REDES SOCIALES

sábado, 23 de enero de 2021

JUANA ANDREA SOLORZANO

 




JUANA ANDREA SOLORZANO, la sombra detrás del Héroe

Por: Argenis Méndez Echenique

-Cronista de San Fernando-

.

Como señaló en 1983 una autora venezolana, al escribir sobre el papel jugado por la mujer en la magna contienda nacional¹, ¨…veremos como en todas las épocas, cualquiera que haya sido su posición social en cada determinado momento histórico, la mujer ha demostrado la responsabilidad social inherente a su condición de miembro de conglomerados en constante proceso de transformación¨. Sin embargo, poco se sabe sobre la participación femenina en la guerra de independencia. Se habla apenas de algunas contadas heroínas: Josefa Joaquina Sánchez (esposa de José María España), Luisa Cáceres de Arismendi, Eulalia Ramos Sánchez (esposa de Chamberlain), Teresa Heredia (´la ardiente patriota¨), Juana ¨La Avanzadora¨…

Pero es sabido que ¨desde su oscura posición, la mujer se estremece con los conflictos de los hombres y como madre o esposa, ya que no como miembro de cuerpo entero de su sociedad, es estímulo y aliento fecundos… No podía ser de otro modo. Las luchas de los hombres repercuten en la vida de las mujeres, porque no son las luchas de los hombres sino de la sociedad en la cual ellas también forman parte… Siempre han permanecido alerta al palpitar del corazón de los pueblos, aguardando el momento cuando un imperioso llamado de sus conciencias, les grite ¨¡Ahora!¨, y se lancen como aquella Josefa Camejo que increpa al timorato comandante:¨¡Si usted no procede… procederé yo!. ¡Viva la Revolución!¨ ².

Rafael Bolívar Coronado, más conocido por su canto ´Alma Llanera´, en el libro El Llanero, que atribuye a Daniel Mendoza, exalta la actuación de los llaneros diciendo: ¨Peones oscuros tocaron con la punta de sus lanzas en el templo de la fama y abrieron para sus nombres las puertas de la inmortalidad… Fue el pueblo llanero un libertador sin nombre, anónimo, completamente obscuro: luchó, venció, pasmó a propios y extraños con su arrogancia brava y fiera, como cosa esencial, aunque variando siempre porque era a la vez hombre libre, manumiso, indio y esclavo¨

Concepto al que agregamos nuestra modesta opinión: ´Los llaneros, mestizos por los cuatro costados, no eran esclavos sublevados contra sus amos, sino un pueblo libre, que no estaba acostumbrado a las limitaciones sociales y jurídicas que establecían las reglamentaciones y leyes reales españolas: por lo que de ninguna manera iban a someterse fácilmente a la autoridad de los blancos caraqueños o a las autoridades españolas¨4.

En el caso de las heroínas apureñas, muchas de ellas han pasado desapercibidas para los investigadores de nuestro devenir histórico, como ha sucedido a nivel nacional, pero se menciona un singular personaje llamado Juana Andrea Solórzano. Muy pocos estudiosos lo relacionan con el teniente de caballería Pedro Camejo, ¨El Negro Primero¨, uno de los 150 centauros de las Queseras del Medio y heroico sacrificado de 1821 en el glorioso campo de Carabobo. Lo ¨tradicional¨ en Venezuela ha sido proscribir al procerato negro de la historia patria, sea hombre o mujer, como señaló en una oportunidad el Dr. Mario Briceño Perozo.

Sin embargo, entre las figuras rescatadas de ese épico limbo está Juana Andrea Solórzano, quien fue la esposa de ese valiente guerrero independentista apodado por la fama como ¨El Negro Primero¨, así lo afirma la tradición oral y los pocos documentos que se conservan en el Archivo General de la Nación sobre su solicitud de una pensión de montepío al gobierno central5.

Los escasos datos que se conocen hablan de una moza negra o mulata, libre, probablemente nativa de San Juan de Payara, Apure, como su marido, con quien contrajo matrimonio hacia 1818, contando dieciocho primaveras, cuando ambos acompañaban al general José Antonio Páez en sus homéricas proezas por la libertad. Páez, en su Autobiografía…6, alude a una entrevista del Libertador Simón Bolívar con Pedro Camejo, donde éste le pregunta sobre la táctica utilizada por él para ganarse el amor de su amada ¨Bizarra¨, apodo que da idea de la firme personalidad de la dama, que no desmerece tampoco de la de su valiente consorte, y que lo hace jurar en falso por un “puñado de cruces”.

La tradición habla de algunos hijos de la pareja Camejo - Solórzano, pero para 1846, residenciada en San Fernando de Apure, cuando hace su solicitud de montepío al Gobierno Nacional, por ser viuda de un prócer de la independencia, no se menciona a ninguno de ellos. Los documentos que presentó Juana para respaldar su petición están firmados por el general Páez, como jefe que fue del intrépido lancero, más constancias expedidas por el cura párroco de San Fernando y declaratoria tomada por un juez a dos testigos (Coronel Juan Antonio Mirabal y Comandante Miguel Pérez) que podían dar fe de las faenas guerreras del prócer, la relación existente con la solicitante y la precariedad de sus recursos económicos.

Por los documentos que conforman el mencionado expediente que reposa en el AGN se deduce que Juana, todavía vivía para 1852, pues la pensión oficial que le habían acordado en 1847 (diez pesos mensuales) le fue ratificada ese año, como sucedió con otros casos similares.

En la hoja de vida de la esposa de “Negro Primero” se anotan varios hechos resaltantes, tales como el haber actuado como ¨tropera¨, cocinando para los soldados, lavando ropa, cargando armas y pertrechos para las huestes de Páez, y, también, haber ayudado en el cuidado de heridos y parturientas en el famoso sitio conocido como ´´La Mata del Paridero¨ (en el decir de un escritor apureño contemporáneo) en los médanos de Araguayuna. Luego, en San Carlos de Cojedes, días antes de la batalla de Carabobo, atendió al ¨Negro Primero´´ de graves heridas recibidas por éste en combate que le lesionaron una pierna (cuando Pedro Camejo participó en Carabobo estaba convaleciente).

Así hizo su entrada en la historia esta humilde mujer del pueblo, que con su valiente gesto de fiel compañera acompañó al ínclito ¨Negro Primero¨ hasta que éste exhaló el último aliento. Su mayor título de guerra fue el de “Bizarra”, para gloria de la mujer apureña.

