LA CULEBRILLA
Por Orlando Nieves
En el llano es muy común escuchar hablar de ensalmes, de
matas, de contras, de jarabes e incluso de yerbateros y brujos. Las oraciones
son elementos imprescindibles del mundo de las creencias del llano porque sirven
para un sinfín de cosas, inclusive en casos
de enfermedades sin posible explicación o consideradas enigmas médicos, tales
como la culebrilla.
La
culebrilla es una erupción o sarpullido en la piel, que afecta alguna parte del
cuerpo, sea un brazo, la cintura e incluso el cuello, y en el llano se cree que llegándose a juntar la cabeza de esta
culebrilla
con la cola
o sitio de donde salió, muere la persona. Cuando esto sucede llevamos al
afectado por la culebrilla donde un rezandero o persona que tiene
el don, el cual le ha sido enseñado por algún familiar cercano, generalmente abuelos
o padres, reza sobre la parte afectada, (algunos rocían agua bendita colocada
en hojas de yerba mora),
esto se hace por varios días, y aunque
la ciencia diga lo contrario esta afección desaparece.
El rezo en nuestra cultura representa la supervivencia de un conocimiento
antiguo, así lo expresa Simona Reyes en su trabajo de grado “De Remedios, si me
Acuerdo”,…“La manera de aprender un rezo es que alguien que lo sepa se lo anote
o se lo diga, uno debe pagar por esto, lo que sea y se quiera, pero de no ser así el rezo que haga a otros luego no le va a servir”… “los llaneros le apuestan toda su fe a este suceso y si este falla se considera, que no es por el rezo en sí sino por alguna particularidad que impidió que este obrara. El
rezo es darle paso a Dios y los santos de que obren, es poner todas las fuerzas en la fe”.
Ahora bien, la ciencia médica define la culebrilla con el
nombre de Herpes Zoster, como
una dolorosa erupción cutánea que típicamente afecta una mitad del cuerpo o de
la cara pero son los adultos mayores los que presentan un mayor riesgo: la
mitad de los casos ocurren en hombres y mujeres mayores de 60 años de edad,
entre los que incluso las complicaciones del herpes zóster son mucho más
frecuentes. Cuando una persona se recupera tras haber sufrido varicela o
lechina, el virus permanece en su organismo en estado de inactividad. Pero por
razones que no se comprenden del todo, el virus puede reactivarse años más
tarde, causando la culebrilla. En la mayoría de los casos, la erupción toma la
forma de una franja horizontal que aparece a uno de los lados del cuerpo; en
otras la erupción se manifiesta a un lado de la cara, y en otras puede
extenderse y en casos raros puede presentar una apariencia similar a la de la
varicela. El herpes zoster puede afectar los ojos y causar la pérdida de la
visión. Otros síntomas que se pueden presentar son: fiebre, dolor de cabeza,
escalofríos y malestar estomacal. Incluso en Venezuela, existe una vacuna para
este tipo de enfermedad.
El padre Joseph Gumilla de la compañía
de Jesús en su libro El Orinoco ilustrado y defendido de 1745, habla sobre la
culebrilla de la siguiente manera:
“No está todavía averiguado, ni es fácil de averiguar, si la culebrilla, de
que voy a dar noticia, nace en las plantas de loa pies por alguna congelación de los humores del mismo cuerpo
humano, o si se origina
de algún animalejo que se entra a modo que dijimos
de las niguas. Lo cierto es que en Cartagena de Indias y en semejantes temperamentos sumamente cálidos y húmedos, aunque no con frecuencia, se padece la culebrilla, la cual
se da a sentir y a conocer por la inflamación que ocupa la planta del pie y por la calentura
que de ella se excita; su
positura creo que es cosa inaudita en nuestra Europa.
Para observarla lava un cirujano el pie con agua tan caliente cuanto
puede sufrir el paciente;
y después
de limpio y enjuto el pie, se deja ver un verdugón, más o menos
enroscado, según los días que
lleva de engendrada la culebrilla , el cual indica
la grandeza de ella. Hecho esto entra la curación del modo siguiente:
se prepara
un
lazo hecho de un torzal de seda fuerte ; se vuelve
a meter el pie en el agua
caliente al modo dicho y semanalmente sofocada
la culebrilla del
calor, o la tenía ya, o abre puerta para sacar su cabeza; entonces, ·prontamente, antes que la
retire, se le echa y
ajusta bien el lazo, cuya extremidad se debe afianzar sobre
loe tobillos, en la garganta
del pie, de modo que el
lazo quede tirante, y arropado
el pie y quieto hasta el otro día, se repite el baño, y se halla que ya la culebrilla salió hacia fuera, el espacio
de una uña , v.
gr.: la destreza y cuidado grande se ha de esmerar en dos cosas: la una, en no violentar demasiado la culebrilla a que salga; la otra, en que el lazo no afloje,
y retirándote ella hacia dentro, se -pierda lo ya ganado. En uno y otro se requiere gran tiento, porque si se parte la culebrilla, se corrompe la parte que queda dentro y se apostema el pie, dando materia
a un prolija curación y arriesgada. En fin, a fuerza de tiempo y de prolijidad, sin más que repetir los baños dichos, sale últimamente la culebrilla entera, de cosa de tercia de largo, del
grueso de un bordón ordinario de arpa; es casi nervosa y de
poca carnosidad dicha culebrilla. Esta relación, casi con los mismos términos, oí al Padre Carlos
de Anisón, de mi religión, que padeció y fue curado al modo ya referido de la tal culebrilla.
