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miércoles, 22 de junio de 2022

ANTONIA VOLCAN "LA LLANERAZA"

 



ANTONIA VOLCAN "LA LLANERAZA"

Por Yolaiza Boada.

Rosa Antonia Volcán Pérez fue una cantante de música llanera que nació el 31 de marzo de 1922 en la población de Guachara, municipio Achaguas del estado Apure, fue la primera hija de don Luis Manuel Volcán con doña Petra Justina Pérez de Volcán. Su padre era un hombre dedicado a las faenas llaneras como campo volante; la madre fue una mujer dedicada a las labores del hogar y cuidado de sus hijos; ella tenía en su haber tres hijos frutos de su primer matrimonio: María de Jesús, José Ramón y Clara del Carmen. Con el tracurrir del tiempo nacieron: Ana Julia, José Santiago, Luis Manuel, María Abigail , José Julián, Carmen Yolanda, Carmen Justina, Dina Belén, éstos junto a Antonia formaron la dinastía Volcán Pérez.

La familia comenzó a formarse en Guachara, pero cuando Antonia tenía aproximadamente siete años el padre por motivos ajenos a su voluntad decidió recoger todas sus pertenencias y junto a su familia abandonó el pueblo en busca de nuevos horizontes; tomaron la ruta hacia Capanaparo donde se radicaron por un tiempo para luego desplazarse hacia el Alto Apure, hicieron parada en Palmarito donde también vivieron. Un día con sus carretas cargadas de enseres y sueños remontaron hacia la población de Guasdualito, logrando estabilizarse en el sector El Chinquero, ubicado un poco mas allá de Pueblo Viejo.

Antonia desde niña comenzó a destacarse entre los hermanos, siempre era la lider del grupo, le encantaba jugar y bochinchar con ellos; la madre siempre le decía que si no era cantante iba a ser bailarina porque mientras ellos tocaban unas latas ella danzaba; le gustaba inventar, hacer fiestas, reuniones, desde pequeña se mostró espontánea, sociable, abierta, con mucha aptitud y actitud artística.

Como grado de instrucción tenía la primaria, escribía con buena letra, era conservadora de la ortografía y muy ágil para las matemáticas. Siendo muy joven contrajo matrimonio con el señor José Domingo Garrido, pero esa unión no perduró en el tiempo porque la muerte los separó. A raíz del fallecimiento de su esposo comenzó a inquietarse, sentía la necesidad de desarrollarse, evolucionar, descubrirse; aflorarando en sus pensamientos la idea de irse a otro lugar a buscar mejor futuro para su vida.

En el año 1949 le da rienda a sus convicciones y se va para Barinas. Su primer trabajo en esa ciudad fue en la "Satrería Bogotana", ubicada en la avenida Marquéz del Pumar, ahí demostró las habilidades empíricamente aprendidas con su madre en el arte de la costura, su trabajo era hacer los patrones y cortarlos en tela. Tiempo después incursionó en el mundo de la gastronomía haciendo comida para trabajadores de las empresas petroleras que operaban en la zona, ellos fueron los primeros en degustar su sazón. En su vida tuvo tres negocios: la Pensión "San Fernando", el Restaurant "Caribe" y el "Bar Capanaparo".

A finales de la década de los años cincuenta conoció al señor Tirso Urbina, quien comenzó a visitarla frecuentemente hasta que se hicieron pareja, fue su compañero sentimental por algunos años y de esa unión en el año 1962 nació María Antonieta, su última hija.

Para el año 1960 tenía bajo su responsabilidad la manutención de sus primeros cuatro hijos: Luis Alberto, Betzaida Yanira, Vestalia del Carmen y Cósme de Jesús, por lo que le urgía la necesidad de aumentar su capacidad económica para sacar a su familia adelante y en ese sentido comenzó a trazarse ideas de como reinventarse en el negocio de la comida. En el año 1961 abrió camino con un nuevo emprendimiento y le da nacimiento a un establecimiento que denominó "Bar Capanaparo", ubicado en la calle Aranjuez 5-32, cercano al Terminal de Pasajeros de la ciudad de Barinas, un negocio que funcionaba como bar y restaurant en un ambiente donde reinaba la música criolla.

El resonar de los golpes del arpa, cuatro, maracas y bandola constituyeron el atractivo para que la gente concurriera quedando satisfechos y encantados con la atención y hospitalidad que se les brindaba. Antonia era su dueña, administradora, anfitriona y patrona, contrataba mujeres solo para trabajos de cocina y quehaceres del hogar; nunca le gustó tener mujeres como mesoneras, la clientela siempre fue atendida por hombres, entre ellos José Jiménez "El Pollo de Orichuna", quien era su mesonero estelar porque además de brindar atención a los usuarios también tenía buena garganta y sabía conectar sus canciones con el gusto de los clientes.

El Capanaparo se fue convirtiéndo en el sitio de preferencia de nativos y foráneos, pero sobre todo para aquellos músicos y cantantes que amaban la canta criolla; para ellos "El Capanaparo" más que un negocio era la casa donde daban rienda suelta a sus dotes artísticos bajo el calorcito familiar que les brindaba la dueña del local. Allí Antonia contrapunteaba, tocaba maracas, cuatro y también bailaba, jamás imaginó que abrir las puertas de El Viejo Capanaparo sería abrirle las puertas a los cultores del folklor llanero, jamás imaginó que en ese paradero amadrinaría a grandes folkloristas que como ella llevaban la sabana infinita tatuada en sus almas y corazones y juntos tendrían la oportunidad de ir elevando la musica criolla al sitial correspondiente.

Todos los artistas forasteros
llegaban a su establecimiento, les daba alimentación y alojamiento, con el correr de los años la fueron conociendo, a medida que se incorpoban copleros al negocio se iba haciendo mas popular, la clientela iba en aumento, la gente comía, bebía, se relajaban oyendo la bandola de Anselmo López, el arpa del guate Pedro Sulbarán y los tañíos de todos aquellos cantantes que hacían vida artística en el Bar Capanaparo.

