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martes, 6 de septiembre de 2022

ENCARNACIÓN SEVILLA

 


ENCARNACIÓN SEVILLA

Recopilación por Fernando Magallanes 

Como reza la creencia popular, cada región tiene su nombre y cada sociedad tiene sus personajes, quienes les dan sentimiento propio de pueblo, gentilicio, tradición e identificación con actitudes, comportamiento y presencia misma en la calle. Achaguas nunca ha escapado a esta realidad, también ha tenido personajes que han hecho de su vivencia social una admiración colectiva, un signo de curiosidad o un interés por conocer la causa del por qué son lo que hoy día son.

Estos ciudadanos, a lo largo de su existencia han tenido la fortuna de encontrarse con la oportunidad de aprender para vivir en paz y con el sueño de su progreso, haciendo de su prolongado recorrido una evolución humana sin sobresaltos ni desviaciones. Pero (...), existen otras personas que, por infortunio de su destino, no logran conservar la semilla del éxito o la mala suerte les entrega como regalo, una jugada injusta que les marcarán las huellas del dolor en su mente por el resto de la vida.

Ejemplo de lo antes mencionado, fue ENCARNACIÓN SEVILLA, quien nació aquí en Achaguas, por allá en el año 1.920, saliendo muy joven de su tierra primigenia a recorrer el mundo con vivencias propias que sustentarían su vida. Fue un hombre que llego a alcanzar prosperidad en los negocios y gran trabajador con visión de futuro logrando conseguir a tavéz de su periplo laborioso residencia comercial en Caucagua región de las Mucuritas histórica.

Previamente se domicilió en el poblado de Bethel donde conoció a Camelia, su amada de siempre con quien constituyó, más allá de su inmortal romance, una comunidad inquebrantable propicia para el engrandecimiento de su negocio y para la consolidación de su proyecto como hombre emprendedor. Sin embargo, cuando Encarnación se sentía ya pletórico de felicidad, poseedor de su paraíso idílico y realizado como comerciante, le llegó inesperadamente el inicio del fín: Camelia, su Eva inmortal, le fue infiel y con la audacia que le es propicia a algunas mujeres, lo dejo en la ruina.

Motivado por la devastadora realidad, Encarnación entró en una crisis profunda de descomposición emocional, embargado por un trauma que lo acompañó como tortura hasta el último minuto de su aliento. Fue tal la secuela de su tragedia, que regresó a su Achaguas nativa contando hojas por billetes, como solía decirlo, que lo había dejado Camelia. Desde entonces comenzó este triste enamorado a caminar las calles con lentitud y con una voz tenue, oyéndosele siempre la frase "COMO SE PERDIÓ ESTE CEREBRO".

Sin embargo Encarnación Sevilla fue un achagüense popular, le gustaba la lectura y sobre todo la historia contemporánea, siempre con su liquiliqui de medio lado, su pantalón enrollado y un periódico debajo del brazo. Lo sucedido, fue para él una gran carga espiritual de la que nunca más se recuperó, enterró para siempre el recuerdo de aquella cruzada comercial que con entusiasmo hizo cuando joven en la búsqueda de su espacio ciudadano, que al comienzo le vislumbraba felicidad en la cercanía de los buenos tiempos.

Siempre dejó Encarnación Sevilla la estela de su agobiante recuerdo, tanto en lo económico como en lo sentimental, su historia personal a través de los años, nos quedó como enseñanza de vida. Sus restos reposan en el cementerio viejo de Achaguas.


Tomado del libro:

HIJOS DE ACHAGUAS (Remembranzas I)

De: Edgard Celis (Currito)


NOTA:

 La foto con que acompañamos está remembranza fue tomada a un retrato pintado a mano.

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