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jueves, 9 de junio de 2022

FERNANDO DA COSTA

 







FERNANDO DA COSTA

“EL CONSTRUCTOR”

Hijo de un país navegante

que se hizo guasdualiteño,

constructor que con empeño

cambió al pueblo su semblante.

BREVE INTROITO.-

Guardando las distancias. Este digno y denodado hombre bien pudiera ser llamado el “Imothep”, o “El Constructor Guasdualiteño”, siendo que en línea distante, y no en la Heliópolis de Egipto sino en Guasdualito (Apu) puerta abierta del llano, prestó sus conocimientos y servicios que favorecieron la construcción y modernización arquitectónica de nuestro pueblo. Verdadero perito experto de la edificación, cuyas obras construidas siguen erigidas ante la bizarría del tiempo, mostrándose orgullosas con sus magníficos diseños y acabados extraordinarios, como muestras palpables de su talento constructor. Indudablemente este portugués de nacimiento y guasdualiteño de corazón es merecedor del buen recuerdo por parte de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo, como también meritorio de la correspondencia y el afecto del pueblo que no siendo suyo lo hizo propio, sembrándose en tierra fértil, abonado por la nutriente guasdualiteñidad, y humedecido por las ondas sararinas. Por su aporte tangible al desarrollo de nuestro terruño se presenta un brevísimo recuento de su coexistencia terrenal, como forma de honrar su memoria y la de otros, quienes como él, se han esmerado y se esmeran en construir con esfuerzo y responsabilidad el futuro de nuestra tierra.

TRÀNSITO DE VIDA.-

Viene al mundo Fernando Da Costa el 08 de mayo de 1932, en la ciudad portuguesa de Palmaz, Distrito de Aveiro, región Norte, Área Metropolitana de Oporto y subregión de Entre Douro e Vouga. Mismo año cuando Antonio de Oliveira Salazar figura principal del llamado Estado Novo gobernaba con mano dura al país transcontinental conocido como Portugal. A los veintidós (22) años el joven Da Costa escucha de boca de algunos de sus coterráneos el nombre de Venezuela, país sureño con amplias oportunidades, salido años atràs de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, y que tras la muerte del caudillo tenía como presidente provisional al general José Eleazar López Contreras (n. Queniquea el 5 de mayo de 1883, f. Caracas el 2 de enero de 1973) quien mostraba en su pensamiento y acción un moderado autoritarismo en comparación con su predecesor, estableciendo en su política de avance la inclusión del elemento extranjero europeo como medio para alcanzar el avance cultural y étnico.

Iniciando el mes de enero de 1958, animado por sus amistades cercanas se embarcaría Fernando Da Costa en el vapor Santa María, propiedad de la compañía Colonial de Navegación con rumbo al Puerto La Guaira. Luego de un arduo periplo arribaría a la ciudad portuaria venezolana el 23 de enero de 1958, misma fecha cuando un movimiento cívico-militar derroca al gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, quien abandonaría el país con rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial la "Vaca Sagrada". En 1962 luego de cuatro años en la región central se traslada por contrato a San Fernando de Apure. En la capital llanera de inmediato es empleado como asistente de obra en la regia construcción del puente María Nieves. Poco tiempo después se inicia como maestro de carpintería en el proyecto de la Catedral de San Fernando, efectuando su trabajo con total aprobación. Un año más tarde (1963) se adentra en las extensidades alto apureñas. Llega a la población de Palmarito (Apu) y contribuye con el levantamiento de la infraestructura del glorioso Grupo Escolar Nepocmucena Figueredo. Se iniciaba entonces su camino constructor por las casi desérticas planicies del Alto Apure.

