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jueves, 1 de diciembre de 2022

EL FOLKLORE

 

EL FOLKLORE

Mucho se habla de folklore o folclor… pero, también, mucho se desconoce de él. Por ejemplo: Sabe usted de donde se origina este “comúnmente” parafraseado término? Bueno, nació en la tierra de los Windson Inglaterra.

Según el texto: “El Manual del Folklore” de Isabel Arentz (Monte Avila Editores, 1972)- el cual se utilizó mucho en bachillerato en los 80- fue el investigador de tradiciones William John Thoms, quien en 1848 inventó esta palabra, motivado por un interés inusual por lo viejo y tradicional.

 William John Thoms fue un “adelantado” para su época. Se le conoció también por el seudónimo de Ambrosio Merton. Según parece, a este caballero se le hacia “la boca agua” cuando escudriñaba en la sociedad inglesa alguna costumbre o tradición popular. Es por ello que, mister Merton o Thoms envío en 1848 una carta a la revista The Atheneum, en la cual decía con preocupación, que las costumbres, usos, ceremonias, supersticiones, proverbios, etc, debían guardarse para las nuevas generaciones, porque según él -estaban siendo olvidadas por la gente. Gracias a él, a su tozudez, y a su instinto vanguardista, fue impreso por primera vez el término Folklore, refiriéndose a lo que en Londres se conocía como literatura popular o antigüedades populares. 

Posteriormente según relata Isabel Arentz - por razones de adopción en el uso, esta palabra sufrió modificaciones, ampliando su radio de acción lingüístico, al sustantivo folklor (con minúscula) para designar los materiales que estudia la ciencia (con mayúscula) del Folklore. Así surgió, desde 1931, el término Folklore para designar a una disciplina que por derivación, tiene sus propios estudios: Los folkloristas o folklorólogos. (Cuando de estos habrán en Venezuela?) Algo similar a lo que sucedió con la informática, el móvil, y la web, al nacer esas tecnologías, se dio un proceso indefendible, alrededor del cual surgieron nuevos vocablos, otras sin-disciplinas, y el personal especializado para garantizar el avance de estos nuevos conocimientos. 

Pero… Dónde está el Folklore?

Si usted caminara por una ciudad como Paris o Japón, en que pensaría? Seguramente estaría anonadado por la belleza de la torre Eiffel. Se asombraría por la organización y la tecnología nipona. Las bellezas naturales lo extasiarían y los avanzados medios de transporte y la calidad de vida de estas ciudades, lo cautivarían hasta acongojarlo.

Lo tradicional, lo viejo, quizás, usted lo buscaría en los restaurantes, los museos y plazas. En fin, el impacto del modernismo no dejaría pensamiento para algo como el folklore, en su genuina esencia.

No obstante, la realidad es que el folklore (con minúsculas) no - sólo se circunscribe a pequeñas localidades, a lo rural, lo pueblerino. Aunque es allí donde el folklore pervive y se alimenta: en el pueblo. El folklore está presente en mayores o menores manifestaciones en las urbes, apiñadas de auto, luces de neón y de concreto. Las manifestaciones folklóricas son como el agua, no puede detenerse en los dedos. Estás se cuelan por intrincados reductos, para transmitirse entre generaciones, manteniéndose, de alguna u otra forma, en las mentes de las personas. Algo así como los valores … Inclusive hay países como España o Perú, donde lo folklórico forma parte del muy lucrativo negocio del turismo, contribuyéndose el folklore en un bastión económico de suma importancia.

Así no lo notemos, el folklore está presente en múltiples manifestaciones, es multifacético, porque está en las costumbres, en la música, en la comida, en la vestimenta, en el lenguaje, en el cuidado de la salud, etc

De igual manera el folklore es lo que tiene larga trayectoria y sus manifestaciones no respetan clase social alguna. Es patrimonio de ricos y pobres. Blancos y negros, “escuálidos y no escuálidos”, y otras nuevas derivaciones. En nuestro país por ejemplo, existen manifestaciones folklóricas de gran colorido, como las Danzas, la orfebrería, la hiladería, y la tradicional arepa de origen caribeño, muchas de estas manifestaciones son de corte culto, popular, español y aborigen.

Basta 40 minutos para ver y sentir la riqueza de las manifestaciones folklóricas en el ramo de la cestería o dulcería, en riquísimas variedades; al transitar por la carretera vía Coro antes de Tucacas, por ejemplo. Razón tenia mister Merton… y gracias debemos darle por enseñarnos a notar lo que aún nos dificulta apreciar y que se encuentra a centímetros de nuestras narices: El folklore.

Fuente: Nelson Bermúdez , El tigre, Anzoategui.

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