REDES SOCIALES

jueves, 23 de septiembre de 2021

GUILLERMO GUTIERREZ

 

GUILLERMO GUTIERREZ

Por ALJER EREÚ

 Gracias a este buen hombre es visual el legado visual que se presenta. Un visionario.Nació en Libertad de Barinas, el 19 de enero de 1898, siendo el penúltimo de nueve hermanos. Sus padres fueron Henrique Ignacio Gutiérrez Artahona y Mercedes Díaz.
Recibió su primera educación en su pueblo natal, en la ciudad de Caracas realizó cursos de Electricidad y Mecánica Diesel y Automotriz. Desde temprana edad se interesó por la música, llegando a ejecutar el clarinete en la Banda La Paz, que fundara su padre en Libertad (Barinas) sin embargo, su instrumento preferido sería la guitarra, la que ejecutaba con maestría. A la edad de 40 años fue contratado por el gobierno municipal de Guasdualito para el montaje de la primera planta eléctrica de la población, desde entonces, hasta su deceso vivió en el pueblo, donde se casó con Leonor Hernández Brito, formando su digna familia. El primer hijo fallece a solo 5 meses de vida en 1944; en 1952 nació la única hija del matrimonio: Armida. La vida familiar estuvo marcada siempre por la armonía, fue una persona de una gran sensibilidad humana y una profunda afectividad familiar, que dejó impregnada en su familia tanto consanguínea como política. Amigo leal, incansable servidor, de actitud y criterios cristianos arraigados.
Con gran acierto instala la primera planta eléctrica de Guasdualito, siendo entonces
contratado para la operación y mantenimiento de la misma, en este cargo se mantuvo hasta 1959, año en que CADAFE instaló la nueva planta en Las Carpas, contando también con su participación. Queda asignado como empleado municipal para el mantenimiento de las otras plantas existentes en el Distrito Páez. En el periodo 1962 –64 fue Presidente del Concejo Municipal de Guasdualito, posteriormente regresó a su cargo de Jefe de Mantenimiento del Distrito. En 1966, se enfermó gravemente, hasta que falleció el 13 de febrero de 1968, en Guasdualito, pueblo al que quiso como suyo, sus restos reposan en el cementerio municipal.
Don Guillermo Gutiérrez, fue una persona muy querida por su pueblo adoptivo, aunque su principal actividad fue la mecánica diesel y la electricidad, también desarrolló la relojería, tornería y sastrería, aunque esta última solo como destreza. Es importante recordar que fue el artífice para el montaje y mantenimiento del reloj de la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, además de esto, su participación fue activa en las eventualidades y emergencias acaecidas en el Guasdualito de la época, realizando un trabajo social durante el incendio y las inundaciones. Recordadas sus charlas con el padre Aragón, con el cual mantuvo amistad hasta el final de sus días.


EL COLEO EN GUASDUALITO

 



EL COLEO EN GUASDUALITO

Abren la puerta del coso
y los coleadores aprestos,
Ramón Ceballos que es diestro
seguro que saldrá airoso.
Vicente Crespo un coloso
en lomos de un rucio moro,
peleando la cola del toro
se empecha Samuel Quintero
Porfirio y Fedor Agüero,
todos coleadores de oro.

En referencia al coleo en Guasdualito es difícil precisar con exactitud sus inicios, pero teniendo en cuenta los antecedentes de esta práctica en el vasto llano venezolano, no es errado afirmar que siendo una población fundada con fines ganaderos la práctica del coleo en esta población venga desde los mismos tiempos coloniales. Una vez establecidos los primeros hatos ganaderos la ganadería en el pintoresco poblado se desarrollaría con gran auge. En referencia a lo afirmado, Botello, O. (1998: 39) en su publicación Guasdualito navegación por su historia, señala:
“La misma relación del gobernador Fernando Miyares Pérez da cuenta de la presencia de 9 hatos y 8 trapiches de cañas de azúcar; en los hatos se contaron 15.502 cabezas de ganado vacuno, 2.561 de ganado caballar y 65 mular para un total de 18.128 cabezas de ganado”. (Sic). (Fin de cita).

Lo anterior citado refleja el inicio exitoso de la incipiente ganadería desde los años fundacionales, y con la actividad: la práctica de tumbar reses y morlacos se mantendría generacionalmente. Ya en las primicias del siglo XX la destreza del coleo en la población e Guasdualito se convertiría en un entretenimiento popular, consolidándose a mediados del lapso en referencia con la participación de coleadores y toreadores en mangas que se improvisaban por la Vieja Calle Real (hoy avenida Miranda) y años después teniendo como manga alterna la calle Sucre. La afluencia del público y la participación de curiosos daban un colorido y alborozo único a los toros coleados añejos, aun recordados por muchos guasdualiteños que tuvieron la oportunidad de vivir y presenciar una época única que se fue suprimiendo a medida que la parafernalia de un supuesto progreso aniquilaba los vestigios del Guasdualito bucólico.

Para las festividades de Nuestra Señora del Monte Carmelo referida comúnmente como Virgen del Carmen, realizada tradicionalmente el 16 de julio, algunos hacendados y dueños de hatos cedían sus toros para que sirvieran de atractivos en el espectáculo llanero. Ganaderos como Daniel García, Alfonso Grieco, Serapio Medina, Julián Urbina, Francisco Padilla, Lorenzo y Jesús Zapata, Evaristo y Juan Sánchez, Elías Hurtado, Pedro Arias, Pedro Guedez, Manuel Rondón, Luis Carvallo, Tom Heredia, Manuel Orozco, por mencionar algunos, fueron consecuentes con esta festividad que adquirió mucho auge, pues en ella participaba todo el pueblo acompañado por conjuntos musicales, premiados los sobresalientes tumbadores con monedas que arrojaban desde las puertas de las casas los más acaudalados y con las flores y cintas entregadas por hermosas muchachas ubicadas en el balcón ferial circunstancial. Sin duda alguna un notorio y colorido espectáculo popular.

Entre los coleadores de todos los tiempos que se recuerdan, cuya agilidad y destreza para tumbar los toros eran compensadas con los vítores y aplausos de los asistentes deben mencionarse por obligatoriedad y tributo a: Mercedes Ramón Ceballos, de contextura delgada moldeada con las faenas del llano, en un cebruno frontino muy difícil que no tumbara un cacho y muela; Samuel Quintero, otro coleador de coleada segura; Vicente Crespo, considerado por conocedores de la materia como el mejor coleador local, un espectáculo en las mangas particulares y foráneas, cuyo retiro fue debido a una lesión de su muñeca derecha en plena coleada, lamentablemente recién fallecido; Domingo González, campeón binacional de coleo; Ramón Porfirio Ceballos; Fedor Agüero; Omar Yánez; Pedro Alberto Aguilera; Ismael Roa Ramírez (corraleño), además de buen coleador un audaz toreador, muy notorio cuando brincaba la talanquera y empezaba a trastear el toro con su manta llanera, realizando unas faenas llamativas. En esa constelación elitista se incluyen a: Manuel Centella, Juan Arecio Guzmán, Luis Zapata, Tocoto y Carlitos Padilla, Tomas Guillen, Luciano Ramírez, El Sute Tapia. Espectáculo aparte era el caballo Medallita que don Cipriano Cabanerios en la manga hacia bailar; Boanerge Navas, de hercúlea fuerza; Iván Zapata; El Popular Pelón; El Negro Cheo Echenique, difícil con una coleada nula; Rodrigo Centella el poeta coleador, quien llegò a laurearse un sub-campeonato nacional, dedicado luego a la canción llanera. Como recordado amarrador de La Manga Bravos de Apure la referencia a citar es Leobardo Jiménez (a) Pata e’ Tarea. Entre los animadores se recuerdan a El Guate Presente, Martin Garabato, Charles Guillen (ojo e´ garza capitán de manga) y Leandro Duran (se vino, se vino el toro) y otros.

