REDES SOCIALES

lunes, 6 de marzo de 2023

CUANDO CIPRIANO CASTRO VISITÓ SAN FERNANDO DE APURE

 



 En el año de zambra y"olés",1905, decidió el General Cipriano Castro, Presidente de Venezuela, emprender una visita oficial por los Estados del centro, sur y oriente del país. Deseaba conocer tan hermosas tierras de nuestra geografia patria. Necesitaba dejarse ver y ovacionar por los pueblos de su ruta. Ansiaba sonreirle a las damas, saludar“ de pañuelito" a todos, y, especialmente, medir sus armas oratorias en banquetes y saraos con afamados contendores de gran capacidad palabrera en los círculos provinciales. Paseábanse acá en espera suya por el borde de la sabana inspiradora o del río soñoliento, además de oradores, los poetas y poetisas del nativo lar. Y era continuo y sobresaltado el repaso de la oda heroica, éste, y del exquisito soneto cortesano, aquél. Y no faltarían, por supuesto, los improvisadores populares de coplas y corrios, a quienes sin razón ni derecho clasificaban los Hijosdalgo de la Rima, como montoneros o francotiradores del Parnaso. Bajo tan gentil perspectiva, magnificada por la euforia del Poder y la Gloria, partió en uno de los trenes de lujo del Gran Ferrocarril Alemán el dia 12 de abril desde la estación de Caño Amarillo.Eran las nueve de la mañana. Integraban su séquito intimo el Dr. Julio Torres Cárdenas, Secretario, y el Dr. Revenga, su médico. Igualmente, no el conocido generalisimo sino el conocidísimo General Ramón Tello Mendoza y el general Graciano Castro, Director General de Correos. Luego el Dr. A. Carnevali Monreal, uno de sus más allegados prohombres; Coronel Manuel González, Telegrafista Presidencial, y el Jefe del Cuerpo de Edecanes(?). 

Mientras corria el tren a través de las verdes plantaciones y campiñas aragüeñas, en las estaciones de los pequeños poblados embanderados y alegres se apretujaban hombres, mujeres y niños de semblante feliz, “para verle pasar”. Y muy lejos, hacia el norte, el vapor “Bolivar” se preparaba para dejar el muelle de la Guaira. Su ronca sirena expresaba la honda cuita del gran monstruo por no llevar abordo el Siempre Invicto, al Caudillo Inmortal! Pero iba en cambio, entre otros muchos, el notabilísimo periodista, Director del gran diario “ElConstitucional”, Dr. Gumersindo Rivas! Suyo, el emocionado telegrama que en el momento de dirigirse a Ciudad Bolivar enviara al Cuerpo de Redactores del Gran Vocero Restaurador: “Abril,13 de 1905. –2pm. -En estos momentos abandonamos el muelle. -Son mis compañeros de viaje los Generales Manuel Coraob y Boer Pearson; Coronel Rafael Yánez, Luis Núñez, Dr.Jiménez Rebolledo y Coronel Manuel Felipe Torres. -La Banda Castro da al aire sus alegres melodias. -El pueblo se aglomera en los muelles y agita al aire albos pañuelos; y el vapor “Bolivar”, transformado por la dirección del Jefe de la Armada, mi amigo Delgado Chalbaud, toca su sirena anunciando la salida. -Para ustedes, mis amigos y compañeros, otro cordial abrazo de despedida. –Hasta pronto. -GUMERSINDO RIVAS”. Tiembla emocionada la pluma ante belleza tanta!Y como nerviosa mula -si nos fuese permitido el símil un poco chalanesco, se niega a avanzar. O tal vez sea por causa de la imposibilidad de com partir al mismo tiempo el raudo tren oficial y el imponente navio, or gullo de nuestra flota! En éste, como lo hemos dicho, viajan altos sostenedores y ami gos de la Causa, fieles todos e incondicionales; todos rebosando filial ternura hacia el Santo Padre Restaurador. En la opuesta acera -digámoslo así, por frente al Capitolio Fe deral, cuida el coroto mientras se pasea taciturno y lento, como caimán entre dos aguas, Juan Vicente!

