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domingo, 4 de agosto de 2024

NELSON MORALES "EL RUISEÑOR DE ATAMAICA"


Un icono inolvidable de nuestro folclor.


Por Yolaiza Boada

Sobre el esplendoroso paisaje de las sabanas apureñas, en jurisdicción de la parroquia San Rafael de Atamaica se encuentra enclavado el caserío Mata Negra, allí nació NELSON RAMON MORALES RONDON "El Ruiseñor de Atamaica", hijo de Don Dámaso Morales y doña Juliana Rondón. Entre cantos de ordeños, rumores de lluvia y rios viajeros la tonada de su llanto se escuchó por primera vez el día 03 de agosto de 1943.


Era hijo único de don Dámaso, pero del lado materno contaba con cuatro hermanos mayores de nombres Cándido, Flor, Hilda y Manuel Rondón. Siendo niño sus padres deciden mudarse por lo que su crianza se desarrolla en la población de El Brazo, vía Achaguas. Su interés por la música llanera inicia a muy temprana edad; en esos primeros pasos era el "Indio" Figueredo quien lo acompañaba. Con su padre poco a poco se fue curtiendo en las labores del llano; las veredas y caminos fueron sus correderos, se recreaba con la naturaleza al atravesar ríos y senderos; cantaba en las labores de ordeño, en el pastoreo de la vacada y los sábados por la tarde cantaba pasajes y joropos en bailes sabaneros a la par de varios arpistas y otros copleros. Su canto amargo y altanero se fue regando por caseríos y pueblos, su musa podía estar en una muchacha bonita, en el relincho de un caballo, en un caño o en un estero.

En sus años primaverales participó en el programa de talento en vivo llamado "Fiesta Llanera" transmitido por la emisora radial "La Voz de Apure" ubicada en San Fernando, en este escenario conoció a dos hombres dotados de humildad y de una genuina llaneridad: el arpista Omar Moreno y Pablo Jacinto Orozco Martínez, este último director del sello disquero "Cachilapo" popularmente conocido como "El Pariente", ellos fueron los encargados de abrir las puertas de la fama a nuestro gran Ruiseñor de Atamaica.


Para el año 1967 apoyado por ese gran sello criollo Morales lanzó al aire su primer 45 r.p.m. contentivo del tema "El Delirio de Bolívar" y de respaldo un pasaje titulado "Recuerdos de Arichuna", con acompañamiento musical del maestro Omar Gerónimo Moreno Gil, iniciando de esta forma una imparable carrera de éxitos. 


Llenos de regocijo por el triunfo obtenido, comenzó la planificación y desarrollo de actividades para la grabación del LP denominado "Estampas del Llano Adentro", bajo la dirección musical del maestro arpista Omar Moreno. Este trabajo fue armado con varios temas, entre ellos: "Los Maizales", "Pajarillo N° 1", "Los Merecures", "Exclamación de los Peces", "Tribunal Divino", "Amor Infiel", "Las Dos Fieras", "Masacre en la Rubiera" los cuales sonaron con persistencia dándole más popularidad al cantante.


Morales destacó como artista en el renglón llanero porque tenía capacidad para identificar las notas musicales sin necesidad de referencia, sumado a esto su voz era versátil, tenía buena dicción y excelente afinación; sin hacer esfuerzo interpretaba con mucha facilidad el joropo en sus distintos ritmos o golpes, era como si los ríos Arauca y Atamaica les hubiesen prestado la fuerza de sus aguas cantarinas para que su grito de vaquería fuera reconocido en todos los Cajones de esa sabana bravía. Freddy Ibañez Pereira operador de radio de la emisora La Voz de Apure con acierto definió a Nelson Morales con el epiteto de "El Ruiseñor de Atamaica", comparándo su voz con el canto ilimitado, fuerte y melodioso del pájaro ruiseñor.


Su pasión era la música llanera, empeñado en seguir triunfando decide irse a Caracas con don Marcelo Quinto, en la capital de la República recibió la ayuda generosa y solidaria del poeta y compositor larense don Valentín Carucí dedicado a promover y defender el talento nacional. Su aceptación en el público cada día era más notoria, su popularidad la vivía con momentos gratos y otros no tan gratos que tuvo que resolver con mucha prudencia para disminuir riesgos; en la ciudad de Villavicencio, Colombia, estando en un centro nocturno a la espera de su turno para actuar fue amenazado por un hombre el cual se presume era guerrillero, este apuntándolo con un arma de fuego exigía su actuación en forma inmediata; el orden en la programación fue cambiada y "El Ruiseñor de Atamaica" con mucho aplomo subió a la tarima y con su garganta de acero, recia y bien afinada deleitó a aquel hombre y a toda aquella fanaticada. En otra oportunidad fue montado en un helicóptero y llevado a un campamento guerrillero donde festejaban el cumpleaños de uno de los comandantes del grupo armado, allí en medio del susto calmó sus nervios, tomó fuerza sacando a relucir sus dotes de buen coplero; regresando sano y salvo a sus correderos. Tiempo después vivió otra situación de peligro, cuando regresaba de una exitosa gira por México, el avión hizo escala en Guayaquil, Ecuador y desde allí fue desviado por varios sujetos a Cuba, en esa oportunidad conoció a Fidel Castro.


