“ESTAMPAS FOLCLÓRICAS”
Por Juvenal Rodríguez Tavares
Legado de la España colonialista, el juego de gallos se enraizó en
la América Latina ,
se construyeron galleras monumentales en los virreinatos de México, Nueva Granada
y Perú, atomizándose en todo el Continente Ibero-Americano y propagándose hasta
las Islas del Caribe, de tradición y lenguaje de origen anglosajón como es el
caso de Jamaica. En Venezuela se encuentra la más cabal expresión de un
profundo sentido igualitario y en ocasiones represento el lugar más apropiado
para hablar de negocios y hasta de la política como sucedía en la época de Páez
y Gómez “no se paró ni en los gallos” esta vieja frase ya olvidada por fecha de
la evolución histórica era la que utilizaba el pueblo para significar la
extrema premura de algún viajero ansioso por cubrir cuanto antes la distancia
que le separa de su obligado destino. En el decir “no se paró ni en los
gallos”, queda en evidencia el poder atrayente y obligante que suponía para la
masa popular la presencia de una gallera en el poblado. Y era raro, no
encontrar en cada aldea, o villorio el rústico reñidero gallístico, como
exponente de una tradición histórica ad-herida a las mismas raíces originales
de nuestros ancestros. El gallo de riña, nos viene de la madre España, con los
conquistadores y encomenderos a quienes se encomendó el proceso de fundación
colonial. Este juego, deporte o como se le quiera llamar viene a constituir
nuestro acervo folklórico, ya bastante menguado
por lo que hoy llamamos progreso, una característica social que sigue alentando
de manera imperecedera. Por otra parte,
y esto no debemos pasarlo por alto, que le gallo de riña y la gallera en
determinados momentos cobran vivos de un verdadero RITO TELÚRICO y dentro de
este Universo, surge una magia que envuelve al pueblo haciendo vibrar en él su
recóndito instinto igualitario. Es en este ambiente que se inspira el poeta
para expresar en la canta popular, en los aires del contrapunteo y del corrío como el romance de culto estilo,
la nota típicamente Venezolana, mediante
la cual trata de matizar el colorido de su espontánea lírica. Cuando astibamos
un tanto sicológicamente dentro del ámbito de la gallera nos encontramos con
una serie de peculiaridades que le son propias de aquí, el pueblo de identifica
consigo mismo y logra además que el concursante de mayor jerarquía social se
someta a la pauta de igualdad como algo fundamental y como cuestión de hecho.
Sea el abogado, el médico, el militar o el empresario todos se acogen
voluntariamente a las reglas, tratándose entre sí y con el pueblo a un mismo nivel; Así se da
por ejemplo el hecho curioso de que quien lleva un gallo y elige al contrario,
al entregarse al suyo el juez de gallera renuncia a su propiedad durante el
tiempo que dure la batalla y los animales pasan a ser del público, quien ejerce plenamente su
propiedad escogiendo con entera libertad al contendor de su preferencia para
celebrar las apuestas sin ninguna interferencia, y el que aceptó el invite sin
otra garantía más que la palabra empeñada, cuando pierde, el mismo busca al
ganador para cumplirle, seguro de que el agraciado hará lo mismo cuando las
cosas se den en sentido contrario.
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