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sábado, 23 de enero de 2021

CASONA VILLA LEOCADIA: OTRO ÍCONO DEL BARRIO CASA DE ZINC DE SAN FERNANDO

 




CASONA VILLA LEOCADIA: OTRO ÍCONO DEL BARRIO CASA DE ZINC DE SAN FERNANDO

Autor: Hugo Arana

Amén de resaltar la importancia arquitectónica, económica, cultural y social que desempeñó esa vivienda en la evolución de la ciudad, se ha considerado pertinente (para la comprensión del discurso) ubicarla en su entorno, es decir, lo que los geógrafos han convenido en nombrar hinterland.

Una vez más agradezco a los artistas plásticos, quienes con su arte han contribuido a la reconstrucción histórica de la capital del llano venezolano como José Manuel Fuentes con su obra CASA DE ZINC, asimismo al pintor quien fielmente supo plasmar en un lienzo la imagen de una solariega casona que testaruda se resistía a los embates destructores del “BENDITO PROGRESO”, hasta que al fin, un día del año 1988 cuando precisamente la ciudad cumplía doscientos años de su fundación, sin ton ni son, sin que se le enfriara el guarapo a nadie, sin que se le aguara el ojo a ningún burócrata, sin contemplación alguna fue echada abajo…

1. VILLA LEOCADIA Y SU HINTERLAND

A principios del siglo XX el sanfernandino Martín Rujana construyó en terrenos de su hato situado a orillas de la antigua Calle del Ganado (frente a la Zona Educativa, actual Avenida Los Centauros, tramo vial ubicado entre el semáforo de Casa de Zinc y la Estación de Servicios Girasol al que también se le conoce coloquialmente como Avenida Casa de Zinc) a la salida del bucólico San Fernando vía Biruaca, una bonita casona de campo o casa de hato como también se le nombraba a esas típicas y emblemáticas construcciones llaneras.

Observando una bonita viñeta obsequiada por Merilio Rujana, hijo de Don Martín Rujana y sobrino de Don Carmelo Rujana (Don Carmelo Rujana fue concejal, pulpero y asiduo lector de la obra de Rómulo Gallegos. Seguramente atraído por la obra galleguiana un buen día del año 1929 instalaría en su casa de familia situada en el ángulo suroeste del cruce de las calles Comercio y Miranda, su negocito conocido como CASA ALTAMIRA, la cual le dio nombre a otra popular esquina de San Fernando, conocida como Esquina Casa Altamira), ambos hijos del libanés José Rujana, destaca una hermosa vivienda que fue propiedad de Don Martín Rujana, la cual a principios del siglo veinte se hallaba al oeste del Barrio Casa de zinc a la salida de San Fernando rumbo a Biruaca. Se llamaba VILLA LEOCADIA y estaba ubicada en la raya, es decir, entre los barrios Casa de Zinc y Samán Llorón. Era una hermosa casona de techo de tejas, de anchas paredes de adobe recubiertas de cemento, de cinco altos ventanales de balaustres de madera, de anchuroso y alto portón de resistente madera y hermoso y amplio corredor que miraba hacia la llamada CALLE DEL GANADO (ahora nombrada oficialmente Avenida Los Centauros y coloquialmente Avenida Casa de zinc). Villa Leocadia se había construido en el camino real que iba de San Fernando a Biruaca y que entonces era conocido como Calle del Ganado (posiblemente bautizada coloquialmente así, porque por allí se movilizaban las puntas de ganado vacuno rumbo al Paso Apure y de allí a los centros de acopio en Villa de Cura, Cagua y Turmero). Al frente de Villa Leocadia vivía el reconocido criador de cochinos Ángel Flores, apodado cariñosamente Babo a pie; donde años más tarde se instalaría un centro de diversión conocido como LOS MANGOS donde actualmente se halla la Zona Educativa (ver imágenes). Por cierto, Don Martín Rujana, como hijo de un comerciante libanés había instalado en la hermosa edificación una tienda de víveres que abastecía a los cabestreros y demás viajeros, quienes a principios del siglo veinte, venían procedentes de los pueblos del Bajo Apure a San Fernando y seguramente para evitarse llegar hasta el centro del pueblo entrarían a la pulpería de Rujana a hacer sus compras y a echarse un trago de aguardiente a base de Berro, Guácimo, Ponsigué, Guama (de allí la expresión ¡Fulano se echó un guamazo de Padre y Señor mío! O ¡Perencejo se echó un tarrayazo que le quemó el Guargüero ja, ja, ja,) o a comprar una cuarta e´ tabaco en rama y a lanzar escupitajos en el corredor de la hermosa casona o simplemente se estacionaban allí a enfrascarse con el viejo Rujana en amenas y largas tertulias cargadas de anécdotas, mientras contemplaban el lento tránsito de ganado rumbo al Paso Apure.

