Vladimir Hidalgo Loggiodice
“Personajes y
vivencias de mi pueblo”, es el hilo que usa Vladimir Hidalgo Loggiodice para
unir los retazos de la historia menuda de nuestro pueblo.
José Antonio Páez, los “Bravos de
Apure”, los músicos y los copleros convirtieron Apure en tierra mágica, mítica
y legendaria. Pero Apure es mucho más que batallas, flecheras artilladas, cargas
de caballería, lanzas, coplas, arpa, cuatro, maracas, Trina Omaira Salerno
cruzando a nado el caudaloso río Apure; doña Francisca (Pancha) Vásquez de
Carrillo enlazando un toro y mudando linderos. La historia apureña también está
hecha de la cotidianidad de sus habitantes nativos y de los foráneos que se
enamoraron de esta tierra parejita, cálida, acogedora y generosa.
¿Quién es Vladimir Hidalgo
Loggiodice? ¿Cómo se formó esa limpia pluma?
Vladimir Ernesto Hidalgo Loggiodice, nació en San Fernando de Apure, el 19 de
abril de 1960. Es el hijo primogénito de un apuesto, gentil, alegre, trabajador
y honesto caballero quien por su porte, siempre le hizo honor a su segundo
nombre: Pablo Marcial Hidalgo Tejades y de una dama hermosa, de piel nívea como
la espuma de la leche o los lirios que florecen en los caños, lagunas y ríos
llaneros en época de invierno. Una mujer con un cuerpo curvilíneo que parece
que fue esculpido por un cincel griego. Una señora alegre, con buen humor,
excelente esposa y madre: la musiúa doña Yolanda Rafaela Loggiodice Ochoa de
Hidalgo.
Era absolutamente imposible que don
Pablo no sucumbiera ante los encantos de doña Yolanda y que ella se resistiera
a los requerimientos amorosos con fines matrimoniales de ese hombre con aire,
sabor y olor caribeño. El matrimonio se convirtió en una taza de café con
leche. Pero en la descendencia pudo más el café que la leche: Vladimir, María,
Maira, Pablo (Pablito) y Marisela (Chela).
Vladimir Ernesto estudió Primaria en
el Grupo Nacional Escolar “Vuelvan Caracas” y se graduó de bachiller en
Ciencias en el liceo “Lazo Martí”, el 10 de diciembre de 1977. El 15 de
diciembre de 1984, recibió en el Aula Magna de la Ilustre Universidad Central
de Venezuela: “la Casa que Vence la Sombra”, el título de ingeniero metalúrgico,
con Mención Honorífica por su Trabajo Especial de Grado, el cual contó con el
auspicio de la Organización de Estados Americanos, y reconocimiento por haber
culminado sus estudios con Índice de Eficiencia igual a 1. Trabajó en
importantes empresas ubicadas en el centro del país, tales como Forjas Cosive,
AGA Venezolana, Fábrica de Bujías Prestolite, Forjas IVEFA, Asesoría Tech,
entre otras.
En 1988 contrajo matrimonio con
Yanexy Josefina Benitez, de cuya unión nació Vladimir José Hidalgo Benitez. Entre
1990 y 1992 fue Gerente General y Presidente de Hidrollanos. En 1994 en
asociación con otros apureños, creó la emisora Superior 1070 AM y en 2001 fundó
el Semanario Notillanos. Estos dos medios de comunicación fueron exitosos. Su
línea editorial y sus artículos periodísticos mantuvieron siempre un carácter
combativo y opositor al sistema de gobierno que ha conducido el destino
político de la República Bolivariana de Venezuela desde 1999. Por tal motivo,
el 26 de agosto de 2005, cuerpos de seguridad del Estado detuvieron a Vladimir
Ernesto Hidalgo Loggiodice, quien estuvo preso en la cárcel de San Fernando de
Apure hasta el 20 de junio de 2007. Sus dos medios fueron cerrados.
Nos conocimos en el liceo “Lazo
Martí”, en octubre de 1974 en la sección Tercer Año “A” y desde el primer día
nació entre nosotros una amistad fraternal que se ha mantenido hasta el día de
hoy: 46 años siendo amigos, nos damos trato de hermanos tanto en público como
en privado. Vladimir era un niño inteligente y brillante – lo sigue siendo -,
delgadito, con ojos vivaces y mirada relampagueante, con una sonrisa
cautivadora que inspiraba e inspira confianza. Tiene tatuada en el alma la
generosidad y la solidaridad. Ya en él se notaba algo que ha sido una
característica invariable: dominio de la estructura idiomática del castellano y
la economía del lenguaje; tiene una ortografía a prueba de bombas nucleares. En
el diseño curricular de bachillerato habían dos materias que a él no les
gustaban: Castellano y Literatura; Historia y Geografía de Venezuela Yo tenía
problemas con Matemáticas, Física y Química. Hicimos un trato equivalente: él
fue mi ancla en los números y yo la suya en las Letras. Estudiar
acontecimientos, personajes y fechas en Historia; analizar morfosintácticamente
las oraciones y entender la versificación métrica era algo que para Vladimir en
esa época no tenía ningún atractivo.