Nelson Morales era un llanero genuino, auténtico, conocía perfectamente su potencial, cultivaba su inspiración en los amores, desamores, las injusticias, las faenas de rodeo, las vaquerías, el encierro de ganado, todas sus vivencias le servían para componer versos, coplas; como ejemplo se puede nombrar el tema "Masacre en la Rubiera" en el cual relata la matanza de varios indígenas en una hacienda ubicada en territorio colombiano fronterizo con el Capanaparo apureño. Morales para ese momento era funcionario de la División de Inteligencia Militar y formaba parte de la comisión que investigaba el suceso en consecuencia conocía los pormenores del caso. Inspirado en ese suceso e incentivado por don Jacinto Orozco Martínez uno de sus mentores en Discos Cachilapo, escribió en forma de protesta la trágica historia vivida por los indios Cuibas al ser invitados a una fiesta por el caporal de "La Rubiera". Otro ejemplo es el tema "Auristela", para componer esta canción su musa se inspiró en una decepción amorosa.

Morales como contrapunteador relancino tenía rápidez para contestar con cordura, con rima, no se salía del tema y guardaba el pulso correcto dentro de la estructura musical. Su espíritu de llanero altivo lo llevó a rivalizar con muchos jerarcas de la canta criolla: "El Carrao de Palmarito: reconocía a Nelson como coplero de copleros, decía que su altanería y reciedumbre era un don muy particular en el folclor incluso decía que habían canciones y golpes que nunca pudo interpretar y Nelson las hacía con mucha facilidad; juntos grabaron el disco "Dos Cantaclaros Frente a Frente". Con Darío Silva "El Pollo de San Fernando" grabó "Cuando un Coplero Responde", con Santiago Rojas "El Turpial de Guardatinajas" grabó "El Soldado y El General"; con su primo Eloy Morales "El Veguero Nato" grabó "Versos de la Lejanía", "La Copla del Cabrestero", "Tan de a Caballo y a Pie", "Discusión de Dos Copleros", "Coplero cruza Camino", todos autoría de "El Ruiseñor de Atamaica".También grabó con Franklin Carpio, Melecio García y otros copleros de fama. 


Nelson Morales era un cantante de mucho recurso, su atarraya estaba abarrotada de buenos versos; tuvo la hazaña de contrapuntear de media noche pal día sin repetir un verso durante toda la porfía, en una presentación en el Caney Tropical de Maracay cantó cinco pajarillos en forma consecutiva. Su fanaticada lo identificaba como el "Verdugo de la Canta Criolla". José Francisco Montoya ha reconocido en muchas ocasiones que su único contendor en duelos improvisando fue Nelson Morales, al referirse a sus versos los califica de amargos y camorreros.


En su fructífera carrera musical sus éxitos se agupan en varios discos larga duración entre ellos: "Estampas del Llano Adentro", "Del Llano soy Defensor", "El Recio", "Remembranzas", "El Auténtico Llanero", contentivos de canciones que hoy día forman parte del repertorio del folklore venezolano. Sus proyectos musicales fueron respaldados por sellos disqueros como Cachilapo, Lolimar, Discomoda, Bambuco en Colombia y Era Musical.


El poeta apureño Julio César Sánchez bajó tranquilo al sepulcro porque pudo entregar a Nelson Morales la letra de "Kirpa Altanera" una composición de su pluma inspirada y dedicada a él como llanero trovador del Cajón de Arauca apureño. Otros temas de Sánchez Olivo para Morales fueron "Puerto Miranda" y "Cajón de Arauca Apureño".


El señor Fausto Viña su viejo amigo y paisano de Atamaica recuerda cuando Nelson preparaba sus famosos picadillos de carne al estilo llanero escuchando canciones de Angel Custodio. A raíz de la muerte de Loyola el sello Lolimar consideró que Nelson Morales era el cantante idóneo para hacer un trabajo discográfico en homenaje a "El Tigre de Masaguarito", de esta manera surgió el larga duración titulado "Remembranzas", grabado con sensibilidad, afecto, admiración y respeto hacia el artista muerto; en ese disco se incluyeron temas como: "Cajón de Arauca Apureño", "Rosita", "La Guayaba", "Triste Despedida", "San Felipe", "Puerto Miranda, "Las Tres de la Mañana", "El Prisionero", "24 de Enero", "Tierra Negra". 

 

Morales lanzó al aire su último trabajo titulado "Grito de un Llanero Activo" apoyado por el sello Nueva Era en este trabajo fue acompañado por el arpista Joseíto Romero y su conjunto; un álbum contentivo de piezas donde se le rinde homenaje a distintas figuras del llano como Alberto Arvelo Torrealba, Pedro Emilio Sánchez, el Indio Figueredo y Adilia Castillo, igualmente se integra un contrapunteo con Melecio García el Pollo de las Maporas; un trabajo discográfico donde el Ruiseñor hace gala de su sencillez y con mucho sentimiento expresa lo que vivió y sintió a lo largo de su carrera musical; allí suenan temas como: "Amor Fracasado", "Grito de un llanero activo", "Añorando mi pasado", "Palomita Montañera", "Bonguero del Río Guanare", "Sabaneando un Cimarrón", "Mi Sed de Amor", "El Caballo del Escudo", "Mi Sufrimoento de Amor", "Adiós al Indio de Apure", "Mis Dos Amantes", "La gran Verdad sobre Quirpa", "Por el Chaparro a Caballo", " Mi Corazón es Sublime", "Custodio y Venancio Laya", "Cuando se fue Pedro Emilio". 


