AVENIDA MIRANDA DE GUASDUALITO
Fueron quedando huérfanas las viejas
calles,
sin aquellos padres y sin aquellas
madres,
con hijos que se fueron, con hijos que
no volvieron,
sin años alegres, años que ahora lloran
regresos.
Calles del nirvana de Adán, calles de mi
pueblo,
el pueblo bueno: el de las primaveras
verdes,
el del otoño de ocre, el de los
inviernos de historias lluviosas,
el de los veranos con solsticios
alegres,
el del Éufrates dararino, el del sol de
oro y de lluvias de arenas.
Y en cada esquina voces silenciosas de
gramáticas nostalgias,
articulando verbos marchitos ¿Quizás una
transportación al pasado?
La respuesta se forja en mi mente,
impronunciable a mis labios.
AYER:
CALLE REAL, HOY: AVENIDA MIRANDA
Son las calles de mi pueblo hijas del
titán Cronos, las cuales guardan celosamente bajo sus cutáneas asfálticas las
huellas de nuestro pasado lejano, recién y cercano; pretérito corpóreo que
cobra vida y transita descalzo los caminos generacionales. Esta icónica
fotografía de fuente desconocida pertenece a una época excelsa. La lectura:
Avenida Miranda (antigua Calle Real), en el año 1965 (aproximadamente), lugar
de bifurcación de la Barra Vieja y la Barra Nueva; nótese la casa en la arista
de la izquierda, en ese mismo sitio hoy día funciona la Alcaldía Municipal.
Calle de historia y de apacibles recuerdos, calle de los Grieco, de Elías
Galvis, de don Luis García, del talabartero Rondón, la calle de Coromoto
Fajardo y del artesano Bolívar; calle de la logia masónica, calle de los
Braidy, de don Lorenzo Roca, de Pascual Panza, de Segundo Briceño, de don José
Antonio Bocaranda, de Guillermo Gutiérrez y Roncagliolo, de Valeriano Moreno y
tantos más que partieron en forma humana, quedando sus espíritus rondando las
silencies de un pueblo bueno.
Y se marcharon apresuradamente esos
años, desprendiendo la dermis de mi pueblo, o Saturno devorando a los años
viejos.
AUTOR: ALJER EL CHINO EREÚ.-.
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