LOS ARRIAGA
PERDOMO
Los ARRIAGA
PERDOMO, hijos de Doña Florinda Perdomo
de Arriaga y de Don Sebastián Arriaga
Ramírez, quienes provenientes de los Andes Merideños, echaron raíces en el llano Apureño.
Muchas vicisitudes vivieron los
Arriaga Perdomo en tierras de Apure. Fueron comerciantes; fundadores de industrias incipientes; ganaderos; productores del campo; educadores y políticos. Esta última
actividad hizo que, a raíz de la toma de San Fernando, los varones sobrevivientes fueran a prisión, con el consiguiente sufrimiento para toda la familia y, sobre todo, para la madre,
Doña Florinda. Pero, una vez libres, tomaron rumbo al llano apureño, para recomenzar con temple de acero, propio
de la estirpe arriaguera que siempre reflejaban con orgullo.
De los Arriaga Perdomo,
Waldino fue el político exitoso
que triunfó en lo económico
y en lo social; Arquímedes, caballeroso Y honorable hasta el
final; Vicente, industrial y hombre de ideas progresistas anticipadas; Naciancena, educadora rural abnegada en tiempos en que había que usar la canoa y el canalete o la ensilla dura, según
que fuese tiempo lluvioso o de sequía,
respectivamente, para llegar a los locales de clase. Fue una época difícil para la enseñanza.
Por último, Sebastián, gran luchador que sobrevivió al tiempo y que después de las penurias del 20 de Mayo de 1922,
y, ya recobrada su libertad, recomenzó
su vida en el llano indomable, haciéndose comerciante, ganadero, agricultor, Jefe Civil, levantando, simultáneamente, una numerosa
familia al lado de su esposa Doña Rafaela Ascanio
de Arriaga, madre amantísima
y educadora incansable, fundadora de la primera escuela de Guasimal en el Estado Apure y siempre
recordada por todos nosotros sus hijos(as). Don Sebastián fallece a los 82 años de edad en la ciudad de Caracas (06-6-71)
A pesar del tiempo transcurrido, y ya para concluir, hemos recordado con este trabajo
de Oldman Botello,
la vida y hechos
de los Arriaga Perdomo,
cuyo espíritu, nobleza
y valentía, nos acompañarán hasta el
final de la jornada
Waldino Arriaga Ascanio
Maracay, Marzo de 2005
ORIGEN DEL APELLIDO ARRIAGA
El apellido
Arriaga, obviamente es de origen vasco.
De acuerdo con el lingüista Luis Michelena, proviene de arri= piedra y el sufijo aga, lugar o sitio. Sitio de piedras. (Michelena, 1997: 56)
Son de igual derivación los apellidos vascos Arregui, Arria, Arriaran, Arribillaga, Arrillaga, Arrieta, Arriluce,
Arriola, etc. Por su parte, Narbarte Iraola
lo señala en su Diccionario de apellidos vascos
como lugar de piedras
(Narbarte lraola, 1997: 103)
El linaje se forma, según Atienza,
con un personaje que no menciona y el cual estuvo en la corte del rey don García El Noble, rey de Navarra,
hijo de Sancho III y habría triunfado
sobre los moros invasores en la localidad navarra
de Tafalla. Allí se residenció y estableció el castillo-palacio de Arriaga, hoy inexistente. (Atienza, 1954: 184)
El linaje fue derivando de la tierra navarra hacia otras localidades vascas y de Aragón.
El apellido avecindó,
entonces, en Ustaroz (valle de Roncal);
en Guipúzcoa:Bera de Bidasoa, Berastegui, Alza (también
llamada Alzarriaga), Irún, que es la ciudad fronteriza con Francia al noreste, Antzuola,
Ormaiztegui. En Alava: en las poblaciones de Ayala, Gazteis-Vitoria
y Lezama. En Vizcaya en los pueblos de Errigoitia o Rigoitia y Lekeitio, una rama de Lekeitio pasó a Azpeitia (Guipúzcoa). En Marquina:
se situó en Abadiano, Berriz, Barinaga y Xemein y Mañaria
(Bizkia). (www.paisvasco.com/ heráldica)
El linaje
vasco de los Arriaga probó su hidalguía en Azpeitia (1589), Tolosa (1608), Segura (1691), en los tribunales de Navarra (1781), Valladolid (1581). Como caballeros
de la Orden de Santiago
en 1624, 1635, 1711 y 1778. En la Orden de Calatrava
en 1626, en la Orden de Carlos III en 1793 y también
en la Orden de Malta.
