CARMEN TERESA MIRABAL SILVA, ¡MADRE EJEMPLAR!*
Rafael Luque Mirabal
*ENTRE PASTELITOS Y HALLACAS.*
El 9 de Enero de 1919 nace en San Fernando, hija natural de José Francisco
Mirabal (Panchito) y Trina de las Nieves Silva Chourión. Cuando apenas tenía 6
años queda huérfana de madre. Su padre la lleva junto con Elba Antonia, la
hermana mayor; al hato de su propiedad a orillas de Caño del Medio, cerca de El
Yagual. Allí es criada por Carmen Marchena, su madrastra, al lado de sus
hermanos Mirabal Marchena. No asiste a la escuela formal, pero su interés y
amor por el estudio la lleva a aprender a leer, escribir, sumar y restar,
herramientas con las que se defendería en la vida y obtendría grandes logros.
A la edad de 18 años regresa a San Fernando y se casa con Félix Domingo
Luque, con quien procrea 5 hijos en Apure, Oswaldo, Félix, Rafael, Oscar y
Nelson, y 3 hijas,Sobeida, Trina y Mirna en Aragua de Barcelona (Anzoátegui).
Así conforman la familia Luque Mirabal. Luego se trasladan a Maracay en donde
moran durante 4 años.
Posteriormente deviene el divorcio, Carmen Teresa regresa a San Fernando al
reencuentro con su familia. Viaja como ella decía “con un capital de 8 hijos,
todos menores, y tan solo dos bolívares (Bs 2,00) en los bolsillos”. Su hermana
Elba de Venegas la recibe en su casa, donde vive con sus 15 hijos, su esposo y
dos madrinas.
Trabaja intensamente haciendo arepas para la venta, diversos dulces y
cachapas en la época de jojotos. Al mes de llegar a San Fernando ya tenía
recursos para alquilar una casa e independizarse. Comienza a hacer pastelitos
de guiso que preparaba con arte y sabor, que quien probaba uno se comía varios.
Esos pastelitos los vendíamos los hijos mayores al mediodía en la gobernación a
un valor de medio (Bs 0,25), y tenían muy buena aceptación. Yo me regocijaba
cuando aparecía el gobernador Domínguez Michelangelli, porque me quitaba la
cesta y se iba por las oficinas a repartirlos, luego los pagaba a mejor precio.
Por cierto que a la caída de Pérez Jiménez las ventas allí se hicieron
difíciles porque nos acusaron de perezjimenistas, ¡nada más lejos de la verdad!
Para entonces, fueron muchas las veces que almorzamos y cenamos con los
pastelitos que no se vendían.
Carmen Teresa no se amilanó frente a eso, con su fe inquebrantable en el
gran poder de Dios, la Virgen del Carmen y el Doctor José Gregorio Hernández,
sus guías espirituales, siguió adelante y decidió hacerlos también por las
tardes. Los vendíamos en casas de familias.
Sus días empezaban a las 3 de la mañana haciendo arepas, y terminaban
algunas veces a la medianoche cosiendo ropa para la venta; la cual elaboraba
muy bonita. Cuando le preguntaban quién la enseñó a cocinar tan sabroso
contestaba, "La necesidad mija, la necesidad, si los pastelitos no saben
bien, no se venden”.
En diciembre eran infaltables sus hallacas navideñas. Primero las
institucionales: 300 para la policía, 150 para la Guardia Nacional, 250 para la
gobernación, etc, etc. Por suerte, para la temporada decembrina en las casas de
familia sólo se comían éstas en la noche de navidad y año nuevo, de modo que
comenzaban los encargos: 30 con huevos para mi madrina Mariana Bezara, 25 sin
tomate para la chinga Zoppi, 20 sin ciruelas pasas para Valentín Mujica, 40 con
todo para Chicho Echenique, e iban sumando unas tras otras, de modo que los
encargos no bajaban de 500 en ambas noches. Para no confundir unas de otras, nos
enseñó diferentes formas de amarrar y marcar.
Se caracterizaba por ser muy trabajadora y organizada. Así en el mes de
diciembre teníamos la ropa de estreno, y el día 25 el niño Jesús siempre dejaba
un juguete debajo de los chinchorros. Con satisfacción también se le escuchaba
decir: “Mis hijos nunca se han acostado sin cenar”.
