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martes, 14 de marzo de 2023

LA MEJOR BODEGA DEL MUNDO

 


La mejor bodega del mundo era la de Matute y Abigail en Los Corrales de Guasdualito


Por Juan Carlos Zapata.

Este texto lo escribí y publiqué en KonZapata el 12 de noviembre de 2018. Vamos a rescatarlo. Me impresionó la foto. La imagen de la bodega. Lo abastecida que estaba la bodega. Ahí están los productos de la tranquilidad. Parece un retrato de la abundancia. Hoy sería algo así como el cuadro de cierta opulencia y, sin embargo, era la normalidad en Guasdualito y Venezuela. Porque antes las bodegas estaban bien abastecidas. 


Esta era la bodega de Abigail Padrón, viuda de José Antonio Matute, ubicada en el barrio Los Corrales, al este de Guasdualito, en el extremo de la calle que conectaba con el llano, paso de ganado, paso de hombres y mujeres. Paso del tiempo, que un almanaque también cuelga en la estantería de Abigaíl, y también se ve uno de aquellos viejos teléfonos de disco de la CANTV. 


Detallemos la fotografía. Hay la sal de la vida. Hay el azúcar del placer. Hay salsa de tomate Heinz. Y mostaza. Y compotas para calmar el llamado de los niños. Hay crema de arroz Polly. Y hay la Maizena Americana, gran producto nacional. Y también la Nenerina. Nada falta para levantar los muchachos. 


Y hay los caldos concentrados y los cubitos del sabor. Y mayonesa y margarina Mavesa. Y aceite vegetal. Hay pasta y atún. Y la mermelada y la gelatina del postre. Hay fósforos, se ven las cajitas colocadas encima de las velas y los velones para la luz de los vivos y los muertos. Hay velitas de cumpleaños azules y rojas. Hay harina Robin Hood y también avena. Hay hasta salsa rosada, gran invento de la industria local.


La bodega fue fundada en 1960, me dijo Abigail Padrón. Vendió una casa en La Palma, un caserío cercano a Guasdualito, y con esos recursos inició el negocio que cerró a su muerte, hace 5 años. (Ahora serían 8 años).


“La empecé yo aquí en 1960 cuando las calles todavía eran de barro. Aquí lo que llegaba era pura gente de a caballo. Entonces había muy poquitas casas. Esto eran potreros, corrales de encierro de ganado. Por eso se llama Los Corrales. Y era un llegadero. La gente paraba a comprar aquí. Como hoy todavía paran los que pasan para el llano en carros y motos. Matute tenía también una bodega en el centro del pueblo, donde hoy queda la farmacia”.


Un tiempo Matute estuvo al frente de esta bodega, pues la del centro cerró. Y se turnaba con Abigail. 


En 1997 ya Matute no estaba. En la bodega también se vendía cerveza. 


En la foto se observa que hay los cepillos para barrer la casa. Y el jabón Las Llaves y el detergente Nevex para mantener la blancura de la ropa. Y hay, se aprecia, lavaplatos y esponjas para fregar. Y hojillas de afeitar. Y el infaltable papel sanitario. Porque en la bodega de Abigail Padrón había de todo lo que necesita una familia para vivir. Sin preocupaciones de escasez. Sin que la torture las compras nerviosas. Sin que la acose la incertidumbre y la duda.


También la bodega fue la vida de Matute y Abigail. Tuvieron 9 hijos. Tres habían muerto cuando hablé con ella.


“Me quedaron seis. Neptalí, Israel, Antonio, Hitler, Zaida y Dulce”. En efecto, Hitler. Así lo bautizó el padre. “Vainas de Matute”, dijo Abigaíl. “Yo qué sé, por qué lo bautizó así. Por el Hitler ese alemán que hizo una guerra y mató a tanta gente. A él le gustaba ese nombre, Hitler”. 


Curioso que a un hijo lo llamara Hitler y a otro Israel. Y Dulce, en realidad es Dulcinea como la del Quijote. 


Más de 30 años estuvieron juntos, Matute y Abigail. Por esos días que conversé con Abigaíl estaba recién operada. Una hija, licenciada en química, que estaba a punto de terminar el doctorado, la llevó a Barquisimeto a que la intervinieran. Ella estaba muy orgullosa. 


La bodega estaba adornada con serpentinas. Era diciembre. Su hija Dulce le dijo que había que adornarla para que se viera bonita. Y Abigail estaba contenta. Además, la bodega estaba surtida. Sin duda. Porque hay comino. Y canela y clavitos dulces. Y hay carne de buey. Y salsa inglesa. Y hay sal de fruta Eno, para los más delicados del estómago. 


Hay más productos que no se logran identificar. Y los hay porque allí están las facturas. Un montón de facturas cuelga del estante, lo que indica que hay cuentas pagadas y cuentas por pagar a los distribuidores –todos venían de San Cristóbal- de Mavesa, aceites Vatel y Diana. Cuentas por pagar a la Indulac. Y si había facturas de la Indulac entonces había leche, potes de leche completa y potes de leche condensada La Campiña -estas sí se ven- o litros de leche en la nevera que quedó fuera del encuadre de la fotografía. 


Lo que también se ve es la caja de madera. La mano izquierda de Abigail Padrón, en la que reluce el reloj, está posada sobre ella sin cubrirla. La misma caja azul de todos los años, en la que los muchachos fueron pegando y despegando calcomanías. Era la caja para los billetes y el sencillo. Todo revuelto. Como los recuerdos.

domingo, 12 de febrero de 2023

DON MANUEL FUENTES

 



Don Manuel Fuentes, el más grande ganadero de Venezuela.


Manuel Fuentes, nacido en San Francisco Javier de Lezama (Guárico), y casado con María Gilly Lavado, se iniciaría como minorista de insumos alimenticios, ya residenciado en Guasdualito en la segunda década del siglo acaecido, su sagacidad lo llevaría a ser dueño de catorce grandes hatos en Colombia y diecisiete en Venezuela, por referir solo algunos (en nuestro país): Platanal, Las Delicias, El Cedral (vendido en 1971 a la compañía Anónima Río Yaracuy) Mata Negra, Mata de Tranquero, Chiricoa, Caucagua, Campo Alegre, El Torreño, La Venganza, San Pedro, La Miel, (cambiada pelo a pelo años más tarde a Francisco Padilla) y el hato Mata de Guamo, en la parroquia Bruzual, del municipio Muñoz. Convirtiéndose en su tiempo en el hombre más rico del llano colombo-venezolano, bien pudiera decirse que estas extensiones llegaban a donde alcanzaba la vista y más allá. Sus hijos: Heriberto (veterinario muerto en un accidente aéreo), Manuel, Josefina y Delfina, heredarían a la muerte del próspero y ganadero una inmensa fortuna que perdudaria con el tiempo.

 Son muchos los anécdotas que quedaron en el recuerdo de las personas que conocieron a Manuel Fuentes y puedo decir que las personas que entrevisté, nunca me hablaron, que fue un hombre malo, al contrario, todos hablan de la bondad de este ganadero. José de los Santos Mercado, mejor contigo en Bruzual, como "Pipuque" , me comentó que el trabajó en el hato Mata de Guamo, con Manuel Fuentes, entre otras cosas me comentó, que a él lo mandaron a esperar a Fuentes en el aeropuerto de las Tiamitas y cuando se bajó del avión, pregunta dónde está la persona que mandaron del hato, para esperarme y yo le dije. Aquí estoy esperando, el me dijo suba al avión y saque unas mochilas que están allá y el piloto me ayuda a sacarlas, todas estaban llenas de dinero, para el pago de todos los trabajadores de los diferentes hatos que tenía Don Manuel, por el camino me pregunta, que de donde soy yo y le hable de mi familia, cuando llegamos al hato, comió con los obreros y habló mucho con todos, con un trato muy respetuoso a todos, esa noche se acerca a dónde estaban los llaneros con un cuatro, tocando y cantando, hasta que tarde de la noche se fue acostar. salía del hato Mata de Guamo solo en la yegua, cargado de dinero y nunca fue robado en ésas travesía.

