REDES SOCIALES

jueves, 25 de junio de 2020

WALDINO ARRIAGA: LOS ARRIAGA PERDOMO



LOS ARRIAGA PERDOMO



Los ARRIAGA PERDOMO, hijos de Doña Florinda Perdomo de Arriaga y de Don Sebastián Arriaga Ramírez, quienes provenientes de los Andes Merideños, echaron raíces en el llano Apureño.

Muchas vicisitudes vivieron los Arriaga Perdomo en tierras de Apure. Fueron comerciantes; fundadores de industrias incipientes; ganaderos; productores del campo; educadores y políticos. Esta última actividad hizo que, a raíz de la toma de San Fernando, los varones sobrevivientes fueran a prisión, con el consiguiente sufrimiento para toda la familia y, sobre todo, para la madre, Doña Florinda. Pero, una vez libres, tomaron rumbo al llano apureño, para recomenzar con temple de acero, propio de la estirpe arriaguera que siempre reflejaban con orgullo.

De los Arriaga Perdomo, Waldino fue el político exitoso que triunfó en lo económico y en lo social; Arquímedes, caballeroso Y honorable hasta el final; Vicente, industrial y hombre de ideas progresistas anticipadas; Naciancena, educadora rural abnegada en tiempos en que había que usar la canoa y el canalete o la ensilla­ dura, según que fuese tiempo lluvioso o de sequía, respectivamente, para llegar a los locales de clase. Fue una época difícil para la enseñanza. Por último, Sebastián, gran luchador que sobrevivió al tiempo y que después de las penurias del 20 de Mayo de 1922, y, ya recobrada su libertad, recomenzó su vida en el llano indomable, haciéndose comerciante, ganadero, agricultor, Jefe Civil, levantando, simultáneamente, una numerosa familia al lado de su esposa Doña Rafaela Ascanio de Arriaga, madre amantísima y educadora incansable, fundadora de la primera escuela de Guasimal en el Estado Apure y siempre recordada por todos nosotros sus hijos(as). Don Sebastián fallece a los 82 años de edad en la ciudad de Caracas (06-6-71)

A pesar del tiempo transcurrido, y ya para concluir, hemos recordado con este trabajo de Oldman Botello, la vida y hechos de los Arriaga Perdomo, cuyo espíritu, nobleza y valentía, nos acompañarán hasta el final de la jornada
Waldino Arriaga Ascanio
Maracay, Marzo de 2005



ORIGEN DEL APELLIDO ARRIAGA


El apellido Arriaga, obviamente es de origen vasco. De acuerdo con el lingüista Luis Michelena, proviene de arri= piedra y el sufijo aga, lugar o sitio. Sitio de piedras. (Michelena, 1997: 56) Son de igual derivación los apellidos vascos Arregui, Arria, Arriaran, Arribillaga, Arrillaga, Arrieta, Arriluce, Arriola, etc. Por su parte, Narbarte Iraola lo señala en su Diccionario de apellidos vascos como lugar de piedras (Narbarte lraola, 1997: 103)
El linaje se forma, según Atienza, con un personaje que no menciona y el cual estuvo en la corte del rey don García El Noble, rey de Navarra, hijo de Sancho III y habría triunfado sobre los moros invasores en la localidad navarra de Tafalla. Allí se residenció y estableció el castillo-palacio de Arriaga, hoy inexistente. (Atienza, 1954: 184)
El linaje fue derivando de la tierra navarra hacia otras localidades vascas y de Aragón. El apellido avecindó, entonces, en Ustaroz (valle de Roncal); en Guipúzcoa:Bera de Bidasoa, Berastegui, Alza (también llamada Alzarriaga), Irún, que es la ciudad fronteriza con Francia al noreste, Antzuola, Ormaiztegui. En Alava: en las poblaciones de Ayala, Gazteis-Vitoria y Lezama. En Vizcaya en los pueblos de Errigoitia o Rigoitia y Lekeitio, una rama de Lekeitio pasó a Azpeitia (Guipúzcoa). En Marquina: se situó en Abadiano, Berriz, Barinaga y Xemein y Mañaria (Bizkia). (www.paisvasco.com/ heráldica)
El linaje vasco de los Arriaga probó su hidalguía en Azpeitia (1589), Tolosa (1608), Segura (1691), en los tribunales de Navarra (1781), Valladolid (1581). Como caballeros de la Orden de Santiago en 1624, 1635, 1711 y 1778. En la Orden de Calatrava en 1626, en la Orden de Carlos III en 1793 y también en la Orden de Malta.


