Carmen Betancourt (Carmucha)
Carmen Victoria Betancourt Arredondo nació en el vecindario Teresen, de Caripe
Estado Monagas un 25 de noviembre del año 1942.
Cursó estudios en su Caripe natal hasta sexto grado, posteriormente estudia el
bachillerato de dónde egresa con el título de normalista. Viaja a Valencia
donde se inicia como docente.
En el año de 1967 llega al pueblo de Achaguas residenciándose casa de doña
Evelia Matute de Hernández.
En el año 1968 ingresa a trabajar en el grupo escolar “Teresa Hurtado” comenzó
a desempeñar, sus funciones educativas, donde volcó, jornada tras jornada, todo
su entrañable y dulce cariño a la infancia, su tan empeñosa laboriosidad,
La reconocida figura, de la ejemplar docente, Carmucha una mujer, de auténtica
y profunda vocación, hacia la instrucción pública, amplia y manifiesta
capacidad pedagógica y, estimables valores, humanos, morales y espirituales;
quien a lo largo de muchos años, de una prolongada y rica trayectoria, hubo de
cumplir, aquí, en nuestro pueblo, una muy significativa y admirable labor, al
servicio de la niñez, el saber y la enseñanza.
Transmitió conocimientos, desarrollo habilidades, compartió experiencias;
enseño a niños, adolescentes y jóvenes a leer, escribir, sumar, restar,
literatura, historia etc. Eso fue parte de la vida diaria de nuestra querida
Carmucha
Una mujer de gran valor, de gran reconocimiento, pero de una verdadera vocación
fue cuando ella iba más allá de eso y logro ser ejemplo para sus alumnos no
sólo siendo una maestra que enseña, sino una maestra del cual se aprende.
Fue una verdadera guía, una persona que escuchaba, que entendió, que supo
detectar alguna problemática y que otorgo un buen consejo a tiempo, que fomento
y practico valores universales que promovió para tener una sociedad justa,
unida, pacífica.
Así fue como Carmucha se convirtió en un ser entrañable e inolvidable. Aquella
que merece toda nuestra admiración por jugar un papel fundamental en nuestras
vidas. Una persona que sabía de responsabilidad, de entrega, de profesionalismo,
pero sobre todo, de amor y respeto por el ser humano. Una persona que se
preocupaba y ocupaba en los demás. Su labor siempre dejo una huella imborrable.
La maestra Carmucha tuvo siempre amor por su profesión y una constante
necesidad por continuar desarrollando sus habilidades y conocimientos para
compartir con sus alumnos lo mejor de sí, a través de información fresca y
relevante, elevando así la optimización del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Ejemplo de mujer educadora, que de un modo feliz, con gran ternura, le entregó
a la niñez, sencilla y pura, su vida de fecunda luchadora. Fiel vocación,
conciencia formadora, gesto de amor, palabra de dulzura, Carmucha Maestra
verdadera, fervor profundo, fibra tesonera, calidez y labor infatigable… En el
rico historial de la enseñanza, como símbolo eterno, de esperanza, brilla el
sol, de su nombre inolvidable.
En el año 2010 para el mes de octubre la jubilaron con 42 años de servicio
ininterrumpidos entregados a este pueblo que la adopto.
Falleció a causa de un infarto el 11 de abril del 2015.
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