Hoy día a pesar de las dificultades el coleo en Guasdualito mantiene vigencia, diversas asociaciones y empresarios como los hermanos Rangel (Ranzan), José “Bola” Contreras, se han encargado de que la llama del deporte nacional no se extinga en el olvido ante la indiferencia cultural que lentamente degrada nuestro gentilicio e idiosincrasia. Lo comentado en los párrafos nteriores es parte de nuestra identidad socio-cultural, parte de nuestra historia contemporánea la que día a día se escribe con diferentes grafías y tintes, y en la cual cada uno de nosotros somos los escribientes.

 


miércoles, 8 de septiembre de 2021

EL HATO APUREÑO

 





EL HATO APUREÑO: ASPECTOS SOCIO-ECONOMICOS Y CULTURALES

Hugo Rafael Arana

Miembro investigador del Centro de Estudios Histórico-Sociales del Llano Venezolano.

Hugoarpa24@hotmail.com.

Fotografías: Arturo Álvarez D'Armas



INTRODUCCIÓN:


En el presente texto se hace referencia a lo que es el llano apureño, asimismo a la más importante institución socio-económica del Estado Apure; como es el hato ganadero, sus instalaciones. También se hace énfasis en las repercusiones que tienen las estaciones (invierno y verano) en las labores que realizan los peones de hato en esas épocas; de igual manera se describen los oficios que el llanero realiza de acuerdo a su edad; por otra parte se destaca la importancia de las queseras como unidad de producción y por ultimo como ha evolucionado el uso de los utensilios, modas y costumbres del peón de hato apureño de principios del siglo XX y los cambios ocurridos actualmente.

 

PRIMERA PARTE

1. ¿QUÉ SON LOS LLANOS?

Son una planicie ilimitada que va a parar a un horizonte alejado y agrandado a medida que se avanza, interrumpida a veces por grupos de árboles denominados “Matas”. En las riberas el bosque se prolonga siguiendo el curso de estos , llamados bosques o selvas de galería, haciéndose un poco mas espeso por causa de la humedad; pero salvado ese bosque, continua la sabana interminable, reverdecida en la época lluviosa o amarillenta y tostada en verano (sequía).
Un buen sabanero conoce los parajes donde se encuentran determinados ganados y bestias, donde acostumbran beber, sestear y majadearse para dormir; dónde se refugian en la estación de sequía y adonde los lleva su instinto para guarecerse de los rigores de las copiosas lluvias. Sin un aprendizaje metódico, el peón de hato apureño, no obstante lleva en su mente una fotografía de la sabana y con precisión localiza los animales que en ella se encuentran.


2.¿QUÉ ES UN HATO APUREÑO?

En el castellano clásico es una porción de ganado mayor o menor (bueyes, vacas, ovejas, cabras, carneros9. de ahí pasó a significar la hacienda de campo o finca destinada a la cría de ganado. Rómulo Gallegos en Doña Bárbara, describe el hato de “Altamira” en el momento de la llegada de Santos Luzardo a la fundación.
Una casa grande, de bahareque y tejas, torcidas las paredes, despatarradas las techumbres, de zinc la de los corredores que la rodeaban, con un palenque (Valla o estacada de madera o sitio cercado) por delante para defenderla del ganado y algunos árboles por detrás , en lo que se denomina el patio , no muy altos , pues el llanero no los consiente cerca de sus viviendas por temor al rayo; al fondo, la cocina uy unas piezas destinadas a almacenar las yucas, topochos y frijoles que producían los conucos para el consumo del personal; a la derecha el caney sillero y los que servían de dormitorios de la peonada y entre éstos y aquél, la tasajera , donde se secaba al aire y al sol, pastos de las moscas , la carne salada; a la izquierda , las trojes (trojas) donde se depositaba el maíz en mazorcas, el totumo y el merecure del gallinero, los botalones de tallar sogas, las majadas, las medias majadas y corralejas y finalmente , el chiquero de los marranos , esto era el hato de Altamira . Una fundación primitiva, asiento de una industria rudimentaria y abrigo de una existencia semibárbara en medio del desierto.
El hato es típica institución llanera y para tener legítimamente ese nombre debe llenar una serie de condiciones. La Ley de Llanos del Estado Apure, del 26 de mayo de 1937, establece en su artículo 114.
Las posesiones de los criadores se dividen en hatos y fundaciones. Los primeros son los que consten de dos mil quinientas hectáreas de terreno en adelante y contengan más de dos mil reses y las segundas, las que no lleguen a estas cantidades.

2.1. Descripción de un hato apureño (Hasta mediados del siglo veinte)
Consta un hato de tres elementos principales; casa para vivienda, corrales para trabajar y una cerca o alambrado para resguardar las escasas siembra indispensable al abastecimiento de las necesidades del hato, es decir, el pan junto con algún potrerito destinado a los animales, especialmente las bestias que en algún momento no conviene liberar del todo en la sabana, pero sufrirían bastante encorraladas.
Muchos llaneros al fundar un hato, su primera preocupación es el conuco, pues de allí han de proveerse del pan. Primeramente el topocho. Un buen topochal es base segura de abundancia y abastecimiento en la casa. Asimismo suele cultivarse yuca, maíz, frijoles, ñame, auyamas, batatas y otras verduras. Dicha preocupación es muy natural, pues ha de saberse que todos esos artículos son escasísimos en sus regiones, porque no es allí la agricultura, sino mas bien una necesidad urgente. Se cultiva en los hatos para no verse constreñidos a comer carne sola.

2.1.1. La casa o casas para vivienda.
Por lo regular se construye un ranchón, sacando de él uno, dos o mas cuartos para servir de abrigo al dueño, la familia, el mayordomo. La horconadura debe ser madera de corazón por resistir mejor la acción corrosiva de la humedad y del comején, la madera del techo ha ser también de buena calidad y resistente. Este ranchón se cubre con paja, palma, teja o zinc.
Aparte pero no muy distante se construye otra casa para servir de cocina, despensa, almacén, deposito de los enseres propios del hato y en otro lugar un gran caney para albergue del peonaje. La razón de estas construcciones así separadas, es por si acaso la candela prenda y se desarrolla en una de ellas, puedan ser salvadas las demás edificaciones y también para defenderlas aisladas de los animales por medio de empalizadas y palo a pique.
Actualmente se emplea el zinc o hierro acanalado de mucha mas facilidad y rapidez para techar; así como mas ventajoso y mayor seguridad contra el fuego. Anteriormente se prefería la teja, por cuanto, el insoportable calor o frío, según haya Sol o lluvia, son muy desagradables y perjudiciales a la salud.