NOTAS:

¹Josefina Ernst de Marín, en Prólogo al libro de Carmen Clemente Travieso (1983). Mujeres

de la Independencia )Seis biografías de mujeres venezolanas). Caracas, Bicentenario

del Natalicio del Libertador Simón Bolívar: p. 9.

²Ob. Cit.: p. 10.y p. 13

³ El Llanero. (Ensayo de Sociología Venezolana). Buenos Aires, Editorial Venezuela, 1947: p. 35.

4 Argenis Méndez Echenique (2004). Pedro Camejo, ´El Negro Primero, Encarnación

Popular de la Libertad. San Fernando de Apure, Fundación Editorial Araucanía; pp. 8 y 9.

5 Archivo General de la Nación. Caracas. Negro Primero. Ilustres Próceres. Tomo 14. Folio

81.

6 1973: I, passim

San Fernado de Apure, Mayo 20 de 2009.,

Negro Primero y la historia de su esposa, heroína que le acompaño en todas las campañas por la libertad de Venezuela

JUANA ANDREA SOLORZANO, la sombra detrás del Héroe

Por: Argenis Méndez Echenique

-Cronista de Apure-

.

Como señaló en 1983 una autora venezolana, al escribir sobre el papel jugado por la mujer en la magna contienda nacional¹, ¨…veremos como en todas las épocas, cualquiera que haya sido su posición social en cada determinado momento histórico, la mujer ha demostrado la responsabilidad social inherente a su condición de miembro de conglomerados en constante proceso de transformación¨. Sin embargo, poco se sabe sobre la participación femenina en la guerra de independencia. Se habla apenas de algunas contadas heroínas: Josefa Joaquina Sánchez (esposa de José María España), Luisa Cáceres de Arismendi, Eulalia Ramos Sánchez (esposa de Chamberlain), Teresa Heredia (´la ardiente patriota¨), Juana ¨La Avanzadora¨…

Pero es sabido que ¨desde su oscura posición, la mujer se estremece con los conflictos de los hombres y como madre o esposa, ya que no como miembro de cuerpo entero de su sociedad, es estímulo y aliento fecundos… No podía ser de otro modo. Las luchas de los hombres repercuten en la vida de las mujeres, porque no son las luchas de los hombres sino de la sociedad en la cual ellas también forman parte… Siempre han permanecido alerta al palpitar del corazón de los pueblos, aguardando el momento cuando un imperioso llamado de sus conciencias, les grite ¨¡Ahora!¨, y se lancen como aquella Josefa Camejo que increpa al timorato comandante:¨¡Si usted no procede… procederé yo!. ¡Viva la Revolución!¨ ².

Rafael Bolívar Coronado3, más conocido por su canto ´Alma Llanera´, en el libro El Llanero, que atribuye a Daniel Mendoza, exalta la actuación de los llaneros diciendo: ¨Peones oscuros tocaron con la punta de sus lanzas en el templo de la fama y abrieron para sus nombres las puertas de la inmortalidad… Fue el pueblo llanero un libertador sin nombre, anónimo, completamente obscuro: luchó, venció, pasmó a propios y extraños con su arrogancia brava y fiera, como cosa esencial, aunque variando siempre porque era a la vez hombre libre, manumiso, indio y esclavo¨

Concepto al que agregamos nuestra modesta opinión: ´Los llaneros, mestizos por los cuatro costados, no eran esclavos sublevados contra sus amos, sino un pueblo libre, que no estaba acostumbrado a las limitaciones sociales y jurídicas que establecían las reglamentaciones y leyes reales españolas: por lo que de ninguna manera iban a someterse fácilmente a la autoridad de los blancos caraqueños o a las autoridades españolas¨4.

En el caso de las heroínas apureñas, muchas de ellas han pasado desapercibidas para los investigadores de nuestro devenir histórico, como ha sucedido a nivel nacional, pero se menciona un singular personaje llamado Juana Andrea Solórzano. Muy pocos estudiosos lo relacionan con el teniente de caballería Pedro Camejo, ¨El Negro Primero¨, uno de los 150 centauros de las Queseras del Medio y heroico sacrificado de 1821 en el glorioso campo de Carabobo. Lo ¨tradicional¨ en Venezuela ha sido proscribir al procerato negro de la historia patria, sea hombre o mujer, como señaló en una oportunidad el Dr. Mario Briceño Perozo.

Sin embargo, entre las figuras rescatadas de ese épico limbo está Juana Andrea Solórzano, quien fue la esposa de ese valiente guerrero independentista apodado por la fama como ¨El Negro Primero¨, así lo afirma la tradición oral y los pocos documentos que se conservan en el Archivo General de la Nación sobre su solicitud de una pensión de montepío al gobierno central5.

Los escasos datos que se conocen hablan de una moza negra o mulata, libre, probablemente nativa de San Juan de Payara, Apure, como su marido, con quien contrajo matrimonio hacia 1818, contando dieciocho primaveras, cuando ambos acompañaban al general José Antonio Páez en sus homéricas proezas por la libertad. Páez, en su Autobiografía…6, alude a una entrevista del Libertador Simón Bolívar con Pedro Camejo, donde éste le pregunta sobre la táctica utilizada por él para ganarse el amor de su amada ¨Bizarra¨, apodo que da idea de la firme personalidad de la dama, que no desmerece tampoco de la de su valiente consorte, y que lo hace jurar en falso por un “puñado de cruces”.

La tradición habla de algunos hijos de la pareja Camejo - Solórzano, pero para 1846, residenciada en San Fernando de Apure, cuando hace su solicitud de montepío al Gobierno Nacional, por ser viuda de un prócer de la independencia, no se menciona a ninguno de ellos. Los documentos que presentó Juana para respaldar su petición están firmados por el general Páez, como jefe que fue del intrépido lancero, más constancias expedidas por el cura párroco de San Fernando y declaratoria tomada por un juez a dos testigos (Coronel Juan Antonio Mirabal y Comandante Miguel Pérez) que podían dar fe de las faenas guerreras del prócer, la relación existente con la solicitante y la precariedad de sus recursos económicos.

Por los documentos que conforman el mencionado expediente que reposa en el AGN se deduce que Juana, todavía vivía para 1852, pues la pensión oficial que le habían acordado en 1847 (diez pesos mensuales) le fue ratificada ese año, como sucedió con otros casos similares.

