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lunes, 18 de mayo de 2020

SEVERO ESPAÑA





Severo  España 

Autor: Alexis Machado


Severo de Jesús España Padrón, emerge al mundo en tiempos de guerra a escala global (06-11-1916) proveniente de la cepa originaria del llanero fehaciente, como la de sus padres, con ese orgullo de la  ancestral esencia campesina de la Venezuela rural, que continúa vibrando más allá de su permanencia terrena y su estadía entre los suyos, que albergó la bizarría en cada fibra recóndita de su alma fortificada, noble y sencilla pero con el sello de la tenacidad implícita en sus acciones de cada batalla que la vida le puso como prueba en ásperas circunstancias. Vivió su etapa de niñez supeditada al rigor que imponían las tradiciones y costumbres de su época, imbuido en un modelo de crianza que difiere en gran medida con los tiempos actuales.

Entre los siete y once años de edad asiste en Cunaviche a la escuela de su único maestro, Don Cosme López Hurtado; Quien le transmitió un bagaje de conocimientos elementales que formaron la base del amplio aprendizaje autodidacto y versátil; Complementado por las enseñanzas que asimiló de sus experiencias dentro de ese acontecer complejo de la vida con sus multiplicidades de sucesos triviales y cruciales a lo largo de su existencia.

         A los diez años de edad, (1.926) al lado de sus padres se traslada del fundo “La Quesera” desde los “Los Estados” hasta el fundo “San Antonio”, sector el “Médano”. En 1.929 se mudan nuevamente, en esa oportunidad para el vecindario “Cunavichito”. En 1.933 se traslada con sus progenitores desde “Cunavichito” hasta el fundo “La Esmeralda” en las cercanías de la población de Cunaviche. En 1.934 muere su madre, Doña Rafaela Indalecia Padrón de España, cuando Severo contaba con 18 años de edad. En 1.936 contrae matrimonio con Juanita Espinosa; quien era hija de Doñas Ursula Ramona Espinosa y Don Manuel Loreto Báez.
         En la efervescencia de su juventud, Severo demostró poseer algunas habilidades y destrezas en la música autóctona de su tierra, ejecutando con desenvolvimiento la mandolina y el cuatro de forma ocasional; además de vocalizar la canta criolla en cada una de sus modalidades.
         El 12 de Enero de 1.938 nace su primer hijo. Al lado de su padre Don Brígido Antonio España y de su único hermano Rafael Ignacio España Padrón, permanece en el fundo “La Esmeralda” con su esposa e hijo primogénito recién nacido hasta los primeros de Marzo de 1.938, cuando decide marcharse con Doña Juanita y el pequeño Sótico Modesto en pañales hacia el vecindario “San Vicente” para ejercer el oficio de “Chicharronero” en dos burros de silla y otro burro enjalmado con una carga de trescientos bolívares en víveres y corotos acreditados por Don Antonio Lugo, en búsqueda de nuevos horizontes. En “San Vicente” reciben el oportuno apoyo de Don Félix Vera y de Doña Julia Farfán de Vera del fundo “Los Placeres”; facilitándole Don Félix y Doña Julia un fundo abandonado que esta en sus terrenos. Este fundo tenía el nombre de “EL Clavo” y estaba situado al otro lado del caño “San Vicente” en el camino que conducía hacia el hato “Burón” y Cunaviche.
         A los quince días, después de vender toda la mercancía e invertir el importe de las ventas en queso comprado a los lugareños, regresa a Cunaviche a cancelarle al proveedor Don Antonio Lugo; quien le otorga un nuevo crédito por seiscientos bolívares; el cual canceló también en menos de quince días.
         A finales del mes de Julio de 1.938 decide mudarse de “San Vicente” para “Queseras Viejas” para el fundo “El Retiro”. En 1.940 establece relación comercial directamente con Don Ramón Lugo en san Fernando de Apure; Viajando semanalmente con seis burros por delante enjalmados y cargados, arriados a pie desde “Queseras Viejas” hasta la capital del Estado y viceversa.
         A mediados de 1.940 adquiere su primera carreta, la cual Don Ramón Lugo se la manda a comprar a Villa de Cura y se la vende a Severo en setecientos bolívares. En ese mismo año compra otra carreta en el “Paso Arauca” a unos señores Romero; a este vehículo le faltaba una rueda, pero el mismo Severo se la fabrica con asesoría que le solicitó a Don Fausto Cedeño. De ahí en adelante sustituyó los burros por yuntas de bueyes.
         Entre 1.938 y 1.958, Severo procreó sus dieciocho hijos.
         En 1.943 Severo decide mudarse del fundo “El Retiro” para la población de Cunaviche en búsqueda del único centro educativo de la zona para garantizarles la educación a sus descendientes y por otro lado pensando en poner en práctica nuevos planes para diversificar sus actividades comerciales.