Cabrestero de mi llano, ay de mi llano

Que vas mirando al sendero

Deja que el sol mañanero

pase sin decirte adiós

Tú y tu caballo son dos

Y tu pensamiento tres

Dale cuerda pa´ que arreen

Los alegres culateros

Tras de tí van los punteros, si los punteros

Enderezando la punta

Que con el grito y la bulla

Se entretiene el pensamiento

Cabrestero de mi llano, si de mí llano

Que vas mirando a lo lejos

Con el filo de tu pecho

Vas partiendo travesías

Y atrás la vaca paría

Con su bramar te despierta

Y hace que olvides las penas

Que hay en tu corazón

Y el relincho de un potrón

Te hace suspirar profundo

Porque tu llano es el mundo

Que adoras con gran fervor

Viejos sanfernandinos me informaron que entonces las tuberías del acueducto de San Fernando no llegaban a Samán llorón, por cuanto, los límites de la población terminaban en el viejo cementerio de la Calle Chimborazo (hoy Avenida Chimborazo). En ese sentido, la antigua Villa Leocadia, como toda casa de hato, se abastecía del vital líquido que le suministraba un generoso y hermoso aljibe que el viejo Rujana había instalado en el patio. Pasados algunos años, Don Martín vendió la casona y se mudó con su familia a Caracas. Años más tarde VILLA LEOCADIA cobijaría en su seno a Don Antero Marrón Aparicio y su familia, integrada por su esposa y sus hijas Aída, Vivina y una que se graduó de Odontóloga y Abogada. Por cierto, cuando las muchachas eran unas adolescentes y finalizaba el año escolar, el viejo agarraba sus corotos y se marchaba con la familia a vacacionar en su Fundo La Esperanza y al inicio del año nuevo escolar, retornaban a la acogedora casona para incorporarse a sus colegios donde se prepararían para la vida...según el decir del viejo patriarca llanero. Por cierto, en esos años de la década de los años cincuenta la alcabala del pueblo quedaba frente a la vivienda de José Ángel Flores (a) Babo a pie, cercana a la casa de familia de la señora Isabel Fleitas y Villa Leocadia.

Hoy ya no está ese hermoso y valioso patrimonio cultural edificado de San Fernando como fue la casona VILLA LEOCADIA; otrora testigo de lo que fue la vida del bucólico pueblo. Seguramente Don Martín Rujana y más tarde Don Antero Aparicio, en los calurosos meses de verano se entretendrían mirando transitar diariamente frente a su casa por la llamada Calle del Ganado (un polvoriento camino de tierra) los rebaños de novillos y vacas con su característico mugido levantando un tierrero de Padre y Señor mío. Probablemente se recrearían escuchando al cabestrero principal entonando sus bonitos cantos de arreos… seguido de los Punteros, Contrapunteros y los no menos importantes Culateros arreando las rezagadas y extenuadas reses que a punta de mandador llevaban rumbo a Las Marías o al Paso Apure (Cruce de la Calle Independencia con Perimetral Norte), donde ansioso las esperaba Ángel María Nieves, para lanzarse junto a ellas a esguazar las caimanosas y torrentosas aguas del Apure, donde nadando llegarían echando el resto a Puerto Miranda y de ahí, continuar mansamente el largo periplo, siguiendo apuraítas el trotecito, el silbo y la tonada del incansable y afanoso puntero… en su derrotero por esos guaritotales, chiribitales, garrapatales y rastrojales hasta llegar a los puntos de acopio en el centro del país.

¡Fuera toro colorado!

¡Fuera novillo barcino!