En la hoja de vida de la esposa de “Negro Primero” se anotan varios hechos resaltantes, tales como el haber actuado como ¨tropera¨, cocinando para los soldados, lavando ropa, cargando armas y pertrechos para las huestes de Páez, y, también, haber ayudado en el cuidado de heridos y parturientas en el famoso sitio conocido como ´´La Mata del Paridero¨ (en el decir de un escritor apureño contemporáneo) en los médanos de Araguayuna. Luego, en San Carlos de Cojedes, días antes de la batalla de Carabobo, atendió al ¨Negro Primero´´ de graves heridas recibidas por éste en combate que le lesionaron una pierna (cuando Pedro Camejo participó en Carabobo estaba convaleciente).

Así hizo su entrada en la historia esta humilde mujer del pueblo, que con su valiente gesto de fiel compañera acompañó al ínclito ¨Negro Primero¨ hasta que éste exhaló el último aliento. Su mayor título de guerra fue el de “Bizarra”, para gloria de la mujer apureña.

NOTAS:

¹Josefina Ernst de Marín, en Prólogo al libro de Carmen Clemente Travieso (1983). Mujeres

de la Independencia )Seis biografías de mujeres venezolanas). Caracas, Bicentenario

del Natalicio del Libertador Simón Bolívar: p. 9.

²Ob. Cit.: p. 10.y p. 13

³ El Llanero. (Ensayo de Sociología Venezolana). Buenos Aires, Editorial Venezuela, 1947: p. 35.

4 Argenis Méndez Echenique (2004). Pedro Camejo, ´El Negro Primero, Encarnación

Popular de la Libertad. San Fernando de Apure, Fundación Editorial Araucanía; pp. 8 y 9.

5 Archivo General de la Nación. Caracas. Negro Primero. Ilustres Próceres. Tomo 14. Folio

81.

6 1973: I, passim

San Fernado de Apure, Mayo 20 de 2009.,

 


CASONA VILLA LEOCADIA: OTRO ÍCONO DEL BARRIO CASA DE ZINC DE SAN FERNANDO

 




CASONA VILLA LEOCADIA: OTRO ÍCONO DEL BARRIO CASA DE ZINC DE SAN FERNANDO

Autor: Hugo Arana

Amén de resaltar la importancia arquitectónica, económica, cultural y social que desempeñó esa vivienda en la evolución de la ciudad, se ha considerado pertinente (para la comprensión del discurso) ubicarla en su entorno, es decir, lo que los geógrafos han convenido en nombrar hinterland.

Una vez más agradezco a los artistas plásticos, quienes con su arte han contribuido a la reconstrucción histórica de la capital del llano venezolano como José Manuel Fuentes con su obra CASA DE ZINC, asimismo al pintor quien fielmente supo plasmar en un lienzo la imagen de una solariega casona que testaruda se resistía a los embates destructores del “BENDITO PROGRESO”, hasta que al fin, un día del año 1988 cuando precisamente la ciudad cumplía doscientos años de su fundación, sin ton ni son, sin que se le enfriara el guarapo a nadie, sin que se le aguara el ojo a ningún burócrata, sin contemplación alguna fue echada abajo…

1. VILLA LEOCADIA Y SU HINTERLAND

A principios del siglo XX el sanfernandino Martín Rujana construyó en terrenos de su hato situado a orillas de la antigua Calle del Ganado (frente a la Zona Educativa, actual Avenida Los Centauros, tramo vial ubicado entre el semáforo de Casa de Zinc y la Estación de Servicios Girasol al que también se le conoce coloquialmente como Avenida Casa de Zinc) a la salida del bucólico San Fernando vía Biruaca, una bonita casona de campo o casa de hato como también se le nombraba a esas típicas y emblemáticas construcciones llaneras.

Observando una bonita viñeta obsequiada por Merilio Rujana, hijo de Don Martín Rujana y sobrino de Don Carmelo Rujana (Don Carmelo Rujana fue concejal, pulpero y asiduo lector de la obra de Rómulo Gallegos. Seguramente atraído por la obra galleguiana un buen día del año 1929 instalaría en su casa de familia situada en el ángulo suroeste del cruce de las calles Comercio y Miranda, su negocito conocido como CASA ALTAMIRA, la cual le dio nombre a otra popular esquina de San Fernando, conocida como Esquina Casa Altamira), ambos hijos del libanés José Rujana, destaca una hermosa vivienda que fue propiedad de Don Martín Rujana, la cual a principios del siglo veinte se hallaba al oeste del Barrio Casa de zinc a la salida de San Fernando rumbo a Biruaca. Se llamaba VILLA LEOCADIA y estaba ubicada en la raya, es decir, entre los barrios Casa de Zinc y Samán Llorón. Era una hermosa casona de techo de tejas, de anchas paredes de adobe recubiertas de cemento, de cinco altos ventanales de balaustres de madera, de anchuroso y alto portón de resistente madera y hermoso y amplio corredor que miraba hacia la llamada CALLE DEL GANADO (ahora nombrada oficialmente Avenida Los Centauros y coloquialmente Avenida Casa de zinc). Villa Leocadia se había construido en el camino real que iba de San Fernando a Biruaca y que entonces era conocido como Calle del Ganado (posiblemente bautizada coloquialmente así, porque por allí se movilizaban las puntas de ganado vacuno rumbo al Paso Apure y de allí a los centros de acopio en Villa de Cura, Cagua y Turmero). Al frente de Villa Leocadia vivía el reconocido criador de cochinos Ángel Flores, apodado cariñosamente Babo a pie; donde años más tarde se instalaría un centro de diversión conocido como LOS MANGOS donde actualmente se halla la Zona Educativa (ver imágenes). Por cierto, Don Martín Rujana, como hijo de un comerciante libanés había instalado en la hermosa edificación una tienda de víveres que abastecía a los cabestreros y demás viajeros, quienes a principios del siglo veinte, venían procedentes de los pueblos del Bajo Apure a San Fernando y seguramente para evitarse llegar hasta el centro del pueblo entrarían a la pulpería de Rujana a hacer sus compras y a echarse un trago de aguardiente a base de Berro, Guácimo, Ponsigué, Guama (de allí la expresión ¡Fulano se echó un guamazo de Padre y Señor mío! O ¡Perencejo se echó un tarrayazo que le quemó el Guargüero ja, ja, ja,) o a comprar una cuarta e´ tabaco en rama y a lanzar escupitajos en el corredor de la hermosa casona o simplemente se estacionaban allí a enfrascarse con el viejo Rujana en amenas y largas tertulias cargadas de anécdotas, mientras contemplaban el lento tránsito de ganado rumbo al Paso Apure.