Escudo de armas
Varios escudos distinguen a diversas ramas
del linaje Arriaga en España.
Los de Navarra: en campo
de oro, una faja de plata, acompañada en lo alto por una caldera
de sable entre dos aspas de gules, y en lo bajo, de las mismas piezas.
Los de Guipúzcoa: en campo de plata, un árbol de sinople y un jabalí de sable, empinado a su tronco;
partido de azur, con cinco flores de lis de oro, colocadas en sotuer,
y, alternando con ellas, cuatro estrellas
del mismo metal.
Los de Alza (Guipúzcoa): en campo de oro, un árbol de sinople, frutado de gules y acostado de dos panelas del mismo color; corta do de gules, con una cruz floreteada, de oro. (Atienza)
Los Duques de Roqueda
usan el siguiente escudo: en gules, una cruz flordelisada, de oro, acompañada en los cantones
diestro del jefe y siniestro
de la punta, de un creciente de plata y en el siniestro del jefe y diestro de la punta, de una estrella de oro, con cuatro flores
de lis de azur y cuatro aspas de gules, alternando. (wwwpaísvasco.com/heráldica)
Los Arriaga en la Venezuela contemporánea
El decreto del general Guzmán
Blanco favoreciendo la inmigración constituyó una apertura para el ingreso al país de un notable contingente europeo, fundamentalmente de italianos, franceses, españoles, canarios y corsos.
Esos grupos sociales
se establecieron en
la provincia, porque
uno de los compromisos para la liberalidad de
puerta franca era el trabajo
de la tierra y el son de arraigo
e identidad plena con el país y han ocupado sitial en la política, la milicia, las artes, la industria y el comercio.
En ese grupo de migrantes vino al país un vasco donostiarra, don Sebastián Arriaga Ramírez. Había nacido en Donostia (San Sebastián), provincia de Guipúzcoa, el 20 de enero de 1848. Por doble motivo le asignaron su nombre:
nació el día del santo patrono de la ciudad
y en el pueblo de su nombre. Promediada la séptima década del siglo XIX se vino a Venezuela y poco a poco se fue adentrando en la tierra
interiorana hasta sentar sus
reales en Timotes, en el comienzo norte
del estado Mérida, limítrofe con el estado Trujillo. Sitio apropiado para la afanosa
labor, la agricultura,
tal como
lo hacía en los campos inmediatos a Donostia. Es muy posible que don Sebastián Arriaga
Ramírez haya venido
al país acompañado de otro pariente; existió en Apure
don José Dionisia
Arriaga, casado con una Arrieta
y padres de los Arriaga Arieta, que fueron primos de los Arriaga Perdomo. (Sánchez
Olivo, 1981:23) No hay más información sobre el particular.
Don Sebastián, aclimatado en Timotes,
se dedicó al estudio de las plantas venezolanas, especialmente las que se prodigaban en los prados y serranías merideñas, averiguando sobre su utilidad
medicinal, de tal modo que pronto cobró fama de extraordinario botánico, muy solicitado
para curar eficazmente las dolencias
más sencillas. Un benefactor del pueblo. Paralelamente sembraba
y cosechaba en una tierra excelente
para las hortalizas, verduras, trigo y flores.
En
la pequeña comunidad de algunos tres mil habitantes (en 1873, en el
primer censo oficial le contaron poco más de dos mil) conoció a una lugareña, la señorita
Florinda Perdomo, a quien llevaba catorce
años de edad. Pero esa diferencia de edades no contaba en el amor y se formalizó el matrimonio. Debió ser hacia 1878 o, 1932:) Fueron sus padres don
Rafael Perdomo y doña Sabina Simancas.