         En 1.944, Colmenares Pacheco, Administrador del hato “La Candelaria” en el gobierno del General Isaías Medina Angarita, contrata a Severo con sus carretas para prestar servicio de acarreo en el hato, pero a mediados de ese mismo año, Colmenares Pacheco prohíbe tajantemente el paso libre por el “Paso Arauca” y las sabanas de “La Candelaria” a todos los arrieros que hacían esta ruta más directa; incluyendo en el cumplimiento de esta arbitraria medida al mismo Severo; quien obligado por esta adversa circunstancia debe buscar nuevas rutas alternas, originándole más penurias y mayores dificultades en el desempeño de sus actividades comerciales, epicentro base de su oficio.
En 1.948 compra su primer camión acreditado por Don ramón Lugo; adquisición que le facilitó la expansión de sus comercios y la consolidación de los recursos financieros necesarios para llevar a cabo sus planes innovadores que traía en mente desde que se vino desde “Queseras Viejas” para darle un giro importante a su actividad comercial.
Entre 1.949 y 1.959 en la población de Cunaviche, Severo Creó la primera panadería, carpintería, alfarería, jabonería, un Comercial al mayor y detal de víveres y licores, el primer taller mecánico, fundando además una pequeña finca agropecuaria denominada “El Recreo” que le generaba una producción semanal sobre los ochenta kilogramos de queso; Contribuyendo de esta forma a través de estas microempresas a la creación de fuentes de trabajo en su pueblo natal, convirtiéndose de un arriero de burro y carreta en un pequeño empresario.
Severo debió encarar encuentros indeseados con apariciones y enigmas de la llanura en su afanoso transitar por caminos polvorientos en noches oscuras de temporadas veraniegas como también durantes inviernos implacables cruzando por lodazales accidentados, ríos crecidos, caños infectados de rayas y caribes, montes intrincados, atravesando por sabanas de mudas soledades; Encontrándose con la famosa “Bola de Fuego” en tres oportunidades.
El cinco de septiembre de 1.958 fenece de muerte natural su padre, Don Brígido Antonio España en la población de Cunaviche.
En 1.959 compra un terreno con una modesta casita en la avenida “Casa de Zinc” en San Frenado de Apure, realizando la cuarta mudanza de la familia en 1.960. Al siguiente año (1.961) manda a construir con Pedro Generí su casa familiar en esa ciudad.
Entre 1.960 y 1.963 compra los primeros cuatro “Jeep Willys” que llegaron a Cunaviche para ser vendidos entre sus coterráneos.
En 1.962 establece un comercio de víveres al mayor y detal en un local que abrió en su nueva casa familiar en San Fernando.
En 1.968 compra un pequeño fundo en “Boca de Guerra” (Cerca de Biruaca) e introduce treinta vacas lecheras a cargo de Gonzalo Bohórquez “Chalo” y su esposa Primitiva Montoya de Bohórquez.
A comienzos de 1.969 abre una carnicería en la avenida “Revolución” en San Fernando y a finales de ese mismo año decide comprar unos terrenos en el estado Barinas, recomendados por su primo Juan Alejo España; dichos terrenos están ubicados al otro lado del movimiento real del Samán de Apure
A mediados de 1.969, después de haber cerrado el negocio de las compras de las tierras al Señor Juan del Socorro Díaz por intermediación de su primo Juan Alejo España, Don Severo procede de inmediato a realizar los preparativos para el traslado del ganado desde el fundo “El Recreo” ubicado en Cunaviche hasta su nuevo destino del terreno recién adquirido en sabanas barinesas, al otro lado del río Apure, en ruta por el paso del pueblo del “Samán de Apure”. Antes de llevarse a cabo esta negociación ya había acordado previamente con su hermano Rafael Ignacio, para enrolarlo en este nuevo proyecto que se perfilaba con visos prometedores para acelerar el fomento de sus bienes ganaderos con el ingrediente favorable de abrigar un alto porcentaje de buenas perspectivas para la adquisición de terrenos propios. Entre los objetivos fundamentales del proyecto se estableció que Rafael Ignacio iba en calidad de Administrador General de la nueva Finca a fundarse, llevándose su ganado que pastaría dentro de esos mismos terrenos de su hermano Severo, hasta que saliese la oportunidad de comprar sus tierras propias, procurándose de que éstas estuviesen ubicadas en las adyacencias o en su defecto, lo más cercanas posible de esta nueva propiedad adquirida por Don Severo. En esta mudanza se vino con los hermanos España Padrón desde Cunaviche, el Señor Francisco “Panchito” Garrido con su esposa Justina Mendoza de Garrido e hijos. Francisco “Panchito” Garrido era yerno de Don Severo y trabajaba como caporal de sabana en el Fundo “Morenero” con Rafael Ignacio; por eso decidió continuar desempeñándose en su oficio que había venido realizando y de ahí en adelante prestar sus servicios en la nueva empresa agropecuaria constituida.