Cabrestero de mi llano, ay de mi llano

Que vas mirando al sendero

Deja que el sol mañanero

pase sin decirte adiós

Tú y tu caballo son dos

Y tu pensamiento tres

Dale cuerda pa´ que arreen

Los alegres culateros

Tras de tí van los punteros, si los punteros

Enderezando la punta

Que con el grito y la bulla

Se entretiene el pensamiento

Cabrestero de mi llano, si de mí llano

Que vas mirando a lo lejos

Con el filo de tu pecho

Vas partiendo travesías

Y atrás la vaca paría

Con su bramar te despierta

Y hace que olvides las penas

Que hay en tu corazón

Y el relincho de un potrón

Te hace suspirar profundo

Porque tu llano es el mundo

Que adoras con gran fervor

Viejos sanfernandinos me informaron que entonces las tuberías del acueducto de San Fernando no llegaban a Samán llorón, por cuanto, los límites de la población terminaban en el viejo cementerio de la Calle Chimborazo (hoy Avenida Chimborazo). En ese sentido, la antigua Villa Leocadia, como toda casa de hato, se abastecía del vital líquido que le suministraba un generoso y hermoso aljibe que el viejo Rujana había instalado en el patio. Pasados algunos años, Don Martín vendió la casona y se mudó con su familia a Caracas. Años más tarde VILLA LEOCADIA cobijaría en su seno a Don Antero Marrón Aparicio y su familia, integrada por su esposa y sus hijas Aída, Vivina y una que se graduó de Odontóloga y Abogada. Por cierto, cuando las muchachas eran unas adolescentes y finalizaba el año escolar, el viejo agarraba sus corotos y se marchaba con la familia a vacacionar en su Fundo La Esperanza y al inicio del año nuevo escolar, retornaban a la acogedora casona para incorporarse a sus colegios donde se prepararían para la vida...según el decir del viejo patriarca llanero. Por cierto, en esos años de la década de los años cincuenta la alcabala del pueblo quedaba frente a la vivienda de José Ángel Flores (a) Babo a pie, cercana a la casa de familia de la señora Isabel Fleitas y Villa Leocadia.

Hoy ya no está ese hermoso y valioso patrimonio cultural edificado de San Fernando como fue la casona VILLA LEOCADIA; otrora testigo de lo que fue la vida del bucólico pueblo. Seguramente Don Martín Rujana y más tarde Don Antero Aparicio, en los calurosos meses de verano se entretendrían mirando transitar diariamente frente a su casa por la llamada Calle del Ganado (un polvoriento camino de tierra) los rebaños de novillos y vacas con su característico mugido levantando un tierrero de Padre y Señor mío. Probablemente se recrearían escuchando al cabestrero principal entonando sus bonitos cantos de arreos… seguido de los Punteros, Contrapunteros y los no menos importantes Culateros arreando las rezagadas y extenuadas reses que a punta de mandador llevaban rumbo a Las Marías o al Paso Apure (Cruce de la Calle Independencia con Perimetral Norte), donde ansioso las esperaba Ángel María Nieves, para lanzarse junto a ellas a esguazar las caimanosas y torrentosas aguas del Apure, donde nadando llegarían echando el resto a Puerto Miranda y de ahí, continuar mansamente el largo periplo, siguiendo apuraítas el trotecito, el silbo y la tonada del incansable y afanoso puntero… en su derrotero por esos guaritotales, chiribitales, garrapatales y rastrojales hasta llegar a los puntos de acopio en el centro del país.

¡Fuera toro colorado!

¡Fuera novillo barcino!

¡Despídanse del corral

no se pongan a llorar

pajaritos del camino!

¡Joooooo!

¡Ganadito de mi finca,

que dolorosa es la ausencia

cambiar tanto sacrificio

por un cheque de Gerencia!

¡Joooooo!

Ajílate toro negro

por la huella é tu "cabrestero",

pon frente hacia Caracas

y olvida tu comedero

que mañana estarás muerto

en manos del carnicero

y esta noche por tu ausencia

llorarán todas las vacas

que vengan al paradero,

¡Ahílate toro viejo,

sigue por última vez

la huella e´ tu cabresteeeeeero.

Con la desaparición de esta casona se fue parte de la historia de la bucólica CIUDAD DE LA ESPERANZA. Felizmente, gracias a una hermosa viñeta que un artista plástico pudo plasmar en un lienzo, se ha podido reconstruir para la posteridad parte del pasado de una de las más bonitas y emblemáticas viviendas de los barrios CASA DE ZINC y SAMÁN LLORÓN; ahora en su lugar lo que se halla es una despatarrada construcción en piernas, es decir, a media asta… donde los vecinos en vez de deleitarse mirando el interminable paso de rebaños de ganado detrás del trotecito de los cabestreros cantando bonitas cuartetas en octosílabos. Ahora se resignan a sufrir el tormento del constante corneteo, a ser arrollados o gaseados a cada rato con el humo de las ruidosas y estrambóticas gandolas, busetas, automóviles y peor aún, las peligrosas motocicletas... que a cada rato pasan por el lugar.