Muchos fueron los talentos que allí se reunían y disfrutaban, entre ellos: Ramón Eladio Tarife, Marcelo Quinto, Pedro Emilio Sánchez, Simón Díaz, Francisco Montoya, José Ali Nieves, Catire Carpio, Adilia Castillo, el Catire Carpio, Antonio Barcey, José Romero Bello, Simón Diaz, Eugenio Bandres, Mario Suárez, Amado Lovera, Francisco Montoya, Jesús Moreno, el arpista Omar Moreno, Angel Custodio Loyola, Eneas Perdomo, Nelson Morales, Reinaldo Armas, Luis Lozada "El Cubiro", Roman Montilla, Victor Gavilán, Brizuela, el viejo Roldán, este último fue el que le abrió las puertas del sello Discomoda para que grabará profesionalmente y "El Cubiro" que ya trabajaba con ese sello la incentiva para que se tralade a Caracas, para ese viaje estimuló a Anselmo López y lo lleva a con ella, en la capital hicieron grabaciones, presentaron espectáculos y atendiendo invitación que les hiciera el tío Simón, fueron presentados en varias oportunidades en su programa transmitido por Venezolana de Televisión.

En Apure comenzó a florecer y en Barinas en los escenarios del "Bar Capanaparo" cultivó lo mejor de su canto, grabó varias canciones en acetato, en 45 revoluciones: "Mi Guasdualito", "Represento a dos estados", "Batalla de Carabobo, "Palma Sola del Recuerdo", "Llanera tenías que ser", " Mi nostalgia en una Soga", "Gabán Solitario", "Rejoneando mi Cantar" y "Cantares de mi Llano", "Romance Del Coleador Muerto", "Diamantes en La Laguna", "Mi Llano Se Encuentra Herido", "Llanero En Su Faena". Sus últimas canciones fueron grabadass en 45 con sello de su propiedad "A Volcán"; pero no llegó a oírlas porque tuvo que alzar vuelo a la eternidad.

Para esos años el Carrao de Palmarito vivía detrás del Bar Capanaparo, las cercas de las casas eran matas o alambres, cuando Antonia se ponía a lavar ropa en el patio, el Carrao se acercaba y siempre terminaban contrapunteando, no se aguantaban, se iban para el bar y ahí en el negocio se formaban la gran parranda. Eran muchos los copleros que al terminar el trabajo de llano en los fundos o hatos salían a parrandear, llegaban y ella les brindaba hospedaje, ahí comían, bebían, tocaban y cantaban. Eran demasiado los músicos que hacían vida en ese bar, tanto así que ya la gente del pueblo cuando querían formar un parrando sabían donde los podían encontrar solamente tenían que hablar con doña Antonia Volcán.

En esa década de los años sesenta la popularidad de Antonia Volcán crecía vertiginosamente, su negocio era visitado por infinidad de personas, entre ellas el señor Héctor Paúl Venegas, Comisionado de Cultura de Villavicencio Colombia, acudió en varias oportunidades y un buen día apareció con una tarjeta de invitación para el Festival de la Canción Colombiana con todos los gastos pagos, se despidió diciéndole que la esperaba con su delegación. Ella aceptó y comenzó a organizar su grupo de cantadores, maraqueros, cuatristas, bailadores, declamadores; para vestir a su comitiva solicitó ayuda a la Gobernación de Barinas y don José Thomas Heredia gobernador para ese momento le colaboró con el suministro de los trajes típicos para ella y los músicos tales como Liquiliqui, alpargatas, sombreros, falda y blusa.

Llegado el día viajaron a Villavicencio, en esa zona de Colombia demostró todas sus cualidades: bailó joropo en sus distintas figuras zapateao, escobillao y valseado; su parejo de baile en esa oportunidad fue don Piper Jiménez. Su participación en ese evento era como invitada especial; demostró su talento para ejecutar varios instrumentos musicales: cuatro, maracas, guitarra y de vez en cuando rasguñaba el arpa, cantó en varias modalidades y se lució con el contrapunteo. Les explicó sus habilidades para preparar diferentes platos de la gastronomía del llano venezolano. También entre chanzas y risas demostró que sabía ensillar un caballo, manear una vaca y cantarle suavecito para que se relaje y en el ordeño salga mayor fluído de leche, cómo se recogía una soga para enlazar un toro, una vaca o un becerro, en fin ella aprovechó ese y otros viajes a Villavicencio, Arauca, Casanare, el Cauca, y San Martín para dejar la huella de sus andanzas y dar por sentado por qué la llamaban "La Llaneraza".

Doña Antonia fue una mujer recia, ocurrente, noble, humanitaria, respetuosa, hospitalaria, excelente hija, hermana, madre y esposa el que la conoció y trató sabe que fue una persona extraordinaria. Se destacó como una excelente anfitriona, cordial y amable con la clientela que frecuentaba su negocio; siempre recibía a la gente con un "venga pase para acá", le ofrecía comida, café o guarapo y si se trataba de copleros a quienes le iba a dar alojamiento les decía: "a usted lo guindo por acá y usted va a dormir aquí, tomé esta hamaca y espere el sancocho". Fue una mujer muy sencilla, dicharachera, parrandera; una mujer que dio todo por el folclor, fue un ícono de la música llanera, única en su estilo, hasta ahora no ha nacido otra Antonia Volcán.

Era una mujer de carácter fuerte, pero a la vez dulce, cariñosa y caritativa, muy pendiente de su grupo familiar. Le gustaban las cosas claras por la calle del medio; le malhumoraba las injusticias, la falta de respeto, el abuso y la flojera. Como buena llanera su vocabulario era rico en dichos y refranes, siempre soltaba un "...pija paisano cuidao con una vaina".

Físicamemte era muy hermosa, alta, esbelta, de buen cuerpo, cabello rizado suave, piel blanca bronceada por el sol. Le gustaba verse elegante, arreglada, con buen gusto para las fragancias, siempre de vestido y zapatos tacon bajo; las alpargatas para los bailes. No usaba maquillaje.

El difunto Jesús Quintero, "El Tigre de Matanegra" (+) con orgullo manifestaba que su vida artística comenzó en el Bar Capanaparo y de manera muy jocosa describía a Antonia Volcán como una señora muy inquieta, que podía estar en el patio lavando una ropa y por allá en el negocio estaban tocando arpa y no había maraquero ella soltaba esa ropa y se ponía a tocar los capachos y al rato andaba zapateando porque era una mujer muy enérgica, echadora de broma, buena gente y muy bailadora.