Escudo de armas

Varios escudos distinguen a diversas ramas del linaje Arriaga en España.
Los de Navarra: en campo de oro, una faja de plata, acompañada en lo alto por una caldera de sable entre dos aspas de gules, y en lo bajo, de las mismas piezas.
Los de Guipúzcoa: en campo de plata, un árbol de sinople y un jabalí de sable, empinado a su tronco; partido de azur, con cinco flores de lis de oro, colocadas en sotuer, y, alternando con ellas, cuatro estrellas del mismo metal.
Los de Alza (Guipúzcoa): en campo de oro, un árbol de sinople, frutado de gules y acostado de dos panelas del mismo color; corta­ do de gules, con una cruz floreteada, de oro. (Atienza)

Los Duques de Roqueda usan el siguiente escudo: en gules, una cruz flordelisada, de oro, acompañada en los cantones diestro del jefe y siniestro de la punta, de un creciente de plata y en el siniestro del jefe y diestro de la punta, de una estrella de oro, con cuatro flores de lis de azur y cuatro aspas de gules, alternando. (wwwpaísvasco.com/heráldica)


Los Arriaga en la Venezuela contemporánea


El decreto del general Guzmán Blanco favoreciendo la inmigración constituyó una apertura para el ingreso al país de un notable contingente europeo, fundamentalmente de italianos, franceses, españoles, canarios y corsos. Esos grupos sociales se establecieron en la provincia, porque uno de los compromisos para la liberalidad de puerta franca era el trabajo de la tierra y el son de arraigo e identidad plena con el país y han ocupado sitial en la política, la milicia, las artes, la industria y el comercio.

En ese grupo de migrantes vino al país un vasco donostiarra, don Sebastián Arriaga Ramírez. Había nacido en Donostia (San Sebastián), provincia de Guipúzcoa, el 20 de enero de 1848. Por doble motivo le asignaron su nombre: nació el día del santo patrono de la ciudad y en el pueblo de su nombre. Promediada la séptima década del siglo XIX se vino a Venezuela y poco a poco se fue adentrando en la tierra interiorana hasta sentar sus reales en Timotes, en el comienzo norte del estado Mérida, limítrofe con el estado Trujillo. Sitio apropiado para la afanosa labor, la agricultura, tal como lo hacía en los campos inmediatos a Donostia. Es muy posible que don Sebastián Arriaga Ramírez haya venido al país acompañado de otro pariente; existió en Apure don José Dionisia Arriaga, casado con una Arrieta y padres de los Arriaga Arieta, que fueron primos de los Arriaga Perdomo. (Sánchez Olivo, 1981:23) No hay más información sobre el particular.

Don Sebastián, aclimatado en Timotes, se dedicó al estudio de las plantas venezolanas, especialmente las que se prodigaban en los prados y serranías merideñas, averiguando sobre su utilidad medicinal, de tal modo que pronto cobró fama de extraordinario botánico, muy solicitado para curar eficazmente las dolencias más sencillas. Un benefactor del pueblo. Paralelamente sembraba y cosechaba en una tierra excelente para las hortalizas, verduras, trigo y flores.


En la pequeña comunidad de algunos tres mil habitantes (en 1873, en el primer censo oficial le contaron poco más de dos mil) conoció a una lugareña, la señorita Florinda Perdomo, a quien llevaba catorce años de edad. Pero esa diferencia de edades no contaba en el amor y se formalizó el matrimonio. Debió ser hacia 1878 o,  1932:)   Fueron  sus padres  don Rafael Perdomo y doña Sabina Simancas.

