Manuel Luna |
El Sentimiento Apureño de Manuel
Luna
Prof. Elvin Barreto Guédez
ebarreto@usb.ve
Universidad Simón Bolívar
Dpto. de Formación Gral. y Ciencias
Básicas
En el
fundo Vista Hermosa, cercano al viejo pueblo de San Rafael de
Atamaica, en el bajo Apure; encontramos a Manuel Luna, conocido entre sus
paisanos y amigos con el remoquete de blanco pobre, dado por el
pescado que es común en la zona.
Manuel nació
el 7 de diciembre de 1925 en Las Guaiquitas, sabanas del renombrado
hato La Candelaria – el mismo que evoca Antonio José Torrealba
Osto y Rómulo Gallegos – cercano a San Miguel de Cunaviche del estado Apure.
“Sesenta y
seis leguas de sabanas tiene La Candelaria, desde La Culata hasta La Trinidad…”, nos dijo Manuel, quien conoce
desde que era un niño esos parajes como si fueran las palmas de sus manos y que
además recorrió, estando mediano, arreando reses y bestias.
Encontramos
a Manuel en los quehaceres del fundo con la camisa abierta, los pantalones
arremangados y calzando botas de hule. A pesar de sus años, se mantiene
vigoroso, con una sonrisa y un cacho a flor de labio.
Se contentó mucho al saber de nuestra visita y luego de saborear el tinto y
entrar en calor, iniciamos la entrevista preguntando acerca de sus inicios en
la música de las sabanas, contestando:
A los
dieciséis años empecé a tocar arpa oyendo a famosos como Julián Sánchez
y Gabriel Lamuño. Yo hacía mis propias arpas poniéndoles alambres de cobre
y tripas de puerco espín. Mi primera arpa grande me la hizo mi padrastro Julián
Tomedes, que también era músico. Mi primer baile lo toqué en San Nicolás, en el
camino a San Rafael, en la casa de Esteban Macea. Después me iba por el río con
el coplero Delfín Coboruco ó Curuco, como le decíamos, a tocar hasta Ciudad Bolívar y Valle de
La Pascua…
Prosiguió
contando su historia Manuel Luna:
…Estando
en Caracas para el año cincuenta y dos me metieron con el conjunto número cinco
de los juancheros de la polar, junto con Pedro Emilio Sánchez, que era el
cantante. Estuve dos meses con el conjunto y después me fui pa’ mi pueblo…
Hasta que recibí un telegrama firmado por mi compadre Julio César Sánchez
Olivo, que me decía que Loyola necesitaba de un arpista…
Luego de esa
breve experiencia en una de las veintenas agrupaciones musicales llaneras que a
lo largo del país organizó por aquellos años la industria cervecera Polar, para
amenizar fiestas patronales y eventos promocionales de la pecaminosa bebida; se
le presentó a Manuel Luna la oportunidad de acompañar con el arpa a
uno de los más renombrados cantores llaneros de todos los tiempos, al
guariqueño Ángel Custodio Loyola, quien ya venía en ascenso su fama artística.
Dos hombres emblemáticos de la música llanera:
Omar Moreno Gil y Manuel Luna. Al fondo, el río Atamaica.
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Cuenta
Manuel Luna:
…Ensayamos
y me quedé con Loyola. Iba de retirada el arpista Lucio Mendoza. Loyola y sus
guariqueños eran muy famosos. Estuve con ellos por cinco años. Con mi compadre
Loyola grabé por primera vez: “Llanero contramarcado”, “Puerto Miranda”, “El
cimarrón”. Estos dos últimos con música mía. Con Loyola y sus guariqueños
grabamos en total nueve volantes, que eran los discos chiquitos de cuarenta y
cinco que traían dos temas. Era tanta la confianza que me tuvo en vida Loyola,
que me hizo director del grupo. Recuerdo que estuvimos de gira por Caracas, San
Juan de los Morros, Valencia, Maracay, Guanare, Acarigua y Barinas. Por cierto
que en esa gira, Loyola hizo la letra del pasaje “A Barinas”, con música mía…
Continuó
explicando Manuel, que tuvo que abandonar a Ángel Custodio Loyola y su
agrupación para el año 1960, por motivos familiares: “Tuve que escoger
entre Loyola y mis hijos…”. Entonces, Manuel se residenció en San Rafael de
Atamaica para dedicarse con su esposa Emma Emperatriz Gámez a levantar la
familia, un total de nueve párvulos, cuatro de ellos con dotes musicales. Años
después de nuestra vista, doña Emma murió de una penosa dolencia, en San
Fernando de Apure.