2.1.2. Los Corrales
Representan en el hato el éxito y seguridad de los trabajos, bastante se extreman las medidas tomadas en la selección del terreno, el cual debe ser alto, duro y seco; asimismo tomaban en cuenta los hateros, la distribución, el numero y la solidez de su construcción. Desde el corte de las maderas, el cual generalmente se hacía en los menguantes de los últimos meses de la estación lluviosa, por ser época de menos ocupaciones en trabajos de sabana y que además presentan mayores ventajas para el transporte de la madera por los caños todavía llenos y las sabanas inundadas y por estar menos aguados los árboles, facilitando la clavada o enterrada. Asimismo se facilitaba la disposición de los varios corrales que constituirían seguro encierro de los toros y caballos cerreros.
En el verano ventea en el llano intensamente, casi siempre de Este a Oeste; hacia este lado de la casa es donde se plantan los corrales para evitar verla envuelta en la gran polvareda levantada mientras se trabaja.

2.1.3. La Majada y la Corraleja
El corral principal es la Majada, destinada al encierro, regularmente colocada en el medio de todos y en comunicación con esta se construyen tres, cuatro, cinco o mas los corrales de aparte y la Corraleja (corral largo y estrecho para trabajar con toros que por su bravura es mas conveniente enlazarlos desde afuera, de allí que la Corraleja sea muy estrecha. Según las necesidades y la clase de trabajos que se practican. La Majada debe estar construida sólidamente y a la vez debe tener suficiente extensión, destinada como está a encerrar grandes masas de ganado, sobre todo novillos. Casi siempre de palo a pique, es decir, de troncos de madera bastante gruesos, profundamente enterrados (sesenta a ochenta centímetros), muy cerca unos de otros, casi juntos. Este paloapique se interrumpe con algunos tramos que van a servir de escapatoria o burladero cuando alguien se ve perseguido por alguna res enfurecida. En un ángulo de la Majada, donde se colocan los mirones y los llevaderos de la cuenta del trabajo, se clava el botalón eje y base de todas las maniobras. Consiste en un tronco de madera de corazón muy grueso, enterrado lo mas profundamente posible por un extremo., terminando el otro extremo al aire en una horqueta a objeto de pasar y apoyar la soga con la cual se enlaza la res a trabajar.

2.1.4. ¿De qué material se construyen los corrales?
Normalmente en épocas pasadas los corrales se hacían de paloapique, construidos con gruesos troncos clavados en la tierra, uno al lado del otro, se usaban para estos fines maderas de: Corazón, resistentes a la humedad y a la acción de los insectos (Masaguaro, Congrio, Mora, etc.)
En los lugares donde abunda la palma llanera como en el Guárico, se usaban los corrales llamados de tramo. Estos se fabricaban con troncos de palma dispuestos horizontalmente, uno encima del otro y alternados en las puntas, donde se clavaban a ambos lados dos troncos fuertes de la misma palma para mantenerlos en la posición adecuada.
Por ultimo existe un corral mas económico y fácil de construir , llamado “Corral de varas”, por cuanto, es hecho con varas o troncos de ramas , que por supuesto es un material mas delgado, liviano y menos resistente , el cual se utiliza como corral para ordeñar vacas mansas. Llaneros con ganado. La Negra, estado Guárico.


3. LAS ESTACIONES Y LOS TRABAJOS DE LLANO EN LOS HATOS APUREÑOS

3.1. En verano (enero-abril)
Se identifica como la época de sequía; transcurre este lapso entre los meses de enero hasta abril, cuando comienzas las primeras lluvias. En esos meses el trabajo en los hatos apureños se circunscribe al Trabajo de bestia (amansar el ganado caballar), Queseras (ordeño y elaboración de quesos de cincho), Moliendas de azúcar o caña dulce (trapiches), para elaborar las panelas, la melcocha, el batido y la madrina. Reparar instalaciones (Líneas, potreros, viviendas, etc.).

3.2. “Entradas” y “Salidas” de aguas
En las “Entradas de aguas” o “Creciente” (aproximadamente desde el 15 de mayo en adelante) y en las “Salidas de aguas” o “Bajante” (aproximadamente desde el 15 de noviembre) se hacen trabajos como: Recolección de hatajos, Dar el pique, Sabanear, Vaquear, Vaquerías, parar Rodeo, Aparte, Hierra, curar reses, Castrar toros, Encierro, Pastoreo, Descornar reses, Velar el ganado, Trasladar ganado (Cabestreros), Limpieza de conucos, señalar becerros. También algunos se dedican a castrar colmenas.

3.3. Invierno (Junio a septiembre)
Se caracteriza esta fase porque se inicia el periodo de intensas lluvias en todo el territorio apureño. Corresponde a los meses de junio a septiembre; es la época en que los peones de hato ejecutan tareas como: Desmontrencar queseras, Ordeño, Trabajo de queseras, Corte de maderas (estantillos), Remiendo de líneas y chiqueros (becerros y cochinos), Desmalezar potreros, construir nuevos corrales. Otros pasan los días tocando arpa, cantando, bebiendo aguardiente y meciéndose en un chinchorro.

4. LAS EDADES DEL PEON DE HATO APUREÑO Y SUS TRABAJOS

4.1. De siete a doce años
Desde muy temprana edad, siendo niño el futuro peón de hato, comienza a realizar tareas como: Becerrero, Aguasilador (Aguador, cargador de agua en taparas o baldes), Arreador de burros, Alimentar a los animales (gallinas, patos, Guineos y pájaros del hato), Pastorear becerros, Portero (Puertero), Artesano.

4.2. Adolescente (De doce a cuarenta y cinco años)
Cuando el joven ha dejado de ser niño , asume tareas más exigentes y de mayor responsabilidad , por supuesto, acordes con su desarrollo, que se inicia con la transformación de niño a hombre; es decir, el niño va adquiriendo conocimientos que le van moldeando su personalidad y que por lo tanto puede ejercer oficios como: Cabestrero, Ordeñador, Sabaneador, Picador de vacas, Velar el ganado de noche, Pastorear en sabana abierta, Herrador, Cimarroneador, Maneador, Revisor, Garrochero, Bestiero, Cabestrero, Amansador, Enlazador (Debe ser buena soga), Contrapuntero, Culatero, Castrador de toros, Saber tirar el ganado a los pasos (Ríos o caños), Soguero, Coleador, Saber bestiar.

4.3. Maduro (cuarenta y cinco años en adelante)
El peón de hato apureño al llegar a esta edad sigue desempeñando labores útiles en el hato, por supuesto, acordes con su edad, tales como: Quesero, Picador de vacas, Aguasilador (Aguador, cargador de agua en taparas o baldes), Arreador de ganado manso, Pescador, Mayordomo, Artesano, Cocinero (Caqui), Conuquero (Agricultor) Fuente. También se ocupa en cantar, tocar algún instrumento musical y a contar leyendas (cuentos de aparatos, fantasmas, aparecidos, entierros), asimismo se ocupa de referir sus vivencias y experiencias en las sabanas, caños, lagunas y ríos apureños y por ultimo también se dedica a la artesanía (elaborar silletas, totumas, paletas, pilones, manos de pilón, trompos, etc.)

5. EVOLUCIÓN DE LOS UTENSILIOS DEL PEÓN DE HATO APUREÑO
O como se ha dado el proceso de transculturización del hombre de caballo soga y toro.