Fuentes fue un gran cultivador de amistades, en sus viajes de hato en hato, visitaba las casas de muchos campesinos, que vivían en las periferias de sus predios, en ésas casas pernotaba y conocía de las carencias de esas personas y siempre estaba atento de sus necesidades ya que ellos eran importantes para el funcionamiento de sus unidades de producción, ellos producían, los frijoles, platanos topochos y todos los rublos que requerían en el hato. A éstos productores Manuel Fuentes, les decía que pasarán por el hato buscando una vaca, para su alimentación, me comentó Pipuque, que Manuel Fuentes en ésas travesías, encontraba una res con gusanos que no era de las del y se desviaba de la ruta que llevaba para informarle al campesino y con la información también le aconsejaba que estuviera más pendiente de sus animales, que quizás hoy una res no vale mucho, pero con el tiempo, esos animales serán garantía de una mejor vida de usted y su familia.

Ésto denota la calidad humana de este ganadero. Me comentó Rafael Alberto Gilly, mejor conocido como Cocho Gilly, que en una oportunidad, el presidente de la república, Juan Vicente Gómez, le mandó a Manuel Fuentes, cuatro cajas de armas, para que armara la gente de los hatos, para su defensa y esas armas permanecieron en sus cajas sin abrirlas, hasta que el mismo Manuel Fuentes, fue a Maracay a entregarlas, Gómez que era un hombre muy astuto, le pregunto a su compadre, pero usted no las utilizo y Fuentes le respondió, no compadre, la gente en Apure, saben que usted y yo somos amigos y no se meten conmigo. Pero no era por eso, era que Manuel Fuentes, no era hombre de injusticias. También me comentó Pipuque, que en una oportunidad, agarraron unas personas de Bruzual con un novillo fuentero y cuando el supo, pidió al administrador que le aperaran una bestia para arreglar ese caso, llegó a Bruzual y ordenó que soltarán esa gente y les dijo que cuando necesiten una res busquen en el hato, que tienen orden mía.

Me comentaron, que en Guasdualito, le avisaron a Fuentes, que las autoridades detuvieron un hombre con un novillo del hierro de Fuente y el se traslada al sitio y habló con el campesino, le pregunto por la cabeza del animal, por el cuero y el campesino le respondió, que el cuero era para una campechana y que todo estaba en la canoa y el viejo, le aplicó la misma fórmula, que a todos los que estaban en este problema, cuando necesites carne, pasa por el hato y le dices al administrador, que te amare un vaca.

Manuel Fuentes, estaba consiente, que era imposible controlar la perdida de tan crecido número de animales, que pastaban en las sabanas y estos casos los utilizo para convertir éstas personas en sus aliados y de esta forma mantener una buena convivencia con la gente que lo rodean. En la época de los movimientos que luchaban contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, éstos grupos, nunca atentaron, contra Manuel Fuentes yo pienso que la actitud tomada por éste ganadero, le valió el respeto de todos.


Omar Viana, cronista del municipio Muñoz del estado Apure.

Bruzual 09 de febrero del 2023

jueves, 8 de diciembre de 2022

PUEBLO VIEJO Y SU JOSEFINO

 


PUEBLO VIEJO Y SU JOSEFINO


BREVE INTROITO.-

Doscientos cincuenta y un años (251) se cumplirán en julio del 2022 de la fundación (1771) de Guasdualito por parte de José Ignacio del Pumar y Traspuesto, Marqués de la Rivera de Boconò y Masparro, Vizconde del Pumar, agregando a la identificación nobiliaria los nombramientos de Cabo de Guerra, y Teniente de Gobernador y Justicia Mayor de Barinas. Este importante hecho histórico no debe pasar bajo la mesa por el bien de nuestra identidad patrimonial, de por sí ya es lamentable que una cantidad considerable de guasdualiteños desconozcan por indolencia e incuria lo convencional de nuestro pasado hereditario, por lo que es necesario que se tomen cartas al respecto para que no desaparezca en el limbo nuestra esencia histórica.

SOBRE LA FUNDACIÒN.-

Lo conocido de manera convenida sobre la fundación es lo escrito por varios historiadores, unos más que otros en cercanía con la autenticidad del suceso, teniendo un punto de confluencia de opiniones en lo señalado en La Intendencia del Ejercito y Real Hacienda, perteneciente el documento al Archivo General de Las Indias en Sevilla (Esp), del cual extraemos (tal y como fue manuscrito) unas interesantes líneas: “consta que con superior permisión en el año de mil y setecientos y setenta, en que ejercía el empleo de teniente de gobernador …con superior aprobación y permiso allanó y pacificó el sitio de Guasdualito, jurisdicción de esta ciudad, distante de ella cerca de cuatro días de camino, lugar que se hallaba desierto, solitario e inhabitable, por ser el centro, abrigo y madriguera de indios bárbaros y por ello de gravísimo riesgo para los transitantes…(sic). Y sobre el aniversario de la conmemoración escribiremos llegada la fecha fundacional, mientras tanto, unos versos criollos a un amigo natural, al Josefino de Pueblo Viejo:


RESPUESTAS AL JOSEFINO 

/

Con rumbo hacia Pueblo Viejo

va un recuerdo peregrino,

recuerdo de aquel encuentro

bajo el árbol Josefino.

/

Once años que no son días

cuando aquel día coincidimos,

pareciera que fue ayer,

era mayo, allí nos vimos.

/

Las copas aposaladas,

áspero el tallo torcido,

con floración de miradas

nuestro intenso conmovido.

/

Hoy me preguntas por ella

te respondo Josefino.

El tiempo nos marchitó

las pinnas del rojo vivo.

/

Hoy me preguntas por ella,

te respondo Josefino.

El tiempo quiso en su tronco

quitarla de mi camino.

/

El tiempo cicatrizó

la marca cuando te herimos,

con la daga del romance

cuando aquello prometimos.

/

Hoy me despido de ti

florirojo Josefino.

Si volviésemos a vernos

será asunto del destino.


ALJER “CHINO” EREÙ.-.

martes, 6 de diciembre de 2022

ALDO MARQUEZ

 


ALDO MÁRQUEZ

HIJO DE GUASDUALITO


Para escribir sobre Aldo lo haré en primera persona, de forma sencilla y sin adornos literarios, porque sencilla es nuestra esencia y arraigada nuestra pertenencia. Aclarando que no es un resumen biográfico, ya vendrá el momento para dedicarle a este hijo de Guasdualito algunos párrafos que recojan en amplitud su tránsito terrenal. Por ahora es mi deseo dedicarle mis espontáneas palabras llevadas al papel una mañana invernal de septiembre, observando mis ojos la majestuosidad e imponencia de nuestro Río Sarare, y oyendo mis timbrantes oídos la epifanía sinfónica del viento sararino ejecutando partituras entusiastas, como glorificando despedidas húmedas, o como dando la bienvenida a impávidos alientos que despeinaran floridas greguerías. 