En dicho pueblo de la serranía
merideña formaron un hermoso hogar que prodigó
descendencia. Cuatro varones
y una hembra. El primero en llegar
al mundo en Timotes
fue Waldino, en 1880, en fecha no precisada. Su partida de defunción
señala que tenía 40 años al morir. Un libro de 1969, erradamente afirma
que había nacido en Boconó, pueblo trujillano donde nunca residieron los Arriaga Perdomo. Publicaciones posteriores -repitieron lo que dijo equivocadamente dicho libro y en la partida de defunción se dice lo mismo, pero allí no había ningún familiar
que atestiguara con propiedad; sólo funcionarios gubernamentales y el doctor Diego Eugenio Chacón que hizo la participación. 1 El segundo hijo fue Arquímedes Arriaga Perdomo,
luego Vicente, Naciancena, Adelmo, que murió niño y Sebastián Arriaga
Perdomo, nacido en Timotes el 14 de octubre
de 1888. Todos se dedicaron al comercio y a la ganadería en su adultez,
luego de aprender
los rudimentos del idioma, la aritmética, la lectura.
Waldino tenía una hermosa
letra al estilo de la caligrafía inglesa, propia de fines del siglo XIX.
Waldino
Arriaga Perdomo, salió al encuentro
de su destino.El 14
de agosto de 1899,
las tropas de la llamada revolución Liberal Restauradora que acaudillaban el general Cipriano Castro y el general Juan Vicente Gómez, pasaron por Timotes y se les incorporó. Dice el general
Eleazar López Contreras
en su libro Páginas para la historia militar
de Venezuela: "De Chachopo
se levantó temprano el campamento para pasar por Timotes, dejando
la vía directa a Valera..."
(López Contreras, 1944: 19) Su edad 19 años, pero había uno más joven, el citado López Contreras, de quince años, pues nació en 1883 en Queniquea, estado Táchira. Y había otros jóvenes,
entusiasmados con la revolución
de don Cipriano. Se incorporaron en el Táchira
decenas de jóvenes, maestros, músicos y ocuparían altos cargos. Se refiere una anécdota de doña Hermenegilda Chacón Alarcón de Gómez, la madre del general Gómez, quien comentó entre familiares que Vicente (así le decían en casa) iba a dejar al Táchira
sin músicos, porque todos se habían ido a
Caracas con Cipriano y otros después,
en tiempos de la Rehabilitación, para ocupar cargos altos
y medios. Entre esos músicos iba el general Emilio Rivas
y entre los educadores Rafael
María Velasco Bustamante, pariente de los Gómez, gobernador que fue en varias entidades.
No era político don Sebastián, pero el 16 de junio de 1900 suscribe desde Timotes
una salutación al general Cipriano
Castro, Presidente de la República, luego del
contundente triunfo del gobierno sobre la facción
del general José Manuel Hernández, El Mocho, en el sitio de Tierra Negra. Este popular político
y militar caraqueño
había sido designado ministro de Fomento
en 1899, luego que el propio general Castro, al arribar
al poder en octubre de dicho año, fuera a abrirle las puertas de la prisión donde permanecía desde el gobierno del general Ignacio Andrade, al ser derrotada
su "revolución" a poco de la muerte del general Joaquín
Crespo que había salido a perseguirlo en tierras de Carabobo
y Cojedes. Don Sebastián Arriaga Ramírez suscribía
el documento en compañía
de un grupo de notables
del pueblo entre quienes
figuraban el general Emilio
Rivas, tachirense, luego presidente de estado en el gomecismo; y el general Elbano
Mibelli Lobo (Escuque 1869-Macuto 1946), luego prestante oficial del castrismo, del gomecismo -al cual combatió posteriormente-, del lopecismo y del medinismo, ocupando
la gobernación del Distrito Federal entre 1936 y 1940 y ministro de Agricultura y Cría al momento del derrocamiento del régimen del general Isaías Medina Angarita.
En esa salutación, los notables
de Timotes manifestaban que el mocho Hernández era "el
caudillo de las huestes liberales" y los andinos
"...con su orgulloso
y elevado carácter,
nos consideramos lisonjeados
por
tener
al
frente
de los destinos de la
Patria
al
eminente
hijo
del Táchira: 'siempre vencedor, jamás vencido". (BAHM, 1964 (33): 121)
Desde todas partes llovían mensajes con la misma zalema. Era la costumbre de la época. A fin de cuentas, su primogénito era flamante oficial restaurador, con jerarquía ganada a fuerza de coraje y arrojo en los combates desde Timotes hasta Tocuyito. Había entrado ganador a Caracas, la gran Caracas,
el 22 de octubre de 1899. Ahora, a
cobrar en especies la campaña. Todos los andinos por igual.