¡Despídanse del corral

no se pongan a llorar

pajaritos del camino!

¡Joooooo!

¡Ganadito de mi finca,

que dolorosa es la ausencia

cambiar tanto sacrificio

por un cheque de Gerencia!

¡Joooooo!

Ajílate toro negro

por la huella é tu "cabrestero",

pon frente hacia Caracas

y olvida tu comedero

que mañana estarás muerto

en manos del carnicero

y esta noche por tu ausencia

llorarán todas las vacas

que vengan al paradero,

¡Ahílate toro viejo,

sigue por última vez

la huella e´ tu cabresteeeeeero.

Con la desaparición de esta casona se fue parte de la historia de la bucólica CIUDAD DE LA ESPERANZA. Felizmente, gracias a una hermosa viñeta que un artista plástico pudo plasmar en un lienzo, se ha podido reconstruir para la posteridad parte del pasado de una de las más bonitas y emblemáticas viviendas de los barrios CASA DE ZINC y SAMÁN LLORÓN; ahora en su lugar lo que se halla es una despatarrada construcción en piernas, es decir, a media asta… donde los vecinos en vez de deleitarse mirando el interminable paso de rebaños de ganado detrás del trotecito de los cabestreros cantando bonitas cuartetas en octosílabos. Ahora se resignan a sufrir el tormento del constante corneteo, a ser arrollados o gaseados a cada rato con el humo de las ruidosas y estrambóticas gandolas, busetas, automóviles y peor aún, las peligrosas motocicletas... que a cada rato pasan por el lugar.

2. ENTREVISTA A HABITANTES DEL CALLEJÓN LAS TEJERÍAS Y LA CAUCHERA, VECINOS DE VILLA LEOCADIA.

El 15 de enero del año 2020 entrevisté a uno de los hijos de Don Ignacio Figueredo (a) El Indio Figueredo, el señor Ely Figueredo, de setenta y cinco años de edad, nacido en La Chispa, un vecindario de la población de Guachara, Municipio El Yagual del Estado Apure, quien es un reconocido cuatrísta, maraquero y cantor y quien desde hace muchos años se avecinó en el Callejón Tejerías al final de Casa de Zinc, cerca de Villa Leocadia; informaba que en esa casona se domicilió desde hace más de sesenta años junto a su grupo familiar el señor Antero Marrón Aparicio. Me refirió Ely Figueredo que el último propietario de Villa Leocadia fue Don Antero Marrón Aparicio, quien por los lados de La Esperanza, un caserío situado en la vía Achaguas, poseía un fundo y en San Fernando la magnífica casona VILLA LEOCADIA, entonces esa edificación era una casa de hato y por esa razón se hallaba a las afueras del pueblo, es decir, eso era monte y sabana, donde detrás había muchos potreros sembrados de buen pasto. En ese sentido, recuerda Ely Figueredo que en el enorme patio de Villa Leocadia existía un aljibe de donde las Aparicio se surtían de agua. Entonces hace sesenta años a las afueras de San Fernando no llegaba el agua por tuberías, por cuanto, por hallarse en los extramuros del pueblo no poseía el servicio de acueductos. Entonces la actual Avenida Los Centauros (Avenida Casa de Zinc) era un camino de tierra conocido como Calle El Ganado (ver el lienzo CASA DE ZINC del artista plástico José Manuel Fuentes) por donde desfilaban los arrieros conduciendo rebaños de ganado procedentes de los hatos del Bajo Apure (Achaguas, Guasimal, El Yagual, El Samán, Apurito, San Rafael de Atamaica, Cunaviche y San Juan de Payara). Eran lotes de trescientas o quinientas reses que iban rumbo a los potreros del Hato Las Marías, donde ahora se halla el Barrio Las Marías y el Liceo Francisco Lazo Martí y de allí llevarlos por El Cañito (actual Avenida Miranda) hasta la Calle Independencia para que el catire Ángel María Nieves, en el Paso Apure, se lanzara con esos rebaños a las embravecida, torrentosas y caimanosas aguas del Apure rumbo a Puerto Miranda y de allí, arrearlos por las polvorientas trochas y chiribitales a los centros de acopio en Villa de Cura, Cagua o Turmero (Donde estaba y todavía funciona el Matadero Industrial de Turmero o para ser embarcados en el ferrocarril alemán a los mataderos de Maracay, Valencia o al Matadero Industrial de Los Teques).