Siempre participó como pareja de baile en Villavicencio. La mayoría de las veces su asistencia a los festivales de canto era como invitada especial; en el año 1967 aistió como participante el festival de canto organizado para celebrar los cuatrocientos años de la ciudad de Caracas, de allá se trajo el galardón.

Don Eladio Tarife destacó como gran amigo de Antonia Volcán, inspirado en las actitudes de llaneridad de ella compuso el tema titulado "Llanera tenías que ser", él la grabó en principio con el maestro Omar Moreno en el arpa. Luego por insistencia del propio compositor ella también graba el tema pero con bandola ejecutada por don Anselmo López. Fue una canción que se convirtió en un éxito, cuando ella representaba a Venezuela en los festivales de Colombia, ese era el tema que la identificaba, una canción ícono en su repertorio.

Su hija Vestalia recuerda que un día viernes se fueron para La Camoruca, a una parranda en la finca de Pedro Pérez, ese baile terminó casi amaneciendo; de la finca salieron varios carros en carabana, ellas iban en una camioneta, todos tuvieron que pararse porque el río había crecido y debían esperar, ante tal situación ella (Antonia Volcán) le grita al guate Pedro Sulbarán: "baja esa arpa guate y toca un pajarillo pa zapatear un poquito y espantar la plaga", ella bailó con el que primero agarró. Don Eladio Tarife que también andaba en esa parranda se acercó a la camioneta y tomó un lápiz, en ese preciso momento el viento arrastra una bolsa de papel él la agarró, la abrió y sobre el capot de la camioneta viendola bailar escribió la canción "Llanera tenías que ser".

El pueblo de Guasdualito era su adoración, siempre iba y formaba parrandas de tres, cuatro y hasta mas días en el fundo “La Esperanza” ubicado en Vara de María entre el aeropuerto y la carretera nacional vía el Amparo-Arauca, propiedad de su tío José Ángel Ramos, allá llegaba con su grupo de músicos y cantantes. Muchas fueron las parrandas que armaron en ese fundo porque el tío también era tremendo parrandero. Era frecuente verla llegar con Anselmo López, Alexis Corona, Pedro Sulbarán, Enrique Trejo, el Carrao de Palmarito, el Cubiro, Pedro Emilio Sánchez, Eladio Tarife, el poeta Rojas, Tirso Urbina y muchos más; Alexis Heredia (Pico e Tusa) y Gustavo García (El Ruaco) ambos poetas de Guasdualito también se hacían presentes compartían, parrandeaban, comían, bebían; todos le chocaban a la cocina, ayudaban a recoger y limpiar el patio, nunca hubo problemas porque tenían bien claro el sentido de colaboración; era una diversión total.

Antonia Volcán nunca tuvo problemas de salud, era muy sana, pero el dia 17 de octubre de 1976 en forma repentina la invadió un fuerte dolor por lo que fue trasladada de emergencia al hospital Luis Razetti de Barinas, tras ser atendida por los medicos de guardia fallece el 18 de Octubre de 1976 a consecuencia de una Pancreatitis.

Ese día aquel rincón del Capanaparo donde reposaban el arpa, cuatro, maracas y bandolas quedó sumergido en una profunda tristeza. Su casa, su negocio fueron nuevamente refugio para todos aquellos músicos y cantantes que cabiz bajos presos de dolor se llenaban de valor para despedir a aquella gran señora que atendiendo al llamado celestial voló con su canción arrulladora al encuentro con con el Creador, entre ellos: Eleazar Agudo, Guillermo Jiménez Leal, Eladio Tarife, Jesús Quintero “El tigre de Mata Negra”, Pedro Castillo, Pedro Emilio Sánchez, Simón Díaz, Antonio Castillo, El Pollo de Arichuna, Luis Lozada El Cubiro, Juan de los Santos Contreras el Carrao de Palmarito, Aurora Díaz de Sánchez, Damaris González. Muchos de ellos tuvieron la fuerza y coraje para cantar, versear y declamar. Llegada la hora, la carroza fúnebre comenzó el recorrido hasta su última morada, como acompañamiento musical llevaba el "Alma Llanera" interpretada al son del arpa, cuatro, maracas y bandola por
aquel grupo de músicos que siempre la acompañaban.

Antonia Volcán no ha muerto, sigue viviendo en la memoria de quienes la han querido, en los que la recuerdan, en aquellos que cuentan sus historias, que relate como era ella, cuales eran sus sueños, sus logros, mientras haya alguien que mas allá del tiempo la nombre amorosamente ella continuará viviendo.

Agradecida con Dios por ser el guia, con mi comadre Galadita Ruiz por hacer posible el contacto directo con Betzaida y Vestalia Volcán, hijas de doña Antonia Volcán quienes amablemente mostraron interés y colaboraron con el suministro de datos, sus aportes fueron de gran utilidad en la redacción de esta reseña.

Si no contamos las historias corremos el riesgo de no saber quienes somos y lo que es peor, olvidar lo útil que hemos sido en la vida.


LAS ALPARGATAS DE MANDINGA

 