2. ENTREVISTA A HABITANTES DEL CALLEJÓN LAS TEJERÍAS Y LA CAUCHERA, VECINOS DE VILLA LEOCADIA.

El 15 de enero del año 2020 entrevisté a uno de los hijos de Don Ignacio Figueredo (a) El Indio Figueredo, el señor Ely Figueredo, de setenta y cinco años de edad, nacido en La Chispa, un vecindario de la población de Guachara, Municipio El Yagual del Estado Apure, quien es un reconocido cuatrísta, maraquero y cantor y quien desde hace muchos años se avecinó en el Callejón Tejerías al final de Casa de Zinc, cerca de Villa Leocadia; informaba que en esa casona se domicilió desde hace más de sesenta años junto a su grupo familiar el señor Antero Marrón Aparicio. Me refirió Ely Figueredo que el último propietario de Villa Leocadia fue Don Antero Marrón Aparicio, quien por los lados de La Esperanza, un caserío situado en la vía Achaguas, poseía un fundo y en San Fernando la magnífica casona VILLA LEOCADIA, entonces esa edificación era una casa de hato y por esa razón se hallaba a las afueras del pueblo, es decir, eso era monte y sabana, donde detrás había muchos potreros sembrados de buen pasto. En ese sentido, recuerda Ely Figueredo que en el enorme patio de Villa Leocadia existía un aljibe de donde las Aparicio se surtían de agua. Entonces hace sesenta años a las afueras de San Fernando no llegaba el agua por tuberías, por cuanto, por hallarse en los extramuros del pueblo no poseía el servicio de acueductos. Entonces la actual Avenida Los Centauros (Avenida Casa de Zinc) era un camino de tierra conocido como Calle El Ganado (ver el lienzo CASA DE ZINC del artista plástico José Manuel Fuentes) por donde desfilaban los arrieros conduciendo rebaños de ganado procedentes de los hatos del Bajo Apure (Achaguas, Guasimal, El Yagual, El Samán, Apurito, San Rafael de Atamaica, Cunaviche y San Juan de Payara). Eran lotes de trescientas o quinientas reses que iban rumbo a los potreros del Hato Las Marías, donde ahora se halla el Barrio Las Marías y el Liceo Francisco Lazo Martí y de allí llevarlos por El Cañito (actual Avenida Miranda) hasta la Calle Independencia para que el catire Ángel María Nieves, en el Paso Apure, se lanzara con esos rebaños a las embravecida, torrentosas y caimanosas aguas del Apure rumbo a Puerto Miranda y de allí, arrearlos por las polvorientas trochas y chiribitales a los centros de acopio en Villa de Cura, Cagua o Turmero (Donde estaba y todavía funciona el Matadero Industrial de Turmero o para ser embarcados en el ferrocarril alemán a los mataderos de Maracay, Valencia o al Matadero Industrial de Los Teques).

El 16 de enero del año 2020, entrevisté al señor José Francisco Sandoval, de 87 años de edad, nacido en el caserío La Piedra, cerca de San Juan de Payara. Don José, junto a su familia se residenció desde hace más de sesenta años en el Callejón La Cauchera, frente a Villa Leocadia y muy cerca de la actual Zona Educativa. Ese día, Don José me informó que al fallecer Don Antero Marrón Aparicio, sus herederos vendieron Villa Leocadia a una empresa de pompas fúnebres conocida como FUNERARIA LA PAZ y desde ese día la otrora casa de hato, devino en casa de velatorios. Después de muchos años, la empresa fúnebre la vendió al comerciante árabe Adán Sulizza, quien sin que se le enfriara el guarapo y sin tener paz con la miseria la echó abajo y qué para iniciar la construcción de un moderno local comercial, el cual desde hace muchos años permanece a media asta (ver imágenes de la incipiente construcción).

Hace setenta años el entorno de Villa Leocadia era monte y la actual Avenida Los Centauros (coloquialmente Avenida Casa de Zinc) un trajinar de reses que los cabestreros conducían a El Paso Apure. Por cierto, donde ahora se halla el Liceo Francisco Lazo Martí en la actual Avenida Miranda, existía la Hacienda Las Marías, propiedad de la familia Mendible, quienes poseían varios potreros de engorde, donde algunas veces el ganado que los cabestreros iban a tirar al Apure, por el Paso Apure lo empotreraban esa noche en Las Marías, por supuesto, pagándole a sus dueños un bolívar por cada res, como si se tratara de un estacionamiento de vehículos ja, ja, ja. Asimismo, los viajeros que a caballo llegaban a San Fernando, dejaban sus cabalgaduras en los potreros de Las Marías.

También me informó Don José, que a finales de la década de los años setenta él poseía un supermercado conocido como AUTOMERCADO FLOR DEL CAMPO, ubicado al lado de la Cauchera Apure CA., en la Avenida Los Centauros el cual dejó de lado para constituir una línea de transporte colectivo. Entonces la alcabala del pueblo quedaba donde ahora se halla el semáforo de Casa de Zinc, luego con el pasar de los años fue mudada frente a la vivienda de José Ángel Flores (a) Babo a pie; posteriormente se instaló frente al Centro Social Girasol y ahora en Santa Inés y de seguir esa mudadera, seguramente en algún momento desaparecerá por cuanto ya Biruaca y San Fernando se habrán unido…

CONCLUSIÓN:

En este ensayo se han puesto de manifiesto dos cuestiones de mucha relevancia. Una es el crecimiento de la ciudad, por cuanto, a principios de la pasada centuria la alcabala (que señala los límites de la ciudad) se hallaba ubicada exactamente donde ahora está el semáforo de la intercesión de las avenidas Miranda, Carabobo, Revolución y Avenida Los Centauros (coloquialmente Avenida Casa de Zinc); más tarde, a principios de la década de los años cincuenta fue mudada frente a VILLA LEOCADIA; diez años después se instaló frente al centro social GIRASOL y la Estación de Servicios Girasol y últimamente fue mudada frente a la Urbanización Santa Inés y de seguir así la MOVEDERA, la bendita alcabala desaparecerá y San Fernando y Biruaca constituirán un solo conglomerado urbano.

La segunda cuestión tiene que ver con la desaparición de nuestras valiosas edificaciones que otrora fueron íconos de la capital del llano venezolano. Así miramos y nos lamentamos, cómo en nuestras propias narices es echado abajo inmisericorde e inmerecidamente el poquito patrimonio cultural edificado que aún nos queda en pie. Esa acción depredadora se ha llevado y se está llevando consigo la memoria histórica de la CIUDAD DE LA ESPERANZA, quien lamentablemente ha perdido toda ESPERANZA de que se le respeten sus valiosas edificaciones… ja, ja, ja, me río para no llorar ay, ay, ay… ¡Ay carajo, nojoda con tanto pícaro haciendo negocios y de las suyas sin que nadie les pare el trotecito…!


domingo, 17 de enero de 2021

MARCELO QUINTO

 


MARCELO QUINTO

Un domingo 16 de Enero del año 1923, en San Rafael de Atamaica, nace Luis Marcelo Quinto Mayol, se dio a conocer como «el pollo del vecindario» donde junto con Ramón Castillo hicieron un maratón de copleros para recaudar fondos para hacer las calles del pueblo.

Sus inicios fueron en la Radio Nacional en Caracas, donde fue contratado y apadrinado para grabar sus primeros lp`s de contrapunteo recio con Antonio Barcey, Angel Custodio Loyola, José Romero Bello, Melecio García y «el Canario» con quienes compartió trayectoria hasta la muerte prematura de dos de ellos.

Fué premiado varias veces como coplero en varios festivales de Colombia como el Festival del Corrido Llanero (1974) . El mango de Oro, La Sapoara del Oro, la Panoja de Oro, etc.

Se destacó como contrapunteador, aunque en 1954 grabó un sencillo con el maestro Ignacio Figueredo «el indio» donde se destacaron tres temas: "El gabán de Marcelo", "Celedonia del Estero" y "El negro Antonio".

