Jofre Valé, el capitán de río que era leyenda en Guasdualito
Por Juan Carlos Zapata.-
¿Quién no conoce a Jofre Valé? ¿Cómo no recordarlo? Toda una leyenda. Ocupó los cargos más importantes en Guasdualito, pero sobre todo, fue capitán de río.
Con Jofre Valé hablamos en 1997. Tenía 81 años. Nació el 7 de Marzo de 1916. Fue el último capitán del río Sarare. Capitán de remolque y barco a motor. Nació en Guasdualito pero se crió en San Cristóbal. Estudió en el liceo Simón Bolívar. Fue el hombre que, junto al Dr. Ricardo Arria Ruíz, trajo la primera planta eléctrica a Guasdualito y quien impulsó la construcción del primer acueducto.
Que hable Jofre Valé:
“Mi padre era
Federico Valé de la Villa, oriundo de Ciudad Bolívar, hijo de Luís Valé. Ellos
vinieron por aquí porque mi abuelo tenía en Colombia un hato y le prestó un
dinero a un amigo y resulta que en esa época, por las guerras, los asaltos, el
viejo, el amigo, tenía mucho oro pero no se atrevía a sacarlo. Entonces mi
abuelo se fue en barcos de a vela. Para llegar allá era un proceso de tres y
cuatro meses. El amigo le dijo:
-Chico, no te he
pagado porque tengo el dinero enterrado y no he podido sacarlo porque me están
buscando para matarme, recíbeme el hato.- Y así ocurrió”.
“Mi papá se casó
con Elba Sarmiento que era hermana del capitán Sarmiento de la Guardia
Nacional. De ese matrimonio nacimos mi hermana Elba Valé Sarmiento, esposa de
don Juan Laporta, comerciante que murió hace como 30 años”.
“Este era un pueblo
sumamente pequeño, mi papá estaba asilado en Arauca porque el viejo era
revolucionario, era amigo de aquel legendario doctor, Ricardo Arria Ruíz, (tío
de Diego Arria) que a la muerte de Juan Vicente Gómez fue el que fundó la
Guardia Nacional en El Amparo. En uno de esos tiroteos aquí en Guasdualito, el
Dr. Arria fue herido. En la batalla de 1921. Le dieron un tiro y mi papá lo
secuestró y se lo llevó para Arauca hasta que el viejo se mejoró”.
Fabricante en
Arauca
“Mi papá estaba
asilado porque era revolucionario. En Arauca tenía una fábrica de jabón, el que
llaman jabón de potasa, que se usaba para lavar, hacían unas panelas largas. Y
tenía otra fábrica, de pastas alimenticias, con una máquina a mano, con un
amasador. Tenía una fábrica de bebidas gaseosas, más el negocio mercantil,
surtido y variado. De Arauca venían de chita los que llamaban los chitanos.
(Doña Rosita Abunassar dice lo mismo en la entrevista que publicamos aquí en
Facebook). Un mes tardaban los chitanos a caballo para llevar papa y cebolla
para Arauca. Llegaban en veinte y treinta mulas desde el páramo”.
Encuentro con Juan
Vicente Gómez
“Como papá tenía
amigos influyentes, lo llevaron ante el general Juan Vicente Gómez. Eso ocurrió
en 1926, cuando surcaban las primeras lanchas, las que navegaban por el río
Sarare. Y mi papá se construyó una a motor. La navegación estaba prohibida,
podían navegar barcos de vela y a palanca pero de motor no. Solo navegaban con
motor las lanchas y barcos de la Compañía Venezolana de Navegación que era del
gobierno. Total que llevaron a mi papá a la presencia del general Gómez y el
general más bien le dio una tarjeta para que pudiera navegar en el río Apure y
sus afluentes, nada más hasta allí”.
La aventura del
navegante
“Mi papá era
ingeniero mecánico. Estudió con los salesianos en Bogotá. Después se vino de
Ciudad Bolívar. En aquella época enseñaban de todo. Era herrero, carpintero,
cualquier reloj de esos grandes, cualquier pieza, él la podía fabricar. Era un
hombre muy ingenioso. Construyó su propia lancha con el permiso del general
Gómez y se puso a traer comestibles, porque la única vía que tenía Guasdualito
era por la montaña de San Camilo y a caballo y ese recorrido duraba una semana.
Por la montaña arreaban el ganado que iba para San Cristóbal. Entonces mi papá
se puso a navegar. Y yo empecé a navegar con el viejo, estudié en San Cristóbal
pero me tuve que venir cuando mi papá se enfermó y me encargué de la lancha y
los negocios. Era una lancha pequeña de quilla. Como de veinte pies más o
menos, cogía como cuatro toneladas y llevaba un remolque que cargaba 4.000
kilos. Don Juan Laporta vendía los pasajes para los viajes, mi papá cargaba
como treinta pasajeros y de allá para acá traía mercancía, papa, cebolla, etc”.