La tradición familiar señala que paulatinamente se vinieron al centro del país. Al menos Waldino, sin cargo público,
practicó la agricultura en Nirgua, donde desde antes residían sus primos maternos, los Ramírez Simancas;
también residió en Caracas, donde hizo muchas
amistades importantes. Lo cierto es que en 1905 se hallaba radicado Waldino en San Fernando de Apure y eventualmente desempeñó la jefatura civil de Camaguán,
estado Guárico, en 1906, siendo presidente
del estado Guárico
el general Emilio Rivas, el primer firmante
del documento de 1900 antes citado,
suscrito también por Sebastián Arriaga
Ramírez. Don Emilio conocía a Waldino desde su mocedad en Timotes. En ese tiempo, el estado Apure no existía. Lo habían refundado en 1899 con el estado Guárico formando una sola entidad
desde Parapara al norte hasta la frontera
con Colombia al sur y desde el río Unare en el este hasta los límites con el Táchira por el oeste.
Durante el ejercicio del cargo de jefe
civil en Camaguán,
el general Waldino Arriaga quiso ser progresista. Dirigió un telegrama al general Gómez el 7 de mayo de 1906, en su carácter de encargado de la Presidencia de la República y solicitó para el pueblo de su mando la conclusión del templo católico;
adquisición de 25 faroles para
el alumbrado público
y la construcción de una plaza pública
que no existía en Camaguán,
pueblo fundado a la bartola por los misioneros capuchinos andaluces
a fines del siglo XVIII;
Arriaga manifestaba dirigir
esa petición en su carácter de "discípulo de la Causa y admirador entusiasta de sus glorias...".
Para que no hubiera
dudas, además del telegrama le envió al día siguiente una carta al general
Gómez donde transcribe el telegrama y añade "...me anima el laudable deseo de serle útil a sus habitantes [...] a usted mismo le he oído estas palabras 'pedir, pedir mucho para conseguir algo...". Gracias a Aniaga se concluyó el templo -hoy existe uno moderno-, se instalaron los faroles
de gas y Camaguán tuvo su plaza Bolívar.
Waldino tuvo negocios de ganado con el general Gómez. Una especie de representante comercial en San f'ernando junto con don José María Pimentel.
En 1910 era intenso el intercambio de telegramas entre ambos por asuntos
del ganado. El 3 de junio de 1910 le telegrafía al general Gómez: "Favor enviarme
por órgano Banco Venezuela 3.000 pesos.
El seis principio
despacho
ganados". El 4 de junio le va otro telegrama "Compré mil ciento veinte novillos de los que dijo anoche. Hay como 800 novillos
gordos, los tiro por la mañana al otro lado. Envíeme fondos
pedidos ayer. Además tengo cien novillos
en el otro lado...".
En estos negocios de compra-venta de reses también
se incluía al muy poderoso señor
don Jesús María
Hernández Moreno, abuelo de quien sería su esposa. El 10 de junio siguen los telegramas dando cuenta del ganado en los corrales,
listo para pasarlo
al otro lado del río, pero se requerían fondos,
porque ni él ni José María Pimentel
tenían disponible. Las negociaciones los hacían con bancos de Ciudad Bolívar porque el Venezuela, ya instalado en San Fernando
en 1910, carecía de muchos fondos para responder a erogaciones tan altas; en Caracas,
las negociaciones del general Gómez,
Arriaga y Pimentel eran con Boccardo
y Compañía, con el Dr. Jesús Manuel Núñez Ponte, el educador, quien se dedicaba
también al comercio y con Kumerow,
entre otros establecimientos. En esa entente Gómez-Arriaga, además
de los dividendos económicos, se incluían los políticos. Por eso Arriaga
llegaría tan alto.