En dicho pueblo de la serranía merideña formaron un hermoso hogar que prodigó descendencia. Cuatro varones y una hembra. El primero en llegar al mundo en Timotes fue Waldino, en 1880, en fecha no precisada. Su partida  de defunción señala que tenía 40 años al morir. Un libro de 1969, erradamente afirma que había nacido en Boconó, pueblo trujillano donde nunca residieron los Arriaga Perdomo. Publicaciones posteriores -repitieron lo que dijo equivocadamente dicho libro y en la partida de defunción se dice lo mismo, pero allí no había ningún familiar que atestiguara con propiedad; sólo funcionarios gubernamentales y el doctor Diego Eugenio Chacón que hizo la participación. 1 El segundo hijo fue Arquímedes Arriaga Perdomo, luego Vicente, Naciancena, Adelmo, que murió niño y Sebastián Arriaga Perdomo, nacido en Timotes el 14 de octubre de 1888. Todos se dedicaron al comercio y a la ganadería en su adultez, luego de aprender los rudimentos del idioma, la aritmética, la lectura. Waldino tenía una hermosa letra al estilo de la caligrafía inglesa, propia de fines del siglo XIX.

Waldino Arriaga Perdomo, salió al encuentro de su destino.El 14 de agosto de 1899, las tropas de la llamada revolución Liberal Restauradora que acaudillaban el general Cipriano Castro y el general Juan Vicente Gómez, pasaron por Timotes y se les incorporó. Dice el general Eleazar López Contreras en su libro Páginas para la historia militar de Venezuela: "De Chachopo se levantó temprano el campamento para pasar por Timotes, dejando la vía directa a Valera..." (López Contreras, 1944: 19) Su edad 19 años, pero había uno más joven, el citado López Contreras, de quince años, pues nació en 1883 en Queniquea, estado Táchira. Y había otros jóvenes, entusiasmados con la revolución de don Cipriano. Se incorporaron en el Táchira decenas de jóvenes, maestros, músicos y ocuparían altos cargos. Se  refiere una anécdota de doña Hermenegilda Chacón Alarcón de Gómez, la madre del general Gómez, quien comentó entre familiares que Vicente (así le decían en casa) iba a dejar al Táchira sin músicos, porque todos se habían ido a Caracas con Cipriano y otros después, en tiempos de la Rehabilitación, para ocupar cargos altos y medios. Entre esos músicos iba el general Emilio Rivas y entre los educadores Rafael María Velasco Bustamante, pariente de los Gómez, gobernador que fue en varias entidades.