En el transcurso de su vida artística este legendario apureño tuvo presentaciones a nivel nacional, pero también se atrevió a llevar su grito altanero, retador, cimarrón y pendenciero a Perú, Panamá, Estados Unidos, Colombia y México. Su voz también retumbó en el teatro Teresa Carreño. Recibió infinidad de reconocimientos tanto nacional como internacionalmente. En su oportunidad agradeció a autoridades de la población de Elorza por haberle rendido homenaje al decretar que una de las calles del pueblo lleve su nombre. Para los colombianos fue un ídolo, en una de sus giras tuvo el honor de firmar el Libro de Visitantes Ilustres de la Quinta San Pedro Alejandrino en Santa Marta y recibir en esa oportunidad Las Llaves de la ciudad. Muchas fueron las distinciones y premios recibidos en festivales de contrapunteo y corríos llaneros, también se hizo merecedor de premios como "Cantaclaro de Oro", "Maracaya de Oro", "Cucarachero de Oro". Recibio diplomas de reconocimiento de parte de las autoridades de la Universidad Central de Venezuela por su labor en pro del folclor llanero. Una estatua suya de medio busto reposa en la plaza del pueblo de San Rafaeleño.


Nelson Morales era un hombre criollo, alto, delgado, lleno de humor, de carácter fuerte, delicado, seguro de si mismo, acogedor, humilde, honesto, carismático, con mirada profunda. Muy culto, amante de la lectura, le gustaba conversar pero también amaba el silencio. Tenía un defecto visual que ha sido dificil decifrar pero "tuerto" no se dejaba llamar. Era enemigo de las injusticias, las mentiras y los abusos. Vivía en Maracay, en Rancho Alegre también le gustaba estar, con tucos y alpargatas solía andar, en su cabeza el sombrero y el caballo siempre dispuesto para cabalgar. Para sus presentaciones vestía de sombrero, liki liki y una buena fragancia también le gustaba usar. En su vocabulario el refranero no podía faltar, era costumbre escucharlo decir "no doy razón de mis planes porque los echo a perder", "el tarde nunca es temprano", " la violencia es el arma de los que no tienen razón". 


El Ruiseñor de Atamaica tuvo diez hijos en total, de su relación marital con la señora Haidee Triana nacieron sus hijos mayores de nombres: Elida, Jairo, Miguel, Yohana y Yoel. Luego estableció una relación con la señora Irene López procreando a Norelkys, Dayana, Nelson, Isbeth y Julia. En el año 2000 contrajo matrimonio con la guariqueña Romelia Aponte "La Poetiza", con ella no tuvo descendencia. Sus hijos lo recuerdan con amor, Nelson Junior el menor de los varones tiene grabado en su mente cuando su padre le sonreía, lo abrazaba y dándole un beso en la frente le susurraba "verte a ti es verme a mi mismo cuando estaba niño".


Morales era un hombre enérgico, gozaba de buena salud, nunca se enfermaba no sufría de nada, pero el día 31 de enero de 2005 su pecho se estremeció con la embestida de un infarto que no resistió, ensilló su caballo y voló atendiendo el llamado del Señor. Muchas personas asistieron al acto del sepelio, entre los presentes se encontraban personajes de la canta vernácula como Juan Armada, Orlando Prado, Pablo Labrador, Eloy Morales, Omar Moreno, Francisco Montoya, José Alí Nieves, José Jiménez "El Pollo de Orichuna", Juan Chiquito, José Archila, Ramón Blanco; músicos y cantantes que para despedirlo siguieron la tradición y entre dolor y lágrimas cantaron melodías criollas que fueron su pasión.

 

Nelson Morales fue una gloria del folclor que en los patios llaneros al pie de un arpa con su tañío se identificaba como buen coplero, relancino y trovador. El Ruiseñor de Atamaica seguirá vivo en la memoria de quienes lo recuerden, de quienes cuenten sus historias, sus logros, sus triunfos y escuchen sus canciones.


Ante todo estoy altamemte agradecida con Dios por la culminación de este trabajo, asimismo agradezco al señor Fausto Viña por hacer posible mi contacto con Nelson Yunior hijo de don Nelson Morales quien mostró interés y colaboró amablemente en el suministro de datos. Igualmente agradezco toda la información proporcionada por don Eloy Morales "El Veguero Nato", primo del Ruiseñor de Atamaica, su aporte también fue de gran utilidad en la redacción de esta reseña. 


Es bueno contar las historias para saber quienes somos y para no olvidar lo útil que hemos sido en la vida. 

sábado, 11 de noviembre de 2023

LA PATASOLA

 



En el llano Colombiano se cuenta la Leyenda de una mujer monstruosa que se caracteriza por tener una sola pierna y que termina en forma de pezuña. 

Su aspecto aterrador es de cabellera enmarañada, pequeños ojos de tigresa, boca grande y colmillos enormes. 

Según la leyenda, es el alma en pena de una mujer infiel que deshonró a su marido.

Se dice que este personaje fue inventado por los hombres celosos para asustar a sus esposas infieles, infundirles terror y al mismo tiempo, reconocer las bondades de la selva.

 Cuentan que en cierta región del Tolima Grande, un arrendatario tenía como esposa una mujer muy linda y con ella tuvo tres hijos.

 El dueño de la hacienda deseaba conseguirse una esposa, y llamó a uno de los vaqueros de más confianza para decirle:

 "...vete a la quebrada y escoge entre las lavanderas la mejor; luego me dices quién es y cómo es...".

 El hombre se fue, las observó a todas y al instante distinguió a la esposa de un vaquero compañero y amigo, que aparte de ser la más joven, era la más hermosa. 

El vaquero regresó a darle al patrón la información y todos los datos sobre la mujer.

Dicen que cuando llegó el tiempo de las "vaquerías", el esposo de la bella mujer relató al vaquero que traía sus tristezas, se quejó de su esposa, pues la notaba fría, menos cariñosa y ya no le arreglaba la ropa con el mismo cuidado de antes y vivía de mal genio. Le confesó que le provocaba irse lejos, pero le daba pesar con sus hijos.

El vaquero conocedor del secreto, compadecido de la situación de su amigo, le contó lo del patrón, advirtiendo no tener él ninguna culpabilidad. 