“En Guasdualito
también fue pionero. Tenía una fábrica de pasta, una fábrica de bebidas
gaseosas, la colita, y tenía una fábrica de jabón. Las máquinas, las botellas,
todo eso se quemó en el incendio de Guasdualito de 1948. Perdí tres camiones y
dos automóviles, hasta el remolcador Elba. Eso fue hace medio siglo”.
“Yo traje ese
remolcador. Empecé a trabajar con la lancha pequeña por el río Caparo pero ya
nosotros habíamos hecho los planos para un remolcador para andar en aguas
someras como era en aquella época. Un remolcador que te pasaba por 12 pulgadas
de agua al mínimo. En 1947 yo fui a Trinidad y traje ese barco hecho por la
Barwold de Estados Unidos y traje el remolcador a Ciudad Bolívar con mucha
esperanza. Habían llegado las petroleras a Guasdualito a buscar petróleo. Yo
hacía trabajos aquí en Guasdualito, Palmarito, Totumitos y en Bruzual. Un
capitán de navegación muy amigo mío me dijo: “Tráete ese barco para que te
hagas rico”. Pero resulta chico que traigo el barco en el 47 y en el 48 las
compañías se fueron. No hubo explotación petrolera. Eran sismógrafos”.
“El barco era
parecido a un apartamentito para seis tripulantes, y yo que era el capitán.
Empezó la navegación entre Ciudad Bolívar, San Fernando y todos esos pueblos.
Aquí valía, por ejemplo, un tambor de gasolina cien bolívares, yo lo compraba
en doce bolívares en Cuidad Bolívar y lo vendía en cincuenta bolívares y le
ganaba un buen flete, traía gasolina, kerosén, gasoil, etc. Los principales
clientes eran Don Juan Laporta, los Braille, Pedro Daniel García. El comercio
era muy poco. Estaban las pulperías, pero te compraban un tambor, dos tambores,
había una bombita de gasolina que era la de don Pedro”.
“Esa navegación se
acabó cuando hicieron el puente sobre río Apure en San Fernando. Luego llegó la
carretera. Seguí trabajando con Guasdualito y en 1965 llegaron el puente sobre
el río Sarare, el de Remolinos, y la carretera. Corrí con la suerte de que me
salió un cliente de Puerto Ayacucho que era constructor de carreteras y le
vendí el remolcador”.
Capitán de muchos
ríos
-¿Usted se
considera capitán de río?
-Sí como no, yo
tengo mi título.
-¿Cuántos años de
navegación?
-Treinta y un años.
-¿Hay sitios
peligrosos en ese río?
-En la Corcobara
hay puntos muy peligrosos. Son ríos que nunca se han limpiado. El agua mayor se
iba por la izquierda y en los casos difíciles yo agarraba el timón y empujaba a
toda máquina y le sacaba la velocidad y me quedaba en neutro hasta que pasara
para no romper una propela. Hay trampas de arena que se conocen por el volumen
de agua. El agua fuerte puede ir por un hilo y va por el oeste y de golpe te
parte esa agua al noreste y después de golpe te parte hasta el sur. Es una
cuestión que uno va conociendo.
-¿Sus marineros
quienes eran?
-El negro Gerardo
Izquierdo, el Pelón, Ovidio el hermano de Pelón, gente muy buena y responsable.
-¿Qué traía en esas
cargas, además de gasolina y gasoil?
-Para el comercio
mercancía seca de Ciudad Bolívar que mandaban los viajeros. La sal la traía yo
de San Fernando de Apure en el gobierno de Pérez Jiménez. 10.000, 12.000 sacos
de sal para el depósito de aquí. Un saco de sal en grano valía 4 bolívares.
El poeta Marcos Eduardo Hernández lo recuerda en el poema Pueblo de caminos viejos.
A continuación parte del poema de Marcos Eduardo Hernández en la que aparece Jofre Valé:
“Aunque le parezca
necia
mi nostalgia
compañero,
no ha regresado a
“El Gamero”
la chalana que se
fue,
capitán Jofre Valé,
dímele a Ramón
Izquierdo
que de tristeza me
muerdo
y el sentimiento no
sale
pues ni a Venicio
González
lo he vuelto a ver
navegando,
a Nutrias o San
Fernando,
cual chalanero
mayor,
espacios tiene el
dolor
en que se fue el
canoero
al que llamábamos
“Ñero”
el famoso
pescador”.
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