Es Aldo Márquez representación genuina de nuestro Parnaso. Un ser humano con el don de la poesía nativista y bucólica, inspirada en él por las ninfas y náyades, diosas menores del canto y la poesía. Además, un guasdualiteño que en sus diversas facetas ha demostrado su sentir telúrico, estando sus raíces totalmente arraigadas en la sacra tierra alto apureña, siendo merecedor como tantos más: del reconocimiento y afecto de su pueblo. De mi parte haré lo posible y alcance para que los ojos de Aldo lean mi dedicatoria completa, y que sean los nacidos en su pueblo alto apureño y de todos los confines de la patria quienes le expresen su valoración. Por ahora un verso para él:


La garza pasó volando

y volando se vio en el río,

herida por un amorío

con la amargura cargando.


En la barranca observando

un juglar de pluma fina

con metáfora imagina

lo que dictaba el heraldo,

así escribió el poeta Aldo

su canción criolla y genuina...

Aljer  


Y su canciòn expresa:


Sobre el espejo del río

confundida y solitaria,

silenciosa y majestuosa

volaba una garza blanca... 


Otra décima para Aldo y para todos los poetas de mi pueblo:


Cuando se marche el poeta

triste va a quedar el llano,

triste su potro alazano

por el bajío y la calceta.


Cuando se marche el poeta

lo extrañaran los caminos,

lo ofrendarán con sus trinos

en la enramada las aves

y el viento con rimas suaves

dejará sus versos finos.


Autor: ALJER “CHINO” EREÙ.-.

viernes, 18 de noviembre de 2022

RECORDANDO A JUAN ZURITA

 

RECORDANDO A JUAN ZURITA

Por: Aljer “Chino” Ereù.-

BREVE INTROITO.-

Se presenta en ajustados párrafos un sumario de vida sobre uno de los principales galleros de nuestro terruño, líneas escritas sobre un hombre del llano, probo y laborioso, bien recordado por varias generaciones de guasdualiteños, su nombre: Juan Ramón Yánez (+) mejor conocido como Juan Zurita, y en el contexto, el historial de su gallera Las Carpas, entre otros aspectos de interés. Franco agradecimiento a su hijo Luis Yánez por las atenciones para con quien esto escribe.     

RESUMEN BIOGRÀFICO DE JUAN ZURITA.- 

Llanero de soga en mano

ganadero por vocación

gallero por tradición

laborioso ser humano.

En la travesía fue baquiano

bajo la luna clarita,

llanerazo Juan Zurita 

el del coleo y los gallos,

hoy refrescan los orvallos

su vida que fue proscrita. Aljer

 

     Juan Ramón Yánez, o Juan Zurita, como popularmente fue conocido, nació en Guasdualito (Apu) el 16 de noviembre de 1936, en el cobijo hogareño de Amalio Zurita y Eladia Yánez. Se identificaría por el resto de su vida con el apellido de su madre, ya que sus progenitores no estaban legalmente casados. Completaban el núcleo familiar sus hermanos menores: Isabel, Maximiliano, Rafael, Antonio, Luis María, Omar, Eduardo y Alirio. Su menoría transcurre al lado de sus seres queridos, nutriéndose y curtiéndose en la reciedumbre del llano. En su adolescencia se emplea como peón y arriero en los diferentes hatos y fundaciones del inhóspito entorno, llegando a ser mano derecha y arreador de ganado de Francisco “El Guate” García Camacho, importante ganadero y principal comprador de ganado en morocotas y pesetas de cinco reales.

     Fue testigo Juan Zurita de una época escabrosa y llena de dificultades, lapso en donde el niño se hacía hombre y el hombre se hacía centauro, protagonista de aquel tiempo cuando la primera actividad económica en el Alto Apure era la venta de ganado, acción fructuosa pero incordia que se iniciaba con el cruce de lotes reses por el viejo paso La Manga del Río, para luego transitar más de 300 Kilómetros por recuas infernales partiendo desde Periquera (Guasdualito), vadeando las sabanas de El Caimán, con pernocté en Boca de Monte y de allí rumbo a la Montaña de San Camilo, para un total de treinta y dos (32) travesías antes del destino final. Una verdadera odisea resultaba este difícil tránsito, solo expertos baquianos, arreadores y cagones eran los solicitados por portentosos ganaderos como Manuel Fuentes, José Natalio Estrada Utrera (El Pan de Arauca) Daniel García, Juan Bruno Espinoza, por solo mencionar algunos, para enrumbar el ganado hacia La Concordia (Táchira). Por allí anduvo Juan Zurita como muchos llaneros bizarros, escribiendo su propia epopeya lacera.   

     En uno de sus recorridos en breve descanso en el Rancho García ubicado a pocos kilómetros de la población de El Cantón, tuvo la suerte de coincidir con un trabajador del extinto banco de Desarrollo Agropecuario (Bandagro), de quien se hizo amigo y, quien lo ayuda a lograr un crédito bancario que dispone para la compra y venta de ganado. Con los recursos en mano Zurita tramita su primer hierro, y a partir de allí se dedica a la actividad ganadera hasta el final de sus días, ampliando su rebaño de forma honesta y esmerada. El 30 de agosto de 1958 contrae matrimonio con Aura Vicenta Madrid Melgarejo, de esta unión nacerían nueve hijos: Libia Marina, Juan Adalberto, Belkis Aleida, Pedro Enrique, Marga del Carmen, Luis Ángel, Wilson Yobanni, Nelson Orlando y Juan Carlos, descendientes directos quienes lo recuerdan con entrañable afecto. 

      En lo referente a su actividad ganadera. Su primer fundo lo compra en 1968 al señor Santiago Volcán, hermano de la cantadora Antonia Volcán, al que denominó Fundo El Paraíso, ubicado en el sector El Chinquero. Posteriormente en 1973 adquiere otro predio al que bautizó como finca La Florida, en el sector La Tierrosa, en las cercanìas de Guacas de Rivera, donde daría inicio a su ciclo como cebador de ganado. En el año 1985 le compra al Dr. Marcial Ruiz la propiedad denominada Las Tinieblas, ubicada a unos 10 km de la carretera nacional vía a San Cristóbal, entrando por las Margaritas, este fundo lo vende en el año1990. De allí continua con la crianza de ganado en el antiguo hato La Gallardera, en el cual se establece desde el 20 de diciembre de 1990, manteniéndose en el lugar hasta el día de su desaparición forzada el día 18 de julio de 2003. Hombre vernáculo y feraz que estaría por varios años en el deporte de los toros coleados, alejándose de esta actividad a raíz de una lesión en una pierna durante la ejecución de una coleada en una tarde de coleadera en una manga de coleo construida con guaduas por la segunda avenida del barrio Los Corrales, exactamente frente a la casa de doña Amelia Rodríguez, en el marco de unas fiestas patronales. También se destacó como cuatrista y mandolinista, siendo estos instrumentos y su afición musical el complemento de su versátil personalidad. 

EL GALLERO Y LA GALLERA LAS CARPAS.- 

     Como todo buen llanero Juan Zurita desde temprana edad mostró afición por las riñas de gallos. Ya en sus primeros años acompañaba a su padre a las galleras de los vecindarios, y pueblos vecinos. En esas lidias fue aprendiendo todo lo relacionado con la materia gallística. Años después constituye su propia cuerda y construye galleras provisionales en el sector El Chinquero, lugar donde habitaba con su esposa y algunos hijos. En al año 1967 en acuerdo familiar se mudan al histórico barrio Las Carpas, al poco tiempo construye la primigenia gallera en el patio de su casa debajo de un frondoso samán. Su primer ruedo permanente fue destruido por un inesperado incendio, razón por la cual construye la gallera Las Carpas en el año 1975, que se convirtió con el paso del tiempo en la mejor y más famosa de Guasdualito. En esta gallera se celebraban los desafíos gallísticos todos los 16 de julio en el marco de la celebración de las fiestas patronales en homenaje a la Virgen del Carmen, patrona de Guasdualito.