El esposo entristecido y traicionado le dio las gracias a su compañero por su franqueza y se fue a pensar a solas sobre el asunto y se decía: 

"...si yo pudiera convencerme de que mi mujer me engaña con el patrón, que me perdone Dios, porque no respondo de lo que suceda...".

Dicen que este vaquero se dirigió a su vivienda. Allí le contó a su esposa que se iba para el pueblo porque su patrón lo mandaba por la correspondencia y que no regresaba esa noche. 

Montó su caballo y salió deprisa por diversos lugares para matar el tiempo. Llegó a la cantina y bebió unos tragos de aguardiente. 

A eso de las nueve de la noche se fue a pie por entre el monte a espiar a su mujer.

Serían ya como las diez de la noche, cuando la mujer, viendo que el marido no llegaba, se fue para la hacienda en busca de su patrón. 

El marido, cuando vio que la mujer se dirigía por el camino que va al hato, salió del escondite, llegó a la casa, encontró a los niños dormidos y se acostó. 

En la madrugada llegó la infiel muy tranquila y serena. El esposo le dijo: "¿De dónde vienes?". 

Ella con naturalidad le contestó: 

"De lavar unas ropitas". 

"¿De noche?", dijo su marido.

A los pocos días, el burlado esposo inventó un nuevo viaje.

Ya de noche, se vino a pie para esconderse en la platanera que quedaba frente a su casa. Esa noche la mujer no salió, pero llegó el patrón a visitarla. 

Cuando el rico hacendado llegó a la puerta, la mujer salió a recibirlo y se arrojó en sus brazos besándolo y acariciándolo.

El enfurecido esposo que estaba viendo todo, brincó con el machete en alto y sin dar tiempo al enamorado de librarse del abrazo, le quitó la vida de un solo machetazo. 

La mujer, entre sorprendida y horrorizada, quiso salir huyendo, pero el furioso marido le dio tremendo machetazo a la cadera que la dejó sin una pierna, como si fuera la rama de un árbol. 

Ambos murieron casi a la misma hora. 

Al marido lo enviaron a la cárcel, pero cuando salió al poco tiempo, volvió por sus tres hijos y le prendió fuego a la casa.

Dicen que esta mujer deambula por fincas, bosques y selvas solitarias desde aquella terrible noche. 

Las personas aseguran haberla visto saltando en una sola pata, por sierras, cañadas y caminos, lanzando gritos lastimeros. 

Es el alma en pena de la mujer infiel que vaga por montes, valles y llanuras, que deshonró a sus hijos y no supo respetar a su esposo.

Cuenta la leyenda, que la Pata sola vive entre los matorrales de la selva, en las cumbres de la llanura.

 Algunos dicen que es una mujer bellísima que llama a los hombres solitarios que están en el bosque o sus alrededores y los atrae para enamorarlos, pero avanza hacia la oscuridad del bosque, a donde los va conduciendo con su mirada cautivante, hasta transformarse en una mujer horrible con ojos de fuego, boca desproporcionada de donde asoman unos dientes felinos y una cabellera corta y despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.

Además dicen que hay ocasiones, en las que oyen los lamentos de una mujer extraviada; gritan para auxiliarla, pero los quejidos van tornándose más tristes a medida que avanza hacia la víctima y cuando ya está muy cerca, se convierte en una fiera que se lanza sobre la persona, le chupa la sangre y termina triturándola con sus agudos colmillos. 

A esta mujer la conocen en el llano Colombiano como LA PATASOLA


Fuente: 


Narración Orlando Nieves

Edición y Montaje Alexis Tovar

Textos de la Secretaría de Cultura, Deporte y Recreación de B

ogotá 

Grabación realizada en Tecnomedia Studio

viernes, 27 de octubre de 2023

LOS LLANEROS VENEZOLANOS


 

POR RICHARD VOWELL 

En la revista Memorias de Venezuela (junio 2009)

Los Llaneros, --hombres de las sabanas-- raza sencilla y pacífica, vivían en familias separadas, cada una bajo un jefe común, a usanza de los antiguos patriarcas. Habitaban hatos remotos, o granjas, de ordinario situados a muchas leguas unos de otros con el objeto de que sus respectivos rebaños tuviesen mayor extensión de pastos y al propio tiempo para evitar la intromisión dentro de los linderos del vecino, cosa que no podría impedirse de otro modo en un país donde las cercas y aun las marcas de límites son del todo desconocidas. Las ocasiones de choque entre los peones de las diversas familias eran, por consiguiente, raras en extremo, mientras la inagotable abundancia de ganado salvaje y la facilidad con que en todo tiempo podían obtenerse caballos y vacas para el uso y subsistencia de los habitantes, no daban lugar a piques ni móvil para actos de agresión o violencia. Por lo demás resultaba evidente para un observador atento que la templanza de costumbres, características de los llaneros de Barinas, no obedecía a apocamiento de espíritu, sino que era consecuencia natural del constante trato en que los jóvenes vivían con los mayores de su familia, a quienes estaban acostumbrados a rendir obediencia implícita y en cuya presencia adoptaban habitualmente una actitud respetuosa y tranquila.