5.1. Porsiacaso o Macuto
Es una especie de macuto o bolso elaborado en fique, donde cargaba el bastimento (un trozo de tasajo -carne seca salada, preferiblemente cecina- una mascada de tabaco o chimó, un trozo de panela, queso, casabe, fósforos, un cabo de vela, un tabaco, una estampa o cromo de un santo milagroso, una botella de ron, aguardiente o anís. En nuestros días, ese hombre de a caballo, soga y toro, carga un bolso, también llamado morral o mochila marca “Wilson”, donde llevan por bastimento (ahora refrigerio) unas galletas de soda, Doritos, Cocosette, una lata de atún, diablito o de sardina, una caja de cigarrillos, un reproductor de CD (Discman) o un MP3 y unos cuantos Discos compactos (“CD”) y de bebida una botella de Whisky.

5.2. Sombrero
Generalmente el peón de hato apureño para taparse de la acción de los rayos del Sol y de la lluvia, utilizaba un sombrero pelo e´guama o de cogollo de palma. Ahora usa una gorra o cachucha con el logo Yanquis de New York, los Medias Rojas de Boston, los Indios de Cleveland, etc.; ni siquiera dicha prenda es de los Magallanes o de los Leones del Caracas.
5.3. Caballo Nuestro peón de hato apureño usaba un caballito criollo, de esos que trajo el conquistador, pero muy halador, nadador y rápido; entrenado para evadir el cuerno asesino de un toro cimarrón (enmatado). Aunque todavía para ejecutar las faenas de vaquería en Apure, se utiliza este noble animal. Sin embargo algunos peones (sifrinos) utilizan para el arreo bicicletas (montañeras) y hasta motocicletas.



5.4. Cuchillo
Hasta finales de la década de los años cincuenta, el llanero apureño de toro, soga y sabana utilizaba un cuchillo llamado “Punta e´lanza” (muy filoso), de aproximadamente treinta centímetros de longitud, con una hoja en forma de lanza (de ahí su denominación) de veinte centímetros de largo y de diez centímetros de cacha (empuñadura). Ahora algunos de estos peones, utilizan una navaja importada marca “Victorinox”, con su emblemática cruz blanca, la cual es empleada por el ejército suizo.

5.5. El Cacho
A ese hombre de a caballo no le faltaba un cacho (similar al que lanzó Florentino en el medanal cuando se topó con el maligno) para beber agua o en su defecto una hoja de uvero, la cual doblaba para hacer un cucurucho (similar a los vasitos cónicos de cartón de los bebederos de agua). Ahora en vez del cacho o de la hoja de uvero, algunos peones utilizan una cantimplora, similar a la de los exploradores o “Scouts” o sino cargan su botellita de agua, esas de envase de plástico, por supuesto altamente contaminantes, por no ser biodegradables.

5.6. Faja, correa o cinturón
La faja era una correa de cuero de diez centímetros de ancho, la cual se colocaba por encima del pantalón para ajustarlo a la cintura. Poseía una cartuchera donde se colocaban los capsulas del revolver o los cartuchos para la bácula, según fuera el caso. Un monedero donde guardaban las “Morocotas” (dólar de 31,1 gramos de oro Ley 999,9) o los “Pachanos” (moneda de cinco bolívares o “fuerte” de oro, acuñado en tiempos de Guzmán Blanco) , también algunas monedas de plata de dos bolívares, llamadas “Pesetas”. Asimismo la faja poseía una funda para colocar el revolver y un adminículo para colocar la vaina para el machete o para el “Punta e´lanza”. Ahora esa faja o cinturón ha sido reemplazado (en muchos casos) por los llamados “Koalas”.

5.7. Vestuario
Los pantalones del peón de hato llegaban hasta cinco centímetros mas abajo de la rodilla, eran elaborados en “dril” o en su defecto de tela de sacos de harina (preferiblemente de la marca “Harina Pilsbury”). Estos pantalones lo llamaban “Chucutos” (para indicar que eran cortos, que por extensión, se aplica esta palabra a trabajos o pagos incompletos; por ejemplo. La maestra dice al alumno: Ese trabajo esta chucuto o fulanito me pagó chucuto). Por camisa utilizaban una franela de algodón, blanca y mangas tres cuartos o en su defecto una especie de camisa (blanca) de tela de algodón, sin mangas, llamada “Cotona”. Esta vestimenta facilitaba las rudas tareas de sabana, por cuanto era más fresca y el peón tenía mas libertad en la ejecución de los movimientos. Actualmente utilizan por pantalón un “Blue Jean “(ahora lo llaman “Jean”, de marca reconocida como: “Wrangler”, “Levis” o “Lee” y preferiblemente importados). La camisa que ahora utilizan nuestros peones, es una camisa importada a cuadros, manga larga, marca “Wrangler”. Por calzado, los peones de hato utilizaban unas alpargatas de planta de suela de cuero y capellá de pábilo o si no descalzos. Ahora emplean unas botas de cuero marca “Loblan”: Con este atuendo, pareciera que nuestros peones van a un “Rodeo” norteamericano y no a realizar un trabajo de vaquerías.

Canoero en el río Portuguesa


5.8. Cobija de pelo
A nuestro peón hasta finales la década de los años cincuenta no le faltaba una buena “cobija de pelo” , la misma era elaborada en legitima lana natural , la cual les brindaba calor y los mantenía sequítos en medio de un chubasco o un chaparrón llanero. Ahora nuestro peón de hato utiliza una chaqueta de alguna afamada marca, similar a las que usan los Coach del béisbol, del Básquet o como las que utilizan los estudiantes de liceo de Estados Unidos (high School) o de alguna reconocida universidad norteamericana, donde se observa el logo “UCLA” (aunque nuestro veguero, ahora transformado en “vaquero” ni siquiera sepa que significan esas siglas). Pero por si acaso alguno está interesado en saberlo se lo voy a aclarar, UCLA significa Universidad de la ciudad de Los Ángeles.

5.9. Instrumentos musicales
Tampoco le faltaba a nuestro peón de hato una bandola o un cuatro y un par de maracas, las cuales eran muy fáciles de transportar y que le garantizaban alegrarse cuando estuviera “velando el ganado” o para improvisar un alegre “Parrando”. Hoy en día no es necesario cargar estos instrumentos, por cuanto ahora ese hombre de toro, soga y caballo, habla de “sonido”, para referirse a esos adminículos electrónicos con los que se animan las riñas de gallos, los bailes en el hato o en los caseríos y en los toros coleados. Actualmente dicen estos llaneros: ¡El Parrando va a está bien bueno, no jile, porque el sonido es calidá!

5.10. Uso del chinchorro
A ese hombre de sabana no le faltaba un buen chinchorro de moriche, guaralillo, un par de mecates o colgaderos y un mosquitero o pabellón. Ahora son capaces de colocar una cama en la sabana, por cuanto, los chinchorros y que los marean o sino tal vez duerman en una carpa o en un saco de dormir.

5.11. ¿Cuál era la maleta del peón de hato apureño?
Dicen que por la maleta se saca al pasajero, pero nuestro hombre de a caballo no le faltaba por maleta una “Capotera”, era una especie de saco (por eso algunos llaneros la llamaban “Saco maletero”, la cual era elaborada en una tela muy resistente llamada “Cretona”, “Crehuela” o “Liencillo” esta Capotera poseía dos aberturas o bocas en ambos extremos, que se cerraban ajustando una cuerda. Allí guardaba una linterna, dos mudas de ropa, dos calzoncillos, el chinchorro, el mosquitero y los colgaderos. A veces cargaba un par de alpargatas nuevas para estrenarlas en un Parrando. Esa Capotera la colocaban detrás de la silla, es decir, en la grupa del caballo. Ahora no ocurre así, por cuanto, nuestro peón de hato carga un maletín o bolso, posiblemente “Made in China”, con cierre o cremallera y por chinchorro hay quienes utilizan una carpa (importada) o un saco de dormir y por calzoncillos un par de boxers.