LAS ALPARGATAS DE MANDINGA

Por Jaime Jose Yusty

Esta historia la escuche en una visita que hice a la población de Biruaca Estado Apure: resulta que un campesino del lugar de nombre Virgilio Flores, se encontró a orillas de una barranca un par de alpargatas nuevas; según el mismo relataba, dudo en tomarlas y hasta recorrió en derredor gritando en busca de su dueño, en vista de no encontrar a nadie que reclamará aquella propiedad y como las suyas estaban viejas y rotas, entonces se las llevo a su rancho. Esa noche había fiesta en casa de un compadre y el humilde llanero se lavo bien los pies y decidió estrenarlas; cogió su viejo cuatro y partió rumbo al parrando. A medida que recorría el camino, se sentía diferente, muy contento y optimista, sentimientos poco conocidos para el rudo campesino, al llegar al lugar, la música, las bonitas muchachas y el aguardiente, pronto le hicieron hervir la sangre. Tomo su instrumento y de su garganta, comenzaron a salir bellos versos, que de inmediato llamaron la atención de los presentes y en especial de Gardenia, una bella Llanera Apureña, que se enamoró de inmediato de aquel hasta entonces hombre tímido y callado. En adelante Virgilio se transformó en todo bailador y parrandero, que abandonó su tierrita y no salía del botiquín de Ponciano; también se volvió peleador, jugador y una lujuria insaciable se apoderó del ahora aberrado campesino, convirtiéndolo en todo un jembrero. Todos en aquel pueblito llanero, decían que estaba poseído por el mismo Diablo, su comportamiento agresivo y altanero lo metió en muchos problemas; no respetaba lo ajeno y mataba cochinos y ganado, de sus vecinos para saciar su insaciable apetito y poner interminables fiestas en la plaza del hasta entonces tranquilo lugar. Según el cuento: una noche se formó un gran brollo, resultando apuñalado el descontrolado hombre, como consecuencia de las numerosas heridas, Virgilio quedó moribundo y como cosa curiosa nunca se despojó de aquellas misteriosas alpargatas, se negaba a que se las quitaran. Una tarde, el llanero lanzó su último suspiro y murio; cuentan que mientras era velado en su viejo ranchito, el hombre abrió el cajón y salió riendo a carcajadas, los presentes huyeron despavoridos del velorio y tuvo que venir el padre Venancio con varios llaneros fuertes, lograron someterlo, quitarle aquellas Embrujadas alpargatas y de paso lo bautizaron. Luego de todo aquello, fue que Virgilio Flores pudo descansar en paz, de las alpargatas nadie supo a donde fueron a parar.

 


jueves, 9 de junio de 2022

JOSE JIMENEZ EL POLLO DE ORICHUNA

 

JOSÉ JÍMENEZ

El Pollo de Orichuna

Por Yolaiza Boada

Al hablar de llano, sabanas, esteros, bancos, caños, cañadas, lagunas, calcetas se nos viene a la mente canciones de copleros que hicieron y hacen esfuerzo por llevar y mantener la música criolla al sitial de honor que le corresponde, uno de ellos fue José Anselmo Jiménez "El Pollo de Orichuna", un coplero, cantante y contrapunteador venezolano, además de Técnico Agropecuario egresado de la Escuela Técnica Agropecuaria de Agua Blanca, estado Portuguesa. Nació el 21 de abril de 1944 en un vecindario llamado El Charal, aledaño a la Trinidad de Orichuna, municipio Rómulo Gallegos del estado Apure. Su padre don Pablo Marcelino Monasterios hombre que también arreciaba la garganta para entonar lo criollo; su madre doña María Custodia Jiménez mujer dedicada a las labores domésticas.


Su crianza estuvo a cargo de don José Concepción Colmenares, por eso de niño corría por los mastrantales y arbustos del fundo "Las Espejeras", ubicado en la carretera nacional que va de La Trinidad de Orichuna a Guasdualito, en el sector La Horqueta, allí inició su aprendizaje en las labores rústicas de las faenas llaneras, quedando grabadas en su mente para siempre las enseñanzas de don Concho Colmenares.

De su crianza campesina va naciendo el gusto por bailes sabaneros a los cuales asistía con su padre de crianza, pero siempre agilaba para el lado de los músicos, desde niño le gustaba cantar, ponerle atención a los copleros y a los golpes de la música; disfrutaba porque siempre habían buenos contrapunteadores, gente que a lo mejor no sabían leer ni escribir pero los versos le fluian de manera expontánea y excelente. Los fines de semana siempre había fiesta en alguna de las casas del vecindario y allí aprovechaba para aprender a entonar su guerguero.

Trabajó en el hato San Lorenzo ubicado sabana adentro en jurisdicción del municipio Páez, propiedad de su amigo Lorenzo Zapata, allí se curtió como peón de mano, de llano y hasta quesero, durante el ordeño le cantaba a las vacas para relajarlas, amansarlas y obtener mayor fluido de leche; en sus horas de descanso improvisaba coplas con los demás jornaleros haciendo gala de su gañote, se divirtía al ver como alegraba a sus compañeros con canciones dedicadas a su tierra y a los oficios del llanero.

El Pollo de Orichuna fue un auténtico veguero, con buenas condiciones para el canto, autor de buenos corríos, sus versos eran relancinos y certeros, con sabor a llano, sabía ponerle melodía al contrapunteo, su voz clara y sentimental conectaba perfectamente con el sonido del arpa, cuatro y maracas.

Su nombre artístico tiene raíces en casa, sus familiares primero lo llamaban "El Gallo" y al final lo bautizaron como "El Pollito". José Barilla su gran amigo de parranda, recuerda que José Jiménez fue bautizado como el "Pollo de Orichuna" en el Bar Viejo Capanaparo propiedad de doña Antonia Volcán, ubicado en la ciudad de Barinas donde también ejerció funciones como mesonero.

Entre parrando y parrando se fue dando a conocer por vecindarios, poblaciones del Alto Apure y otros alrededores. El maestro José Romero Bello, su paisano de Arichuna, como productor musical y buen catador de artistas lo mandó a buscar con el Carrao de Palmarito. Ya en la capital del país, Valentín Caruci otro productor musical de envergadura, al escucharlo cantar decide apoyarlo y con la ayuda de ambos " grabó el primer LP con el sello Cachilapo. También encontró un gran apoyo en el arpista Omar Moreno. En su recorrido por la música trabajó con grandes cultores y promotores de la música criolla, entre ellos Angel Custodio Loyola, José Catire Carpio, José Romero Bello, Juan Vicente Torrealba, Francisco Montoya, Jesús Moreno, Juan de los Santos Contreras, Melesio García, Jesús Cravo, Nelson Morales, Juan del Campo, Luis Lozada, Juan Gallino, José Alí Nieves, entre ellos había una hermandad que nacía en razón del amor que sentían por el llano y el joropo como expresiones auténticas de identidad nacional.

Su potente voz y la extraordinaria capacidad para improvisar versos le hicieron convertirse desde muy joven en uno de los mejores copleros, compositor de canciones y romanceros. Muchas son las obras que hacen del Pollo de Orichuna una referencia del canto vernáculo, entre ellas destacan "Muchacha Flor de mi Tierra", "Llaneros de Soga en Mano", "Corazón Enfermo", "De Visita en Portuguesa y Romance, "Pueblo y Sabana", "Amor en Silencio", "Motivos Llaneros", "Amigos del Alto Apure". También dedicó buena parte de su talento e inspiración en la creación de leyendas llaneras como "Federico y el Mandinga" cantada a duo con José Alĺ Nieves, "Juan Machete", donde relata la historia de un hombre cuya ambición lo llevo a pactar con el demonio su alma y la de su familia a cambio de riquezas, "La Historia de la Sayona" la cual trata de una mujer celosa que mató a su madre pensando que esta había tenido un romance con su esposo, la madre en su agonía de muerte la maldijo. Otra composición suya fue la Leyenda del Espiritu Burlon".

