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sábado, 20 de junio de 2020

VAQUERIAS








VAQUERIAS


Como un aporte a la cultura de los llaneros, al conocimiento de sus valores, de sus costumbres y faenas propias del llano; quiero describir más o menos lo que son o lo que fueron las vaquerías en el sentido que le aplicamos; quienes tuvimos la oportunidad de participaren ellas.
Entre los meses de Mayo y Junio se efectúan o efectuaban las grandes vaquerías en los predios de los hatos llaneros. El comienzo de la estación lluviosa incentiva el brote de pastizales nuevos y el refrescamiento de la sabana; lo que permite los trabajos en los rebaños que pastan a campo abierto.
Estas faenas constituyen un acontecimiento sin par en las tradicionales labores del llanero. Durante todo el año se anhela la llegada de estos as, para experimentar momentos de verdadera emotividad que conllevan éstas actividades en el fragor del trabajo. Aparte de qué para los propietarios de hatos o fundos, significa recoger a sus animales viajeros, que pacen en otros linderos.
El entusiasmo del peón llanero es más que todo, de orden espiritual o de aspecto competitivo; de demostración de sus habilidades y destrezas. Se trata de una oportunidad de asomar ante sus colegas de oficio la ración de vanidad que se lleva por dentro.
Es bueno aclarar que las grandes vaquerías han ido desapareciendo, a medida que las técnicas de manejo de rebaños han calado en el concepto moderno de las ganaderías intensivas. El alambre de as, ha sido el mejor vaquero de los últimos tiempos. El mejoramiento de razas, los adelantos científicos, la especificación de objetivos en las explotaciones pecuarias; han obviado las vaquerías, que con especial alegría realizaban nuestro abuelos.
Ahora bien, las vaquerías que en tiempos no muy lejanos, tuve la oportunidad de ver, eran así: Todos en el llano musitaban una plegaria de alegría y entusiasmo; cuando sus oídos eran sorprendidos por el rumor de un trueno errante, signo inequívoco de la proximidad de las lluvias. Las flores aparecen más hermosas. La chicharra grita agónicamente. El cielo arruga su faz anunciando el aguacero. Los pájaros cantan. Los insectos zumban y se cargan de néctar. La Vaca brama con lastimero acento. El toro muge. El Caballo retoza y relincha en el paradero. El trueno sigue su letanía de sonidos sordos. Hasta que una noche de Mayo, el torrente de aguas del cielo apaga la sed de la sabana. Los pozos se rebalsan. El pajonal quemado se vivifica, mostrando una andanada de verdes retoños, que crecen como por arte de magia.
Días después de haber empezado las lluvias, en un punto cualquiera de la sabana, se reúnen todos los llaneros;

Convocados para efectuar los trabajos de vaquerías. Cada hato o fundo convocado, trae lo más selecto de su tripulación. Cada llanero en particular, exhibe sus mejores aperos, monta el mejor caballo. Pega la mejor soga. Viste la mejor prenda y se dispone a demostrar lo mejor de sus destrezas.
La llanerada anda junta pero no revuelta. Cada quién se muestra calculador y mañoso, desconfiado pero siempre atento. El primer día de trabajo sirve para conocerla calidad de cada llanero. Se envidia y se admira al caballo bueno, al buen enlazador. Ese día se hacen las primeras amistades, uno que otro cámara; que terminan de ajustarse en la noche a la hora de la comida, en la mesa o el fogón de la carne asada.
En el Caney después de guindar sus chinchorros; vienen los chistes y las chanzas, sobre cualquier acontecimiento del día. iBuen toro del hierro del pajarito, el que se fue compadre Ignacio! iQue novillo correr tanto, el colorado que enlazaste en Palmas Largas, cámara Pedro! iEl araguato aquel! iAsí va entrando la noche. Unos cantan otros ríen. Otros se adormecen. Hasta quedar en silencio el caney.
Amaneció y todos sobre el lomo de sus remontas. Saquen los madrineros grita un caporal.  Cojan bien la punta... No dejen reventar el ganado... Cuidado adelante.
En un punto estratégico de la sabana, se procede al aparte de madrina a madrina. Hay coleo y alegría. Cada caporal con sus madrineros y sus peones, aparta y recibe sus animales, para emprender el regreso a sus sabanas.
Al final llega la despedida, triste como todas. Han pasado días de amistad y verdadera camaradería... Será hasta el año que viene que nos volvamos a ver... Tome Cámara este látigo que saque unos bozales o unas riendas y te acuerdes de mí; que aquí me quedo viendo el jilo e polvo por donde se incrustan Uds., a través del llano.

Textos tomados del libro Sabaneando mis Recuerdos de Ramón Oviedo.

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