El 16 de enero del año 2020, entrevisté al señor José Francisco Sandoval, de 87 años de edad, nacido en el caserío La Piedra, cerca de San Juan de Payara. Don José, junto a su familia se residenció desde hace más de sesenta años en el Callejón La Cauchera, frente a Villa Leocadia y muy cerca de la actual Zona Educativa. Ese día, Don José me informó que al fallecer Don Antero Marrón Aparicio, sus herederos vendieron Villa Leocadia a una empresa de pompas fúnebres conocida como FUNERARIA LA PAZ y desde ese día la otrora casa de hato, devino en casa de velatorios. Después de muchos años, la empresa fúnebre la vendió al comerciante árabe Adán Sulizza, quien sin que se le enfriara el guarapo y sin tener paz con la miseria la echó abajo y qué para iniciar la construcción de un moderno local comercial, el cual desde hace muchos años permanece a media asta (ver imágenes de la incipiente construcción).

Hace setenta años el entorno de Villa Leocadia era monte y la actual Avenida Los Centauros (coloquialmente Avenida Casa de Zinc) un trajinar de reses que los cabestreros conducían a El Paso Apure. Por cierto, donde ahora se halla el Liceo Francisco Lazo Martí en la actual Avenida Miranda, existía la Hacienda Las Marías, propiedad de la familia Mendible, quienes poseían varios potreros de engorde, donde algunas veces el ganado que los cabestreros iban a tirar al Apure, por el Paso Apure lo empotreraban esa noche en Las Marías, por supuesto, pagándole a sus dueños un bolívar por cada res, como si se tratara de un estacionamiento de vehículos ja, ja, ja. Asimismo, los viajeros que a caballo llegaban a San Fernando, dejaban sus cabalgaduras en los potreros de Las Marías.

También me informó Don José, que a finales de la década de los años setenta él poseía un supermercado conocido como AUTOMERCADO FLOR DEL CAMPO, ubicado al lado de la Cauchera Apure CA., en la Avenida Los Centauros el cual dejó de lado para constituir una línea de transporte colectivo. Entonces la alcabala del pueblo quedaba donde ahora se halla el semáforo de Casa de Zinc, luego con el pasar de los años fue mudada frente a la vivienda de José Ángel Flores (a) Babo a pie; posteriormente se instaló frente al Centro Social Girasol y ahora en Santa Inés y de seguir esa mudadera, seguramente en algún momento desaparecerá por cuanto ya Biruaca y San Fernando se habrán unido…

CONCLUSIÓN:

En este ensayo se han puesto de manifiesto dos cuestiones de mucha relevancia. Una es el crecimiento de la ciudad, por cuanto, a principios de la pasada centuria la alcabala (que señala los límites de la ciudad) se hallaba ubicada exactamente donde ahora está el semáforo de la intercesión de las avenidas Miranda, Carabobo, Revolución y Avenida Los Centauros (coloquialmente Avenida Casa de Zinc); más tarde, a principios de la década de los años cincuenta fue mudada frente a VILLA LEOCADIA; diez años después se instaló frente al centro social GIRASOL y la Estación de Servicios Girasol y últimamente fue mudada frente a la Urbanización Santa Inés y de seguir así la MOVEDERA, la bendita alcabala desaparecerá y San Fernando y Biruaca constituirán un solo conglomerado urbano.

La segunda cuestión tiene que ver con la desaparición de nuestras valiosas edificaciones que otrora fueron íconos de la capital del llano venezolano. Así miramos y nos lamentamos, cómo en nuestras propias narices es echado abajo inmisericorde e inmerecidamente el poquito patrimonio cultural edificado que aún nos queda en pie. Esa acción depredadora se ha llevado y se está llevando consigo la memoria histórica de la CIUDAD DE LA ESPERANZA, quien lamentablemente ha perdido toda ESPERANZA de que se le respeten sus valiosas edificaciones… ja, ja, ja, me río para no llorar ay, ay, ay… ¡Ay carajo, nojoda con tanto pícaro haciendo negocios y de las suyas sin que nadie les pare el trotecito…!


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