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jueves, 23 de septiembre de 2021

EL COLEO EN GUASDUALITO

 



EL COLEO EN GUASDUALITO

Abren la puerta del coso
y los coleadores aprestos,
Ramón Ceballos que es diestro
seguro que saldrá airoso.
Vicente Crespo un coloso
en lomos de un rucio moro,
peleando la cola del toro
se empecha Samuel Quintero
Porfirio y Fedor Agüero,
todos coleadores de oro.

En referencia al coleo en Guasdualito es difícil precisar con exactitud sus inicios, pero teniendo en cuenta los antecedentes de esta práctica en el vasto llano venezolano, no es errado afirmar que siendo una población fundada con fines ganaderos la práctica del coleo en esta población venga desde los mismos tiempos coloniales. Una vez establecidos los primeros hatos ganaderos la ganadería en el pintoresco poblado se desarrollaría con gran auge. En referencia a lo afirmado, Botello, O. (1998: 39) en su publicación Guasdualito navegación por su historia, señala:
“La misma relación del gobernador Fernando Miyares Pérez da cuenta de la presencia de 9 hatos y 8 trapiches de cañas de azúcar; en los hatos se contaron 15.502 cabezas de ganado vacuno, 2.561 de ganado caballar y 65 mular para un total de 18.128 cabezas de ganado”. (Sic). (Fin de cita).

Lo anterior citado refleja el inicio exitoso de la incipiente ganadería desde los años fundacionales, y con la actividad: la práctica de tumbar reses y morlacos se mantendría generacionalmente. Ya en las primicias del siglo XX la destreza del coleo en la población e Guasdualito se convertiría en un entretenimiento popular, consolidándose a mediados del lapso en referencia con la participación de coleadores y toreadores en mangas que se improvisaban por la Vieja Calle Real (hoy avenida Miranda) y años después teniendo como manga alterna la calle Sucre. La afluencia del público y la participación de curiosos daban un colorido y alborozo único a los toros coleados añejos, aun recordados por muchos guasdualiteños que tuvieron la oportunidad de vivir y presenciar una época única que se fue suprimiendo a medida que la parafernalia de un supuesto progreso aniquilaba los vestigios del Guasdualito bucólico.

Para las festividades de Nuestra Señora del Monte Carmelo referida comúnmente como Virgen del Carmen, realizada tradicionalmente el 16 de julio, algunos hacendados y dueños de hatos cedían sus toros para que sirvieran de atractivos en el espectáculo llanero. Ganaderos como Daniel García, Alfonso Grieco, Serapio Medina, Julián Urbina, Francisco Padilla, Lorenzo y Jesús Zapata, Evaristo y Juan Sánchez, Elías Hurtado, Pedro Arias, Pedro Guedez, Manuel Rondón, Luis Carvallo, Tom Heredia, Manuel Orozco, por mencionar algunos, fueron consecuentes con esta festividad que adquirió mucho auge, pues en ella participaba todo el pueblo acompañado por conjuntos musicales, premiados los sobresalientes tumbadores con monedas que arrojaban desde las puertas de las casas los más acaudalados y con las flores y cintas entregadas por hermosas muchachas ubicadas en el balcón ferial circunstancial. Sin duda alguna un notorio y colorido espectáculo popular.

Entre los coleadores de todos los tiempos que se recuerdan, cuya agilidad y destreza para tumbar los toros eran compensadas con los vítores y aplausos de los asistentes deben mencionarse por obligatoriedad y tributo a: Mercedes Ramón Ceballos, de contextura delgada moldeada con las faenas del llano, en un cebruno frontino muy difícil que no tumbara un cacho y muela; Samuel Quintero, otro coleador de coleada segura; Vicente Crespo, considerado por conocedores de la materia como el mejor coleador local, un espectáculo en las mangas particulares y foráneas, cuyo retiro fue debido a una lesión de su muñeca derecha en plena coleada, lamentablemente recién fallecido; Domingo González, campeón binacional de coleo; Ramón Porfirio Ceballos; Fedor Agüero; Omar Yánez; Pedro Alberto Aguilera; Ismael Roa Ramírez (corraleño), además de buen coleador un audaz toreador, muy notorio cuando brincaba la talanquera y empezaba a trastear el toro con su manta llanera, realizando unas faenas llamativas. En esa constelación elitista se incluyen a: Manuel Centella, Juan Arecio Guzmán, Luis Zapata, Tocoto y Carlitos Padilla, Tomas Guillen, Luciano Ramírez, El Sute Tapia. Espectáculo aparte era el caballo Medallita que don Cipriano Cabanerios en la manga hacia bailar; Boanerge Navas, de hercúlea fuerza; Iván Zapata; El Popular Pelón; El Negro Cheo Echenique, difícil con una coleada nula; Rodrigo Centella el poeta coleador, quien llegò a laurearse un sub-campeonato nacional, dedicado luego a la canción llanera. Como recordado amarrador de La Manga Bravos de Apure la referencia a citar es Leobardo Jiménez (a) Pata e’ Tarea. Entre los animadores se recuerdan a El Guate Presente, Martin Garabato, Charles Guillen (ojo e´ garza capitán de manga) y Leandro Duran (se vino, se vino el toro) y otros.

Hoy día a pesar de las dificultades el coleo en Guasdualito mantiene vigencia, diversas asociaciones y empresarios como los hermanos Rangel (Ranzan), José “Bola” Contreras, se han encargado de que la llama del deporte nacional no se extinga en el olvido ante la indiferencia cultural que lentamente degrada nuestro gentilicio e idiosincrasia. Lo comentado en los párrafos nteriores es parte de nuestra identidad socio-cultural, parte de nuestra historia contemporánea la que día a día se escribe con diferentes grafías y tintes, y en la cual cada uno de nosotros somos los escribientes.

 


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