No fue nada fácil para este joven incursionar en el difícil mundo del espectáculo porque para ese momento lo importado opacaba a los artistas criollos, sobre todo aquellos que querían cultivar el joropo llanero, que apenas en esos años realizaba tímidas incursiones en la capital del país. Al igual que otros cantautores de su época le tocó afrontar adversidades, no fue facil enfrentar los infortunios del mundo artístico, ya que primero tenía que encajar y luego trabajar duro para poder desplazar lo importado y darle a la musica llanera el sitial que merece . El Pollo Orichunero venía del campo fogueado de faenas llaneras: sabía domar potros salvajes, ordeñar vacas, cruzar ríos y caños torrentosos, sabía de vaquerías; guardaba un acervo de tradiciones que le servían de inspiración para ir armando coplas y poesías. Con sus pasajes romanceros fue ganando los corazones de quienes poco a poco iban escuchando su voz en la emisoras de radio y personas que asistían a sus presentaciones en veladas llaneras. Con su fama de coplero recorrió el territorio nacional, en fructifera carrera por mas de cincuenta años, enn cada parte de la geografía patria lo recuerdan con respeto y cariño.

Vivió muchos años en la Isla de Margarita, de manera silenciosa aquejado por una fuerte dolencia renal, fueron momentos duros, de mucho esfuerzo y trabajo para lograr el trasplante de un riñón. Durante varios años asistió a la Sala de Diálisis del hospital Luis Ortega de Porlamar. A pesar de las limitaciones lograba sobreponerse a la perdida de fuerzas para recuperar su salud.

En el curso de su enfermedad, muchos fueron los eventos realizados por compañeros, amigos y familiares para reunir fondos para su recuperación. La población de Pariaguán en el estado Anzoátegui fue escenario de un homenaje a su persona, la finalidad era recabar fondos ante la perspectiva de un posible trasplante en el Hospital Militar de Caracas. El evento fue realizado en el Parque Ferial de Pariaguán; la publicidad estaba patrocinada desde Margarita por "El Caney de Felo" y "El Reino de Musipan". Al acto asistieron cantantes como Euclides Leal, Ignacio Rondón , Alejandro Rondón, Rubén Gamarra, Reinaldo Armas, entre otros.

De regreso a la isla de Margarita comenzó a planificar el viaje para Caracas a los fines de gestionar los trámites necesarios para el trasplante, en esta fase del proceso contó con el apoyo incondicional de su paisano el cantautor Cristóbal Jiménez, juntos realizaron todas las diligencias hasta que el trasplante se pudo hacer efectivo en el mes de enero del año 2011, salió bien pero debía seguir tratamiento con anti rechazantes.

Era un hombre sencillo, culto, hospitalario, impregnado de una exquisita cordialidad, cargado de valores, de hablar sencillo y criollo. Con una sonrisa espléndida celebraba las noticias que le daban alegría. Aún en los momentos más críticos de su enfermedad se comportó en forma tranquila, paciente, aceptó con buena actitud su problemática de salud.

Luego de haber superado un poco la dolencia renal realizaba una que otra actuación en tarima, dedicó parte de su tiempo a la enseñanza del canto y baile de joropo, puesto que era excelente bailador sobre todo del joropo original, sabanero; ese que se aprendía en las parrandas de llano donde no habían trajes elegantes ni las formas sofisticadas que ahora las escuelas o academias le imprimen a este baile.

En materia de contrapunteo confrontó a varios cantantes, siendo sus mejores improvisaciones verbales las grabadas con José Alí Nieves "El Pico de Oro", Jesús Daniel Quintero " El Tigrito de Mata Negra", Benigno Hidalgo "El Diablo de Cojedes", José Catire Carpio, Luis Eduardo Forgione Andrade "El Gavilán del Llano", Ramón Blanco, Cristóbal Jiménez, Jesús Cravo, entre otros.

José Anselmo Jiménez "El Pollo de Orichuna" dedicó su vida a enaltecer nuestra música, logró brillar por si solo, mantuvo su personalidad y fama de gran cantante, de llanero criollito y de excelente persona. Andrés Emilio Infante manifiesta que "El Pollito" nunca olvidó a la Trinidad de Orichuna, siempre la visitaba sobre todo en las ferias, las disfrutaba, en las del año 2017 a pesar de su enfermedad le brindó lo mejor a su público y en el amanecer llanero alternó con artistas como Jorge Guerrero, Maira Tovar, Marilú Castillo y otros que desfilaron esa noche, ganándose los mejores elogios y aplausos de los presentes.

Este pionero de la música llanera dejó de existir el dia 12 de junio de 2019, murió en el hospital Dr. Luis Razetti de la ciudad de Barinas a consecuencia de una infección en el riñon y un cálculo renal que le estaba afectando, además se le imposibilitaba el acceso al tratamiento antirechazo, no solo por la escasez del medicamento sino por el costo del mismo, entre una cosa y otra su salud declinó. Sus restos fueron velados en el barrio Corocito, donde vivía ultimamente.

Cuenta su amigo y cantante Reinaldo Sereno que a su velatorio asistieron muchos artistas criollos, quienes lo despidieron cantando, entre ellos Antonio Castillo "El Tigre de la Nietera", Jesús Quintero "El Tigre de Mata Negra", Rafael Colmenares, Domingo Garcia, un hijo del difunto que también canta, todos le cantaron desde el momento de su fallecimiento hasta que fue llevado al cementerio; también asistieron muchos músicos, entre ellos los arpistas Eudes Alvarez "El Rey del Bordón" y Omar Moreno.

Muchos son los que compartieron con él y están agradecidos por la amistad sincera que les brindó, por las vivencias compartidas las cuales refuerzan el reconocimiento de haber sido un gran cultor de la música criolla y un enorme camarada.