El dia 14 entra El Cabito en Villa de Cura, caballero en vistoso corcel. Va a la cabeza de aquel grupo insigne esparciendo optimismo, fuerza y vida por los caminos de la nueva Venezuela. Nueva en sus hombres!Nueva en sus ideales y en sus nuevos procedimientos! Se atragantan, se tupen, y aún estallarían si pudieran los hilos del telégrafo. Semejando un vasto sistema nervioso se extiende y trasmite, segundo a segundo por todo el organismo patrio el dulzor de regocijos y festejos al paso de las caballerías. Y excitan cual deliciosos cosquilleos, y son sensuales calo frios, los impulsos eléctricos del ti-ca-ri-ca cuando recorren la piel desnuda de la geografia venezolana para llevar la buena nueva hasta la más remotas comunidades. Embriaga el aire de aquel perfumado abril! De sus tantos títulos, los áulicos han distribuido entre la muchedumbre del tránsito los de “Ilustre Caudillo de la Restauración”, "Salvador de la Patria y Defensor de su Soberania”. Las oleadas de amor popular retrasan la marcha por la necesidad de ir repartiendo de pueblo en pueblo “la limosna de luz de una palabra siquiera”. Eso les satisfacia! Eso hacia él! El 16 por fin le fue posible la llegada a Calabozo gracias al rescate que le hicieran amables huestes calaboceñas de entre los brazos de El Rastro. Era Presidente del Estado Guárico el hasta hace poco Goberna dor de la Sección Apure, Gral. Ovidio Pérez Bustamante, quien se su maría a su séquito. Comandante de Armas de la plaza, Gral. Eulogio Moros. Desde el distante sureste sale el 18 de Ciudad Bolivar el vapor “Arauca". Viaja a situarse en San Fernando en espera de órdenes.

Ya la comisión formada por el Dr. Gumersindo Rivas y demás señores ha llegado a Ciudad Bolívar y remonta el río Apure, ahora en el vapor “Masparro”. O están a punto de hacerlo. El hermoso vapor “Apure” se prepara para ir a tomar posiciones en la boca del río homónimo, según el plan táctico de los veteranos de la farra y del estiaje. Amaneciendo en Calabozo vio el Caudillo salir el sol y abrirse a los vientos de la llanura el ala inmortal de nuestra bandera sacrosanta aquel 19 de abril! Entre los actos que tuvieron lugar en esa fecha, cuéntase a título anecdótico- y valga la palabra de un anciano General, castrista enfe brecido, que el Presidente impulsivo como era, se sintió arrebatado por el brillante Discurso de Orden en la Casa de Gobierno. En ese estado de ánimo, cuando su Secretario se puso en pie para agradecer las loas y elogios rendidos a la Gran Causa, no pudo contenerse, por lo cual le puso gentilmente la mano sobre un hombro, y como si estuviese en una manga de coleo, dijole:-Este es mio!Déjelo por mi cuenta! “Porque no lo corrian con triquitraques ni lo dormían con pala britas dulces!...", concluía acá el viejo machetero. Otros más nos han confirmado la especie y hasta nos han repetido la frase que colmó la copa de las burbujeantes epopeyas. Frase claramente filibertina por el biselado corte: “Sólo asi, señores, me ex plico que el General Castro haya podido ser caudillo de una bravia legión de Cóndores que bañaron sus alas en las claridades de su gloria!” Todavía hoy, puede cualquiera oir reminiscencias de aquellosvi tores y aplausos entre el rumor de los palmares de La Uriosa al soplo de la brisa veranera! El mismo día 19, a las cuatro de la tarde salió de Calabozo para pasar la noche en La Concepción, propiedad del señor J.M. Trujillo. El 20 almorzó y descansó en La Busaca, de Pedro Borrego, y sobre tarde ya continuó viaje. 