    Al comienzo su cuerda de gallos solo contaba con gallos adquiridos a diferentes criadores, pero poco a poco fue desarrollando su propia cría, la cual se volvió famosa y respetada al comprar un zambo de raza mestiza brasileña al señor Celso, que resultó de gran calidad como padrote, expresa su hijo Luis: “De allí proviene su famosa cuerda de gallos muy renombrada en toda la región”. En su trayectoria como gallero don Juan contó con peleadores de extraordinaria calidad, verdaderos imbatibles en las arenas gallísticas, recordados y celebres los gallos Guarracuco comprado a don Alfredo Maiorana, y que realizó combates en las galleras de Guasdualito, así como en las de Arauca- Colombia; Naranjita, el cual era de su hermano Omar Yánez pero que representaba a la Gallera Las Carpas, ganando más de diez (10) peleas. Otros que se destacaron fueron: El Tísico, Sereno Nacional, Malandro, Tableta, He Man, Corneta, Trompeta, Canal, Verdigalla. Estos gallos fueron entrenados o preparados para las riñas por diferentes cuidadores, entre los que destacaron Alberto Rojas, Alirio Yánez y Diógenes Rattia, quienes se esmeraban en poner a los peleadores en su punto óptimo para el combate.

    En la gallera Las Carpas se dieron cita los mejores galleros con sus mejores gallos de las décadas del 70,80,90 del siglo pasado hasta la del 2010, resaltando criadores de la talla de Alfonso Díaz (Barinas), Enrique Castillo, Luis Zapata, Oswaldo Cisneros y el negro Castillo de Palmarito, Mauricio Ramírez, Euclides Sandoval, Miguel Ángel Orozco, Olinto Rincón y el Dr. Noli Negrón (San Cristóbal), Chamorra y Orlando Bustamante de El Cantón; Fernando Torres de Guacas, Miguel Metoquina, la Sra. Rita, Nelson Barrueta, los morochos de El Amparo; el Dr. Garcés, Ferreira, Omar Blanco, Joaco Suarez de Arauca; Amable, Goyo, Napoleón y Pedro Contreras de Santa Bárbara de Barinas, Miguel Moreno y gallo maniao de Mantecal; Juan Cipriano, Asdrúbal Calzadilla y Tableta de Elorza, Rómulo Nadal, José del Carmen Rivero de la Trinidad de Orichuna, entre otros.

GALLOS Y GALLEROS.-

     Muchos fueron los gallos buenos que pasaron y salieron victoriosos por la gallera de Zurita, en este sentido por obligatoriedad deben mencionarse a buenos ejemplares famosos por sus picos y espuelas, de gran calidad en el combate como lo fueron: Cucharita, Tricolor, Periquera, Canadá, Mondonguero y Cuatro por Cuatro del doctor Homero Marchena. En esa índole, Sol de marzo, Botiquín, Pelo e´Guama y Camilo Pérez de Santos Zambrano; Miracielo, Whisky, Equis Cero, Lasgamil, El Gelioso, Palmasola y Chaqueta Negra de Piporo Maiorana; Remate y El Lindo del maestro Marcos Hernández Brito; Muleta de Nelson Barrueta; Pelota de José Pérez; Cotorrito de Pedro Orellana y Regalito de Justo García. Otros galleros guasdualiteños de respeto y membresía que estuvieron presente en la gallera Las Carpas fueron: Alfredo, Rogelio y Luis Maiorana, el Dr. Neptali Quintero, Pedro Fulco, Pedro Orellana, Dilcio Algarra, Pedro Méndez, Luis Carballo, Manuel Rojas, Víctor Rojas, Piporo Maiorana, Diogenes Rattia, Fila Briceño, Justo Guevara, Justo García, May Bitriago, Fulgencio Sajajù, Rafael Cacha, Mercedes Padrón, Laya, Mercado, Jesús Roque, Rubén Arguello, Omar Yanez, Juan Elías Carrasquel, Don Floro, Ramón Jara, Ramón Aquino, Juan Maiorana, Humberto Maiorana, Antonio Ojeda, Fray Salas, Celso, Hermanos Sajajù, Hermanos Becerra, Moyetones, Isidro y Manuel Rondón, José Pérez, Cruz López, Gato Moreno, Ramiro Ramírez, Yoyo Ereu, Manuel Briceño, Lucas Trejo, Pedro Méndez, Sergio Machado, Lorenzo Rodríguez, Ananías, Miguel Ángel, Mereicito, Pancho Roque, Alejo Aragoza, Carlos José Aragoza, el recordado Julián Colmenares y sus hijos Pola e Iván Colmenares, Pablo Vequiz, Cabeza e´Tigre, José Nádales, Luis Rodríguez, Adolfo Rosales, Luis Marañon, Eladio Hurtado, Carlos Robles, Maro Luque, Ramón Omaña, Alirio Yánez y tantos más cuyos nombres se escapan al recuerdo, todos ellos con buenas cría y razas.

GALLERAS, JUECES, MONTADORES Y CUERDAS.- 

     En este orden, se mencionan a continuación otras galleras que se alternaban los fines de semana de la época los combates gallísticos, reuniendo estos centros a la flor y nata de la afición criolla. Pico y espuela se vieron en los ruedos de Las Maporas, Corocito, Limoncito, La Palma, La Callejuela, La Rinconada, El Matadero, Los Mangos, La gallera de Mercado, La Gran Sábana, El Marañón, El Paradero, La Arenosa, Nuevo Molino, Pueblo Viejo, La Lucha, la gallera de los Rojas. Mientras que los más renombrados jueces eran: Alfredo Maiorana, Marcos Hernández, Santo Zambrano, Pedro Fulco, Arnoldo Fulco, Freddy Fulco, Rafael el Viejito, Víctor Rojas, Guayaba y otros en lista. En el ámbito de montadores los solicitados más frecuentes fueron: Juan Yánez (hijo), Pedro Fulco, Alberto Rojas, Víctor Rojas, Pa´Maria, Santo Zambrano, José Luis Nieves, Marcos Hernández, don Prudo, Daniel, Celso, Pedro Fulco, Freddy Fulco, Bustamante, Karen Fernández y May Bitriago (Perro Negro). Y entre las cuerdas más respetadas por la particularidad y letalidad de sus gallos las más temidas llegaron a ser: Las Carpas, La Vaquera, El Desafío, La Mapora, la cuerda de los Moyetones, las cuerdas de los Rojas, la de Hernández Brito, la de Mereicito, La Palma, La Porfía, La Arenosa y otras más que marcaron pauta en la tradición gallística guasdualiteña. Tiempos de ayer, tiempos de gallos y galleros, que se recuerdan como forma de preservar nuestra complexa dimensión cultural llanera. 