Al contar historias sabemos quienes somos, y lo mejor es; que los demás sabrán lo que hemos vivido.


FERNANDO DA COSTA

 







FERNANDO DA COSTA

“EL CONSTRUCTOR”

Hijo de un país navegante

que se hizo guasdualiteño,

constructor que con empeño

cambió al pueblo su semblante.

BREVE INTROITO.-

Guardando las distancias. Este digno y denodado hombre bien pudiera ser llamado el “Imothep”, o “El Constructor Guasdualiteño”, siendo que en línea distante, y no en la Heliópolis de Egipto sino en Guasdualito (Apu) puerta abierta del llano, prestó sus conocimientos y servicios que favorecieron la construcción y modernización arquitectónica de nuestro pueblo. Verdadero perito experto de la edificación, cuyas obras construidas siguen erigidas ante la bizarría del tiempo, mostrándose orgullosas con sus magníficos diseños y acabados extraordinarios, como muestras palpables de su talento constructor. Indudablemente este portugués de nacimiento y guasdualiteño de corazón es merecedor del buen recuerdo por parte de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo, como también meritorio de la correspondencia y el afecto del pueblo que no siendo suyo lo hizo propio, sembrándose en tierra fértil, abonado por la nutriente guasdualiteñidad, y humedecido por las ondas sararinas. Por su aporte tangible al desarrollo de nuestro terruño se presenta un brevísimo recuento de su coexistencia terrenal, como forma de honrar su memoria y la de otros, quienes como él, se han esmerado y se esmeran en construir con esfuerzo y responsabilidad el futuro de nuestra tierra.

TRÀNSITO DE VIDA.-

Viene al mundo Fernando Da Costa el 08 de mayo de 1932, en la ciudad portuguesa de Palmaz, Distrito de Aveiro, región Norte, Área Metropolitana de Oporto y subregión de Entre Douro e Vouga. Mismo año cuando Antonio de Oliveira Salazar figura principal del llamado Estado Novo gobernaba con mano dura al país transcontinental conocido como Portugal. A los veintidós (22) años el joven Da Costa escucha de boca de algunos de sus coterráneos el nombre de Venezuela, país sureño con amplias oportunidades, salido años atràs de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, y que tras la muerte del caudillo tenía como presidente provisional al general José Eleazar López Contreras (n. Queniquea el 5 de mayo de 1883, f. Caracas el 2 de enero de 1973) quien mostraba en su pensamiento y acción un moderado autoritarismo en comparación con su predecesor, estableciendo en su política de avance la inclusión del elemento extranjero europeo como medio para alcanzar el avance cultural y étnico.

Iniciando el mes de enero de 1958, animado por sus amistades cercanas se embarcaría Fernando Da Costa en el vapor Santa María, propiedad de la compañía Colonial de Navegación con rumbo al Puerto La Guaira. Luego de un arduo periplo arribaría a la ciudad portuaria venezolana el 23 de enero de 1958, misma fecha cuando un movimiento cívico-militar derroca al gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, quien abandonaría el país con rumbo a República Dominicana a bordo del avión presidencial la "Vaca Sagrada". En 1962 luego de cuatro años en la región central se traslada por contrato a San Fernando de Apure. En la capital llanera de inmediato es empleado como asistente de obra en la regia construcción del puente María Nieves. Poco tiempo después se inicia como maestro de carpintería en el proyecto de la Catedral de San Fernando, efectuando su trabajo con total aprobación. Un año más tarde (1963) se adentra en las extensidades alto apureñas. Llega a la población de Palmarito (Apu) y contribuye con el levantamiento de la infraestructura del glorioso Grupo Escolar Nepocmucena Figueredo. Se iniciaba entonces su camino constructor por las casi desérticas planicies del Alto Apure.

En 1964 los pies de Da Costa pisan tierra elorzana, el pueblo del 19 de marzo. En la localidad criolla ubicada a orillas del portentoso Río Arauca, conocida anteriormente como El Viento, la mano diestra del ya reconocido maestro de obra construye varias infraestructuras de importancia entre ellas: la amplia y cómoda quinta de don Placido Freites, la defensa preventiva contra las crecidas del principal afluente, la sede del Banco de Fomento Regional Los Andes, la quinta del Hato Los Naranjos, todas ellas con impecable técnica constructora. En 1967 es llamado a la tierra guasdualiteña. Acepta una propuesta de Dante Fontana, médico de profesión, que arribaría a Guasdualito en el año 1950 (cuatro décadas después de la primera oleada) procedente de Milán, y quien tomaría estado con doña Carmen González. A Fontana le construye Da Costa a su exigencia la quinta La Fontanera, ubicada por la calle Bolívar. En 1970 se dio inicio al relleno de lo que sería la nueva sede del colegio Santa Rosa de Lima, por la calle circundante al caño Corocito, señalada en la nomenclatura como calle El Marqués del Pumar, en honra a la memoria de nuestro padre histórico. Sor María Bellido, su directora para la época, pondría gran empeño en la tarea, superando obstáculos y vicisitudes, contando con el respaldo del ingeniero Jesús Mena director del Ministerio de Obras Publica sección Táchira. Para ejecutar esta magna y moderna instalación se contrata al maestro lusitano Fernando Da Costa, quien culmina satisfactoriamente el primer edificio con el anexo del Teatro San Martin, iniciándose un mes más tarde las enseñanzas en el centro con una matrícula de cuarenta y siete alumnos.

En el mismo año 1970 Da Costa conoce a la joven Carmen Álvarez. Hacen vida marital, y con ella procrea una digna y trabajadora descendencia, herederos sus nueve hijos de sus valores morales y apego al trabajo honesto, varios de ellos dedicados al oficio de la construcción. Hecha sus raíces en la vieja Periquera. Se hace hijo adoptivo. Con sus conocimientos y destrezas arquitectónicas contribuye con la modernización del antiguo pueblo de calles rectangulares. Otras obras de su temperamento constructor son: la sede del Almacén Occidental, el Edificio Alfa, Hotel Uribante, Hotel La Garza, Banco de Venezuela, Radio Fe y Alegría, Hotel Anaru, la residencia apartamento de Jaime Raduam, Comercial Salma, Edificio de la Farmacia Páez, entre otros trabajados de importancia urbana. El recordado Exer Fulco expresaría su admiración a Da Costa con las siguientes palabras: “Hombre honesto, sincero, responsable con su familia, que ha contribuido con embellecer la parte arquitectónica de nuestro bello pueblo”. Aún recordamos con total claridad la oportunidad de efectuar con ambos una amena y productiva charla en los alrededores de la residencia del ex alcalde. Ambos ya fallecidos, Da Costa partiría en tiempo reciente.

