permiso de los padres para la joven, siempre acompañado con el aroma de Soir de París, resultaba imprescindible. Antes de que esta etapa del enamoramiento llegara, apenas podían verse los domingos, antes o después de la misa de las nueve. Concluía el casi clandestino encuentro con un paseo por la calle el Río, frente a la casa Barbarito y la Plazoleta Gómez, después de Independencia, por supuesto pasando por la Plaza Libertad. Etapa de paciencia, de apaciguada pasión, más cerca de lo platónico que de la Biología.

Después de esos encuentros, en cierto modo, furtivos, las muchachas debían convencer a sus padres de las virtudes del joven y, sobre todo, que era "Trabajador”.

Hubo noviazgos  que duraban entre 15, 18 y 30 años, tal vez una demostración excesiva de madurez. Entonces era la Venezuela en San Femando, la de los Valses, de las muchachas  que languidecen de amor y que entonces tenían álbum, tocaban piano y se retrataban con sombrillas, y vestidos plumofagiados diseñados en los figurines parisienses, culminándolos los encajes y las gasas de las proximidades  del 900.

Más adelante el romanticismo del año 40 convierte a las mujeres en querubes y las pone a pulsar el arpa, ese romanticismo tardío de las lindes ya del año 1.900 es el romanticismo de un piano nocturno desgranado, los poetas de entonces decían que los pianos se "Desgranaban" sobre la transparencia fragante de las noches criollas, estos espectáculos eran pautados hasta las 9 de la noche en el London Bar.


La serenata de Schubert es la pieza imprescindible que por muchos años dominaba el buen gusto de las muchachas, las mismas que leían a escondidas .a Vargas Vila, cuya venta estaba prohibida, y ellas se pasaban unas a otras los libros del autor, condenado por prescripción moral de las familias a la más absoluta censura. ¡Hay de la joven que fuera sorprendida leyendo a Vargas Vila! Escritor Colombiano que abordaba con desbordante retórica los temas atrevidos  sobre el amor sin tabúes. Para los padres de entonces, ese escritor era el demonio mismo llamado a corromper la pureza de la juventud. Mientras  tanto, los analfabetas encargados de la censura oficial, permitían que entrara al país el libro El Capital, de Carlos Marx, que era un profundo análisis de la Institución familiar a través de la historia.

El analfabetismo ideológico de los funcionarios de la censura permitió que entraran. Cuando los jóvenes novios y sus padres respectivos acordaban finalmente acceder al matrimonio, era imprescindible tomarse una o varias fotografías.

En la noche de la gran gala, en la residencia de la novia, se iban recibiendo los regalos, casi todos importados en su mayoría. Se colocaban sobre la cama de la novia y sus contornos. Los invitados, y era una regla, entrar a la habitación a admirar los regalos: a contarlos; evaluar su calidad y calcular esto, sobre todo el costo.

La novia desbordaba felicidad. El barco del largo noviazgo llegaba por fin a puerto; algo así como Cristóbal Colón cuando Rodrigo de Triana gritó: ¡Tierra! Y así comenzaba un nuevo hogar.

REPUNTES II-EL SAN FERNANDO DE AYER de Edgar de Jesús Decanio. Pag. 240-242

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Blogger Templates