La fuente de información consultada dice que fue el compositor y creador del "Cunavichero", aunque mucha gente sostiene que era de José Romero Bello con quien lo interpreto y grabo, al igual que «los merecures» y «la quirpa».

Durante las últimas dos décadas de vida fue homenajeado con numerosos reconocimientos de festivales famosos y lugares empíricos tales como «el mango de oro» en Cojedes, «la sapoara de oro» en Bolívar, «la panoja de oro», «la churuata del panare», por solo nombrar algunos. También fue distinguido con el «florentino de oro honoris causa», organización que lo nombro jurado de la edición de 1997. Pese a no volver a grabar, se mantuvo cantando y haciendo presentaciones hasta el final de sus días, cuando un paro cardiaco le arrebato la vida un 22 de octubre del año 1999, aunque otra fuente afirma que fue en el 2001.

 Fue un hombre enamorado de su música y de las mujeres, por lo cual dejo muchos hijos e hijas. Los últimos 25 años de existencia los pasó viviendo en una finca de su propiedad en las riberas del Meta donde con su esposa la colombiana concepción espinosa, crió a sus cuatro hijos menores: Atamaica, Rafael, Marcos y selva. Un año después de su muerte se creó en Puerto Páez, la primera y única versión del festival internacional de contrapunteo Marcelo Quinto.

"Don Marcelo, como era llamado por sus amigos más queridos, era famoso por su garrote de vera forrado con cabuyas que siempre lo acompañó y que él llamaba cariñosamente «Cristina Maica» causando siempre que alguien preguntase el porqué del nombre, a lo que el añadía con una sonrisa: «con lo mío no se meta porque le cae por las paletas», haciendo alusión a la canción que hizo famosa a la cantante apureña.

Marcelo Quinto fue, es y seguirá siendo baluarte de la canta criolla, y ha quedado inmortalizado en el pueblo de Elorza en el estado Apure, con una avenida que lleva su nombre SELVA QUINTO.





FUENTE: cuentaelabuelo.blogspot.com/


viernes, 8 de enero de 2021

VICTOR VELIZ

 



Víctor Veliz


Víctor nace un 14 de mayo en el vecindario rió seco, el brazo, fundó el samán municipio Biruaca en el estado Apure, donde trascurre su infancia, su vena artística herencia de sus padres. Su inicio fue a los seis años en actos escolares con un cuatro que le regalo su abuelita, compuso su primera canción a los diez años y a esa edad ya contrapunteaba en los bailes que hacían en la comunidad, a los doce participo en el programa Corazón del Llano”, producido por el Poeta Don Juan Izaguirre, por la primera estación radial del estado “La voz de Apure”, allí conoció a reconocidas figuras de la canta criolla entre los cuales mencionamos a Don Ángel Córdova, quien para esa época era la estrella del momento, con su gran éxito. “Me robaron la canoa”, Víctor agradece al poeta su gran apoyo igualmente y al Sr. Balbino Bolívar, quien le enseño todo lo relacionado con el canto llanero.

A los catorce se traslada a Calabozo a continuar sus estudios y conoce a los hermanos Mirabal, quienes le brindan la oportunidad de participar en un festival en la emisora “Radio Los Llanos” en la región guariqueña, por su destacada actuación gana una beca por casi un año , con ropa, calzado, comedor; y la oportunidad de grabar tres discos cuarenta y cinco, para los más destacados , por el éxito obtenido lo bautizaron “El Llanerito Cantor”.

En el año 76 se traslada a cagua estado Aragua , para continuar sus estudios, allí conoce a varios músicos y copleros que viven en la zona, y en sus ratos libres canta en los sancochos domingueros en compañía del maestro Salvador Barón , el Pollo de la Mora , Isidro Abrahán y el señor Esteban Blanco, propietario del “Club Los Llaneros”, en bella vista, le hace una invitación y al oír el talento de Víctor lo contrata para una gran velada y de paso lo incluye en todas las promociones de las estrellas, entre ellos Don Francisco Montoya, con el acompañamiento del maestro Omar Moreno , ese fue su primer espectáculo musical entre los grandes del folclor llanero en el año 77.

Luego conoció al director de la agrupación “Los Copleros de Atamaica” y le hace una invitación para que integre al conjunto como maraquero en las presentaciones de jueves a domingo en el estadero “La vida es Así”, allí acompaño a muchísimos artistas del pentagrama criollo entre los cuales Don Ángel Custodio Loyola y Adilia Castillo, entre otras figuras del ámbito musical.

En el año 80 la agrupación gano el codiciado Galardón “El Aragua de Oro”, como “Grupo criollo revelación del año”, premio entregado en el Teatro la opera de Maracay, con grandes exponentes del Sentir Llanero.

Primera producción discográfica en el año 80. Titulada. “Horizonte, Cielo y Sabana”.

Segunda “Vamos a Luchar Unidos”, con el acompañamiento musical del maestro Agapito Linares.

Firma con el Primer Sello Criollo de Venezuela “Cachilapo”, que preside el carismático Pariente del folclor llanero Don Jacinto Orozco Martínez, un contrato por diez LP, con el acompañamiento musical maestro Don Urbino Ruiz “El Gigante del Arpa”. Luego al concluir el contrato.

Firma con el Sello Líder de Venezuela. “Dimus” de Don Miguel Mora, contrato por cuatro Larga Duración. Se vence el plazo y graba una producción para su propia empresa “Disvel Records”.

Víctor se ha distinguido entre las mejores voces recias y genuinas del país, estilo único, original, jocoso, romántico y excelente coplero, por su dilatada trayectoria, es reconocido en toda la inmensidad del llano de ambos países, su tarjeta de presentación es el ámbito musical es su sencillez y humildad.

“A LO GRANDE”, volvió a ser noticia, con su “Catalina”, recorrió el Llano Colombiano, con mucho éxito, visitando los medios de comunicación, Emisoras y televisoras del hermano país, asaderos y salas de espectáculos en Bogotá, Villavicencio, Yopal, Aguazul, Trinidad y Paz de Ariporo.

Cabe destaca r las canciones más destacadas y que le han brindado un sin fin éxitos, entre las cuales mencionamos. “Me bajaron de la Mula”, “El que me robo el Cochino”, “Saca la mano”, “La catalina”, “El Baile del raca raca”, “Tremendo Lió”, “Llanero Vuelve a tu Llano”, “El Pura Pinta”, “Mi Pecado fue quererla”, “El Brujo de la Machaca”, “Mataron a don Manuel”, “Ese eres María”, de Ramón Pinto y “Cuando me Robe yo mismo” de José Gómez, entre otras.