Aunque usualmente se les llama pastores y se les considera como tales, sus hábitos y sistema de vida eran en realidad los del cazador, porque siendo del todo salvaje el ganado que constituye su única riqueza, el trabajo requerido para recogerlo y arrebañarlo en la vecindad del hato era necesariamente violento e incesante. Constante ejercicio a caballo; noches pasadas en vela para guardar el ganado, proteger los becerros y potros contra los rigores del tiempo, todo ello había contribuido ya a prepararlos para la igualmente ruda profesión de las armas. Por de contado, al interrumpir la guerra la comunicación entre los Llanos y la costa marítima de Caracas, quedando paralizado su tráfico habitual de mulas, cueros y sebo, sintiéronse inquietos e impacientes por su desacostumbrada inactividad. Todos cuantos eran capaces de llevar una lanza acudieron en masa a enrolarse bajo la bandera de su paisano José Antonio Páez, quien ya se había distinguido por su valentía y éxito, como jefe de guerrilla, y quien tuvo poca dificultad en disciplinar tan valiosa recluta y en hacer de ellos buenos soldados en el campo de batalla.


Las familias de los llaneros, que aún permanecían en casa, aunque abandonadas por los más jóvenes, no corrían el peligro de padecer necesidad, porque los viejos y los muchachos, que muy a pesar suyo se quedaban rezagados eran capaces de abastecerlas con largueza escogiendo de vez en cuando alguna ternera cerril en el rebaño próximo, la cual, atada con el lazo certero, traían a la cola de sus caballos como provisión para el hato. Sin embargo, los amigos de aquellos que habían tomado las armas sentían la separación mucho más de los que hubiera ocurrido probablemente si el país que los rodeaba hubiese sido más populoso, porque en su vida de apartamiento la ausencia de un solo individuo dejaba un vacío sensible en el círculo familiar, y a causa de su casi aislada situación era probable que tuviesen poca o ninguna noticia relativa a los sucesos de una guerra en que por vez primera comenzaban a tomarse un profundo y doloroso interés.


La alarmante nueva de la próxima invasión española extendióse con velocidad por las pequeñas aldeas y haciendas de las orillas de los ríos que separan las llanuras de los distritos montañosos. Los habitantes de éstos, muchos de los cuales estaban en algún modo ligados a los patriotas por lo cual tenían buenas razones para temer la llegada de Morillo y de su inmisericorde tropa de invasores, huyeron con precipitación a refugiarse en los hatos, en el fondo de las sabanas; su arribo fue saludado como un evento feliz por los sencillos y hospitalarios llaneros, quienes encantados con tan insólita e inesperadavisita no experimentaron el más leve temor de que ellos también se verían pronto compelidos a huir ante el azote de la guerra.


En la estación lluviosa, cuando los Llanos permanecen por lo regular anegados durante tres meses, todas las casas, construidas sobre pequeñas eminencias, se ven aisladas por completo mientras dura la inundación, aunque el invierno esté lejos de mostrarse en todo su rigor. Entonces, las crecientes expulsan poco a poco de los bajíos los rebaños de reses bravías, los cuales tienen que acogerse a los únicos parajes secos que pueden hallarse, y en consecuencia no nos veíamos en el caso de ir tan lejos a caballo y todos los días para traer un novillo destinado al consumo de la familia. Además nunca nos faltaba que hacer, fabricando o reparando nuestras sillas, tejiendo cabestros de cerda tan solicitadas en las comarcas montañosas. Nuestras noches transcurrían alegremente en la extensa sala del hato con los bailes del jaís, tales como el Bambuci y la Zambullidora, muy superiores a las rígidas contradanzas y afectados boteros de Europa; las llaneras con célebres por su destreza en tocar la guitarra y el arpa y por su canto de los aires nacionales.


Era a mediados de la época de caza entre las selvas que orillan el Orinoco y también la estación en que sazonaban los maíces, de modo que cuando llegó la partida a las inmediaciones del campamento tamanaco, todos los indios guerreros se hallaban ausentes en las selvas, demasiado distantes de sus viviendas para tener noticia del ardid que se tramaba contra la felicidad doméstica de su cacique. Cuanto a las mujeres, hallábanse dispersas entre los pequeños conucos, recogiendo con afán las mazorcas de maíz con el propósito de preparar depósitos de chicha, como de costumbre, para el regreso de sus maridos y hermanos. Las madres únicamente podrían juzgar de la angustia de Ancáfila cuando al volver en busca de otro canasto de maíz, quiso darle una mirada al dormido chiquitín; su pena contenida fue acaso más intensa por no haber estallado, pues aún entre las tribus salvajes, las mujeres olvidan raras veces lo que deben al honor de sus maridos y de su tribu, por lo cual las esposas y madres luchan en silencio contra las calamidades más terríficas, antes que humillarse con lamentos y lágrimas.


Los llaneros, que para aquel temprano período de la guerra no estaban en modo alguno acostumbrados a la artillería, sobresaltáronse y se prepararon a ponerse fuera del alcance de las piezas de campaña; pero antes de que pudiesen montar, otro disparo mató un caballo, casi llevándole el brazo a un lancero, mientras le ponía el freno al animal. Páez cogió rápidamente al herido, a quien colocó en su propia silla, montando luego en las ancas para regir el caballo y sostener al maltrecho camarada. Mientras se alejaban al galope, en su forma usual de retirarse a la desbandada, un tercer proyectil disparado tras ellos por elevación, apenas levantó el polvo entre los pies de los caballos, sin causar daño alguno. Las tropas españolas, que hasta entonces habían guardado profundo silencio, celebraron la precipitada fuga de Páez y su Guardia, con gritos de ¡Mueran los insurgentes! ¡Abajo los chucutos! Suponiendo que habían abandonado el terreno por pánico y que al menos por aquel día no volvieron a molestarlos.


