MONICO Y MARIA OLIMPIA
Mónico Silva,
fue uno de esos llaneros genuinos del Hato
«La Candelaria». Hato que tuvo mucho nombramiento en el primer tercio del presente Siglo. Mónico fue zamarro, jinete, enlazador y astuto.
Bellaco hasta los tuétanos. Se cuenta que una vez casi lo conseguí
una comisión de Campovolantes del hato, con una vaca gorda muerta; pero su oído de viejo cazador le puso en guardia, y pudo escabullirse de la comisión, la que solamente pudo agarrar al supuestamente perro de Mónico y se lo llevaron para el Paso Arauca (hato) y mandaron
a llamar al presunto
cuatrero. Al llegar el señor Mónico al tranquero
del hato, le soltaron
el perro, que obviamente
no dudó en salirle al encuentro para halagarlo. Pero tan pronto el pobre animal estuvo al alcance
de su chaparro, se lo sacudió con todas sus ganas al fiel
Can por las costillas.
Quién salió disparado
rumbo a su casa en vista del recibimiento de su amo. Cuando María Olimpia, la mujer de Mónico,
vio llegar al perro de su marido,
lo enlazó con un rejo y se lo tiró por la horqueta del taparo gallinero, poniéndole
fin a los días del desdichado animal.
Acto seguido lo zumbó a un caño cariboso,
para eliminar evidencias.
Textos de Ramón Oviedo del libro
Sabaneando tus Recuerdos
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