En su consolidada carrera artística ha recibido innumerables, condecoraciones, homenajes, galardones y reconocimientos a lo largo y ancho de toda la geografía nacional, por haber puesto muy en alto el pabellón tricolor, dentro y mas allá de nuestras fronteras, gracia a su constancia, perseverancia y versatilidad en el mundo artístico.

FUENTE: BUENAMUSICA.COM


ROSA RAMOS

 





ROSA RAMOS

 Por: Ing. Vladimir Hidalgo Loggiodice.

Por años traté de escribir esta historia. Toqué puertas, todas se abrieron, un camino condujo a otro hasta llegar a puerto seguro. La vida de Doña Rosa Ramos es apasionante, auténtica y llena de matices y encantos. Cuando su hija Rosalba Boggio Ramos aceptó apoyarme en la construcción del artículo, jamás imaginé que pondría en mis manos el trabajo hecho con narrativa y manuscritos de la homenajeada. Espero lo disfruten tanto como yo.


*Doña ROSA RAMOS*

Rosalba Boggio Ramos.

Nace en San Fernando de Apure el 15 de enero de 1923, hija de Marcos Lira y Auristela Ramos. Vió la luz en casa de su abuela paterna Juana Blanco de Lira, en la calle Muñoz cruce con Arévalo González, frente a donde hoy es la Casa Sindical. Su nombre completo era Paula Rosa, pero siempre se le llamó Rosa. Tuvo una infancia dolorosa, pues su padre la abandona junto a su madre y 6 hermanos. Ese hecho no los amilanó, sino que creció en ellos un deseo de superación en medio de una gran pobreza. Doña Auristela cosía ropa de hombres y hacía arepas para la venta.

En su niñez sólo se estudiaba hasta cuarto grado, que venía siendo casi un bachillerato actual. Ingresa en la Escuela Federal Madariaga, donde cursa los cuatro primeros grados. Existía una escuela pública regentada por doña María Teresa Mirabal de Michelangelli y la Escuela Estelar Teresa Hurtado (privada), dirigida por la Srta. Teresa Hurtado. “Yo fui la más afortunada, porque al concluir el cuarto grado me informaron que habían abierto quinto y sexto grados en la Escuela Díaz Rodríguez, dirigida por Ignacia Rodríguez de Mayol, madre de Ana Leonor Mayol, y ahí terminé la Primaria Superior”, manifestaba mi madre.

Para entonces los comerciantes pudientes de San Fernando acostumbraban dar apoyo económico para que jóvenes de familias humildes pudieran realizar sus estudios. Ella recibió una beca del Sr. Jorge Molina Mayol para hacer un curso de mecanografía y taquigrafía con la escritora y poetisa Lucila Palacios (Mercedes de Arocha). Mientras tanto trabajaba en un taller de alpargatería. Con 16 años y el apoyo de una amiga que la animó a ir a la Supervisión de Educación, pues estaban necesitando maestras para el interior, entra en contacto con el Supervisor de Educación del Estado Apure, Sr. Luis Gottberg, quien le da un cargo de maestra en Apurito. La nombraron Preceptora de la Escuela Federal No. 68.

En uno de los muchos manuscritos que dejó, narra, “El 19 de enero de 1939 me embarcaba para un mundo desconocido. A Apurito se llegaba en bongos, chalanas o barcos de chapaletas. Mi familia muy llorosa, y mi novio Jesús Boggio, me acompañaron hasta el puerto. Fueron tres días de viaje durmiendo en playas. Íbamos varias jóvenes hacia el Alto Apure, entre ellas René Nery para El Samán e Isabelita Susarini para Palmarito. Me hospedé en la casa de don José Manuel Castillo, su esposa Vicenta y sus hijos Manuelita y Ramón María. Familia maravillosa y acogedora, quienes me cedieron un local en su residencia para la escuela. Desde mi llegada me gané el aprecio, respeto y consideración de toda la comunidad. Empecé a trabajar oficialmente con niños de primer a tercer grados, entre quienes recuerdo a las hermanas Hortensia, Ermelinda, Edilia, Temilda y Esther Retali, hermanas Moreno Arvelo, Carmen Meza (hoy de García), hermanas Martínez Veloz, Nina Herrera (poetisa y maestra jubilada), Olga Henríquez y muchas más que vienen a mi memoria con mucho cariño”.

“En los tiempos libres comencé a formar equipos de primer, segundo y tercer grados, ajustando bien el horario, dando prioridad a la lectura, escritura, ortografía y cuentas. Al pasar los años a medida que se preparaban bien, me preocupó que sólo llegaran hasta tercero y decidí darles clases de noche de cuarto grado y los inscribí en San Fernando para que presentaran los exámenes. Al final del lapso escolar se trasladaron a la capital, donde obtuvieron excelentes calificaciones en pruebas escritas, orales y prácticas. Para entonces habían cambiado al profesor Luis Gottberg por el profesor León Zuniaga. Éste indagó quien había sido la maestra que realizó tan excelente trabajo escolar y educativo con esos niños que venían con una preparación avanzada y esto me valió el traslado a San Fernando, donde llegué a dictar clases en la Escuela Madariaga.

En 1947, al crearse el Grupo Escolar República de Guatemala (actual sede administrativa de la UNELLEZ), pasé a laborar en esa institución, cargo que gané por concurso. Me olvidaba que durante esos años que estuve en Apurito estudié Normal por correspondencia, y cada año iba a Caracas a presentar exámenes".

“Pienso que mi paso por la Escuela Díaz Rodríguez marcó mi vocación por la docencia, por los recuerdos que me quedaron de maestras como Doña Ignacia y Ana Leonor Mayol. Además, una profesora de música de la calidad de María Mayol, y un profesor de pintura extraordinario, Pancho Chacón. En Apurito mi sueldo era de Bs. 300 mensuales, los cuales distribuía religiosamente de la siguiente manera: 100 Bs para mis gastos y pagar el alojamiento; 100 Bs le enviaba a mi mamá y 100 los ahorraba para poder comprar una vivienda, la cual pudimos adquirir más tarde con mucho esfuerzo".

“Entonces me uní sentimentalmente a mi compañero de vida Jesús Boggio Heredia y tuve a mis dos hijas, Carmen Guiomar y Rosalba María. Años más tarde criaría a Francisco Javier Martínez, quien posteriormente se hizo sacerdote. A Jesús María Boggio V. y Lilia Altuve”.