Tirarían a dormir, él, en “LaProvidencia”, y los demás en "Corocito”. Ese mismo día, el 20, había llegado a esperarlo en Camaguán el vaporcito “Puerto de Nutrias". En este viajaban el Gobernador de la Sección Apure, Gral. Maximiano Casanova, Gral Nieves Maica, Dr. Luciano Mendible y otros caballeros, como don Juan Bautista Esté y don Félix Fernández B. El 21, a seis y media de la mañana, un vigia apostado en la copa del gran samán del caño Falcón llegó a revienta cincha y lanzando desaforados gritos, que al decir de un líder moderno nuestro, recorda ban infaustos pero "ya felizmente superados tiempos": -Alli viene la gente!... Por sobre los enhiestos palmares del gran estero elevábase allá; densa y alta columna de amarilloso polvo sabanero. Para algunos ha bria tal vez motivos de patrios regocijos. Pero para Fleitas, Núñez, Layas, Maluengas y otros que allí se hallaban (oficiales y soldados Crespistas y tuertivarguistas todos) veían la gran nube de polvo y ...callaban! Disfrutaban éstos el secreto goce de ver la amarillosa polvareda señalando el lugar, el campo preciso de su orgullo guerrero: "Cuna guaro” para algunos...“Los Arrieros” para los demás!... Los camaguaneros saben...Nosotros callamos, hacer de cronistas discretos. Temprana todavia la mañana del 21 llegaba el Presidente al caño Falcón. Gallardo como jamás se vio otro, encabezaba el cortejo engrosa do con el que desde la tarde anterior fue a recibirlo en la Puertea Flei tera. Así recibe los primeros saludos y vítores de Camaguán enviados con los que ahora salieron hasta el caño Falcón. Entre éstos, el viejo párroco aldeano y algunos patriarcas llane ros que no se habían resignado a morir--decian, corteses y hospitala rios, sin antes estrechar la mano del Fenómeno de los Andes. Del “Fauno”, según sabanero equivoco del negro quesero Ño Villasana. 

Del enloquecido entusiasmo, del delirio colectivo, no hablemos! Ninguna pluma resistiría la terrible tensión de aquellos momentos. Apenas si, como borrosas imágenes de un hermoso sueño, nos ha quedado el recuerdo de las ovaciones, cohetes, repiques de campanas, perros en fuga... y la polvareda del encendido médano! A la jubilosa algarabia humana uníase el traqueteo de dos mil matracas alborotadas por el ruido de la coheteria. Todavía había matracas en Camaguán! Desde las frases oficiales con que los aludó el Dr. Luciano Men dible, presintió Castro con quién iba a entenderselas en San Fernando. Mendible era orador desenvuelto. Brillante y efectista antes que todo! Y es bueno que haya sido así, porque en discursos de política patriotera como aquéllos, no juegan papel alguno las ideas si no la frase de relumbrón, cegadora y hueca. El Invicto mismo, tenía de esa cabuya un rollo. A las ocho de la mañana del día 22, enseguida de breves frases de despedida en el puerto, sobre el Portuguesa, abordan los viajeros el “Puerto de Nutrias” y parten. En tanto que los pasajeros se divierten descargando revólveres y pistolas sobre centenas de caimanes que cubren las playas, y chenche nas bullangueras, oigamos al General Tello quien nos dará algunos datos sobre el “Puerto de Nutrias”: “Era éste-dice-apenas lo que podría llamarse una lancha de vapor de 10 metros de eslora, 2 de manga y 2 y medio pies de calado. Su andar 7 millas hora”. Su dueño, don Alfredo Rivas, del alto comercio de Nutrias, quienen este viaje hacia de capitán y anfitrión. Se decía que el casco estaba formado por un solo tronco de ce dro, lo cual no es de dudar, por lo bien conocidos que fueron los gigantescos ejemplares de la flora que hizo famosa a la región sur del entonces Estado Zamora. De todos modos, dejemos los curiosos datos respecto al “Puerto Ņutrias” bajo la exclusiva responsabilidad del General Tello.