No era político don Sebastián, pero el 16 de junio de 1900 suscribe desde Timotes una salutación al general Cipriano Castro, Presidente de la República, luego del contundente triunfo del gobierno sobre la facción del general José Manuel Hernández, El Mocho, en el sitio de Tierra Negra. Este popular político y militar caraqueño había sido designado ministro de Fomento en 1899, luego que el propio general Castro, al arribar al poder en octubre de dicho año, fuera a abrirle las puertas de la prisión donde permanecía desde el gobierno del general Ignacio Andrade, al ser derrotada su "revolución" a poco de la muerte del general Joaquín Crespo que había salido a perseguirlo en tierras de Carabobo y Cojedes. Don Sebastián Arriaga Ramírez suscribía el documento en compañía de un grupo de notables del pueblo entre quienes figuraban el general Emilio Rivas, tachirense, luego presidente de estado en el gomecismo; y el general Elbano Mibelli Lobo (Escuque 1869-Macuto 1946), luego prestante oficial del castrismo, del gomecismo -al cual combatió posteriormente-, del lopecismo y del medinismo, ocupando la gobernación del Distrito Federal entre 1936 y 1940 y ministro de Agricultura y Cría al momento del derrocamiento del régimen del general Isaías Medina Angarita. En esa salutación, los notables de Timotes manifestaban que el mocho Hernández era "el caudillo de las huestes liberales" y los andinos "...con su orgulloso y elevado carácter, nos consideramos  lisonjeados  por  tener  al  frente  de los destinos de la  Patria  al  eminente  hijo  del Táchira:  'siempre vencedor, jamás vencido". (BAHM, 1964  (33): 121)  Desde todas partes llovían mensajes con la misma zalema. Era la costumbre de la época. A fin de cuentas, su primogénito era flamante oficial restaurador, con jerarquía ganada a fuerza de coraje y arrojo en los combates desde Timotes hasta Tocuyito. Había entrado ganador a Caracas, la gran Caracas, el 22 de octubre de 1899. Ahora, a cobrar en especies la campaña. Todos los andinos por igual. La tradición familiar señala que paulatinamente se vinieron al centro del país. Al menos Waldino, sin cargo público, practicó la agricultura en Nirgua, donde desde antes residían sus primos maternos, los Ramírez Simancas; también residió en Caracas, donde hizo muchas amistades importantes. Lo cierto es que en 1905 se hallaba radicado Waldino en San Fernando de Apure y eventualmente desempeñó la jefatura civil de Camaguán, estado Guárico, en 1906, siendo presidente del estado Guárico el general Emilio Rivas, el primer firmante del documento de 1900 antes citado, suscrito también por Sebastián Arriaga Ramírez. Don Emilio conocía a Waldino desde su mocedad en Timotes. En ese tiempo, el estado Apure no existía. Lo habían refundado en 1899 con el estado Guárico formando una sola entidad desde Parapara al norte hasta la frontera con Colombia al sur y desde el río Unare en el este hasta los límites con el Táchira por el oeste. Durante el ejercicio del cargo de jefe civil en Camaguán, el general Waldino Arriaga quiso ser progresista. Dirigió un telegrama al general Gómez el 7 de mayo de 1906, en su carácter de encargado de la Presidencia de la República y solicitó para el pueblo de su mando la conclusión del templo católico; adquisición de 25 faroles para el alumbrado público y la construcción de una plaza pública que no existía en Camaguán, pueblo fundado a la bartola por los misioneros capuchinos andaluces a fines del siglo XVIII; Arriaga manifestaba dirigir esa petición en su carácter de "discípulo de la Causa y admirador entusiasta de sus glorias...". Para que no hubiera dudas, además del telegrama le envió al día siguiente una carta al general Gómez donde transcribe el telegrama y añade "...me anima el laudable deseo de serle útil a sus habitantes  [...]  a usted mismo le he oído estas palabras 'pedir, pedir mucho para conseguir algo...". Gracias a Aniaga se concluyó el templo -hoy existe uno moderno-, se instalaron los faroles de gas y Camaguán tuvo su plaza Bolívar.

Waldino tuvo negocios de ganado con el general Gómez. Una especie de representante comercial en San f'ernando junto con don José María Pimentel. En 1910 era intenso el intercambio de telegramas entre ambos por asuntos del ganado. El 3 de junio de 1910 le telegrafía al general mez: "Favor enviarme por órgano Banco Venezuela 3.000 pesos.  El seis principio  despacho  ganados". El 4 de junio le va otro telegrama "Compré mil ciento veinte novillos de los que dijo anoche. Hay como 800 novillos gordos, los tiro por la mañana al otro lado. Envíeme fondos pedidos ayer. Además tengo cien novillos en el otro lado...". En estos negocios de compra-venta de reses también se incluía al muy poderoso señor don Jesús María Hernández Moreno, abuelo de quien sería su esposa. El 10 de junio siguen los telegramas dando cuenta del ganado en los corrales, listo para pasarlo al otro lado del río, pero se requerían fondos, porque ni él ni José María Pimentel tenían disponible. Las negociaciones los hacían con bancos de Ciudad Bolívar porque el Venezuela, ya instalado en San Fernando en 1910, carecía de muchos fondos para responder a erogaciones tan altas; en Caracas, las negociaciones del general Gómez, Arriaga y Pimentel eran con Boccardo y Compañía, con el Dr. Jesús Manuel Núñez Ponte, el educador, quien se dedicaba también al comercio y con Kumerow, entre otros establecimientos. En esa entente Gómez-Arriaga, además de los dividendos económicos, se incluían los políticos. Por eso Arriaga llegaría tan alto.