5.12. ¿Con qué espantaban la plaga los peones cuando les tocaba dormir en la sabana?
Ese hombre recio del llano, hacía como el famoso bandolero calaboceño Nicolás Ochoa o “Guardajumo”, quien al atardecer recogía bosta que hubiera por allí y unos trozos de madera seca o “chamizas” y prendía la candela o lo que los llaneros llaman “Hacer un humo” (de allí su apodo de Guardajumo), hecho esto , se acostaba a dormir tranquilamente. Ahora se untan una loción repelente contra la picadura de insectos o sino un repelente en forma de espiral (“Plagatox”).



5.13. El Perro
Tampoco le faltaba un fiel perrito, criollo pero bien entrenado. Estos animalitos eran buenos nadadores, cazadores y mejores centinelas. Generalmente sus nombres eran: “Amigo”, “Corazón”, “Echa palante”, “Sute”, “Chucuta”, entre otros; por cierto, no requerían de muchos cuidados, ni mimos. Ahora sus nombres son: “Rocky”, “Tarzán”, “Lassie”, “Bobby”, “Depredador”, “Terminador”, “King”, “Pluto” y hasta “Beethoven”. Amén de ser animales con Pedegree, es decir, no un perro cualquiera sino de razas reconocidas; como: “Pitbull”, “Rock Willer”, “Pastor Alemán”, “Doberman”, “Golden Retriever”. Por cierto un amigo me decía, que esos son perros de marca, queriendo decir de raza. Amén de esos extraños nombres hay que prodigarles cuidados extremos como: bañarlos, desparasitarlos, vacunarlos, pasearlos, llevarlos a las academias, a las peluquerías y alimentarlos con buena comida.

6.¿POR QUÉ LAS QUESERAS EN LOS HATOS APUREÑOS?

La utilidad de las queseras en los hatos apureños, obedece a dos razones: Una para producir el queso o la leche y otra como un medio de reducción y amansamiento del ganado, en su mayor parte cerril. En Apure la instalación de queseras se ve favorecida por la abundancia y diversidad de los pastos, que contribuyen a la reproducción de las crías. También porque las sabanas cálidas y abiertas son refrescadas por una perenne brisa; asimismo la presencia de caños, lagunas y abundantes y majestuosos esteros que contribuyen a favorecer los brotes de “Lambedorales”, “Corocillales”, “Arrocillales”, “Gamelotillales”, “Carreterales”, así como extensos hierbazales de paja del “Pará”, “Paja peluda” y una yerbita muy fina que se produce en los alrededores de las fundaciones y casas, conocida con la denominación de “Paja Guzmanera”. Todas estas yerbas son extremadamente importantes en la producción de leche y grasa. Pero también en los bosques o “Matas” donde se refugian las reses, que a la sombra de estos “Matales” los animales encuentran guasima, samán y algarrobo, entre otras especies.

6.1. El Ojeo
Trabajar de “Ojeo” dicen los llaneros es salir a la sabana con los “Madrineros” con objeto de reducir novillos, toros o vacas paridas u horras. Es indispensable que el ganado espere, que no huya ante la presencia de los madrineros, para apartar de estos las reses solicitadas.

6.2. Escasez de queseras en Apure
Según opinión de Fernando Calzadilla Valdez, la escasez o el abandono de la explotación de esta industria, él la atribuía a la carestía de la sal y la forma de negociarla

CONCLUSION:

En las relaciones socioeconómicas y culturales del peón de hato apureño, se ha dado un manifiesto proceso de transculturización, el cual se ha caracterizado por la difusión o infiltración de complejos o rasgos culturales de una a otra sociedad, es decir, esas influencias han sido unidireccionales, de allá para acá. Este hecho se ha dado por contacto entre dos culturas de diferente grado de evolución. En esa relación ha predominado el modo de conducta de la cultura mas evolucionada (foránea), absorbiendo a la que es menos avanzada, puesta de manifiesto en la pérdida de la idiosincrasia llanera o desaparición de la llaneridad.
De lo anteriormente expresado se infiere que el llanero se ha ido divorciando de sus raíces; con la lamentable perdida de los valores de pertenencia e identidad. En ese sentido la intención de este trabajo es defender el gentilicio llanero y que sea una propuesta seria, orientada a enfrentar esos patrones ajenos a nuestra cultura, que únicamente responden a los intereses de la Sociedad de consumo (Consuma y no piense). Porque detrás de esa vestimenta y estilos de vida, operan poderosas corporaciones transnacionales; que no les conviene que nuestros peones de hato utilicen sus ancestrales alpargatas, las cotonas, la faja, los pantalones chucutos, hechos con liencillo, cretona o crehuela o una franela blanca de algodón; vestuario mas económico y adaptado a las condiciones ambientales de nuestro medio; sino que utilicen modas y patrones de conducta ajenos a la realidad apureña, pero que generan sustanciales ingresos a dichas corporaciones.

FUENTES:

ACOSTA S, Miguel Materiales para la historia del folklore en Venezuela, Archivos Venezolanos de Folklore. Instituto de Antropología e Historia, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1967, Págs. 569.
CALZADILLA, Fernando Por los llanos de Apure. Vásquez y Asociados, Héctor Pérez Marchelli Editor, Talleres Cromotip, Caracas, 2006, Págs.347.
GALLEGOS, Rómulo Doña Bárbara, Biblioteca popular venezolana, Nro. 100.
Cantaclaro, Colección libros Revista Bohemia, Nro. 24, -------------------------- Bloque De armas, Corporación Marca, Caracas, 1985, Págs. 222
GONZALEZ Leopoldo Arichuna Bicentenaria, Editorial Andes, Bogotá, 1973. Págs. 315.
RODRIGUEZ, Adolfo El Hato venezolano entre la tradición y la modernidad Dirección Estudios del llano. San Juan de Los Morros. Noviembre 2002. Págs. 24.
RODRIGUEZ; Adelina La Formación del latifundio ganadero en los llanos de Apure 1750-1800. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Nro. . 193, Talleres de Italgráfica. Caracas, 1987. Caracas, Págs. 371.