Otros guasdualiteños al ser consultados por quien grafía estas líneas sobre el personaje reseñado expresaron lo siguiente:

Marcos Eduardo Hernández

-Buenas noches poeta. Si conocí a Fernando, cuando el construyó la casa del Dr. Fontana y, en varias oportunidades compartimos en juegos y caimaneras de fútbol. Él y Musiù Domingo marcaron el tránsito del Guasdualito rupestre de casas de bahareque y zinc a casas más modernas con mampostería y platabanda y servicios sanitarios integrados a la vivienda. Un gran constructor… (dixit).

Numa Gatrif

- El musiù Fernando, Fernando Da Costa, como tú lo llamas: es “El Constructor de Guasdualito”. Lo recuerdo cuando construyó el Hotel Uribante, de Jaime Radwan, la emisora Fe y Alegría, El Colegio Santa Rosa de Lima, Banco de Fomento Los Andes, y muchas construcciones que no memorizo en este momento. Conmigo construyo el Hotel La Garza, Banco de Venezuela, la Defensa de Elorza, la urbanización Francisco Antonio Padilla, Hotel Anaru. Fernando, aparte de haber sido un tremendo profesional, también se destacó por ser un hombre sencillo, noble, honesto, leal, trabajador, responsable, excelente padre, un verdadero amigo, tuve el honor de compartir muchos meses de trabajo, él fue de esas personas que no se pueden olvidar”… (dixit)

Numa y el poeta Marcos expresan en sus apreciaciones, el aprecio sincero de un pueblo a un hombre europeo, a un transcontinental de avanzada, heredero del tino navegante, que atravesó mares, ciudades y pueblos para llegar a nuestra tierra a contribuir indudablemente con el desarrollo y la modernización estética visual de nuestro pueblo, dándole un empuje arquitectónico hacia el punto de ciudad intermedia, por ello honra a su memoria, honra a un buen guasdualiteño, a Fernando Da Costa “El Constructor”.

Autor: ALJER “CHINO” EREÙ.-.

 


JUAN PEÑA

 


JUAN PEÑA GARCÍA

En “La Casona”, casa centenaria de principios de siglo, ubicada en la calle comercio, cruce con queseras del medio, diagonal al vicerrectorado de la UNELLEZ, tenía su taller de pintura un hombre delgado, alto, indiado y de pausado hablar, que ha dedicado toda su vida a cultivar distintas facetas culturales, su nombre Juan Bautista Peña García.

Hijo de Doña Petra Simona García y Don Pablo Ramón Peña, nace en el hospital Pablo Acosta Ortiz, el 29 de Agosto de 1953, rodeado de hermanos, 20 aproximadamente. Su niñez transcurre en la calle Plaza, Barrio “Las Delicias”, y un fundo que su viejo tenía en Puerto Miranda. La primaria la realiza en el grupo escolar “Vuelvan Caras” e inmediatamente ingresa al Liceo “Francisco Lazo Martí”, donde despierta en el la pasión por las artes. Comienza hacer teatro y se inscribe en la Escuela de Artes Plásticas, dando sus primeros pasos en la pintura. En 1969 funda el grupo teatral “Humo y Tabaco” junto a sus amigos Omar Torres, Víctor Loreto, Wilfredo Rivero “Yaro”, y Humberto Rondón “Catan”. En el la dirección era colectiva, dedicándose además a efectuar publicaciones, literatura, poesía, concursos de pintura, infantil, entre muchas actividades. Las obras las presentaban en el Auditórium del “centro de Profesionales” única sala para la época, en 1970 participaron en un festival de Teatro Nacional en Cabimas, con la puesta en escena de “La Inercia”. “En ella actuábamos 23 personas y con iluminadores, técnicos y decoradores llegábamos a 40. Fuimos por nuestros propios medios, pues la Asamblea Legislativa colaboró con 100 bolívares. Eran Actores además “Canchito” Cerpa, Ernesto Bravo “ratón” de iglesia y Zoraida Correa. Era muy difícil conseguir muchachas para el teatro, ya que esta actividad era muy criticada por aquellos años”. La sede del grupo era frente al Banco de Venezuela y tenía escenario para obras y conferencias, salas de lectura y música. “Poco tiempo más tarde en esta casa fundamos el MAS. El programa socialista la adaptábamos al ámbito social y cultural y lo llevábamos a los barrios. Era una cuestión más espiritual que material”.

Desaparecido “Humo y Tabaco” forma filas en 1971 del grupo de Omar Torres y comienza un curso de dirección de teatro en la Universidad de Carabobo, todo ello paralelo a sus estudios de bachillerato, que culminan en 1972. Con Torres montaron muchas obras “Los Fusiles de la Madre Carrar”, “recitativos épicos sobre el 26 de Julio”, “A mí me lo contaron”, “El Voto es un derecho y un Deber”, “La Muerte del Pícher de New York”, entre otras. Asistieron a muchos festivales nacionales y fueron invitados a Colombia, Francia y Alemania, pero la falta de presupuesto siempre les impidió salir de Venezuela. Hizo radio en “La voz de Apure”, en el programa “Buscamos Estrellas”, de Freddy Ibáñez donde hacía una parodia junto a Humberto Rondón llamada “Catan y Catin”, una especie de “Julián Chuchin”.

En busca de nuevos horizontes se va a Valencia a hacer teatro pasando luego a San Juan de los Morros donde trabaja con el grupo de la Universidad Rómulo Gallegos, participando en la función del teatro universitario de la ciudad en 1979. Todo esto muere por carencia de recursos económicos y Peña recoge sus maletas asilándose en Aragua de Barcelona. Labora en la Casa de la Cultura, montando obras por su cuenta con estudiantes, además de hacer títeres. En 1981 llega a Valle de la Pascua, pero la escasez cultural de la zona lo regresa a Apure en 1984 donde toma la desición drástica de dejar las tablas y dirigir. “El Teatro es un trabajo colectivo, donde todos deben colaborar. Me canse de la irresponsabilidad de la gente con los ensayos y las obras. Pero todos los días leo teatro”.