Por: Aljer “Chino” Ereù.-

LOS RECUERDOS DE UNA ESCUELA

 


LOS RECUERDOS DE UNA ESCUELA

Con rumbo hacia Pueblo Viejo

van recuerdos peregrinos,

recuerdos de aquella escuela

donde con sencillez aprendimos…


     Caminando presurosos vienen los recuerdos, vienen descalzos, vienen con el viento a buscar sus huellas franqueadas. Vienen tomados de las manos con años que partieron pero que siempre tendrán vida porque fueron abriles buenos. Esos años no se olvidan, tampoco quieren ser olvidados. Esos años son un presente sin pasado y sin futuro, parecen años eternos, pero no lo son, son los años de un destierro y de un regreso anhelado. Así regresan aquellos tiempos: alumbrados por un sol mañanero nostálgico que recuerda fulgores perdidos. Y por allí íbamos en el jeep de Carmelo Fulco, por esa carretera de tierra, tragando polvo, viendo a esa muchachada dirigirse a una escuela, oyéndole sus cuentos nacidos en quien sabe que lugar de su universo de inventos; como invento suyo fue aquel, cuando se lo tragó un caimán por detrás de Morrones, llevándoselo sin permiso al fondo del Sarare, no quedándole más opción que guindar su hamaca de las costillas del reptil, y ya aburrido en aquel buche ordenaría a su tragador abrir el pico porque iba a salir.  

     Por esa carretera de tierra iban con Carmelo los maestros Alcides Ereù, Rosa Taquiva y la ecónoma Virginia Dugarte, y atrás en el plan del vehículo: Yilda, Beto y yo. Gritó Beto: ¡Allá va la loca Gladis! que no era loca sino bohemia y excéntrica, la vimos todos, iba riéndose con sus labios de cayena súper retocados, y en sus cachetes dos estuches de colorantes vaciados para hacerse más bella, iba con sus zapatos en la mano. Preguntó Carmelo: ¿De dónde vienes mi amorcito? Respondió la cortejada: del Rincón del Coleador, a cosa pa` buena ese baile, sellando su respuesta con una sonrisa de oreja a oreja. Llegamos a la escuela, todos en fila, saludos a la bandera y a cantar el himno nacional, como si fuera el himno de la vida, y de verdad lo era. Luego la orden: a las aulas, y adentro íbamos, a la batalla contra la ignorancia. 


     Aquellos eran maestros de verdad, eran maestros por vocación y no por obligación, eran maestros de ahínco y empeño. Allí en las sagradas aulas de aquella escuela concentrada fue nuestro complemento educativo, lo que nos sirvió años después para crearnos un buen hábito de vida: el de sabernos siempre ignorante para siempre intentar no serlo. Y aún lo somos, seguiremos siéndolo. Y en las tremenduras, el muchacho Alfonso, el mismo Tara Loca era el rey. Nunca supe su nombre completo, tampoco importaba, era Tara Loca sin apellido, el consentido del maestro Pedro Madrid. Tara Loca era masoquista, amaba al castigo, y el castigo principal eran unos rejazos y arrodillarse en una tabla de madera con chapas, parecía que lo disfrutaba, cuando el maestro Pedro daba la espalda Tara Loca se reía, era tremendo de verdad, y tremendo fue cuando escondió la única esfera planetaria para armar una caimanera de futbol detrás de la escuela. A Tara Loca lo vi hace poco, vi su mirada secuaz surcada de ojeras que parecían adornos de una vida dura, por allí anda.  

     Aquellos recuerdos de aquella escuela son recuerdos de aquellos años, de aquel tiempo que dejó de ser tiempo para ser muchos tiempos. Aquellos recuerdos están intactos, como intactos los paseos en bicicleta por donde Arguello, por donde Valoy Torres, por donde Galvis, por La Lucha, por El Chinquero, por El Palito, por el fundo del maestro Madrid. Allá vienen los burreros-decía Luis Jiménez, pero no eran burras lo que íbamos a buscar, era topochos, yuca, auyama, mangos, mamòn, algarrobas, merey, y a bañarnos en la alcantarilla del caño, que ya nos es caño, ahora solo es otro recuerdo. De esos lugares regresábamos cargados con sacos y cargados de alegría, era una alegría pura, se nos fue esa alegría con esos años. Pasaron aquellos años pero quedó Pueblo Viejo, el primer pueblo, el del Marqués, y nos quedó la escuela donde también aprendimos, la que ahora recordamos como se recuerdan las cosas buenas: con mucho agrado y verdadera gratitud.   


FUENTE: ALJER “CHINO” EREÙ.-.

miércoles, 22 de junio de 2022

ANTONIA VOLCAN "LA LLANERAZA"

 



ANTONIA VOLCAN "LA LLANERAZA"

Por Yolaiza Boada.

Rosa Antonia Volcán Pérez fue una cantante de música llanera que nació el 31 de marzo de 1922 en la población de Guachara, municipio Achaguas del estado Apure, fue la primera hija de don Luis Manuel Volcán con doña Petra Justina Pérez de Volcán. Su padre era un hombre dedicado a las faenas llaneras como campo volante; la madre fue una mujer dedicada a las labores del hogar y cuidado de sus hijos; ella tenía en su haber tres hijos frutos de su primer matrimonio: María de Jesús, José Ramón y Clara del Carmen. Con el tracurrir del tiempo nacieron: Ana Julia, José Santiago, Luis Manuel, María Abigail , José Julián, Carmen Yolanda, Carmen Justina, Dina Belén, éstos junto a Antonia formaron la dinastía Volcán Pérez.

La familia comenzó a formarse en Guachara, pero cuando Antonia tenía aproximadamente siete años el padre por motivos ajenos a su voluntad decidió recoger todas sus pertenencias y junto a su familia abandonó el pueblo en busca de nuevos horizontes; tomaron la ruta hacia Capanaparo donde se radicaron por un tiempo para luego desplazarse hacia el Alto Apure, hicieron parada en Palmarito donde también vivieron. Un día con sus carretas cargadas de enseres y sueños remontaron hacia la población de Guasdualito, logrando estabilizarse en el sector El Chinquero, ubicado un poco mas allá de Pueblo Viejo.

Antonia desde niña comenzó a destacarse entre los hermanos, siempre era la lider del grupo, le encantaba jugar y bochinchar con ellos; la madre siempre le decía que si no era cantante iba a ser bailarina porque mientras ellos tocaban unas latas ella danzaba; le gustaba inventar, hacer fiestas, reuniones, desde pequeña se mostró espontánea, sociable, abierta, con mucha aptitud y actitud artística.

Como grado de instrucción tenía la primaria, escribía con buena letra, era conservadora de la ortografía y muy ágil para las matemáticas. Siendo muy joven contrajo matrimonio con el señor José Domingo Garrido, pero esa unión no perduró en el tiempo porque la muerte los separó. A raíz del fallecimiento de su esposo comenzó a inquietarse, sentía la necesidad de desarrollarse, evolucionar, descubrirse; aflorarando en sus pensamientos la idea de irse a otro lugar a buscar mejor futuro para su vida.

En el año 1949 le da rienda a sus convicciones y se va para Barinas. Su primer trabajo en esa ciudad fue en la "Satrería Bogotana", ubicada en la avenida Marquéz del Pumar, ahí demostró las habilidades empíricamente aprendidas con su madre en el arte de la costura, su trabajo era hacer los patrones y cortarlos en tela. Tiempo después incursionó en el mundo de la gastronomía haciendo comida para trabajadores de las empresas petroleras que operaban en la zona, ellos fueron los primeros en degustar su sazón. En su vida tuvo tres negocios: la Pensión "San Fernando", el Restaurant "Caribe" y el "Bar Capanaparo".

A finales de la década de los años cincuenta conoció al señor Tirso Urbina, quien comenzó a visitarla frecuentemente hasta que se hicieron pareja, fue su compañero sentimental por algunos años y de esa unión en el año 1962 nació María Antonieta, su última hija.