 

 

 


Algunos vocablos utilizados:


Ajilar
Andar, moverse, actuar como es preciso y oportuno. Ir el ganado en fila.
Amadrinado
Se aplica a la res o al caballo sometido a un rebaño o madrina. Asimismo0 aquella res o caballo acostumbrado a andar en compañía de otro.
Amadrinar
Reunir el ganado bravío para formar un rebaño o madrina, con el recurso de una res que sirve de guía.
Apartar
Separar en grupos el ganado para clasificarlo.
Arreo
Conjunto de mulos o burros para transportar carga. Recua.
Bastimento
Provisión de comida que se lleva cuando se va de viaje.
Bestiero
Peón que se ocupa del cuidado de los caballos.
Botalón
Poste grueso de madera que se clava en medio del corral para amarrar las reses y amansarlas.
Bote
Recipiente de cuero de res, sostenido por cuatro estacas, que se utiliza para cuajar la leche con la que se elabora el queso.
Cabrestero o Cabestrero
Peón que conduce el ganado. Cachilapo
Ganado cerril que no tiene señal de propiedad.
Cajón
Faja de llanura entre ríos por donde corren los principales afluentes del río que le da nombre. Cajón de Arauca.
Calceta
Terreno plano y anegadizo de la sabana, de pequeñas dimensiones, que tiene vegetación baja, limitado por árboles y matorrales.
Caney
Cobertizo de palma sin paredes, sostenido sobre troncos donde se alojan los peones.
Capotera
Bolsa de tela gruesa, abierta por los dos extremos que se cierran o se abren con cordones. Es la maleta del peón de hato.
Chiquero
Corral para los becerros que está junto al de las vacas de ordeño.
Corraleja
Corral pequeño, mas largo que ancho , que se comunica con la Majada , en el que se separan las reses para trabajos especiales.
Cimarrón
Se aplica al ganado salvaje o cimarrón, que no ha sido amansado.
Cimarronera
Manada de ganado salvaje o cimarrón y lugar agreste donde este se reúne. Rochela.
Cuajero
Recipiente en el que se deposita el cuajo (estomago de la res) para hacer el queso.
Desmontrencar
Separar al becerro de la madre para poder marcarlo.
Enmatado
Se aplica a la res que se esconde en la vegetación de la sabana.
Enrejar
Atar el becerro con el rejo a una de las patas de la vaca durante el ordeño.
Falseta
Rienda de lazo que va sujeta al bozal del caballo.
Fundación
Hacienda ganadera, menor que el hato, que no tiene mas de mil reses.
Hatero
Propietario de un hato.
Hato
Finca rural de grandes proporciones, generalmente dedicada a la cría de ganado vacuno y equino.
Hierra
Acción y efecto de marcar el ganado con el hierro

http://tierrallana.blogspot.com/


PULPERÍA LA MARIPOSA

 


PULPERÍA LA MARIPOSA

Una vez más agradezco a los artistas plásticos y a los fotógrafos profesionales o aficionados a ese arte, quienes con sus hermosos lienzos y sus bonitas viñetas engalanan y contribuyen a la comprensión de estos trabajos. En este caso, doy las gracias al joven Gustavo Jiménez por haber hecho las magníficas tomas fotográficas; asimismo, me felicito, por cuanto, quien dibujó los GARABATOS que ilustran el croquis y la vivienda que cobijó a ese negocio, es quien garrapateó esta narrativa....

1. ¿QUIÉN FUE EL PULPERO JOSÉ DE JESÚS HURTADO?

En una entrevista que me concedió el músico (Bajo) guariqueño Vianney Díaz (Guayabal 1932) el día 3 de febrero del año 2021 en su domicilio situado en el ángulo noroeste del cruce de las calles Páez y Santa Ana del desaparecido Barrio El Mamón, diagonal al terreno donde estuvo establecido durante muchos años el popular negocio de víveres LA MARIPOSA, me informó que a mediados de la década de los años treinta, el comerciante guariqueño JOSÉ DE JESÚS HURTADO se estableció con su esposa (doña Margarita de Hurtado) en el ángulo sureste del cruce de las calles Páez y Santa Ana, donde vivía a sus anchas en una modesta, acogedora y hermosa vivienda de bahareque vio hecho realidad sus sueños.

LA MARIPOSA se instaló en una magnifica casa de techo de tejas de dos aguas, de tres anchos portones (dos que miraban hacia la Calle Páez y uno hacia la Santa Ana), uno de los cuales daba acceso a la casa de familia y otro al negocio; asimismo, poseía dos bonitas ventanas que daban hacia la Calle Páez, detrás un amplio corredor de tejas y al fondo un enorme patio donde se hallaba plantado en el centro un frondoso árbol de mango. En ese típico negocio de pueblo llanero, el avezado y simpático comerciante vendía víveres (arroz, casabe, frijoles, maíz en concha y pilado a granel, queso, manteca de cerdo por litros y una manteca vegetal marca Los Tres Cochinitos, kerosene para las cocinas y lámparas, astillas de leña para los hambrientos fogones, tabaco en rama; amén de estos rubros, el zamarro pulpero también vendía los solicitados preparados a base de caña clara y frutas (ponsigué, berro, guásimo y cuanta jodía se le ocurriera preparar…ja, ja, ja); asimismo, vendía una que otra copita de Rondón o de Aniceto al extenuado peatón que hallaba en esa pulpería un lugar de solaz y descanso, propicio para la grata tertulia. También, ofrecía las conocidas mascadas de tabaco en rama por cuartas…ja, ja, ja; además, las imprescindibles CARTERITAS (un frasquito de vidrio, atapuzao hasta la cacha de caña clara, del tamaño de una cartera de cuero que el consumidor guardaba en el bolsillo trasero) y las célebres MULITAS (idénticas a las CARTERITAS pero un treinta por ciento más grandes). Con la Carterita o la Mulita en la mano, el vicioso tercio -más puede el vicio que el juicio…ja, ja, ja- salía disparado de LA MARIPOSA a emburrase un trago tras otro, hasta quedar tendido en la acera largo a largo y al verlo en ese pesado y largo letargo, alguna vieja mojigata que iba rumbo a la capilla de la Virgen del Valle a darse golpes de pecho allá donde la vieja Paulina Salazar, le espetaba irónicamente:

-¡Qué vida tan dura…!

LA MARIPOSA era una pulpería ubicada en una esquina –donde preferiblemente se instalaban casi todos estos negocios- propiedad del guariqueño José de Jesús Hurtado, quien muerto e´ la risa vendía sus copitas de caña clara a un realito o a un bolívar. Entonces, circulaba en la Venezuela rural y agrícola la PESETA, moneda de plata Ley 835, equivalente a cinco reales, conocida también como BAMBA. En esa popular pulpería se hallaba un enorme mostrador de madera detrás del cual se apostaba muy servicial el zamarro MARIPOSO; también, adosadas a la pared estaban unas enormes estanterías de madera donde se exhibían los víveres; asimismo, estaba un banco de madera donde los jadeantes y sudorosos viandantes se sentaban a descansar, hablar pendejadas o a echarse un trago de Aniceto o Rondón... Mientras que en el fondo se hallaba un patio de bolas donde los sudados CONCAÑEROS, entre boches y arrimes, se emburraban uno que otro trago de berro, tamarindo, ponsigué o guama; por cierto, este trago los dejaba tendidos en el piso largo a largo, por cuanto, literalmente ese palo equivalía a UN GUAMAZO de Padre y Señor Mío que les propinaba el rolitranco palitroque… ja, ja, ja.

MARIPOSO (así lo apodaban cariñosamente los viejos parroquianos) era un simpático catire, gordito, retaco, pelo liso, de aproximadamente sesenta años de edad que no usaba sombrero y que además, decían que le daba duro a la lengua…ja, ja, ja, a quien algunas veces su esposa lo ayudaba a atender el negocio y a darle las merecidas ñapas a los muchachos y anotar en la ajada libreta el fiao que diariamente le solicitaban sus asiduos deudores, de los que algunos se le iban con la cabuya en la pata…ja, ja, ja.