Cuando llega la democracia las Damas Bolivarianas le consiguen un cargo de
Directora Ecónoma en el comedor Simón Bolívar, ubicado al final de la calle
Sucre en San Fernando. Allí había una nómina de 200 estudiantes. Sin embargo,
diariamente almorzaban entre 20 y 30 muchachos adicionales no escolarizados que
se acercaban a pedirle comida. Ella les puntualizaba, “Quédense por ahí y
esperen que coman los inscritos, si sobra los paso”. Y mágicamente siempre
sobraba. Su administración era tan pulcra que no sólo atendía a una nómina
superior a la inscrita, sino que mensualmente reportaba el costo per cápita más
bajo de todos los comedores escolares del estado Apure y hasta hacía reintegro
de dinero al Patronato Nacional de Comedores Escolares.
Aún con esta trayectoria de eficiencia, la destituyen del cargo de
Directora y la pasan a Jefe de Cocina tras una mal intencionada denuncia de no
pertenecer al partido del gobierno de turno. Los hijos mayores nos rehusamos a
que la desmejoraran laboralmente y le planteamos que dejaríamos los estudios
para trabajar, lo que no aceptó, "¡Eso jamás!. Ustedes tienen que seguir
estudiando para que sean alguien en la vida. Yo estoy trabajando, y el trabajo
no deshonra a nadie”. Y volvió a hacer pastelitos y hallacas para vender.
Una supervisora que admiraba su trabajo, le dio una carta avalando su
gestión y se fue a Caracas a hablar con el Ministro de Sanidad, de quien
dependía el Patronato de Comedores Escolares. Fue restituida en el cargo de
directora en el comedor del Grupo Escolar de Biruaca, a donde se muda y le da
vida a un hermoso jardín de flores en una casita rural a orillas de la
carretera de Achaguas. Allí la persona que la denunció para quedarse con el
cargo del comedor Simón Bolívar, acudía a buscar asesoría, y ella, lejos de
negársela, la atendía con cariño y profesionalismo. Trabaja varios años en
Biruaca, y posteriormente, con la visión de buscar mejores oportunidades de
estudio para sus hijos, pide traslado a Maracay, donde vivían los mayores. Éste
le fue concedido al estado Aragua, sólo que el sitio era distante de esa
ciudad, por lo que renuncia, y con el apoyo de dos de sus hijos mayores, Félix
y Rafael que ya trabajaban, se dedica a atender la educación de los menores.
La formación que nos dio estuvo enmarcada en principios éticos y morales,
la solidaridad con el semejante, el amor por la naturaleza, la honestidad,
humildad, unión de la familia y la responsabilidad; entre otros valores no menos
importantes, fueron enseñados con su ejemplo de vida.
Siempre estuvo atenta con nuestros estudios. Las tareas escolares y
laborales eran para cumplirlas. Los “guardapolvos” (uniformes) debían estar
blanquitos, ello era analogía de pulcritud. “Se puede ser pobre, pero no por
eso hay que andar sucio o roto”, manifestaba constantemente.
Anécdotas hay tantas que podría escribir un libro completo sobre ellas. Voy
a comentar una que retrata fielmente su carácter. En una ocasión Nelson había
salido a vender pasteles un domingo. Esos días eran pesados para la venta. Tras
caminar medio pueblo se acercó por los lados de “Mi Cabaña” y escuchó una
grizapa de hombres. Decidió adentrarse en el lugar que resultó ser un patio de
bolas. Uno de los allí presentes se comió un par y le dio un bolívar. Cuando
Nelson fue a darle el real (0.50 Bs) vuelto, el hombre le dijo, esos pasteles
están demasiado buenos, pero son muy baratos. Le quitó la cesta y los vendió
todos a real (el doble de su valor). Cuando Nelson llegó a casa, muy contento
porque ¡había vendido todo al doble del precio!, nuestra madre le recriminó.
“Está bien que hayas vendido todo y te pagaran el doble, pero usted no vuelve
más a ese lugar, ni a ninguno parecido; porque allí lo que vas a aprender es
sobre vicios y groserías. Prefiero que regreses a casa con la cesta llena de
pasteles”.