Para el año 1960 tenía bajo su responsabilidad la manutención de sus primeros cuatro hijos: Luis Alberto, Betzaida Yanira, Vestalia del Carmen y Cósme de Jesús, por lo que le urgía la necesidad de aumentar su capacidad económica para sacar a su familia adelante y en ese sentido comenzó a trazarse ideas de como reinventarse en el negocio de la comida. En el año 1961 abrió camino con un nuevo emprendimiento y le da nacimiento a un establecimiento que denominó "Bar Capanaparo", ubicado en la calle Aranjuez 5-32, cercano al Terminal de Pasajeros de la ciudad de Barinas, un negocio que funcionaba como bar y restaurant en un ambiente donde reinaba la música criolla.

El resonar de los golpes del arpa, cuatro, maracas y bandola constituyeron el atractivo para que la gente concurriera quedando satisfechos y encantados con la atención y hospitalidad que se les brindaba. Antonia era su dueña, administradora, anfitriona y patrona, contrataba mujeres solo para trabajos de cocina y quehaceres del hogar; nunca le gustó tener mujeres como mesoneras, la clientela siempre fue atendida por hombres, entre ellos José Jiménez "El Pollo de Orichuna", quien era su mesonero estelar porque además de brindar atención a los usuarios también tenía buena garganta y sabía conectar sus canciones con el gusto de los clientes.

El Capanaparo se fue convirtiéndo en el sitio de preferencia de nativos y foráneos, pero sobre todo para aquellos músicos y cantantes que amaban la canta criolla; para ellos "El Capanaparo" más que un negocio era la casa donde daban rienda suelta a sus dotes artísticos bajo el calorcito familiar que les brindaba la dueña del local. Allí Antonia contrapunteaba, tocaba maracas, cuatro y también bailaba, jamás imaginó que abrir las puertas de El Viejo Capanaparo sería abrirle las puertas a los cultores del folklor llanero, jamás imaginó que en ese paradero amadrinaría a grandes folkloristas que como ella llevaban la sabana infinita tatuada en sus almas y corazones y juntos tendrían la oportunidad de ir elevando la musica criolla al sitial correspondiente.

Todos los artistas forasteros
llegaban a su establecimiento, les daba alimentación y alojamiento, con el correr de los años la fueron conociendo, a medida que se incorpoban copleros al negocio se iba haciendo mas popular, la clientela iba en aumento, la gente comía, bebía, se relajaban oyendo la bandola de Anselmo López, el arpa del guate Pedro Sulbarán y los tañíos de todos aquellos cantantes que hacían vida artística en el Bar Capanaparo.

Muchos fueron los talentos que allí se reunían y disfrutaban, entre ellos: Ramón Eladio Tarife, Marcelo Quinto, Pedro Emilio Sánchez, Simón Díaz, Francisco Montoya, José Ali Nieves, Catire Carpio, Adilia Castillo, el Catire Carpio, Antonio Barcey, José Romero Bello, Simón Diaz, Eugenio Bandres, Mario Suárez, Amado Lovera, Francisco Montoya, Jesús Moreno, el arpista Omar Moreno, Angel Custodio Loyola, Eneas Perdomo, Nelson Morales, Reinaldo Armas, Luis Lozada "El Cubiro", Roman Montilla, Victor Gavilán, Brizuela, el viejo Roldán, este último fue el que le abrió las puertas del sello Discomoda para que grabará profesionalmente y "El Cubiro" que ya trabajaba con ese sello la incentiva para que se tralade a Caracas, para ese viaje estimuló a Anselmo López y lo lleva a con ella, en la capital hicieron grabaciones, presentaron espectáculos y atendiendo invitación que les hiciera el tío Simón, fueron presentados en varias oportunidades en su programa transmitido por Venezolana de Televisión.

En Apure comenzó a florecer y en Barinas en los escenarios del "Bar Capanaparo" cultivó lo mejor de su canto, grabó varias canciones en acetato, en 45 revoluciones: "Mi Guasdualito", "Represento a dos estados", "Batalla de Carabobo, "Palma Sola del Recuerdo", "Llanera tenías que ser", " Mi nostalgia en una Soga", "Gabán Solitario", "Rejoneando mi Cantar" y "Cantares de mi Llano", "Romance Del Coleador Muerto", "Diamantes en La Laguna", "Mi Llano Se Encuentra Herido", "Llanero En Su Faena". Sus últimas canciones fueron grabadass en 45 con sello de su propiedad "A Volcán"; pero no llegó a oírlas porque tuvo que alzar vuelo a la eternidad.

Para esos años el Carrao de Palmarito vivía detrás del Bar Capanaparo, las cercas de las casas eran matas o alambres, cuando Antonia se ponía a lavar ropa en el patio, el Carrao se acercaba y siempre terminaban contrapunteando, no se aguantaban, se iban para el bar y ahí en el negocio se formaban la gran parranda. Eran muchos los copleros que al terminar el trabajo de llano en los fundos o hatos salían a parrandear, llegaban y ella les brindaba hospedaje, ahí comían, bebían, tocaban y cantaban. Eran demasiado los músicos que hacían vida en ese bar, tanto así que ya la gente del pueblo cuando querían formar un parrando sabían donde los podían encontrar solamente tenían que hablar con doña Antonia Volcán.

En esa década de los años sesenta la popularidad de Antonia Volcán crecía vertiginosamente, su negocio era visitado por infinidad de personas, entre ellas el señor Héctor Paúl Venegas, Comisionado de Cultura de Villavicencio Colombia, acudió en varias oportunidades y un buen día apareció con una tarjeta de invitación para el Festival de la Canción Colombiana con todos los gastos pagos, se despidió diciéndole que la esperaba con su delegación. Ella aceptó y comenzó a organizar su grupo de cantadores, maraqueros, cuatristas, bailadores, declamadores; para vestir a su comitiva solicitó ayuda a la Gobernación de Barinas y don José Thomas Heredia gobernador para ese momento le colaboró con el suministro de los trajes típicos para ella y los músicos tales como Liquiliqui, alpargatas, sombreros, falda y blusa.

Llegado el día viajaron a Villavicencio, en esa zona de Colombia demostró todas sus cualidades: bailó joropo en sus distintas figuras zapateao, escobillao y valseado; su parejo de baile en esa oportunidad fue don Piper Jiménez. Su participación en ese evento era como invitada especial; demostró su talento para ejecutar varios instrumentos musicales: cuatro, maracas, guitarra y de vez en cuando rasguñaba el arpa, cantó en varias modalidades y se lució con el contrapunteo. Les explicó sus habilidades para preparar diferentes platos de la gastronomía del llano venezolano. También entre chanzas y risas demostró que sabía ensillar un caballo, manear una vaca y cantarle suavecito para que se relaje y en el ordeño salga mayor fluído de leche, cómo se recogía una soga para enlazar un toro, una vaca o un becerro, en fin ella aprovechó ese y otros viajes a Villavicencio, Arauca, Casanare, el Cauca, y San Martín para dejar la huella de sus andanzas y dar por sentado por qué la llamaban "La Llaneraza".

Doña Antonia fue una mujer recia, ocurrente, noble, humanitaria, respetuosa, hospitalaria, excelente hija, hermana, madre y esposa el que la conoció y trató sabe que fue una persona extraordinaria. Se destacó como una excelente anfitriona, cordial y amable con la clientela que frecuentaba su negocio; siempre recibía a la gente con un "venga pase para acá", le ofrecía comida, café o guarapo y si se trataba de copleros a quienes le iba a dar alojamiento les decía: "a usted lo guindo por acá y usted va a dormir aquí, tomé esta hamaca y espere el sancocho". Fue una mujer muy sencilla, dicharachera, parrandera; una mujer que dio todo por el folclor, fue un ícono de la música llanera, única en su estilo, hasta ahora no ha nacido otra Antonia Volcán.