Los hermanos
del general Arriaga
se movilizaban en asuntos de negocios entre San Fernando,
Achaguas y Guasimal;
en este último poblado apureño tuvo importante casa de comercio
Vicente Arriaga Perdomo y don Sebastián Arriaga Perdomo algún ganado. Arquímedes instaló una casa comercial de víveres y mercancías en
el sitio de Trompilla
en jurisdicción de Guasimal,
donde facilitaba créditos a los medianos y pequeños
productores, tanto en dinero en efectivo
como en víveres
y mercancía seca que luego pagaban en dinero o
en ganado. Refiere el profesor Waldino Arriaga
Ascanio que su padre, don Sebastián Arriaga
Perdomo ejerció el comercio en Mucuchíes, en una modesta pulpería de pueblo que le instaló
su padre, pero debió cerrar por falta de clientes pues había mucho
frío; andando el tiempo, este auspició para su hijo mayor, don Sebastián Ramón Arriaga
Ascanio, de 15 años de edad, una bodega en San Fernando. Se repitió
el ciclo. Los Arriaga Perdomo estaban muy lejos de la política, a la cual sólo se dedicó el primogénito.
Waldino Arriaga compró el 20 de junio de 1912 a don Jesús
María Hernández Moreno,
abuelo de su esposa, el fundo
o potrero de San Antonio de Platanales, en jurisdicción de Achaguas y alinderado así: norte, sabanas del fundo Los Pericocos
o Santa Ana de La Providencia y Las Tres Matas; al este, terrenos de Guasimito; al sur del río Arauca,
al oeste, el fundo Santa Isabel, de doña Isabel
Widenvoxell
de Márquez
y Los Novillos, de don Lisandro Alvarez.
(Registro Principal de Apure, Protocolos, 1912) y con una superficie de 12.500 hectáreas. Este potrero
lo vendió a su hermano Arquímedes (¿venta simulada
por razones económicas?) en diciembre
de 1919 y en 1920 este lo hipotecó
a la Compañía Inglesa por un lapso de dos años.
Cuando decidieron venirse al centro del país, ya había fallecido don Sebastián
en Timotes, el 15 de abril de 1916. Waldino, residenciado en Apure ostentaba posición prominente, económica, política y social,
desempeñando la Presidencia de la Asamblea
Legislativa de Apure desde 1916 a
1918, en la cual fue diputado durante
la administración regional del médico y general José de
Jesús Gabaldón (Boconó 1872-Caracas 1935), quien
se lo llevó a San Fernando
a fuer de paisanaje andino;
y luego el general Vicencio
Pérez Soto (El Tocuyo 1883-Caracas 1955), quien le tenía estima. A este último, discípulo político y militar del doctor y general Rafael
González Pacheco, lo llamaban
en la región
llanera, sotto vocee, "pequeño
César de Apure". Arriaga
habría tenido mayor suerte si se queda un tiempo más al servicio
de la Rehabilitación Nacional.
Pérez Soto llegó al gomecismo, o al andinismo mucho después que él. En 1913, Waldino
Arriaga trajo a San Fernando el primer automóvil,
un Ford T (o de tablitas),
de los primeros llegados al país y que compró
al abuelo de su esposa, don Jesús María Hernández Moreno,
según la tradición en San Fernando. Este vehículo
tardó 20 horas desde Cagua hasta San Fernando,
conducido por el legendario ítalo-venezolano don Juan Porrello, que tantas anécdotas tiene en San Fernando.
Doña Florinda
Perdomo de Arriaga
sobreviría unos años más
a su
esposo, pues murió en San Fernando
el 9 de julio de 1932, transida de dolor por la pérdida de su esposo,
de su pequeño hijo Adelmo y finalmente la trágica muerte
de Waldino.
