Cachamón,
cuentos del Apure
Autor:
Julián Rivas
En Morrocoy, a orillas de la carretera San
Fernando-Achaguas, está la finca del hombre de quien dicen que hizo pacto con
el Diablo.
Por mucho tiempo se ha hablado de esto en
Apure. Así que quien no crea lo que relato, debe saber al menos que este es un
cuento cuyo autor es el pueblo.
En todo caso la finca tiene entrada a orillas
de la carretera, en Morrocoy. Pasando una curva está la finca de los Márquez,
San Andrés.
La entrada de la finca de A. Lugo está
cercada con tela metálica, lo que la distingue porque en el llano se acostumbra
a delimitar con madera y alambre de púas.
Y es curioso, un ordenado parquecito da
acceso a la casa, lúgubre en las noches. Así se ve desde la carretera. Las
luces parecen que proceden de velas. Pero el parquecito tenía candelabros
eléctricos, al menos hasta hace poco.
Sobre unas pilas de cemento, al borde del
pasillo de entrada, de lado y lado, se levantaban bustos de próceres de la
Patria: Pedro Camejo, el Mariscal Sucre, Simón Bolívar, el general Páez.
Hubo un tiempo en que el viejo propietario
contrató un cura. Su finca era muy rica, abundaban los toros de engorde. Los
maledicentes dicen que eran toros negros. La finca se internaba varios
kilómetros en este cajón del Apure.
El viejo fue un hombre de estatura alta, pero
con el tiempo se fue encogiendo, doblando.
Los bustos, el cura y las imágenes
religiosas, los velones eran usados como una contra, pretendían conjurar al
Diablo. Dicen que el viejo de joven hizo un pacto con el demonio que luego no
quería cumplir.
Por supuesto que un viejo rico tenía familia,
en la ciudad, en una calle principal de San Fernando. Con el tiempo ya ni
volvía. Además, por los campos vecinos tenía queridas, empleados para hacerle
mandados.
Y dicen que Cachamón era un muchachito pobre
al que el viejo le tuvo especial afecto. Hasta le dio aposento. Pero a medida
que Cachamón crecía los muchachos de los campos y en Achaguas, a unos ocho o
diez kilómetros, comenzaron a decirle que tuviera cuidado. Que el viejo tenía
un pacto con el Diablo y no quería cumplir.
Algunos aseguran en San Fernando que un cura
mercantilista le dio asilo al viejo durante una época en que el demonio lo
buscaba con insistencia.
Dicen
que el demonio era un sujeto que vestía muy arreglado. En cambio el viejo
siempre estaba de alpargatas y pantalones cortos. Con tanto real.
Es
que los peones no aguantaban. Apenas amanecía abandonaban la finca, a muchos
los prevenían de trabajar con el viejo, hasta el cura lo abandonó.
Con
Cachamon ocurrió lo mismo. Una mañana entró a la casa un hombre muy raro. Llego
montado en un caballo muy adornado. Habló con el viejo en un corredor. Hubo un
momento que Cachamon escuchó: “No te preocupes. Yo te voy a dar el ovejo más
gordo que tengo aquí”.
Cachamón
recordó el instante por qué le decían Cachamón. Su gordura recordaba a una
cachama con peso extra. No lo pensó mucho. Salió sigilosamente de la habitación,
de la casa, cruzó el jardín Con
estatuas, abrió la tela metálica y cogió carretera. Pegó una carrera que no
paró hasta llegar a la puerta de la iglesia del Nazareno de Achaguas.
Esto
lo contó Cachamón pasado el momento de terror.
Algunos
dicen que el viejo desapareció una noche muy oscura. El ganado desapareció y la
finca entró en el abandono. Por las noches sólo se veían las disminuidas luces.
Un hombre que había estado en las guerrillas del Alto Apure en los años sesenta, invadió la finca y apareció muerto.
En Apure se hacían chistes sobre quién quería esa finca. Nadie. Hasta que hace poco tiempo aparecieron unos colombianos. Esta gente llega a Apure ofreciendo dólares por tierras. Supuestamente un nieto del viejo vio el chance de ganar una plata. En cierto sentido también se desprendería de mucho de ese pasado indescifrable.
Ahora, sería interesante aclarar cómo miles de hectáreas han pasado a manos de colombianos en Apure.
Es curioso, un esbirro del gomecismo, Vicenzio Pérez Soto, tiene como gobernador de Apure el merito de ser el mandatario regional que más ha hecho por darle decoro a los campos históricos donde con sangre nos ganamos la independencia. A la vez Pérez Soto hace cien años prohibió vender tierras a los ingleses.
Lo cierto es que hay que tener cuidado con la oligarquía colombiana, que tiene pactos con los diablos: Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) e Israel.
Ah, a eso del estado de excepción hay que sumar al municipio Cedeño del estado Bolívar. El saqueo promovido desde Colombia es grande: oro, diamantes, coltán, cuarzo, madera, plátanos, bauxita, gasolina. Pareciera que por allá está el barbarazo. Y como la carretera está destrozada el saqueo es mayor. Hay que arreglar la carretera Caicara del Orinoco-Puerto Ayacucho. Ahora los buses sólo llegan hasta Pijiguaos. El servicio es malo y caro.
¡Cuidado con los diablos!
Esos bichos salen y cobran los errores.
1 comentarios:
Excelente hasta que te metiste con Israel . Chao contigo
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