2. LA PULPERÍA LA MARIPOSA Y SU HINTERLAND…

Ante todo expreso mi tristeza, por cuanto, observo que San Fernando es un pueblo de CASAS MUERTAS, donde a cada rato se mira el feo rostro representado en las ruinas de las viviendas abandonadas (la vieja sede del Hospital Acosta Ortiz –calles Sucre y Palofuerte- La Mascota –Calle Queseras del Medio y 19 de abril- la casa de la Familia Díaz –Calle Bolívar y Arévalo González- y LA MARIPOSA –Calles Páez y Santa Ana- entre muchísimas más), invadidas de maleza y convertidas en BASUREROS con la consabida contaminación visual, sanitaria y refugios de gente de mal vivir. En virtud de esa dramática realidad me refiero a LA MARIPOSA, donde en su lugar ahora se halla un terreno abandonado mutado en un BASURERO, donde hace unos años había un cartel que anunciaba que ese terreno pertenecía al Colegio de Abogados del Estado Apure; tal vez advirtiendo a los posibles invasores que se las iban a ver negras si se metían en esa “Propiedad”. Yo le aplicaría a esa gente el viejo aforismo: NI LAVAN NI PRESTAN LA BATEA… ja, ja, ja, por cuanto, sino utilizan ese bien, debería ser donado a una institución social sin fines de lucro para que construya un parque infantil, una escuela, un centro de salud o en todo caso, un patio e´ bolas…ja, ja, ja.

Pero volviendo con la idea del entorno de la pulpería LA MARIPOSA, voy a referirme al resultado de las entrevistas que me concedieron viejos vecinos de LA MARIPOSA como son: el músico (Bajo) Vianney Díaz el 3 de febrero de 2021 y la que el 4 de septiembre de 2021 me permitió hacerle en su hogar, el matrimonio integrado por el ingeniero agrónomo Julián Guevara y su esposa, la docente Yolanda Graterol, quienes viven en la Calle Santa Ana (a media cuadra de La Mariposa). Me contaban los entrevistados que diagonal a la ancestral pulpería (ángulo noroeste del cruce de las calles Páez y Santa Ana) se hallaba una casona de dos aguas, de techo de tejas, piso de cemento y amplios corredores que miraban a un bonito jardín, propiedad de Don Jesús Cadenas, que después perteneció a Don Marcelo Laprea y su esposa doña María Zácaro de Laprea, quienes junto a sus hijos, Aída y Omar, vivirían allí durante muchos años. Por cierto, a esa casona los parroquianos la bautizaron coloquialmente la Casa de los Laprea. Fue el hijo de este matrimonio, el médico Omar Laprea, quien se la vende a su colega, el médico cirujano José Elías Ettegui (Entonces, atendía la consulta en el viejo Hospital Pablo Acosta Ortiz, situado en el cruce de las calles Sucre y Palofuerte y su consultorio privado en la casa de sus suegros, la familia Ortiz, situada en el cruce de las calles Sucre y Ricaurte). Demás está decir que este galeno no habitó la casona de los Laprea, la cual se hallaba abandonada hasta el año 1990, cuando la vendería en Bs. 100.000,00 al músico y chofer de plaza Vianney Díaz, quien la echaría abajo para construir en el año 1991 el caserón de dos plantas (ver imagen), que a la usanza de las antiguas Casas de Vecindad de antaño destinaría al alquiler de habitaciones.

Frente a LA MARIPOSA, en el ángulo suroeste del cruce de las calles Páez y Santa Ana, vivía la familia Izquierdo (ver fotografía de una pared azul) en una viviendita cuya entrada era por la Calle Páez. Por cierto, al frente la casa exhibía un bonito jardín engalanado de rosas, azucenas, dalias, tulipanes, plantas medicinales y donde además proliferaban árboles frutales y unas bonitas matas de granados y de cerezas, cargadas hasta las metras de rojas cerecitas que hacían las delicias de quien garrapatea estos garabatos...ja, ja, ja.

La familia Izquierdo estaba constituida por tres hermanos: Ramón, Juanita y Gerónima (a) La Nona. En esa casa, las Izquierdo fabricaban una Colita marca ZETA –una deliciosa gaseosa- envasada en una botellita de vidrio transparente del tamaño de una cerveza tipo Pilsen, donde resaltaba una bonita etiqueta en la que se hallaba impresa una “Z” y por eso se le llamaba Colita Zeta, las cuales se distribuían en sacos de Fique (Coleto). También vivía con ellas una sobrina (hija de un hermano llamado Julián Izquierdo) de nombre Yolanda Izquierdo, quien también le metía el pecho al negocio, envasando las botellitas de cola. Pasados los años las Izquierdo se mudaron a Maracay, donde se residenciaron en la popular Urbanización Las Acacias, donde con el transcurrir de los años fallecieron de viejas… ja, ja, ja.

En el ángulo noreste del cruce de las calles Páez y Santa Ana, había una hermosa viviendita de bahareque y techo de tejas, que al frente poseía un pequeño jardín protegido por una cerca de alambre gallinero, donde destacaba un hermoso arbolito de merey. Esa casita era propiedad de los hermanos González (Luís y Aurelio), quienes se la venden a un hijo de José Rafael Estévez (a) Rajuñao quien fuera distribuidor de las acreditadas revistas: Momento, Elite, Venezuela Gráfica, Gaceta Hípica y de los diarios El Nacional, El Universal, Ultimas Noticias y La Esfera; asimismo era propietario del único sellado del Cinco y Seis en San Fernando, que estaba situado en la Calle Peñaloza frente a la Plaza Libertad (donde ahora se halla el Hotel La Torraca). El comprador de la hermosa viviendita, en la década de los años ochenta, sin que se le agüe el ojo o se le enfríe el guarapo la echa abajo y en su lugar construye una casa de dos plantas (ver imagen de una edificación de colores morado y negro) donde vivió hace unos años Jorge Estévez (nieto de Rajuñao) casado con una hija del trompetista Nelson Hernández (a) Cabo Luis. Lo cierto es que en la década de los años ochenta se estableció en esa edificación la FARMACIA LA MARIPOSA cuyo número de teléfono 2099 aparece en un anuncio de un diario local, donde además de indicar los días de turno destaca la dirección: Calle Páez con Santa Ana. Hoy ya esa farmacia no funciona en esa esquina, por cuanto, ahora se halla domiciliada en la Avenida Chimborazo frente al viejo Cementerio Municipal. Por cierto, Luís González era el esposo de la periodista Margarita Medina de González, quienes en su casa poseían un pilón donde se trillaba arroz y se pilaba maíz en concha, la cual estaba situada en la Calle Santa Ana, entre calles Sucre y Páez, frente a la casa de familia de Don Tomás Noguera, quien tenía una PESA (venta de carne al detal) en el desaparecido Mercado de Barrio Número Uno, situado en la Calle Sucre, entre calles Coto Paul y Santa Ana. Don Tomás era el padre de Rogelio y Atilio Noguera, quienes tenían en la Calle Fonseca frente a la Plaza Libertad una venta de repuestos automotrices llamada REPUESTOS NOGUERA y quienes serían los fundadores de la pionera empresa de transporte de pasajeros en camionetas rancheras (ocho puestos) a Maracay y Caracas, siendo conocida como LÍNEA NOGUERA. Por cierto, los hermanos Noguera eran hijos del matrimonio de don Tomás Noguera y doña Juanita Aponte de Noguera, hermana de Jesús Aponte quien fue propietario de la ferretería AGENCIA ROYAL situada en el ángulo sureste de la intersección de las calles Bolívar y Juan Pablo Peñaloza diagonal a la Plaza Libertad y del TEATRO CINE ROYAL que funcionaba en el sureste del cruce de las calles Bolívar y 24 de julio. Entonces, en San Fernando, el servicio de electricidad comenzaba a las seis de la tarde hasta las once de la noche y no fue, sino hasta el año 1953 cuando comenzó a prestarse las veinticuatro horas del día; por lo tanto antes de ese avance, los cines funcionaban a partir de las siete de la noche, hora en que la planta eléctrica encendía sus motores hasta las once de la noche, la cual funcionaba en la Calle Bolívar, entre calles Coto Paul y Santa Ana, donde ahora se halla la sede administrativa de CORPOELEC. Al lado de la casa de familia de don Tomás Noguera vivía una reconocida costurera, conocida como doña Lorenza y su hija Rosalía, quien se casó con el húngaro Juan Mori, con quien concibió a Juancito, Miguel (a) El Negro y Rosita, conocida como la Maestra Mami, que impartía clases en la escuela Mac Gregor. Por cierto, los padres de Juan Mori, vivían en una bonita casona situada en el Puerto El Guasimito (intersección de las calles Comercio y Urdaneta), donde tenían un taller de reparación de armas de fuego conocido como TALLER PANONIA.