Muchas vece trató de convencerme de
que no estudiara Letras “¿Para qué sirve un poeta hermana? Te morirás de
hambre. Hazte enfermera, seguramente terminarás casándote con un señor 15 o 20
años mayor que tú, naciste vieja Yasminy”. Tenía y tiene razón: después de 46
años de amistad ininterrumpida nunca hemos bailado ni nos hemos tomado fotos,
porque yo nací vieja, sigo igualita teniendo 62 años, y él ahora tiene 60.
Vladimir Ernesto Hidalgo Loggiodice
en medio de esta pandemia que tiene el mundo parado y en cuarentena, ha
encontrado en la historia menuda y con el auge de la tecnología, el instrumento
idóneo para realizar un trabajo invaluable, útil y necesario. Tal vez sin
saberlo, ha incursionado empíricamente en el ámbito de la Memoria Histórica,
disciplina del saber emparentada con la Historia. El concepto de “Memoria
Histórica” es relativamente reciente en el terreno de la cultura occidental y,
en el caso venezolano, es novedoso. Su formulación está vinculada directamente
a las investigaciones del historiador francés Pierre Nora, quien propuso el
término desde una perspectiva ideológica, sociológica, antropológica e
historiográfica a la recurre el hombre en un esfuerzo profesional y consciente
para abordar la evocación de determinados acontecimientos vividos por la
sociedad o por individuos bien como protagonistas, testigos u observadores,
tratando esos episodios con respeto y con criterio de permanencia y
pertenencia.
El memorialista evoca y expone desde
una perspectiva muy personal los hechos ocurridos en la sociedad, de tal manera
que en la memoria episódica y en la memoria semántica del lector que se acerca
a este tipo de narración encuentre vínculos de empatía sentimental e
intelectual y de identificación con los recuerdos evocados. En este contexto,
el trabajo de Vladimir Hidalgo Loggiodice es invaluable, útil y necesario
porque constituye un extraordinario aporte al conocimiento intrínseco de la cotidianidad
de la historia menuda sanfernandina. Fundamenta sus narraciones básicamente en
fuentes testimoniales, ilustradas con fotografías de la época.
Con palabra apureña, narración
omnisciente, lenguaje sencillo, directo, ameno, familiar y lineal, sin figuras
literarias o retóricas; estilo preciso, razonamiento lógico, sistemático y
algorítmico propio de los hombres – en sentido genérico – de ciencias y
tecnología, Vladimir Hidalgo Loggiodice, nos cuenta trozos de la realidad
histórica, artística, cultural y laboral de nuestra amada ciudad natal, cuyo
fín principal es mantener en la memoria colectiva, episódica y semántica del
pueblo, la pasión por la geografía, el amor por las costumbres, las
tradiciones; el sentimiento de paisanaje que es la empatía espiritual que une e
identifica al llanero, en este caso particular al apureño. El trato de paisano
está por encima de raza, religión, condición social, política, posición
ideológica, títulos, méritos y grados académicos. El paisanaje constituye para
el llanero una concepción filosófica de su mundo.
Le sugiero a quienes lean está
página, que no lo hagan en la página de Vladimir Ernesto Hidalgo Loggiodice,
que lo hagan en la página de cada uno de ustedes, para que la hagan suya,
porque el contenido plasmado ella nos pertenece a todos; es patrimonio
intangible de los apureños. Adelante Vladimir, éxitos y mucha suerte. El camino
está trazado y el proceso debe continuar manteniendo vivo el recuerdo de
nuestro pasado y viviendo a plenitud la belleza y el brillo de nuestro
presente. El futuro está al frente. Con la mirada lejana pero el cariño y el
afecto cercano, te abrazo con mis letras hermano. Ahora si le encuentras
sentido al análisis morfosintáctico y a la Historia. Tu labor como memorialista
me produce una gran emoción y un gran orgullo que me han roto el vestido.
Yasminy del Carmen Pérez Silva.
Historiadora, investigadora, crítica de arte, museóloga, educadora, curadora de
exposiciones y colecciones, narradora y poetisa, abogada en libre ejercicio.
Caracas, 7 de agosto de 2020.