Llega a vivir en casa de su amigo Ramón Ignacio Rodríguez y se dedica por completo a la pintura y otras artes manuales. Como la Casa de la Cultura de San Fernando estaba en pésimo estado, su inquietud cultural lo lleva a iniciar actividades en la Sociedad Bolivariana de Apure, junto a Argenis Mendez Echenique, Gregorio Gonzalez, “El Chino” Camejo, Soledad Moreno y Pepina Alvarado, quienes inician en 1985 un movimiento pro rescate del recinto cultural del Estado. A los pocos meses de estar en San Fernando le alquila a Rodriguez “La Casona”, por 500 Bolivares mensuales. “Esta casa era mi coco, me enamore de ella pensando que podría servir para reunir personas que hacían vida cultural en el Estado”. “La Casona” es una galería permanente donde el publico puede ir a cualquier hora y admirar el trabajo de Juan Peña. Se dictan talleres de pinturas y manualidades a niños y jóvenes. Ha trabajado por muchos años en la confección de carrozas, por lo espacioso del lugar. Además funcionaba una escuela de música para quienes deseaban ingresar a la Banda musical del Estado y la Orquesta Juvenil.

Peña pinta por inspiración y encargo, llegando a vender su cuadro más caro en 500.000 bolivares. Dicta talleres de pintura en Universidades, Liceos y Escuelas. Colecciona objetos antiguos, los cuales restaura. Además colabora con todo artista que requiera su ayuda. “Cuando el político LUZ fue contratado por el gobierno para pintar murales por todo el territorio apureño, “La Casona” le abrió las puertas y lo ayude en la tarea. Esta casa nunca ha cerrado y la idea es que cuando yo no pueda atenderla alguien se ocupe de mantenerla como taller o centro de divulgación cultural. “He participado en pocas exposiciones colectivas porque me gusta mostrar mi arte aquí, que la actividad se desarrolle en la casa de mis sueños, ya que es un disfrute lo que hago”.

Restaurando el busto de
 Juan Vicente Torres del Valle


Tiene un hijo llamado Juan Pablo, inspiración de su vida y mantiene excelente relación con sus vecinos, los estudiantes y profesores de la UNELLEZ, participando activamente con esa comunidad. “No soy un hombre solitario. Me encantan mis momentos de soleda, pero disfruto compartir con los demás: Soy muy sociable. En una oportunidad abrí una cuevita en la misma casa, donde vendía cerveza. Venían personas por cantidades, más a hablar conmigo que por tomarse las frías. A veces me molestaba porque no me dejaban pintar y cuando les reclamaba me decían que ellos estaban allí para cotorrear conmigo. Incluso mi amigo Ramón Mota llego a comentarme que yo era la fichera del negocio, en pocas palabras el iman. Como este cotorreo me quitaba mucho tiempo elimine ese centro de tertulia”.

En la actualidad Juan sigue apoyando el trabajo cultural, atiende un pequeño negocio en el mercado municipal vendiendo leña.

 FUENTE: Edgar Decanio. Fundación Cultural Dr. Italo Decanio

Fotos: Juan Peña

 


sábado, 4 de junio de 2022

JULIETA CARABALLO

 


JULIETA CARABALLO

“Julieta Caraballo, una insigne maestra que le dedico su vida a la educación y a su familia”

Su nombre es Juana Julieta Caraballo de Gámez.  Nació el 31 de julio de 1933 en la población de San Juan de Payara, municipio Pedro Camejo, estado Apure.

Sus  padres Juan Melquiades Caraballo y María Rafaela Rondón de Caraballo, convivio su niñez con sus hermanos y hermanas, primas, primos, tíos y abuelos, en un ambiente familiar,  lleno de mucha paz, amor y hermandad.           

Curso sus primeros  grados elementales en la Escuela rural Paso Real de Payara.  Allí comenzó su  pasión por las matemáticas, la lectura  y la educación.  Cuando se graduó de primaria le dieron un certificado por su aprovechamiento en las áreas de español y matemáticas.  Estudio  el bachillerato diurno hasta tercer año, pasando al nocturno para obtener el título de bachiller en humanidades.  Participo en el programa de Mejoramiento Profesional del Magisterio para esa época donde obtuvo el título de Maestra Normalista.  

 
Perteneció  a la Iglesia Cristiana desde muy joven, donde fue ayudante de los jóvenes  y niños como maestra y colaboradora de  las Escuelas  Bíblicas.  Estudio la palabra desde  la Fe obteniendo un Grado Asociado en Teología, en Educación Cristiana. 

Su vida fue  la educación; sus mayores pasiones la lectura y resolver crucigramas,  otras de las razones por la que quiso ser maestra fue  por la satisfacción que se obtiene al ayudar a otras personas a resolver problemas tanto para una materia como para envolverse en la vida, ya que esta clase se utiliza para todo. Esta profesión nos brinda la oportunidad de conocer al estudiante

Su Rol de esposa lo cumplió desde que contrajo matrimonio con José R. Salvador Gámez M,  con quien mantuvo una relación por 35 años de la cual nacieron nueve hijos, dos hembras y siete varones, a los cuales les dedicó atención durante toda su vida.

En el año 1953 recibe su nombramiento de maestra estatal, siendo ubicada en la localidad de Merecure.

Con ayuda de la comunidad inicia acciones para que la gobernación emprendiera el proyecto de ampliar las aulas, y edificar un comedor, muchas fueron las actividades realizadas hasta lograr el objetivo, 10 años después que se le cambia el nombre a la escuela, la cual respondía al nombre de Merecure, por el nombre de Escuela Julieta Caraballo como está identificada actualmente.

A pesar de gozar de su jubilación por años de servicios, siguió en su afán de educar al prójimo, salió de la ciudad para residenciarse en la población Paso Real de Payara, en el municipio Pedro Camejo, de San Juan de Payara, en donde vivió los últimos años de su vida rodeada de la naturaleza.

Fallece cristianamente el 05 de diciembre de 2021.

Paz a su Alma

FUENTE: Ana Gámez (Hija de Julieta Caraballo)  

 


 
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