Doña Guilla de Salas la convence de laborar con el comerciante Alejandro Urbano Taylor, quien era Director de Administración del Ejecutivo. Ella atendía su negocio mientras él hacía funciones de gobierno. “Un buen día llegó un viajero de papelería que quería hacerle una venta al Sr. Urbano para la gobernación. Mientras esperaba, conversaba conmigo hablándome de la empresa que representaba. ¿Qué es eso de papelería?, le pregunté, naciendo mi interés por este ramo. Por supuesto que yo “limpia” no podía montar ningún negocio. Entonces el vendedor le comentó al Sr. Urbano mi inquietud y enseguida me dijo que le “echara pichón”, que él me ayudaba a conseguir un crédito y servirme de fiador. Mientras esperaba aprobación, le comenté de mis proyectos a un gran amigo llamado Ramón Saldívar Alvarado, primer locutor que tuvo La Voz de Apure, quien empezó a radiar que Rosa Ramos pronto abriría la Papelería Moderna en Apure, lo que creó mucha expectativa en la población. Poco tiempo después recibí el crédito por tres mil bolívares aproximadamente. Le compré una vidriera a José Faoro en 100 bolívares, y con el resto hice el primer pedido".

"El 4 de septiembre de 1950, en un pequeño cuartito acondicionado en la calle Sucre cruce con Ricaurte, nace la Papelería Moderna. Desde su fundación fue bien acogida por la comunidad, al extremo que el primer día de apertura se agotó toda la mercancía. A la mañana siguiente tuve que salir corriendo a comprarle de todo a Eduardo Hernández y a los chinos, hasta que llegó el segundo pedido. Un año después se mudó para la calle Comercio al sitio donde está actualmente, en una casa que era propiedad de Don Teófilo Decanio. Ya estaban en el sector los negocios de los Barbarito (en sus últimos momentos), Edmundo Mirabal, Jorge Awar, Najib Abraham, los hermanos Ramón y Eloy Lugo, Juan Bautista Loreto, Valentín Mujica, Angel María Aquino, Antonio Cestari, Juan Bautista Sosa, Rosa de Mota, Carmelo Rujana, Pedro Salas, Cristóbal Azuaje y Julio Aray".

Corrían los años cincuenta cuando el Sr. Urbano Taylor le traspasa la distribución de Coca Cola, convirtiéndose en una de las mejores vendedoras del país, pero a los tres años tuvo que abandonar para dedicarle más tiempo a la papelería. “Fui una de las primeras mujeres que salí en Apure a manejar un camión. Cuando el chofer no llegaba a trabajar, me tocaba repartir la Coca Cola en bodegas y botiquines. En esos sitios siempre habían borrachitos y al llegar yo, los dueños exclamaban: ¡mucho respeto que está presente doña Rosa!”.

“Desde su fundación la Papelería Moderna ha sido una gran generadora de empleos para jóvenes de pocos recursos. Tenemos la satisfacción que algunos estudiaron y se graduaron de profesionales trabajando en ella. Hemos colaborado en infinidad de obras sociales, culturales y religiosas”.

Perteneció a la Cámara de Comercio de San Fernando de Apure y ejerció como Secretaria de la misma en varios períodos, siempre preocupada por el progreso económico y laboral de la comunidad sanfernandina.

En el año 1962, doña Rosa hizo el Cursillo de Cristiandad, movimiento de apostolado de la Iglesia Católica. Desde entonces, y sin abandonar su papelería, se involucró de lleno en las actividades espirituales y sociales de la Iglesia. Perteneció a la UMAC (Unión de Mujeres de Acción Católica). Fue fundadora en San Fernando y presidente de ella por varios años.

En 1959, para la construcción de la nueva Catedral, ella en unión de todas las damas que conformaban la UMAC realizaban verbenas, tómbolas y muchas otras actividades para recolectar fondos para la realización de la obra. Cerraban el paso de vehículos por el puente María Nieves hasta que colaboraran con algo y la gente daba con gusto.

Muchas veces la visitaba a su negocio Monseñor Ángel Polachini para manifestarle que ese fin de semana no había recursos para pagarle a los obreros. Seguidamente se formaban comisiones de las señoras y salían a visitar a los comerciantes para recaudar fondos.

Dentro de la UMAC fue una de las fundadoras del Centro de Formación y Capacitación Cristo Rey en el barrio La Defensa. Allí inicialmente se les dictaba a las mujeres cursos de costura, cocina, repostería, formación moral, y por supuesto, de evangelización. Había actividades para los niños. Posteriormente se convirtió en una escuela.

También perteneció a FUNDASEM (Fundación de ayuda al Seminarista) y participó en su fundación. En ella se le presta apoyo y colaboración a los jóvenes que ingresan al Seminario. Fue parte de AVH (Asociación Voluntaria de Hospitales) y a muchas otras organizaciones tanto sociales como religiosas, tales como en el proyecto de construcción de un parque turístico a orillas del río Apure, frente a la ciudad de San Fernando, para recreación y esparcimiento de la familia. En un principio fue iniciativa de las damas de Acción Católica. Posteriormente se incorporaron profesionales y fuerzas vivas de la ciudad, quienes trabajaron con gran entusiasmo por ese ambicioso proyecto (Asoparque). Lamentablemente, debido a diversas circunstancias adversas, no se logró lo deseado.

Doña Rosa Ramos en el plano familiar se caracterizó por ser un pilar fundamental. Era muy unida a sus hermanas y hermano. Disfrutaba mucho de las reuniones familiares y siempre pendiente de cada miembro.

Los últimos 12 años de su vida se residenció en Caracas por razones de salud, donde fallece el 18 de noviembre de 2014. Sus hijos, cumpliendo su voluntad, le dan cristiana sepultura en su amado San Fernando.

Como dijo una gran amiga, “Doña Rosa fue un modelo de mujer, amorosa y temerosa de Dios, madre única, trabajadora y empresaria ejemplar, amiga fiel. Y todos los que la conocimos guardamos de ella recuerdos de bondad, templanza, dominio propio, de consejos sabios y risa inolvidable". Por eso es digna de ser un Personaje de mi Pueblo.

 Edición y Montaje: Lic. Wladimir José Hidalgo Benítez.

Agradecemos a Guiomar Boggio Ramos y José Rafael Páez por el respaldo documental y fotográfico.

 


 
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