*Los frutos de sus desvelos*
Si bien a los mayores nos tocó trabajar en diferentes tareas, que van desde
las ventas de todo lo que salía de su cocina, hasta periódicos, cagajón de
burros para las matas, coronas de flores artificiales, pintar tumbas y letreros
para el día de los muertos; jamás dejamos de estudiar. En la medida en que cada
uno fue saliendo de sexto grado, ella nos conseguía una beca, y señalaba
“Tienen que salir bien en los estudios para mantenerla”. Caso contrario se
perdía este apoyo económico de parte del gobierno, la alcaldía o … de donde
fuera otorgada la beca. Ese apoyo del estado venezolano siempre existió para
nosotros, y para muchos.
Sus esfuerzos dieron los frutos esperados y vio realizado su sueño: sus
hijos “son hombres y mujeres de bien”, como repetía llena de orgullo.
Con gran sensibilidad social, amantes de sus familias, de fe en Dios y la
Virgen. Profesionales de las distintas áreas donde destacan por un trabajo
responsable y honesto, orientado al servicio, al apoyo de los necesitados,
promotores de la protección de la naturaleza. Aquí un breve curriculum de
ellos: *Oswaldo*, Doctor en Ciencias del Suelo. Asesor a nivel nacional e
internacional, con importante participación en apoyo a las comunidades.
*Félix(+)*, Ingeniero Civil que aportó su talento en la construcción y
desarrollo del sistema hidroeléctrico más importante del país y del mundo en su
momento (Represa de Guri). Con gran sensibilidad social por las personas
necesitadas. *Rafael*, técnico electricista. Durante 30 años dirigió la
construcción de grandes subestaciones eléctricas en todo el país, incluyendo la
de San Fernando. Luego formó una empresa ambiental con la paja Vetiver, donde
hoy es líder latinoamericano en la especialidad. *Oscar(+)*, infelizmente muere
ahogado en el caño de Biruaca a los 14 años. *Nelson*, Perito Agrónomo, quien
se dedicó al comercio con gran éxito, creando empresas que generan puestos de
trabajo dignos. Realiza una labor social en las comunidades, que permanece aún
en el tiempo. Traspasa el legado a sus hijos. *Sobeida*, Artista Plástica con
amplia trayectoria internacional. Creadora de una fundación de ayuda a niños y
familias. Impulsada por el amor al ser humano como una característica de sus
rasgos personales. Una labor social de más de 20 años en comunidades
venezolanas. *Trina*, Magister en Educación en Orientación. Se dedicó a la
formación de adolescentes, jóvenes y adultos durante más de 25 años. Posteriormente
incursiona en el Desarrollo Humano, quehacer que brinda beneficios a diversas
instituciones y comunidades. Finalmente *Mirna(+)*, quien también recoge la
sensibilidad de nuestra madre con el ser humano. Persona alegre y solidaria. Se
destacó en su trabajo docente en las áreas de Biología y Química, así como en
el apoyo social a comunidades.
Cuando alguien le preguntaba en su vejez, ¿Cómo está Sra. Carmen? Su
repuesta automática era: “¡Maravillosamente Bien! No me duele nada, duermo
bien, como de todo, mis hijos me atienden y me dan todo lo que
necesito...". Entonces, redirigía la pregunta: "¿Cómo voy a estar que
no sea maravillosamente bien?”.
Carmen Teresa vio realizado sus sueños de viajar por Europa, y de ver a sus
hijos dando aportes a la sociedad. Se regocijaba cuando leía noticias de sus
hijos en grandes titulares de prensa, en “las páginas bonitas de los diarios”,
y no en las llamadas “páginas rojas”.
Partió a rendir cuentas al Padre Eterno el 23 de Julio del 2013, a la edad
de 94 años. En santa paz, sin ninguna enfermedad. Ni un quejido, ni un lamento
salió de la habitación de la casa de Trina, en Valencia, en donde su espíritu
trascendió. Antes de viajar, como mujer previsiva que fue, jamás sorprendida
por los imprevistos; preparó sus alforjas, colocó los ingredientes necesarios
para hacerle Pastelitos y Hallacas a San Pedro, mientras que para Dios reservó
los títulos, diplomas y las obras realizadas por sus hijos.
Maracay, Diciembre 2.020.
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