Era una mujer de carácter fuerte, pero a la vez dulce, cariñosa y caritativa, muy pendiente de su grupo familiar. Le gustaban las cosas claras por la calle del medio; le malhumoraba las injusticias, la falta de respeto, el abuso y la flojera. Como buena llanera su vocabulario era rico en dichos y refranes, siempre soltaba un "...pija paisano cuidao con una vaina".

Físicamemte era muy hermosa, alta, esbelta, de buen cuerpo, cabello rizado suave, piel blanca bronceada por el sol. Le gustaba verse elegante, arreglada, con buen gusto para las fragancias, siempre de vestido y zapatos tacon bajo; las alpargatas para los bailes. No usaba maquillaje.

El difunto Jesús Quintero, "El Tigre de Matanegra" (+) con orgullo manifestaba que su vida artística comenzó en el Bar Capanaparo y de manera muy jocosa describía a Antonia Volcán como una señora muy inquieta, que podía estar en el patio lavando una ropa y por allá en el negocio estaban tocando arpa y no había maraquero ella soltaba esa ropa y se ponía a tocar los capachos y al rato andaba zapateando porque era una mujer muy enérgica, echadora de broma, buena gente y muy bailadora.

Siempre participó como pareja de baile en Villavicencio. La mayoría de las veces su asistencia a los festivales de canto era como invitada especial; en el año 1967 aistió como participante el festival de canto organizado para celebrar los cuatrocientos años de la ciudad de Caracas, de allá se trajo el galardón.

Don Eladio Tarife destacó como gran amigo de Antonia Volcán, inspirado en las actitudes de llaneridad de ella compuso el tema titulado "Llanera tenías que ser", él la grabó en principio con el maestro Omar Moreno en el arpa. Luego por insistencia del propio compositor ella también graba el tema pero con bandola ejecutada por don Anselmo López. Fue una canción que se convirtió en un éxito, cuando ella representaba a Venezuela en los festivales de Colombia, ese era el tema que la identificaba, una canción ícono en su repertorio.

Su hija Vestalia recuerda que un día viernes se fueron para La Camoruca, a una parranda en la finca de Pedro Pérez, ese baile terminó casi amaneciendo; de la finca salieron varios carros en carabana, ellas iban en una camioneta, todos tuvieron que pararse porque el río había crecido y debían esperar, ante tal situación ella (Antonia Volcán) le grita al guate Pedro Sulbarán: "baja esa arpa guate y toca un pajarillo pa zapatear un poquito y espantar la plaga", ella bailó con el que primero agarró. Don Eladio Tarife que también andaba en esa parranda se acercó a la camioneta y tomó un lápiz, en ese preciso momento el viento arrastra una bolsa de papel él la agarró, la abrió y sobre el capot de la camioneta viendola bailar escribió la canción "Llanera tenías que ser".

El pueblo de Guasdualito era su adoración, siempre iba y formaba parrandas de tres, cuatro y hasta mas días en el fundo “La Esperanza” ubicado en Vara de María entre el aeropuerto y la carretera nacional vía el Amparo-Arauca, propiedad de su tío José Ángel Ramos, allá llegaba con su grupo de músicos y cantantes. Muchas fueron las parrandas que armaron en ese fundo porque el tío también era tremendo parrandero. Era frecuente verla llegar con Anselmo López, Alexis Corona, Pedro Sulbarán, Enrique Trejo, el Carrao de Palmarito, el Cubiro, Pedro Emilio Sánchez, Eladio Tarife, el poeta Rojas, Tirso Urbina y muchos más; Alexis Heredia (Pico e Tusa) y Gustavo García (El Ruaco) ambos poetas de Guasdualito también se hacían presentes compartían, parrandeaban, comían, bebían; todos le chocaban a la cocina, ayudaban a recoger y limpiar el patio, nunca hubo problemas porque tenían bien claro el sentido de colaboración; era una diversión total.

Antonia Volcán nunca tuvo problemas de salud, era muy sana, pero el dia 17 de octubre de 1976 en forma repentina la invadió un fuerte dolor por lo que fue trasladada de emergencia al hospital Luis Razetti de Barinas, tras ser atendida por los medicos de guardia fallece el 18 de Octubre de 1976 a consecuencia de una Pancreatitis.

Ese día aquel rincón del Capanaparo donde reposaban el arpa, cuatro, maracas y bandolas quedó sumergido en una profunda tristeza. Su casa, su negocio fueron nuevamente refugio para todos aquellos músicos y cantantes que cabiz bajos presos de dolor se llenaban de valor para despedir a aquella gran señora que atendiendo al llamado celestial voló con su canción arrulladora al encuentro con con el Creador, entre ellos: Eleazar Agudo, Guillermo Jiménez Leal, Eladio Tarife, Jesús Quintero “El tigre de Mata Negra”, Pedro Castillo, Pedro Emilio Sánchez, Simón Díaz, Antonio Castillo, El Pollo de Arichuna, Luis Lozada El Cubiro, Juan de los Santos Contreras el Carrao de Palmarito, Aurora Díaz de Sánchez, Damaris González. Muchos de ellos tuvieron la fuerza y coraje para cantar, versear y declamar. Llegada la hora, la carroza fúnebre comenzó el recorrido hasta su última morada, como acompañamiento musical llevaba el "Alma Llanera" interpretada al son del arpa, cuatro, maracas y bandola por
aquel grupo de músicos que siempre la acompañaban.

Antonia Volcán no ha muerto, sigue viviendo en la memoria de quienes la han querido, en los que la recuerdan, en aquellos que cuentan sus historias, que relate como era ella, cuales eran sus sueños, sus logros, mientras haya alguien que mas allá del tiempo la nombre amorosamente ella continuará viviendo.

Agradecida con Dios por ser el guia, con mi comadre Galadita Ruiz por hacer posible el contacto directo con Betzaida y Vestalia Volcán, hijas de doña Antonia Volcán quienes amablemente mostraron interés y colaboraron con el suministro de datos, sus aportes fueron de gran utilidad en la redacción de esta reseña.

Si no contamos las historias corremos el riesgo de no saber quienes somos y lo que es peor, olvidar lo útil que hemos sido en la vida.


jueves, 9 de junio de 2022

FERNANDO DA COSTA

 







FERNANDO DA COSTA

“EL CONSTRUCTOR”

Hijo de un país navegante

que se hizo guasdualiteño,

constructor que con empeño

cambió al pueblo su semblante.

BREVE INTROITO.-

Guardando las distancias. Este digno y denodado hombre bien pudiera ser llamado el “Imothep”, o “El Constructor Guasdualiteño”, siendo que en línea distante, y no en la Heliópolis de Egipto sino en Guasdualito (Apu) puerta abierta del llano, prestó sus conocimientos y servicios que favorecieron la construcción y modernización arquitectónica de nuestro pueblo. Verdadero perito experto de la edificación, cuyas obras construidas siguen erigidas ante la bizarría del tiempo, mostrándose orgullosas con sus magníficos diseños y acabados extraordinarios, como muestras palpables de su talento constructor. Indudablemente este portugués de nacimiento y guasdualiteño de corazón es merecedor del buen recuerdo por parte de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo, como también meritorio de la correspondencia y el afecto del pueblo que no siendo suyo lo hizo propio, sembrándose en tierra fértil, abonado por la nutriente guasdualiteñidad, y humedecido por las ondas sararinas. Por su aporte tangible al desarrollo de nuestro terruño se presenta un brevísimo recuento de su coexistencia terrenal, como forma de honrar su memoria y la de otros, quienes como él, se han esmerado y se esmeran en construir con esfuerzo y responsabilidad el futuro de nuestra tierra.