Otra especie de culebrilla da también
en las tierras cálidas y húmedas; especialmente abunda
mucho en aquellos dilatados "Llanos de Pauto y Casanare, donde están nuestras
antiguas Misiones; las señas son horribles, y las daré según y cómo
las padecí yo; y para que ningún
otro padezca tanto, ni
la
quinta ni aun la
vigésima parte, apuntaré el remedio
fácil, seguro y sin dolor. Da Una inflamación, v. gr., en el pecho o espalda; entra luego
la calentura; brotan después unas ampollas
con aguadija clara sobre la dicha
infamación; y luego desde allí, como de tu centro, empieza la inflamación a caminar, dando vuelta al cuerpo, como si la cabeza de la culebrilla buscara el sitio mismo de donde salió; va caminando la inflamaci6n con punta piramidal, y el
sitio que ocupó hoy, mañana
amanece lleno de las dichas ampollas. Más de la mitad del cuerpo me había
ya ceñido la Culebrilla., y no
hallaba
quién
me
dijese qué cosa
era, ni qué remedio tenía ;
por último, un indio silvestre, recién bautizado, llamado Ignacio Tulijay, viéndose
fatigado, me consoló
diciendo Rabicá, fajijú, futuit fu, rufay
fafolejú», que
a la letra fue decirme : «Padre mio, tú mueres sin
falta; no hay más remedio que dejarte quemar.> o:Quémame-le dije-como tú quisieres; ni
allí cabía ya otro partido.
El caldeó un cuchillo luego,
y hecho una ascua de fuego,
empezando desde el principio de la culebrilla, la fue sajando
y quemando por
diecisiete partes.
La culebrilla no pasó adelante y la calentura se quitó luego; pero las sajaduras
costaron de curar muchos días; durante la cura vino
a visitarme una vieja mestiza,
quiero
decir
que
era
medio
india
y medio mulata ; ella se
preciaba de médica,
y se lastimó mucho del
rústico remedio que me aplicó
el indio y añadió
que ella de sus mayores había aprendido que para matar la tal culebrilla basta calentar bien un limón,
partirlo, empapar
pólvora
con aquel agrio y untar con dicho limón y pólvora, con frecuencia toda la inflamación; añadió la vieja que tenía
por experiencia
que en llegándose a juntar la cabeza de esta
culebrilla
con la cola
o sitio de donde salió luego al punto
muere el paciente.
El dicho remedio
del limón y pólvora es muy eficaz
y no causa al enfermo molestia de cuidado; después lo apliqué
a
muchos, porque, como
dije, es este mal
muy
frecuente
en aquellos territorios. Y para que llegue a noticia
de todos un remedio tan fácil
y útil se pone aquí ; y advierto que no sólo da en el cuerpo,
verbigracia, en las espaldas
o pecho; da también en los brazos, en los muslos, con las mismas
señas que ya dije. Lo que yo no acabo
de creer es que sea animal vivo,
como lo afirman
aquellas gentes, si bien aquel modo de caminar en círculo perfecto puede ser algún indicio de lo que ellos
piensan. Después experimenté que con sola
la untura del limón tibio
repetida basta para atajar esta rara enfermedad.
Lo cierto del caso es que existen diferentes maneras de
tratar la culebrilla, unos con tinta china, otros con hierbas, otros con la
medicina científica y otros con solo rezos.
ORACION PARA CURAR LA CULEBRILLA.
“Yo te corto la culebrilla” (se dice tres veces sobre una hierba
verde, haciendo la cruz).
“Si es hembra, rabo y cabeza”
“Si es macho, cabeza y rabo”
Se va haciendo con un palito en la parte enferma, y luego sobre las
hierbas y luego se pone a secar. (Se reza tres veces cada día durante tres días
seguidos).
OTRA ORACION PARA CURAR LA CULEBRILLA.
Pintar la periferia de la zona
afectada, con tinta china negra. Imponer la mano y decir:
En el nombre del Padre,+de su Santo Hijo+y del Espíritu Santo.+“Por el Poder de
la Sagrada Trinidad, yo te ilumino para que
se realice ahora mismo la liberación del mal de la culebrilla que tú, hijo de Dios le
pediste a tu Padre.
Lo que era, que sea. Lo que estaba
sano, que sea. Lo que es... es.
Que salga el mal y se vaya lejos, al fondo del mar, donde ni a ti, ni a mí, ni a nadie, nos pueda dañar. Amén
Esta oración se debe decir 7 veces
durante tres días y se le puede hacer cruces pequeñas en la zona afectada
entremezclando con la imposición de manos.
Si con la medicina científica
no mejora, busque a la rezandera más cercana que conozca.
Fuente:
-Laboratorio Merck Sharp & Dohme (MSD)
-La vacuna
contra la culebrilla llega a Venezuela Escrito por Team Aliado en
mscnoticias.com.ve
-El Orinoco ilustrado y
defendido, historia natural, civil y geographica de este gran rio y de sus
caudalosas vertientes. Escrita por el padre Joseph Gumilla de la compañía de
Jesús en 1745
-Los espantos de La sabana: leyendas y
religiosidad de los Llanos venezolanos de Jenny
González Muñoz. 2013.
-Oracionesantiguas.com
-Simona Reyes trabajo de grado “De
Remedios, si me Acuerdo”. ULA 2006