En 1964 los pies de Da Costa pisan tierra elorzana, el pueblo del 19 de marzo. En la localidad criolla ubicada a orillas del portentoso Río Arauca, conocida anteriormente como El Viento, la mano diestra del ya reconocido maestro de obra construye varias infraestructuras de importancia entre ellas: la amplia y cómoda quinta de don Placido Freites, la defensa preventiva contra las crecidas del principal afluente, la sede del Banco de Fomento Regional Los Andes, la quinta del Hato Los Naranjos, todas ellas con impecable técnica constructora. En 1967 es llamado a la tierra guasdualiteña. Acepta una propuesta de Dante Fontana, médico de profesión, que arribaría a Guasdualito en el año 1950 (cuatro décadas después de la primera oleada) procedente de Milán, y quien tomaría estado con doña Carmen González. A Fontana le construye Da Costa a su exigencia la quinta La Fontanera, ubicada por la calle Bolívar. En 1970 se dio inicio al relleno de lo que sería la nueva sede del colegio Santa Rosa de Lima, por la calle circundante al caño Corocito, señalada en la nomenclatura como calle El Marqués del Pumar, en honra a la memoria de nuestro padre histórico. Sor María Bellido, su directora para la época, pondría gran empeño en la tarea, superando obstáculos y vicisitudes, contando con el respaldo del ingeniero Jesús Mena director del Ministerio de Obras Publica sección Táchira. Para ejecutar esta magna y moderna instalación se contrata al maestro lusitano Fernando Da Costa, quien culmina satisfactoriamente el primer edificio con el anexo del Teatro San Martin, iniciándose un mes más tarde las enseñanzas en el centro con una matrícula de cuarenta y siete alumnos.

En el mismo año 1970 Da Costa conoce a la joven Carmen Álvarez. Hacen vida marital, y con ella procrea una digna y trabajadora descendencia, herederos sus nueve hijos de sus valores morales y apego al trabajo honesto, varios de ellos dedicados al oficio de la construcción. Hecha sus raíces en la vieja Periquera. Se hace hijo adoptivo. Con sus conocimientos y destrezas arquitectónicas contribuye con la modernización del antiguo pueblo de calles rectangulares. Otras obras de su temperamento constructor son: la sede del Almacén Occidental, el Edificio Alfa, Hotel Uribante, Hotel La Garza, Banco de Venezuela, Radio Fe y Alegría, Hotel Anaru, la residencia apartamento de Jaime Raduam, Comercial Salma, Edificio de la Farmacia Páez, entre otros trabajados de importancia urbana. El recordado Exer Fulco expresaría su admiración a Da Costa con las siguientes palabras: “Hombre honesto, sincero, responsable con su familia, que ha contribuido con embellecer la parte arquitectónica de nuestro bello pueblo”. Aún recordamos con total claridad la oportunidad de efectuar con ambos una amena y productiva charla en los alrededores de la residencia del ex alcalde. Ambos ya fallecidos, Da Costa partiría en tiempo reciente.

Otros guasdualiteños al ser consultados por quien grafía estas líneas sobre el personaje reseñado expresaron lo siguiente:

Marcos Eduardo Hernández

-Buenas noches poeta. Si conocí a Fernando, cuando el construyó la casa del Dr. Fontana y, en varias oportunidades compartimos en juegos y caimaneras de fútbol. Él y Musiù Domingo marcaron el tránsito del Guasdualito rupestre de casas de bahareque y zinc a casas más modernas con mampostería y platabanda y servicios sanitarios integrados a la vivienda. Un gran constructor… (dixit).

Numa Gatrif

- El musiù Fernando, Fernando Da Costa, como tú lo llamas: es “El Constructor de Guasdualito”. Lo recuerdo cuando construyó el Hotel Uribante, de Jaime Radwan, la emisora Fe y Alegría, El Colegio Santa Rosa de Lima, Banco de Fomento Los Andes, y muchas construcciones que no memorizo en este momento. Conmigo construyo el Hotel La Garza, Banco de Venezuela, la Defensa de Elorza, la urbanización Francisco Antonio Padilla, Hotel Anaru. Fernando, aparte de haber sido un tremendo profesional, también se destacó por ser un hombre sencillo, noble, honesto, leal, trabajador, responsable, excelente padre, un verdadero amigo, tuve el honor de compartir muchos meses de trabajo, él fue de esas personas que no se pueden olvidar”… (dixit)

Numa y el poeta Marcos expresan en sus apreciaciones, el aprecio sincero de un pueblo a un hombre europeo, a un transcontinental de avanzada, heredero del tino navegante, que atravesó mares, ciudades y pueblos para llegar a nuestra tierra a contribuir indudablemente con el desarrollo y la modernización estética visual de nuestro pueblo, dándole un empuje arquitectónico hacia el punto de ciudad intermedia, por ello honra a su memoria, honra a un buen guasdualiteño, a Fernando Da Costa “El Constructor”.

Autor: ALJER “CHINO” EREÙ.-.

 


 
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