Algunas se ocupaban en ordeñar; mientras otras que tuvieron el cuidado de traer los útiles necesarios, pilaban maíz en grandes morteros de madera y con pesados majaderos; o bien cocían arepas en anchos platos de tierra. Buen número de las muchachas reuníanse a orillas de la laguna, para lavar la ropa de sus respectivas familias, y su incesant vocerío, junto con las risotadas que resonaban en el bosque, hacían ver que la emigración no embargaba sus ánimos tan hondamente como podía esperarse. La mujer de Páez, doña Rosaura residía en uno de los ranchos más grandes, preparado para recibirla con más holgura que de costumbre, por una partida de la Guardia de Honor, que se prestó espontáneamente para este servicio, pues, en realidad, los llaneros demostraban siempre extremada consideración por La Señora, como la llamaban de ordinario. Ella no debía semejante deferencia al solo hecho de ser la esposa favorita de su jefe, sino a que poseyendo una educación muy superior a la de todos los que la rodeaban, mostrábanse al propio tiempo tan modesta y bondadosa con cada uno, que aquellos le profesaban indecible respeto y admiración.


La caza de tigres, como se practica en los Llanos de Barinas, constituye uno de los espectáculos más interesantes, no sólo para quienes toman participación en ella y la emprenden con el objeto de proteger sus rebaños y para seguridad de sus mujeres e hijos, expuestos al ataque de tales fieras, cuando está ordeñando, sino también para los espectadores que acuden por simple curiosidad y entretenimiento.


Los dueños de hatos acostumbraban darse con anticipación una cita, a la que concurrían como punto de honor, con cuantos parientes y peones pudiesen reunir, todos en caballos de freno y armados de lanzas (porque antes de la revolución no se permitía generalmente a los criollos el uso de armas de fuego), excepto aquellos que se distinguían por su agilidad y destreza en arrojar el lazo, el cual se utilizaba con el propósito de coger a los animales feroces cuando salían de sus cubiles y mantenerlos asidos para que los demás cazadores los mataran sin peligro. Por consiguiente, considerábase honrosa distinción el figurar entre los enlazadores, puesto reclamado habitualmente por los principales ganaderos, sus hijos mayores y sus mayordomos, los cuales procuraban ir a la cacería en caballos seguros, hechos al ruido y alboroto, lo mismo que a la vista de las fieras, porque la menor rebeldía o timidez del caballo, en el momento de arrojar el lazo, podía tener fatales consecuencias para el jinete o para el compañero a quien había convenido en prestarle ayuda.


RICHARD VOWELL. Sabanas de Barinas. Caracas, Ministerio de Educación, 1988.

Fotos tomadas de Internet 

martes, 2 de mayo de 2023

EL CASABE

 


El casabe de yuca (o simplemente casabe o cazabe) es un pan ácimo, crujiente, delgado y circular hecho de harina de yuca. Este se asa en un budare. 

Su producción y consumo se remonta a tiempos prehispánicos; se elabora a partir de la yuca o mandioca.

La yuca o mandioca era, junto al maíz, uno de los principales cultivos de la época precolombina. Debido a las posibilidades de conservación, el casabe era una de las fuentes fundamentales de alimentación de los indígenas del norte del subcontinente. Formaba parte de la dieta tradicional de los taínos, caribes y arahuacos, habitantes nativos del Caribe. En Brasil y Perú se le denomina tapioca a la masa de harina de yuca húmeda, tamizada y cocida a alta temperatura.

Los indígenas arahuacos, los tainos y caribes confeccionaban el casabe raspando la cáscara de la yuca con un rallo de madera dentado con piedrecillas afiladas, astillas de hueso, gruesas espinas de pez, etc., incrustadas y pegadas con resina. Tras reducir la yuca a pulpa, ésta se introducía en el "sebucán", especie de colador hecho de hojas de palma entretejidas. El sebucán (o cebucán) se colgaba de un árbol y allí debía soportar el peso de dos o más personas sentadas en él, hasta exprimir bien todo el yare, líquido venenoso. Luego la masa se tamiza por un cernidor, para luego elaborar tortas delgadas y redondas, de entre unos 60 cm a 1 m de diámetro. Estas se cocinan en un fogón sobre una plancha llamada budare.

Las tortas delgadas y crujientes de casabe a menudo se rompen en trozos y se comen como galletas. Puede comerse solo o como acompañamiento de otros platos como cualquier pan. La variedad más gruesa se come generalmente humedeciéndola ligeramente, bastan unas pocas gotas de líquido para transformar la torta de casabe en un pan muy suave y liso. Debido a la capacidad de absorber líquido inmediatamente puede causar ahogos que ceden rápidamente con un sorbo de algún líquido. Mayormente, la variedad gruesa se utiliza como acompañante del sancocho. (https://es.wikipedia.org/wiki/Casabe_de_yuca)

Etimológicamente, la palabra “casabe” viene de casabi, el término arawak que designa la mandioca (también llamada tapioca o yuca). La yuca es una planta de la familia Euphorbiaceae, cultivada durante cuatro milenios y cuya parte comestible se encuentra en sus raíces. Hay dos tipos de yuca: la yuca dulce, y la yuca amarga que es el que se utiliza para hacer casabe, cuyo jugo es tóxico para los seres humanos y debe extraerse antes de cocinarse.


Para preparar el casabe, la yuca fresca debe pelarse y rallarse muy finamente para después presionarla y extraer todo su jugo (yare). Los grupos étnicos amerindios usan un utensilio en forma de tubo hecho de una liana tejida, llamado sebucán para esto. Luego, lo cuelgan de una rama de un árbol durante varias horas, hasta que se forma una especie de pasta de yuca.


Finalmente, el pan se cocina en una sartén grande caliente. Es imperativo que toda la humedad se haya evaporado y que el pan quede crujiente. Si bien el método tradicional todavía se utiliza en las aldeas, en los últimos años la fabricación del casabe se ha industrializado gradualmente. Se lleva a cabo en fábricas que utilizan grandes prensas mecánicas y moldes circulares, y hoy en día es posible encontrar casabe ya hecho en las tiendas.