Al lado de la casita de los hermanos González, siguiendo por la calle Páez rumbo al Puerto Mi Cabaña, estaba la casa de la familia Hernández, constituida por Pedro Hernández, reconocido técnico en refrigeración, su esposa, la señora Antonia de Hernández y sus seis hijas: Lérida, Teresa, Edda, Beatriz, Neller e Ismary, la menor de todas. Siguiendo por esa misma acera vivía la familia Chaparro, constituida por la hermana mayor, conocida como Marcolina Chaparro y cuatro hermanos, quienes tenían una modesta pulpería donde vendían tabaco en rama, astillas de leña, maíz en concha y pilado, kerosene, cambures, topochos, estiércol y café tostado. Lo cierto es que ellos eran apodados coloquialmente Los Tostones, tal vez, por ser casi todos minusválidos. Lo paradójico del asunto es que estos personajes ofrecían sus servicios como Auxiliares de fisiatría. En ese sentido, exhibían ostentosos en la pared de su casa un burdo cartel que anunciaba: Se reparan torceduras, se entablillan brazos y se componen piernas descompuestas; también se enderezan las cuerdas amontonadas; asimismo se dan masajes, etc. Lo cierto, es que estos personajes eran muy trabajadores, siempre ocupados en un oficio, había uno de ellos que llevaba colgados de su ropa: peines, corta uñas, yesqueros, espejitos, navajitas y de su mano derecha un maletín donde llevaba el resto de la mercancía; es decir, ese tercio era una quincalla ambulante. Otro de los minusválidos hermanos se le veía sudoroso arreando por delante un carrito de helados; lo cierto es que estos personajes jamás se les vio pidiendo limosnas. Frente a la casa de la familia Chaparro vivía el célebre arpista apureño Ruperto Sánchez, quien animaba los parrandos que se hacían en El Remolino (Calle Coto Paúl con Sucre), El Águila Real (Calle Sucre con Urdaneta), El Hijo de la noche (Calle Sucre, entre calles Urdaneta y Queseras del Medio), El Verdún (Calle Páez con 24 de julio) y Botellofón (el célebre botiquín de Juanita Oviedo que le dio nombre a una esquina situada en el ángulo noroeste de la intersección de las calles Muñoz y 24 de julio).

CONCLUSIÓN:

Hoy ya no está la bonita casona de techo de tejas, de paredes de bahareque, de puertas y ventanas de madera, piso de cemento y de enorme patio que un día cobijó a la PULPERÍA LA MARIPOSA, que hasta mediados de la década de los años sesenta fue un popular punto de encuentro de los sanfernandinos y una referencia geográfica. En su lugar ha quedado un terreno abandonado al que algunos vecinos han cogido para basurero y por lo tanto, hoy es un foco de contaminación visual y sanitaria. Tampoco, está LA FARMACIA MARIPOSA (ángulo noreste del cruce de las calles Páez y Santa Ana). Tal vez fue bautizada con ese nombre en honor a la desaparecida pulpería que le dio nombre a una popular esquina del ancestral BARRIO EL MAMÓN (ahora Barrio Centro-Valle) de la Ciudad de la esperanza.

Hablar de LA MARIPOSA, es referirse a un SÍNDROME DE IDENTIDAD PERDIDA… de un pueblo llanero, donde ni siquiera las calles poseen un anuncio que las identifique; tampoco, flechas que indiquen el sentido del tráfico vehicular y peor aún, en cuanto a las esquinas de la zona histórica, ninguna de ellas poseen nombres.

FUENTES:

Bibliográficas:

ARANA PÁEZ, Hugo Borraduras de ciudad

CASTILLO, Franco El último violín

DECANIO, Edgard Repuntes dos. El San Fernando de ayer

Hemerográficas:

LAPREA SIFONTES, Pedro Esquina La Mariposa. Diario El Llanero. Año V. 11 de abril. Número 391. San Fernando. 1981. Págs. 16.

Orales:

Vianney Díaz

Yolanda Graterol de Guevara

Julián Guevara

Testimoniales:

Arana Páez, Hugo

 


ROGELIO DECANIO D`AMICO

 

ROGELIO DECANIO D`AMICO

Médico Pediatra. Nace en San Fernando de Apure el 27 de octubre de 1913. Hijo de Teófilo Decanio y Rosa Serafina Dámico. Bisnieto del General Francisco Antonio Arnao.

Realiza sus estudios primarios en su ciudad natal y gran parte de los estudios secundarios Posteriormente ya establecido en la Ciudad de Caracas inicia sus estudios y se gradúa de Médico Cirujano en Facultad de Medicina la Universidad Central de Venezuela en 1939.

Sus pasantìas en el área de pediatría las realiza en el hospital Vargas de esa ciudad. La tesis doctoral es El acido Ascórbico en el Tratamiento de la Tosferina.

Se desempeña como Puericultor de la Unidad Sanitaria de Ciudad Bolívar en 1939-1941 y del Dispensario de la Cruz Roja Realiza curso de Protección a la Infancia en Montevideo, Uruguay, en 1952. Confecciona tareas de perfeccionamiento de sus conocimientos pediátricos, entre ellos Curso de Pediatría Social en el Centro Internacional de la Infancia en Paris (Francia) entre 1961 y 1962. Sigue su residencia en Ciudad Bolívar, donde fue Jefe del Servicios de Niños de Hospitales Municipales. Miembro de la Junta de Beneficencia Pública del Distrito Heres del

Estado Bolívar y Secretario del Consejo Venezolano del Niño en el estado Aragua y miembro del equipo médico de los Seguros Sociales de ese estado.

Ha mantenido su actividad profesional pedriatica en el oriente del país con destacada participación en el área infantil desde el punto de vista médico y social. Residió en Ciudad Bolívar.

FUENTE: Tomado de FIGURAS MÉDICAS EN APURE, LA HISTORIA Y LA MEDICINA EN APURE de William Acuña Loggiodice. San Fernando de Apure, junio de 2008.


 
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