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Vista de una procesión por la calle comercio frente a la tienda de Don Ramón Lugo, la farmacia moderna de Don Tomas Edmundo Mirabal y la tienda de Don Angel María Aquino |
SEMANA SANTA EN SAN FERNANDO
La Semana
Santa en San Fernando ofrecía una secuencia de actos religiosos de trascendente recogimiento espiritual. Numerosos fieles de todos los barrios y poblaciones circunvecinas,
se congregaban en la iglesia
y en sus alrededores
para participar en una u otra forma de aquella celebración que estaba constituida por misas, oraciones, prédicas, procesiones y otros actos
complementarios como pagar, promesas, comulgar y recibir las palmas benditas...
Las vacaciones estudiantiles permitían una asistencia adicional de creyentes
que se incorporaban luego de regresar
de diferentes ciudades de Venezuela.
El Domingo de Ramos
marcaba la pauta inicial de esta celebración con misa de acción
de gracias y el repartimiento final ele las palabras benditas, que con marcada fe cada quién llevaba para su hogar, para luego confeccionar cruces que eran estratégicamente
colocadas en algún lugar de la casa.
Después, progresiva y diariamente, se iban celebrando misas que culminaban con la prédica
y la bendición del padre a todos los
asistentes.
Por las noches se celebraban las procesiones con otra secuencia donde se manifestaban todas las escenas de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Estas procesiones eran la de Jesús Nazareno, Jesús
en la Columna, Jesús Crucificado, que acompañados por las imágenes de El Corazón
de María, La Dolorosa, Las Tres Marías,
se realizaban entre los días Lunes y Jueves Santo.
El Viernes Santo era el día más sagrado
y de mayor congregación de fieles en la Iglesia. Se iniciaba con el Te-Deum, con asistencia masiva de los representantes
del Ejecutivo y de todos los organismos oficiales
de San Fernando. La música clásica Sacra del
Popule Meu, fielmente interpretado por la Banda del Estado, mantenía
humilde y contagiosamente triste a toda la feligresía.
Por la tarde continuaba tenso el ambiente
litúrgico, cuando el padre pronunciaba las Siete Palabras,
con mensajes complementarios dirigidos a toda la grey eclesiástica. En la noche se efectuaba la procesión
del Santo Sepulcro, que partiendo de la
iglesia, tomaba rumbo hacia el este por la calle bolívar, hasta
la Plaza Libertad, para regresar indistintamente por la calle Sucre o por la Calle del Comercio. En muy contadas ocasiones esta procesión llegaba
hasta 'la esquina de los
hermanos Fuentes; para iniciar
su regreso por alguna de las dos calles
anteriormente citadas. Esta procesión, la de mayor recorrido
y
duración, entraba a la Iglesia
después de las 12 de la noche, con una asistencia masiva de tres o cuatro cuadras de personas, incluyendo los integrantes de la
Banda músical,
siempre interpretando la música
Sacra
correspondiente.
La fiesta religiosa
culminaba en la mañana del Domingo de Resurrección, con los actos litúrgicos
y prédica final
del párroco de la Iglesia.
LA
QUEMA DE JUDAS.
Era la fiesta final
de la Semana Santa, donde el pueblo, fuera de la Iglesia desahogaba humorísticamente sus ímpetus de castigo
para el traidor que vendió y entregó
a Jesús.
De manera que un grupo de mamadores de gallo se daba a la tarea de confeccionar un muñeco con toda clase de ropas y guilindajos extravagantes.
Lo rellenaban
de toda clase de cohetes, traquitraquis, truenos y silbadores; lo montaban en
un burro y luego
de recorrer casi toda la ciudad,
escogían
un
lugar
estratégicamente seleccionado, para asegurar una asistencia masiva de personas y luego leer la proclama de Judas, antes de ser quemado, donando todas sus pertenencias a las personas
ele San Fernando, con una lista que estos amigos del buen humor y la sátira, habían elaborado previa mente.
Entonces procedían a la donación mediante versos que para esa época, recuerdo perfectamente decían
así:
Esta
larga escala
Domínguez le manda
a
Calilo Gracia
en
Puerto Miranda.
A Rafael Antonio
todo un tarajal
lo
le entrego esta tarde
mi muela de gallo.
A Manuel
Bermúdez
con gran devoción,
le doy m i
chaqueta
que usó Napoleón.
Para
el zurdo Hernández
con
lealtad sin par,
traje de los Andes
este
Malabar.
Sebo
de unas pieles
a Tomás le mando
a ver si los güele
cuando esté cenando.
A Carlos Marín
del Río cinaruco
le traje por fin
su Caimán Chucuto.
Después que me quemen
si sobra gasoil,
se lo dan a
Emilio
con el Mobil Oil.
A "El Flaco" este lazo
traje de
Arestinga,
a ver si lo caso
pronto con "la chinga".
Con
Mario Laprea
tuve
que ir lejos,
y de Maratea
le traje un Cotejo.
Y en plena marea
desde el mar de Coro,
a
Oswaldo Laprea
traje un
Corocoro.
Ayer me dijeron
Las Leguizamón
que a "El
Loro" le dieron
papita,..., y tostón.
Y a Guyón,
sin pena,
me dijo Vitoco,
le diera esta antena
pa' su Radio Loco.
Esta jaula que hice
con tanto postín,
ruego se la entreguen
al Mono Tolín.
A Panchito Ochoa
que ahora está en la escuela
le entrego esta pinza
pa' que saque muelas.
Dejo a Octavio
Hurtado
un cartón de Lucky,
que me regaló
El Bichito Bucky.
Masalo Narváez
que anda medio loco,
le doy mi disfraz
que usó Pitoloco.
Desde mi gallera
allá en Cantagallo,
para Nelson Lleras
le traje este gallo .
A Pedro German
de allá desde mi hato,
le traje con
gusto
un bello Araguato
.
A Zoppi, el robusto,
cuando esté en apuro
que frote con gusto
mi pepa e' Zamuro.
Con mucho sigilo
Luis Rivas decía,
de que Trabacilo,
Tuerto quedaría.
Y Rafael Elías
decía muy jovial
de que a López Luque
le pasaría igual.
Para Alonso Rivas
quiero con pasión
que lo condecoren
con mi Cabezón.
Para Ligia Barrios
desde Borburata,
le doy con cariño
esta Paraulata.
De esa misrna
grey
para Alejandrina,
traje un doble seis
o sea La Cochina.
Para la otra Ligia
que está en una escuela,
le dejo con gusto
mi bella Tachuela
.
y Rubén González,
me dijo el EKEKO,
que en los carnavales
bailaba muy Chueco.
Y a Manuel A ponte
que está en plena racha,
le traje del monte
esta Cucaracha .
A Carlitos Boggio
con mucho decoro,
lo invito a pasear ·
en la Barca de Oro.
A Orestico traje
de mi última gira
un retrato grande
de Macario Lira.
Yo con William Salas
nunca tuve
rollos,
por eso le dejo
mi TRIPA de POLLO.
FUENTE: Remontando el Apure Viejo de
Cesar Humberto Ramos
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