El pan de yuca es muy versátil y tiene muchas variantes. En la versión dulce, existe el jau-jau, que es un casabe que se cubre con azúcar durante la cocción.


En la región de Barlovento, cerca de Caracas, existe la naiboa, que son dos casabes que forman un sándwich y contienen queso, anís y panela en el interior.


En Haití, a los lugareños también les gusta mezclar casabe con coco rallado.


En América del Sur, hay otros tipos de pan hechos de harina de yuca. En Colombia y Ecuador, una de las especialidades tradicionales se llama simplemente pan de yuca o pan de queso. Es un bollo pequeño en forma de bola hecho con yuca y queso.(https://www.196flavors.com/es/casabe/)


El casabe se consume en prácticamente toda Venezuela, pero mayormente en las regiones sur-oriental y llanera del país. Los más famosos son: El Villa, El Caripito, en el estado Monagas; de La Negra, en la carretera Calabozo-San Fernando de Apure a la altura del Estero de Camaguán, estado Apure; de Cúpira, Estado Miranda y el que venden en la carretera de Cumaná a Puerto La Cruz y Anzoátegui. (https://senderosworld.com/el-casabe-en-venezuela-historia/)

El casabe de "La Negra", es sin lugar a dudas, una exquisitez, crujiente pero suave, diría que casi de derrite en la boca. Es un verdadero placer comerlo solo. Desde muchos rincones del país, la gente llega a "La Negra" a llevar casabe a granel y me atrevería a decir, que en todos los puestos de venta, el casabe es igual de delicioso. (http://cuentaelabuelo.blogspot.com/2011/07/el-casabe-del-caserio-la-negra.html?m=1)

Y como dice el dicho: a falta de pan, bueno el casabe.


Fuente:

-https://es.wikipedia.org/wiki/Casabe_de_yuca

-https://senderosworld.com/el-casabe-en-venezuela-historia/

-http://cuentaelabuelo.blogspot.com/2011/07/el-casabe-del-caserio-la-negra.html?m=1

-https://www.196flavors.com/es/casabe

domingo, 29 de enero de 2023

EL" FRITEO" DE COPORO

 



EL "FRITEO" DE COPORO ES UNA DE LAS ACTIVIDADES CULINARIAS MAS PRACTICADA EN TODA LA GEOGRAFIA APUREÑA.

EL "COPORO" ES UN PEZ DE AGUA DULCE QUE SE ENCUENTRA EN LOS MAS DE 69 CURSOS DE AGUA DEL ESTADO Y ES DE TAMAÑO VARIABLE, SUS ESCAMAS SON GRISACEAS, SU CARNE ES SUAVE Y EN OCASIONES MUY ESPINOSA, SINO SE LE HACE BIEN EL "RELAJADO"(CORTES EN LA PIEL DEL PEZ DE FORMA VERTICAL Y CASI JUNTITOS UN CORTE DE OTRO), EL COLOR DE LA CARNE VARÍA, PUEDE SER AMARILLA O BLANCA.

LOS LLANEROS CONOCEN DOS TIPOS DE COPORO O TAMBIEN LLAMADO "BOCA E CHICO"EN ALGUNAS REGIONES CENTRALES DE VENEZUELA; ESTÁ EL COPORO QUE SE CRÍA LIBREMENTE EN LOS RIOS APUREÑOS Y EL QUE SE CRÍA EN LAS DENOMINADAS LAGUNAS (POZOS DE AGUA DULCE ESTANCADA).

POR SER ALGO SUPERTICIOSOS O "MAÑOSOS" LOS LLANEROS NO APRECIAN MUCHO AL "COPORO LAGUNERO".

PESE A TODO ESTO, SU COMERCIALIZACION ES ABUNDANTE, ESTAN LOS VENDEDORES DE PUESTOS EN EL MERCADO GENERAL DE LA CIUDAD, LOS VENDEDORES DE "ORILLAS DE RIO O DE CARRETERA", LOS QUE VENDEN EN LAS BICICLETAS, HASTA LOS GRANDES "CAVEROS" QUIENES SON LOS QUE LLEVAN ESTE DELICIOSO PEZ FUERA DE LAS FRONTERAS APUREÑAS.

CON TODA ESA DEMANDA POR QUERER HACER UNA "COPORADA" EN SUS CASAS, LLEGA INCLUSO A SER COSTOSO ADQUIRIRLOS.

LO QUE SI PODEMOS DECIR ES QUE ES UNA DELICIA ACOMPAÑADO DE ENSALADA Y YUCA.

Fuente: María López (llanogourmet.blogspot.com)

miércoles, 17 de febrero de 2021

RAFAEL RODRIGUEZ MORALES




Recordemos con gran orgullo a Rafael Rodríguez Morales, el Llanerito, otro Apureño que dejo bien representada su tierra bravía a través del hipismo. Es Apureño y es nuestro.

Sin duda que hablar de Rafael Rodríguez Morales es mencionar a uno de los grandes jinetes que ha tenido el hipismo nacional. Conocido como “El Llanerito”, nació en San Rafael de Atamaica, estado Apure, el 5 de diciembre de 1949, hijo de Aniceto Rodríguez y Francisca Morales, el segundo de 10 hermanos y casado con Paula Morales de Rodríguez. Su hermano mayor Ángel Agustín, fue caballerizo en La Rinconada en la cuadra de Manuel Azpúrua Sosa y otro hermano, Carlos, también incursionó como jinete. Desde los 10 años conoció lo que significaba ganarse el pan de cada día, el trabajo iba a la par con sus estudios de primaria y luego el bachillerato en la escuela técnica industrial.