         El traslado del ganado para la nueva finca se realizó a mediados de Enero de 1.970; tal circunstancia con relación al año de esta nueva reubicación de la ganadería de Don Severo, dio origen para bautizar la recién comprada propiedad como: FINCA “EL SETENTA”. A partir de esta fecha Don Severo España con la ayuda solidarizada de su hermano Rafael Ignacio, dirigiendo la administración de esta naciente empresa; contando adicionalmente con el  oportuno aporte del trabajo y dedicación de su yerno Francisco “Panchito” Garrido, como caporal de sabana, diestro llanero de toro, caballo y soga; además de la activa participación de sus hijos Sótico Modesto y Wilfredo Ramón “Chilo”; Logra Don Severo ver realizados sus sueños y metas trazadas en relación de convertir esta finca en una Agropecuaria moderna con todos los equipos, maquinarias e instalaciones que convirtieron a la finca “El Setenta” en un pequeño hato que ha rebasado todas las expectativas productivamente hablando.

        
Hoy por hoy, en el año 2.004, la finca “El Setenta” podría compararse con cualquiera hacienda moderna a nivel del país; con sus amplias construcciones que conforman la estructura habitacional de dicha finca, los corrales de tubos metálicos donde se realizan el ordeño de las vacas de la quesera y los trabajos de encierro del ganado, la Romana usual de los grandes hatos para el pesaje de los animales, el tractor con todos sus accesorios y equipos para trabajar la tierra, realizar la siembra de pasto artificial, el transporte de forraje para alimentar el ganado y de la madera para el mantenimiento de las cercas. La camioneta 4x4 “Toyota” para las diligencias cotidianas dentro y fuera de las inmediaciones de la finca, las instalaciones de redes de ELECENTRO que garantizan el suministro de energía eléctrica permanentemente dentro del fundo durante las veinticuatro horas del día; Además de contar con teléfono, televisión, etc. aunado al resto de las propias comodidades análogas con los centros urbanos.

Don Severo España, a comienzos del mes de Enero (Año 2.003); con una descendencia de (18) dieciocho hijos, (81) ochenta y un nietos, (46) cuarenta y seis biznietos y (4) cuatro tataranietos; aún cuando se encontraba en esa etapa crucial del ocaso de su vida, agobiado somáticamente por los males que habían venido deteriorando paulatinamente su otrora salud de hierro; sin embargo, Don Severo haciendo acopios de su entereza, preocupado y consciente de su insoslayable realidad, hizo la toma de decisiones y medidas pertinentes que consideró cónsonas a sus arraigadas convicciones, dirigidas  como siempre a la búsqueda de lo mejor para los suyos; efectuando la distribución equitativa de sus bienes patrimoniales a su esposa, hijos y algunos nietos descendientes de sus hijos naturales, ya desaparecidos físicamente. A pesar de percibir el acercamiento de la culminación inexorable de su ciclo, manifestó haber alcanzado una gran paz interior y la enorme satisfacción del deber cumplido, dándole gracias al Todopoderoso por haberle permitido enfrentar con fortificación y persistencia los desatinos de la vida y superarlos con valentía; habiendo logrado levantar una gran familia trabajando duramente desde muy abajo hasta convertir a la mayoría de sus hijos en profesionales universitarios de reconocida valía, que han venido desempeñando papeles relevantes de notoria y fundamental magnificencia dentro de la sociedad apureña. Empero, pese al abatimiento y los estragos de la implacable enfermedad en que se debatía, daba la sensación de que la longevidad ineludible de la brisa senil del tiempo no había logrado derruir  profundamente ese estado anímico que se reflejaba en sus expresiones alentadoras, cuando amparado por los efectos de los analgésicos de alto espectro a los que ya su maltrecho organismo comenzaba a  hacer resistencia, en su reducto final por mantenerse consciente; Pero sin embargo, siempre lograba escapar por breves momentos de las incoherencias entre las brumas del delirio incognoscible, del suplicio deletéreo de las dolencias que le impuso la inmisericorde enfermedad en sus últimos meses, para retomar su habitual y sorprendente lucidez, que conservó hasta el final de sus días como uno de sus más valiosos tesoros, esa manifestación coherente de sus ideas conservadoras, secuelas de las vicisitudes y avatares de su existencia, decodificadas y traducidas por él, en sabias experiencias teóricas que se adecuan en sincronización perfecta a la práctica; Dentro de la lógica razonada para la resolución de los problemas del ser humano ante la vida y sus cruentas realidades en la sociedad de hoy.

Después de luchar con la valentía de un auténtico “guerrero de la vida” contra una penosa enfermedad terminal, transitando hacia los ochenta y ocho años de edad, deja de percibir su estancia en este mundo terrenal el 23 de marzo de 2004 a las diez y cuarto de la noche.

A Don Severo de Jesús España Padrón lo podríamos definir en un concepto resumido, como un libro abierto de su época que seguirá teniendo vigencia en estos nuevos tiempos, aún después de su ausencia física, como un legado de cultivadas enseñanzas derivadas de sus experiencias vivenciales que dejó como un paradigma en el pensamiento y acciones de sus hijos; así como también en  el resto de los descendientes de su árbol genealógico a través del devenir de los anales de la posteridad.  

Tomado del libro DON SEVER0 ESPAÑA
PADRÓN. (Un tenaz guerrero de la vida)  de Alexis Machado

Gracias a Don Alexis Machado por enviarme su libro y poder compartirlo con ustedes. 



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