
LA
TRAMPA.
(Cuento)
Los senderos
tupidos de pajonales, eran atravesados con diligencia obstinada, por un grupo de jinetes,
que avanzaban inexorablemente hacia la meta calculada. Los caballos de vez en cuando
se encabistraban en la espesura de
la maleza. Los cabalgantes de trecho en trecho se desmontaban y guiaban sus
bestias por la bridas. El avance era
lento pero pertinaz.
La hora avanzada del día, presagiaba una jornada penosa. Las cabalgaduras iban cargadas de cansancio. Todo parecía
indicar una calamidad
inminente a cada paso del camino.
Eran exactamente las seis y treinta de la tarde, cuando el grupo de jinetes pisaba un duro y enterronado banco de sabana; que les
auguraba una nueva jornada sin las dificultades de la...