Los hermanos del general Arriaga se movilizaban en asuntos de negocios entre San Fernando, Achaguas y Guasimal; en este último poblado apureño tuvo importante casa de comercio Vicente Arriaga Perdomo y don Sebastián Arriaga Perdomo algún ganado. Arquímedes instaló una casa comercial de víveres y mercancías en el sitio de Trompilla en jurisdicción de Guasimal, donde  facilitaba créditos a los medianos y pequeños productores, tanto en dinero en efectivo como en víveres y mercancía seca que luego pagaban en dinero o en ganado. Refiere el profesor Waldino Arriaga Ascanio que su padre, don Sebastián Arriaga Perdomo ejerció el comercio en Mucuchíes, en una modesta pulpería de pueblo que le instaló su padre, pero debió cerrar por falta de clientes pues había mucho frío; andando el tiempo, este auspició para su hijo mayor, don Sebastián Ramón Arriaga Ascanio, de 15 años de edad, una bodega en San Fernando. Se repitió el ciclo. Los Arriaga Perdomo  estaban muy lejos de la política, a la cual sólo se dedicó el primogénito.

Waldino Arriaga compró el 20 de junio de 1912 a don Jesús María Hernández Moreno, abuelo de su esposa, el fundo o potrero de San Antonio de Platanales, en jurisdicción de Achaguas y alinderado así: norte, sabanas del fundo Los Pericocos o Santa Ana de La Providencia y Las Tres Matas; al este, terrenos de Guasimito; al sur del río Arauca, al oeste, el fundo Santa Isabel, de doña Isabel Widenvoxell  de Márquez y Los Novillos,  de don Lisandro Alvarez.

(Registro Principal de Apure, Protocolos, 1912) y con una superficie de 12.500 hectáreas. Este potrero lo vendió a su hermano Arquímedes (¿venta simulada por razones económicas?) en diciembre de 1919 y en 1920 este lo hipotecó a la Compañía Inglesa por un lapso de dos años.

Cuando decidieron venirse al centro del país, ya había fallecido don Sebastián en Timotes, el 15 de abril de 1916. Waldino, residenciado en Apure ostentaba posición prominente, económica, política y social, desempeñando la Presidencia de la Asamblea Legislativa de Apure desde 1916 a 1918, en la cual fue diputado durante la administración regional del médico y general José de Jesús Gabaldón (Boconó 1872-Caracas 1935), quien se lo llevó a San Fernando a fuer de paisanaje andino; y luego el general Vicencio Pérez Soto (El Tocuyo 1883-Caracas 1955), quien le tenía estima. A este último, discípulo político y militar del doctor y general Rafael González Pacheco, lo llamaban  en la región  llanera, sotto vocee, "pequeño César de Apure". Arriaga habría tenido mayor suerte si se queda un tiempo s al servicio de la Rehabilitación Nacional. Pérez Soto llegó al gomecismo, o al andinismo mucho después que él. En 1913, Waldino Arriaga trajo a San Fernando el primer automóvil, un Ford T (o de tablitas), de los primeros llegados al país y que compró al abuelo de su esposa, don Jesús María Hernández Moreno, según la tradición en San Fernando. Este vehículo tardó 20 horas desde Cagua hasta San Fernando, conducido por el legendario ítalo-venezolano don Juan Porrello, que tantas anécdotas tiene en San Fernando.

Doña Florinda Perdomo de Arriaga sobreviría unos años más a su esposo, pues murió en San Fernando el 9 de julio de 1932, transida de dolor por la pérdida de su esposo, de su pequeño hijo Adelmo y finalmente la trágica muerte de Waldino.