Aunque si debió ser de muy poco calado para que pudiera entrar por el Portuguesa en el mes de abril. No obstante la anterior apreciación, vale la pena tener en cuenta que por esos años los ríos mantenían aún en verano un gran volumen de aguas. Lo prueba entre otros el Apurito, llamado por muchos Apure-Seco, el cual todavía en marzo no daba vado sino mucho más abajo de Achaguas, cerca de Guasimal, dice el Gral. Páez en su “Autobiografia", cuando se refiere a la malograda operación militar del Trapiche de la Viuda Gamarra, el 27 de marzo de 1819. Hoy día ese mismo río, apenas es diciembre, ya está reducido a una serie de pozas separadas entre si por largos trozos de playones secos. El Portuguesa en cambio, aunque necesariamente sufre merma por el estiaje, mantiene su categoria fluvial por disponer de mayores fuentes de alimentación. Sin embargo, en esta ocasión el río engañó al novel capitán y sus prácticos, pues a poco andar aguas abajo el barquichuelo encalló en una de las tantas relingas. Soasaba literalmente aquel sol de abril!Por minutos tornábase más y más insoportable la permanencia a bordo, en tanto que pujaban casi con furia hombres y máquina por desprender de las garras del fango la pequeña nave. Después de dos horas, más o menos, de duro esfuerzo permitie ron los duendes fluviales, irónicos y traviesos, que se zafaran y conti nuaran viaje los Elegidos de los Dioses. En la desembocadura, pero aguas afuera en el río Apure, esperaba airoso y amplio el “Arauca”. La sequía le impedia acercarse mu cho a la arenosa costa. Ya casi llegaban hasta él, cuando de pronto estallaron gritos, interjecciones y manoteos igual que “pancadas de ahogado”, abordo del navio Presidencial. Momento dramático!... El frágil “Puerto de Nutrias” dá enloquecidos bandazos y cabeceos, sin cuidarse para nada del timón!Santo Dios!...-Todos quietos, o nos voltiamos, ordenó don Félix Fernández.

-¿Qué sucede?, preguntó una voz parecida a la del señor Gobernador de Apure, ronca pero no autoritaria. -¿Qué bolera pasa? -dicen que averiguó algo inquieto el Presidente. -No pasa nada, General!Calma, todos! -dijo, apaciguador, el Gral Pérez Bustamante. -Dios salve al Caudillo! -impetró una voz. -Pero a mi primero, Luciano-oyose por lo bajo la voz de don Juan Bautista Esté, bromeando con el doctor Mendible. Don Juan, como buen apureño, conocía bien su río! No fue gran cosa aquéllo!Un susto y un remojoncito por el golpe del oleaje en la confluencia! -¿Nada, dice?Y casi tragamos agua! -protestó una voz hacia popa. -Está bueno!No se hable más de éso! -ordenó el Jefe, al mismo tiempo que se ajustaba el panamá para resistir el golpe de brisa. Asi reasumía una actitud digna en sí misma. Alguien por allí reabotonaba los pantalones y se subía las"elásticas”, cuando ya el “Puerto de Nutrias" se acercaba al "Arauca" para la operación de trasbordar, al pairo. Tuvo en mucho la culpa del pequeño incidente un inoportuno golpe de brisa y el cachetazo o cachetada de las corrientes en el punto de choque. Situaciones asi son diarias en lugares como aquél. Sólo que las pequeñas embarcaciones o canoas saben cómo sortear el peligro, en tanto que los vapores por su mayor volumen resisten el embate sin ninguna consecuencia. Se hizo el trasbordo casi a la vista de San Fernando, porque to davia en aquellos tiempos desembocaba el Portuguesa en el Apure Viejo, en tanto que en la actualidad lo hace en el Ruendes, muy arriba. Tarde y a la mañana, mediodía casi, pisó el Gral. Cipriano Castro y su ilustre séquito el suelo de la capital apureña.

Era el 22 de abril de 1905. En la regocijada barahunda–para decirlo de modo conciso, aquellas gentes enloquecieron! Hasta hoy! Las mismas cosas inanimadas participaron de la locura humana, a extremo tal que un cohete desgaritado y raudo causó el total incendio de la casa de don Fabián Tavera, situada en la zona ribereña, La Playa. El viejo, buen castrista y mejor apureño, no aceptó compensación alguna. Le bastó con gritar su euforia partidista: -Viva el General Cipriano Castro, Restaurador de Venezuela! Loco de atar! En la noche de ese día le fue ofrecido al Presidente lo que Gumersindo en funciones de cronista llamó Baile de Bienvenida; otros bailes en las siguientes noches, y durante los días, toros coleados, riñas de gallos, carreras de cintas, banquetes y un pic-nic "en la finca del Dr. J.O. González, margen derecha del Apure, a un kilómetro de San Fernando”... Y discursos... Bueno!...Aporrillos! Entretantos, el del Dr. Luciano Mendible. Brillante, tanto por las luces del lenguaje y belleza de las imágenes, como por los periodos armoniosos y elelegante corte de la frase. Le valió a su autor, con perjuicio inmediato de la posición del General Casanova, la Gobernación de la Sección Apure del Estado Guárico, el 25 del mismo abril. Menos práctico o poco afortunado el Dr. Filiberto Rodriguez sólo llevó sobre sus hombros la gloria de ser contestado su discurso por el propio Restaurador (“Este es mío!Déjelo por mi cuenta!"). Y quédese ésto por aquello! Bueno es decirlo en honor de Mendible, que hasta su muerte fue un castrista leal y valiente como pocos!Con verdadero arrojo hizo frente a otros servidores desleales en diciembre de 1908, como Presidente que era ya del Estado Guárico. 