A pesar de
las atenciones a la familia y el fundo, para Manuel no fue nada fácil
desprenderse de la música. Poco después, ha mediado de la década de los
sesenta, empezó a ser frecuentemente visitado por un arpista que se iniciaba en
el mundo de la música y la grabación, ese era Omar Moreno Gil. Omar, en su
condición de director artístico de las disqueras Cachilapo y Discomoda,
visitaba a Manuel y a otros músicos en búsqueda de material para grabar en los
estudios que se encontraban en Caracas.
Dijo Manuel:
…Omar
viene desde hace muchos años hasta mi casa, acá en San Rafael, a buscar
composiciones y letras mías. Muchas fueron grabadas en Caracas por los copleros
José Francisco Montoya, Jesús Moreno, Eloy Morales, Nelson Morales…
Centro Cívico Cultural Don Manuel Luna, en San Rafael
de Atamaica (edo. Apure).
La fama de
compositor de Manuel tomó resonancia nacional con el pasaje Sentimiento
apureño, siendo la letra de este emblemático tema llanero de dos poetas de
postín: Valentín Carucí y Pedro Emilio Sánchez. En relación a Sentimiento
apureño, existe una anécdota que nos contó Omar Moreno Gil:
En una
ocasión Pedro Emilio Sánchez estuvo de paso por Apure y escuchó una música de
arpa que le impactó. Se decía que era autoría de Rogelio Gómez, que era arpista
y policía de profesión. Como hombre ladino, Pedro Emilio memorizó ese pasaje y
como no tenía letra, se la compuso. Fue a Caracas y se entrevistó con su cuñado
Valentín Carucí y le propuso que buscara un cantante y un arpista para
grabarla. Valentín nos buscó a José Francisco Montoya y a mí, aceptamos e
inmediatamente ensayamos con el trozo de letra que recordaba Valentín. Pedro
Emilio debía presentarse el día de la grabación con el resto de la letra, pero
no llegó. Entonces, Valentín decidió completarla con su puño y letra…
“El éxito
nos estaba estrechando…”, nos dijo Omar, pues, grabaron el pasaje y otros temas en enero de 1965 en
los recién estrenado estudios de sonomatriz de la Fábrica Venezolana del Disco
(FAVEDICA), para el sello Discomoda, que dirigía César Roldán.
Montoya y Omar bautizaron con el nombre de Sentimiento apureño el
pasaje grabado, que seguidamente se convirtió en un éxito musical, siendo el
inicio discográfico de José Francisco Montoya junto con el arpa de Omar Moreno
Gil.
Pedro Emilio
Sánchez y Valentín Carucí compartieron la autoría de la letra y la música,
finalmente, resultó pertenecer a Manuel Luna y no a Rogelio Gómez. Para aquel
tiempo, Montoya y Omar se entrevistaron con Manuel y éste les firmó una
autorización en donde se reivindicaba como autor musical de Sentimiento
apureño. La calidad de posteriores producciones musicales de Manuel Luna
demostró quien era el verdadero compositor.
Placa del Centro Cívico Cultural Don Manuel Luna.
Otro
importante pasaje de la letra y música del cunavichero Manuel Luna, grabado por
primera vez en la voz de Jesús Moreno y el arpa de Omar Moreno Gil, es Camino
de mi esperanza. Una de las estrofas se lee así:
Si los caminos se mudan
en mi no esperes mudanza
porque siempre soy el mismo
aunque tenga tardanza…
Otro tema
renombrado, autoría musical de Manuel Luna es Los maizales, con la
letra del poeta barinés Eduardo Hernández Guevara. Con el pasar de los años y
el éxito de sus composiciones, la casa de Manuel Luna empezó a ser frecuentada
por cantantes nacionales, en solicitud de composiciones para grabar.
En
reconocimiento a su labor artística, el gobierno municipal de San Fernando de
Apure inauguró el 22 de agosto de 1998 el Centro Cívico Cultural Don
Manuel Luna, el más grande e importante de la localidad, en donde se
imparte a la juventud de San Rafael y sus alrededores, clases de arpa y otros
instrumentos musicales.
Despedimos a
Manuel Luna y su familia, hasta un próximo encuentro de letras y arpegios en el
llano adentro.
(Trabajo de
campo y fotografías efectuados por el autor, el 25 de febrero de 2006 en San
Rafael de Atamaica, edo. Apure)
FUENTE: http://tierrallana.blogspot.com/
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