La alianza Arriaga-Molina
Del matrimonio del general Arriaga
y doña María Teresa Molina nació un solo hijo, Carlos Arturo
Arriaga Molina, quien vino almundo en San Fernando
el 7 de abril de 1911 y fue apadrinado por don Jesús María Hernández y doña Teresa de Hernández, sus abuelos (APSF, 1911: 126-127); falleció Carlos
Arturo en Caracas
el 17 de noviembre de 1977. Estudió
ingeniería en los Estados Unidos
pero no concluyó la carrera. Es tradición familiar que por razones desconocidas el matrimonio se distanció; doña María Teresa y su hijo viajaron a Estados Unidos donde Carlos
proseguiría estudios, lo que llevó una conmoción al espíritu
del general. Cuando ocurrieron los sucesos del 20 de mayo de 1922 en San Fernando, ambos estaban en los Estados
Unidos. Arriaga Molina prosiguió adelante
en sus estudios pero no terminó la carrera de ingeniería. Regresó
al país y en el gobierno del general Medina Angarita, el 20 de noviembre de 1943, a los 32 años de edad, fue designado presidente del estado Apure. Fue amigo personal del general Medina Angarita en cuyo gobierno también desempeñó
los cargos de director de la Lotería
de Caracas, del Aseo Urbano y
Domiciliario y diputado al Congreso por el oficialista Partido Democrático Venezolano
-PDV-; en el rol de propietario de empresas de construcción, ejecutó
importantes trabajos. Luego proseguiría su labor en el gobierno perezjimenista,
señalándose entre otras obras suyas un tramo de la Autopista Regional del Centro,
la represa de Calabozo,
el edificio del Seguro Social en la avenida
Nueva Granada de Caracas y la carretera
hacia el Oriente del país, entre Tapipa
y El Clavo.
Carlos Arturo
Arriaga Malina fue un digno sucesor
de su padre y
coronó con éxito la que pudo ser una aspiración del general Arriaga, ser presidente del estado Apure.
Los últimos
negocios, créditos e hipotecas Como dijimos en páginas antecedentes, Waldino Arriaga vendió a su hermano Arquímedes en 1919 el fundo Platanales y nos inclinamos a creer que haya sido una venta simulada. Las deudas agobiaban
los negocios. La impresión
es que algo no andaba bien en las
relaciones
con el oficialismo. En 1921 las deudas
con el comercio de Caracas, los
que proveían de la mayor
parte de víveres
y mercancías era elevadas.
Una cuantiosa
deuda obligó a Waldino Arriaga a hipotecar a Platanales según documento suscrito
en Caracas en diciembre de 1921 -que
ya estaba hipotecada
desde 1920 a la Compañía
Inglesa-, actuando como apoderado de su hermano Arquímedes. La deuda alcanzaba a los
siguientes
montos:
a Blohm
y
Compañía
Bs.52.122,06; Venezuela
Comercial Company Bs 25.876,80;
Santana y Compañía Sucesores Bs. 38.289,254; A. Lucca y Compañía
e Hi jos Bs. 52.604,89; S. y M. Abouh'amad Bs. 15.538, 25. En total, la deuda sumaba Bs. 184.431,35. Todos estos establecimientos
eran los principales negocios de Caracas, que proveían
a todo el país mediante agentes
viajeros y transporte
en carretas, por ferrocarril o por barco, de lo necesario para la subsistencia en esas latitudes y especialmente en el llano apureño y Ciudad Bolívar, hasta donde se desplazaban los agentes
comerciales para vender y ofrecer
crédios que otorgaban las empresas en efectivo y les podía ser cancelado
con ganado, cuero, queso,
etc. En el litoral venezolano
era el cacao y en los Andes el café. Así, se constituyó la nueva hipoteca
sobre Platanales, constante de 12.500 hectáreas
y con 2.500 reses de todos los tamaños. Se concedía un plazo de dos años para pagar la hipoteca con sus intereses. (RPEA,
Protocolos, 1921) El convenimiento entre
los Arriaga y sus acreedores, era señal de la buena fe con la que estaban actuando. Era frecuente que si un cliente no había cancelado el crédito a su tiempo,
debía tener muy buen afianzamiento en dinero o bienes para que la casa comercial
no ejecutase la hipoteca.
El libro de memorias del agente viajero
don Carlos Henrique
Reverán, que dejó una grata estela de amigos en Guárico,
Apure y Bolívar, es una muestra de la actividad
comercial en esos tres estados,
de la actuación de los agentes viajeros
y de la honradez o las mañas de algunos comerciantes a quienes se otorgaban créditos. (Algunas vivencias de mi Granpapá
Carlos Henrique Reverón,
1995).
Textos de Oldman
Botello. El general
Waldino Arriaga Perdomo y su familia: la toma de San Fernando de Apure en 1922
0 comentarios:
Publicar un comentario