
Por: ALJER "CHINO" EREÚ. -En un lugar que no era La Mancha ,y del que tampoco un día quiero acordarme. En un pueblo ciego y mudo, como el de La Ceguera de Saramago, pero sin la esposa del médico, allí estaba él: un Quijote con su estigma, vencido por el infortunio, vestido de miseria y desnudo de ventura, como anticipando el ostracismo del sueño sin sepultura, sin Dulcinea, sin Sancho, sin Rocinante y sin nada, o con más que nada y con mucho; lo mucho era el dolor de sus recuerdos de noble abolengo, lo mucho era el dolor de su amargura, y mucho el dolor de su olvido. Allí estaba él, en su lecho castigador, mortificado por la peor Lujuria, la lujuria del abandono, oyendo el eco luctuoso de Juan del Llano, que entraba por sus oídos como...