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sábado, 15 de agosto de 2020

MAS PERDIO QUE CASIMIRO EN MIRI


Foto cortesía de la familia Delgado

MAS PERDIO QUE CASIMIRO EN MIRI


Contaba Casimiro que uno de sus grandes deseos antes de partir del mundo terrenal era el de conocer a la capital del país, cuya motivación se le incrementaba al oír el tema Traigo Polvo del Camino, de don Augusto Braca (+) compositor trinitario (Apure) cuya letrilla en parte expresa: “Ahora me encuentro cantando en la ciudad de Caracas, donde todo es alegría, donde todo es tan bonito” (…)

Casimiro en su magín mental imaginaba las modernas autopistas y los grandes edificios, aquellas torres del Silencio, tan distintas a los copos de samanes de su llanura alto apureña.

Se le presentaría la oportunidad del viaje para la graduación de guardia nacional de uno de sus hijos. Dispuso Casimiro echar su larga travesía a la gran metrópoli. Para esos años, doña Consuelo Isabel Quintero Márquez (hija de don José Humberto Quintero y doña Clementina Márquez de Quintero) laboraba como secretaria y vendedora de boletos en la empresa Expresos Los Llanos, con sede en la calle Cedeño. Compraría Casimiro su respectivo tiquete con salida Guasdualito-Caracas, para la una de la tarde del día posterior. Como buen llanero acomodaría su equipaje con lo necesario y un por si acaso en el camino. Ya en el trayecto, el lenguaraz personaje recordaría sus anécdotas pasadas, las que sus compañeros de viaje oían con suma atención. Al llegar a la parada obligatoria del bus en donde llaman Mirí (mcpio Sucre -Barinas) bajaría el susodicho a estirar las piernas, engarrotadas las mismas por la firme posición del asiento, y para también desaguar el canario, como el mismo solía decir al referirse a la necesidad de hacer la micción .

El destino de Casimiro cambiaria accidentalmente. En vista de ser una estación de permanente confluencia (Mirí) de grandes autobuses, una unidad de la misma línea se estacionaria al lado del bus en donde viajaba. Al regresar del urinario, el llanerazo abordaría equivocadamente otra unidad con regreso a Guasdualito, sin percatarse de su equivocación. Con una suave música de Leo Dan y Nino Bravo el dormitar para todos era placentero. Ya en las primeras horas del despuntar del día, llegando al puente del Remolino un emocionado Casimiro abre la cortina de la ventanilla de su asiento, y de inmediato su expresión: ¡Caramba mano, que sabanas para parecerse mucho a las de Guasdualito, y se trajeron la represa, y cambiaron al sargento Requena para Caracas! ¿Que estará pasando?

Allí no termina la historia, al llegar a Guasdualito, Casimiro observa la Plaza Boyacá, exclamando en alta voz: ¡Pero bueno chico y esto es Caracas, esa calle se parece a la calle Cedeño, caramba Heriberto como es esto, yo creí que Caracas era más diferente, igualito a Guasdualito. Al llegar a la oficina de Expresos Los Llanos, mayúscula sorpresa la del personaje, había regresado a su pueblo. El alboroto de Casimiro fue soberbio, muy ofuscado amenazaba a la empresa con demandarla por la pérdida de sus maletas. El suceso quedo para la chanza popular, se había perdido el baquiano, incluso hoy día muchos aluden al refrán: Mas perdío que Casimiro en Mirí.


Autor: Aljer el chino ereú

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