TRÀNSITO DE VIDA.-

Viene al mundo Fernando Da Costa el 08 de mayo de 1932, en la ciudad portuguesa de Palmaz, Distrito de Aveiro, región Norte, Área Metropolitana de Oporto y subregión de Entre Douro e Vouga. Mismo año cuando Antonio de Oliveira Salazar figura principal del llamado Estado Novo gobernaba con mano dura al país transcontinental conocido como Portugal. A los veintidós (22) años el joven Da Costa escucha de boca de algunos de sus coterráneos el nombre de Venezuela, país sureño con amplias oportunidades, salido años atràs de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, y que tras la muerte del caudillo tenía como presidente provisional al general José Eleazar López Contreras (n. Queniquea el 5 de mayo de 1883, f. Caracas el 2 de enero de 1973) quien mostraba en su pensamiento y acción un moderado autoritarismo en comparación con su predecesor, estableciendo en su política de avance la inclusión del elemento extranjero europeo como medio para alcanzar el avance cultural y étnico.

Iniciando el mes de enero de 1958, animado por sus amistades cercanas se embarcaría Fernando Da Costa en el vapor Santa María, propiedad de la compañía Colonial de Navegación con rumbo al Puerto La Guaira. Luego de un arduo periplo arribaría a la ciudad portuaria venezolana el 23 de enero de 1958, misma fecha cuando un movimiento cívico-militar derroca al gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, quien abandonaría el país con rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial la "Vaca Sagrada". En 1962 luego de cuatro años en la región central se traslada por contrato a San Fernando de Apure. En la capital llanera de inmediato es empleado como asistente de obra en la regia construcción del puente María Nieves. Poco tiempo después se inicia como maestro de carpintería en el proyecto de la Catedral de San Fernando, efectuando su trabajo con total aprobación. Un año más tarde (1963) se adentra en las extensidades alto apureñas. Llega a la población de Palmarito (Apu) y contribuye con el levantamiento de la infraestructura del glorioso Grupo Escolar Nepocmucena Figueredo. Se iniciaba entonces su camino constructor por las casi desérticas planicies del Alto Apure.

En 1964 los pies de Da Costa pisan tierra elorzana, el pueblo del 19 de marzo. En la localidad criolla ubicada a orillas del portentoso Río Arauca, conocida anteriormente como El Viento, la mano diestra del ya reconocido maestro de obra construye varias infraestructuras de importancia entre ellas: la amplia y cómoda quinta de don Placido Freites, la defensa preventiva contra las crecidas del principal afluente, la sede del Banco de Fomento Regional Los Andes, la quinta del Hato Los Naranjos, todas ellas con impecable técnica constructora. En 1967 es llamado a la tierra guasdualiteña. Acepta una propuesta de Dante Fontana, médico de profesión, que arribaría a Guasdualito en el año 1950 (cuatro décadas después de la primera oleada) procedente de Milán, y quien tomaría estado con doña Carmen González. A Fontana le construye Da Costa a su exigencia la quinta La Fontanera, ubicada por la calle Bolívar. En 1970 se dio inicio al relleno de lo que sería la nueva sede del colegio Santa Rosa de Lima, por la calle circundante al caño Corocito, señalada en la nomenclatura como calle El Marqués del Pumar, en honra a la memoria de nuestro padre histórico. Sor María Bellido, su directora para la época, pondría gran empeño en la tarea, superando obstáculos y vicisitudes, contando con el respaldo del ingeniero Jesús Mena director del Ministerio de Obras Publica sección Táchira. Para ejecutar esta magna y moderna instalación se contrata al maestro lusitano Fernando Da Costa, quien culmina satisfactoriamente el primer edificio con el anexo del Teatro San Martin, iniciándose un mes más tarde las enseñanzas en el centro con una matrícula de cuarenta y siete alumnos.

En el mismo año 1970 Da Costa conoce a la joven Carmen Álvarez. Hacen vida marital, y con ella procrea una digna y trabajadora descendencia, herederos sus nueve hijos de sus valores morales y apego al trabajo honesto, varios de ellos dedicados al oficio de la construcción. Hecha sus raíces en la vieja Periquera. Se hace hijo adoptivo. Con sus conocimientos y destrezas arquitectónicas contribuye con la modernización del antiguo pueblo de calles rectangulares. Otras obras de su temperamento constructor son: la sede del Almacén Occidental, el Edificio Alfa, Hotel Uribante, Hotel La Garza, Banco de Venezuela, Radio Fe y Alegría, Hotel Anaru, la residencia apartamento de Jaime Raduam, Comercial Salma, Edificio de la Farmacia Páez, entre otros trabajados de importancia urbana. El recordado Exer Fulco expresaría su admiración a Da Costa con las siguientes palabras: “Hombre honesto, sincero, responsable con su familia, que ha contribuido con embellecer la parte arquitectónica de nuestro bello pueblo”. Aún recordamos con total claridad la oportunidad de efectuar con ambos una amena y productiva charla en los alrededores de la residencia del ex alcalde. Ambos ya fallecidos, Da Costa partiría en tiempo reciente.

Otros guasdualiteños al ser consultados por quien grafía estas líneas sobre el personaje reseñado expresaron lo siguiente:

Marcos Eduardo Hernández

-Buenas noches poeta. Si conocí a Fernando, cuando el construyó la casa del Dr. Fontana y, en varias oportunidades compartimos en juegos y caimaneras de fútbol. Él y Musiù Domingo marcaron el tránsito del Guasdualito rupestre de casas de bahareque y zinc a casas más modernas con mampostería y platabanda y servicios sanitarios integrados a la vivienda. Un gran constructor… (dixit).

Numa Gatrif

- El musiù Fernando, Fernando Da Costa, como tú lo llamas: es “El Constructor de Guasdualito”. Lo recuerdo cuando construyó el Hotel Uribante, de Jaime Radwan, la emisora Fe y Alegría, El Colegio Santa Rosa de Lima, Banco de Fomento Los Andes, y muchas construcciones que no memorizo en este momento. Conmigo construyo el Hotel La Garza, Banco de Venezuela, la Defensa de Elorza, la urbanización Francisco Antonio Padilla, Hotel Anaru. Fernando, aparte de haber sido un tremendo profesional, también se destacó por ser un hombre sencillo, noble, honesto, leal, trabajador, responsable, excelente padre, un verdadero amigo, tuve el honor de compartir muchos meses de trabajo, él fue de esas personas que no se pueden olvidar”… (dixit)

Numa y el poeta Marcos expresan en sus apreciaciones, el aprecio sincero de un pueblo a un hombre europeo, a un transcontinental de avanzada, heredero del tino navegante, que atravesó mares, ciudades y pueblos para llegar a nuestra tierra a contribuir indudablemente con el desarrollo y la modernización estética visual de nuestro pueblo, dándole un empuje arquitectónico hacia el punto de ciudad intermedia, por ello honra a su memoria, honra a un buen guasdualiteño, a Fernando Da Costa “El Constructor”.

Autor: ALJER “CHINO” EREÙ.-.

 


 
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