Ingresó en enero de 1967 en la cuadra de Manuel Azpúrua Sosa en condición de caballerizo y rapidamente pasó a cuidar caballos. Inició en la escuela de jinetes de La Rinconada en julio de ese año dirigido por Luis Monasterios, Julio Reyes Ramírez y Carlos Torres, egresando el 26 de diciembre del 1970. Su primera carrera fue con Charango figurando octavo y su primer triunfo fue el 17 de abril de 1971 con Feroz de Ademar Piñango en 1200 metros.

No fue sino hasta 1972 cuando comenzó a destacar, ganando hasta 39 carreras, entre ellas los Clásicos Coproca con el ejemplar Diabell (sustituyendo a Juan Eduardo Cruz y dejando tiempo récord para los 2 kilómetros) y el Clásico General Joaquín Crespo con la sorpresiva Mi Catira. Ese año logró el título de Aprendiz del Año, gracias al apoyo de los entrenadores Giovanni Contini, Francisco Rodríguez Verdú y Ademar Piñango. En 1973 destacó ganando el Clásico Congreso de La República y las Copas Copa José Murillo y Mathieu Valery con la fabulosa Malaya, además de las Copas Charles R. Röhl (Paraninfo) y Fernando Talavera (Palpi). Y el sueño de cualquier fusta, el Gran Premio Clásico Simón Bolívar, lo ganó en el año 74 con el gigantón argentino Gorgo. Rafael Rodríguez Morales, buscó desde el vamos al favorito Set N’ Go, sin permitirle concesiones. Luego de acompañarlo siete furlones, “El Llanerito” llamó a correr al hijo de Right Of Way, pasando sin mayor oposición al primer lugar. Gorgo se despidió y entró al derecho con amplia ventaja e impresionante fuerza que le permitió ganar derrochando calidad en frente de las tribunas. El defensor del Stud La Flota, además de conseguir para sus propietarios el atractivo premio en metálico, obtuvo igualmente, un precioso trofeo de plata peruana, la de más alto tenor del mundo, obra artística que orgullosamente y merecidamente ostenta Giovanni Contini.

El resto de la década de los 70 fue exitoso para “El Llanerito”. Durante cuatro años seguidos se mantuvo entre los cinco mejores jinetes, codeándose con estrellas como Juan Vicente Tovar, Ángel Francisco Parra, Gustavo Ávila, Balsamino Moreira, entre otros. Grandes triunfos como en los Clásicos General Joaquín Crespo (con Yiannitsa en 1976 y Provocante en 1977), Cavepro de 1976 con Victorioso, Coproca de 1979 (por segunda vez) con Libre Pensador e hizo excelente llave con la primera dama del entrenamiento, Sybille Konietzny, con Miss Cocada en los Clásicos Edgar Ganteaume y Congreso de La República, y la Copa Rafael Rugero. Carrera inolvidable fue el Gran Premio Selección de Fedeharas de 1977 donde Raúl Payares tenía a los tres mejores corredores del evento y dejó a cada propietario dar las instrucciones a cada jockey, y “El Llanerito” destacó al triunfar con el cara blanca Radiodifusor.

El último clásico logrado por Rafael fue con Yoyoa en el Clásico Edgar Ganteaume de 1980, casualmente entrenada por Giovanni Contini (con quien obtuvo su primer clásico). Una anécdota simpática que le sucedió durante 1973 corriendo a un ejemplar llamado Candelario del cual rodó, pero a la semana lo volvió a firmar y en los 600 metros volvió a rodar, se paró riendose ya que recordó a su amigo Emilio Paradela que le había dicho "cuidado ahora"... y no lo montó mas

A nivel internacional tuvo sus éxitos. En Panamá figuró cuarto con Preludios en el Clásico del Caribe de 1973 y fue segundo en el Confraternidad con Silbido, pero también ganó con un ejemplar panameño llamado Arístides G en una carrera común. Igualmente tuvo actuaciones en Chile, Trinidad y Tobago, Argentina, República Dominicana, Uruguay y los Estados Unidos.

Se mantuvo en la actividad hasta 1995 cuando decidió retirarse de la actividad por las pocas oportunidades que recibía. Hasta ese momento en La Rinconada logró un total de 584 victorias.

No obstante, el 29 de octubre de 2002 fue cuando vimos nuevamente a Rafael Rodríguez Morales en acción y de que forma, al imponerse con Río Mocoi en el Trofeo Estrellas de la Fusta. Fue alegre, emotivo y de colorido el espectáculo brindado por los jockeys retirados que actuaron esa prueba que fue en honor a ellos, presentes y ausentes, sirvió para que el público que abarrotó las tribunas del coso de Coche aupara a estas leyendas de la hípica venezolana. La prueba fue en distancia de 1200 metros y participaron Luis Martín, José Luis Vargas, Freddy Mora, Andrés Bianco, Manuel Lira, Antonio José Utrera y Pedro Jesús González. En la entrega del trofeo al jinete ganador, estuvieron presentes otras estrellas del látigo, como Ángel Francisco Parra, Gustavo Ávila y Carlos Pérez, entre otros.

A raíz de ese día, “El Llanerito” reapareció como jinete y a pesar de no recibir oportunidades, hizo su mejor esfuerzo para hacerse notar, colgó definitivamente el látigo el año 2005. Actualmente se dedica al comercio y es dueño de una pequeña finca. Sin duda alguna se trató de un jockey que tiene el hipismo en su alma.

Fuente Informativa: Sr. Antonio Narváez, Sr. Ángel Gutiérrez, Sr. César A. Rivero. Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 01 de Junio de 2006


 
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