La alianza Arriaga-Molina


Del matrimonio del general Arriaga y doña María Teresa Molina nac un solo hijo, Carlos Arturo Arriaga Molina, quien vino almundo en San Fernando el 7 de abril de 1911 y fue apadrinado por don Jesús María Hernández y doña Teresa de Hernández, sus abuelos (APSF, 1911: 126-127); falleció Carlos Arturo en Caracas el 17 de noviembre de 1977. Estudió ingeniería en los Estados Unidos pero no concluyó la carrera. Es tradición familiar que por razones desconocidas el matrimonio se distanció; doña María Teresa y su hijo viajaron a Estados Unidos donde Carlos proseguiría estudios, lo que llevó una conmoción al espíritu del general. Cuando ocurrieron los sucesos del 20 de mayo de 1922 en San Fernando, ambos estaban en los Estados Unidos. Arriaga Molina prosiguió adelante en sus estudios pero no terminó la carrera de ingeniería. Regresó al país y en el gobierno del general Medina Angarita, el 20 de noviembre de 1943, a los 32 años de edad, fue designado presidente del estado Apure. Fue amigo personal del general Medina Angarita en cuyo gobierno también desempeñó los cargos de director de la Lotería de Caracas, del Aseo Urbano y Domiciliario y diputado al Congreso por el oficialista Partido Democrático Venezolano -PDV-; en el rol de propietario de empresas de construcción, ejecutó importantes trabajos. Luego proseguiría su labor en el gobierno perezjimenista, señalándose entre otras obras suyas un tramo de la Autopista Regional del Centro, la represa de Calabozo, el edificio del Seguro Social en la avenida Nueva Granada  de Caracas y la carretera hacia el Oriente del país, entre Tapipa y El Clavo.
Carlos Arturo Arriaga Malina fue un digno sucesor de su padre y coronó con éxito la que pudo ser una aspiración del general Arriaga, ser presidente del estado Apure.

Los últimos negocios, créditos e hipotecas Como dijimos en páginas antecedentes, Waldino Arriaga vendió a su hermano Arquímedes en 1919 el fundo Platanales y nos inclinamos a creer que haya sido una venta simulada. Las deudas agobiaban los negocios. La impresión es que algo no andaba bien en las relaciones con el oficialismo. En 1921 las deudas con el comercio   de Caracas, los que proveían de la mayor parte de víveres y mercancías era elevadas.

Una cuantiosa deuda obligó a Waldino Arriaga a hipotecar a Platanales según documento suscrito en Caracas en diciembre de 1921 -que ya estaba hipotecada desde 1920 a la Compañía Inglesa-, actuando como apoderado de su hermano Arquímedes. La deuda alcanzaba  a  los  siguientes  montos: a  Blohm  y  Compañía  Bs.52.122,06; Venezuela Comercial Company Bs 25.876,80; Santana y Compañía Sucesores Bs. 38.289,254; A. Lucca y Compañía e Hi­ jos Bs. 52.604,89; S. y M. Abouh'amad Bs. 15.538, 25. En total, la deuda sumaba Bs. 184.431,35. Todos estos establecimientos eran los principales negocios de Caracas, que proveían a todo el país mediante agentes viajeros y transporte en carretas, por ferrocarril o por barco, de lo necesario para la subsistencia en esas latitudes y especialmente en el llano apureño y Ciudad Bolívar, hasta donde se desplazaban los agentes comerciales para vender y ofrecer crédios que otorgaban las empresas en efectivo y les podía ser cancelado con ganado, cuero, queso, etc. En el litoral venezolano era el cacao y en los Andes el café. Así, se constituyó la nueva hipoteca sobre Platanales, constante de 12.500 hectáreas y con 2.500 reses de todos los tamaños. Se concedía un plazo de dos años para pagar la hipoteca con sus intereses. (RPEA, Protocolos, 1921) El convenimiento entre los Arriaga y sus acreedores, era señal de la buena fe con la que estaban actuando. Era frecuente que si un cliente no había cancelado el crédito a su tiempo, debía tener muy buen afianzamiento  en dinero o bienes para que la casa comercial no ejecutase la hipoteca. El libro de memorias del agente viajero don Carlos Henrique Reverán, que dejó una grata estela de amigos en Guárico, Apure y Bolívar, es una muestra de la actividad comercial en esos tres estados, de la actuación de los agentes viajeros y de la honradez o las mañas de algunos comerciantes a quienes se otorgaban créditos. (Algunas vivencias de mi Granpapá Carlos Henrique  Reverón, 1995).

Textos de Oldman Botello. El general Waldino Arriaga Perdomo y su familia: la toma de San Fernando de Apure en 1922



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