El discurso de Mendible acaparó por supuesto todos los comentarios y elogios del momento, por lo cual le tocó calarse la chupa del fraile al Presidente del Concejo Municipal De SanFernando, elvGral. Delgado Estévez. No recordamos si Antero o el otro... Por una simple frase dicha al calor de una partidista improvisación, se le vino encima el mundo como si con ello hubiera falseado uno de los siete pilares que sustentan esta redonda picardia. Dijo inocentemente el manso munícipe esta frase si nintención: “Que el principio de la alternabilidad había sido dolorosamente infecundo en Venezuela, y que debía por tanto ser sustituido por otro de estabilidad, fuerza y paz”. Pero El Cabito le agarró el caballo por la pata del freno y el rábano por donde debe agarrarse, según el refrán. Agradeció desde luego el discursillo, pero agregó a toda infula y alzado sobre la punta de los pies: "Como exaltación de amor a la Estabilidad, al Orden, a la Paz y al Gobierno mismo, pase; pero desde cualquier otro punto de vista es inaceptable, es subversivo, es atentatorio contra la majestad de nuestras instituciones fundamentales y contra el espíritu de la demo cracia que profesamos, etc.,etc." Y dale con la democracia castriana! Llega finalmenteel día 25. En la tarde fueron coleados los últimos toros de los festejos en su honor; y por la noche el postrer agasajo: Cena y Baile de Despedida. De la tarde de ese día es el siguiente telegrama dirigido al General Juan Vicente Gómez: “Son las tres de la tarde y nos preparamos para ir a la corrida de toros, que es la última de aqui; de alli vendremos para concurrir a la fiesta de despedida con que nos obsequia el general Pérez Bustamante. Al terminar la fiesta, que será a las 11 o las 12, nos iremos directamente al vapor “Arauca" que nos conducirá por el Apure al Orinoco, para transbordar allí al gran vapor “Apure”, destinado por la Compañía con tal fin. -Mi amigo: Esta es la tierra de la verdadera libertad y del porvenir de Venezuela la grande. SanFernando está llamado por su posición topográfica, su riqueza y cultura social bien entendida, a ser en lo porvenir una ciudad de las más importantes de la República. Sus destinos serán muy grandes. -En medio de este clima ardiente se sienten revivir las fuerzas materiales e intelectuales. -El espíritu se expande. -Asisto intelectualmente al desarrollo de estas regiones. San Fernando es, en mi concepto, un gran corazón por cuyas arterias fluviales se comunica directamente con todo el universo. Agregue usted que es portada principal de nuestra riqueza ganadera, y muy extraño o raro es que se encuentre otra ciudad de iguales condiciones. -Mi espíritu se ha extasiado con tan pródiga naturaleza. No será muy tarde cuando con mayor facilidad relativa nuestros centros sociales vengan a palpar estas verdades, a ensanchar su espíritu y a cultivar relaciones de amistad. -Yo gozo hoy acariciando estas ideas que en breve serán prácticas, y cada vez más me doy por satisfecho de esta gran recorrida. -Y hasta que tenga el gusto de verlo, lo saluda y desea felicidad, su amigo,(fdo) CIPRIANO CASTRO”. Fue ésta su confesión pública de fe y simpatia por los destinos de la ciudad sureña! Y como último apretón de manos para despedirse, concedió la libertad a sus huéspedes en el Castillo de Puerto Cabello, Generales Miguel María Márquez, Aniceto Camejo y Dr. y Gral. Francisco Díaz Graffe. La sociedad san fernandina y el pueblo todo se mostraron altamente reconocidos por estos gestos finales de su visita.


Fuente: Del Apure Histórico de Carlos Laya.


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