Foto cortesía de la Fundación Decanio |
DON
MIGUEL SISO
Don Miguel Siso era todo un personaje, Marina Sánchez
Díaz nos cuenta en su artículo reminiscencias publicado en San Fernando
de Apure tiene Historia lo siguiente:
“¿Quién no lo recuerda? - ¿Quién no utilizó sus
servicios de fotógrafo? - ¿Quién no bailó con su magnífica Orquesta?
¿Cuántos amores se consagraron al compás de sus valses, pasodobles, congas, merengues y boleros? - ¿y las serenatas?
¿Cuántas sonrisas arrancaron sus geniales versos llamados “CHUCUTECES”, que eran esperados cada semana?
También fue, por muchísimos años, locutor de La Voz de Apure.
Fueron memorables los grandes bailes de regia gala, tanto en clubes como en comparsas y en casas de familia, especialmente en la de don Antonio María Encinozo.
Cuando se cumplió el 1º aniversario del 2 de diciembre, el Dr. Manolo Selva García obsequió un gran baile en la sede del Liceo “Lazo Martí” (frente a la Radio Civil). Tuvo la característica de que se alternaban tocando el Maestro Siso y la orquesta de “unos muchachos muy buenos que habían amenizado el Carnaval en Villa de Cura”, porque no lograron contratar a Luis Alfonso Larraín. Esos muchachos eran ALDEMARO ROMERO y su recién creada Orquesta.
Fue una noche apoteósica!!
También fue apoteósico el baile inaugural de las Fiestas Patronales de La Estacada, en 1.977, con un apagón desde las 6 p.m. que duró 12 horas. Pero se bailó toda la noche, alumbrados con mechurrios de kerosene….y el Maestro Siso se botó tocando puros pasodobles!
La querida e inolvidable Hilda Castro de Medina fue la Presidenta de esas fiestas.
En San Fernando hubo otras orquestas: primero apareció Eduardo Filindro Peña, con estilo e instrumentos muy modernos, se quedó varios años y casó con una joven que cantaba en la radio. Después, Dámaso Pérez Prado pasó varios meses, con su espectacular esposa, hospedados en el Hotel Central, calle Bolívar, que hacía olvidar su cara y menguada figura cuando se erguía gritando: “QUÉ RICO EL MAMBO….!!!!!”
¿Cuántos amores se consagraron al compás de sus valses, pasodobles, congas, merengues y boleros? - ¿y las serenatas?
¿Cuántas sonrisas arrancaron sus geniales versos llamados “CHUCUTECES”, que eran esperados cada semana?
También fue, por muchísimos años, locutor de La Voz de Apure.
Fueron memorables los grandes bailes de regia gala, tanto en clubes como en comparsas y en casas de familia, especialmente en la de don Antonio María Encinozo.
Cuando se cumplió el 1º aniversario del 2 de diciembre, el Dr. Manolo Selva García obsequió un gran baile en la sede del Liceo “Lazo Martí” (frente a la Radio Civil). Tuvo la característica de que se alternaban tocando el Maestro Siso y la orquesta de “unos muchachos muy buenos que habían amenizado el Carnaval en Villa de Cura”, porque no lograron contratar a Luis Alfonso Larraín. Esos muchachos eran ALDEMARO ROMERO y su recién creada Orquesta.
Fue una noche apoteósica!!
También fue apoteósico el baile inaugural de las Fiestas Patronales de La Estacada, en 1.977, con un apagón desde las 6 p.m. que duró 12 horas. Pero se bailó toda la noche, alumbrados con mechurrios de kerosene….y el Maestro Siso se botó tocando puros pasodobles!
La querida e inolvidable Hilda Castro de Medina fue la Presidenta de esas fiestas.
En San Fernando hubo otras orquestas: primero apareció Eduardo Filindro Peña, con estilo e instrumentos muy modernos, se quedó varios años y casó con una joven que cantaba en la radio. Después, Dámaso Pérez Prado pasó varios meses, con su espectacular esposa, hospedados en el Hotel Central, calle Bolívar, que hacía olvidar su cara y menguada figura cuando se erguía gritando: “QUÉ RICO EL MAMBO….!!!!!”
Todos fueron aves de paso…
Lo perdurable fue el Maestro Miguel Siso y su Orquesta, que apenas aparecieron de moda, se había modernizado con el TUMBAÍTO y el CHA-CHA-CHAÁ…”
Lo perdurable fue el Maestro Miguel Siso y su Orquesta, que apenas aparecieron de moda, se había modernizado con el TUMBAÍTO y el CHA-CHA-CHAÁ…”
Así mismo José Alberto Pinto
Coronado en su escrito Las
chucuteces de Don Miguel Siso: “Lo conocí desde muy jovencito, era
compadre de mi mamá. Cosa no muy rara, ya que logró acumular, en su haber, una
gran cantidad de compadres y comadres en el pueblo. De igual manera, era el
primer asistente en cuanto velorio se tuviera conocimiento. Tengo evidencias
físicas que se dedicó también a la fotografía, estampaba sus trabajos con
un sello seco… De su lenguaje coloquial, recuerdo: para referirse a cualquier
persona, principalmente los miembros del grupo, les decía:-Eeeeeesssteeee
muchacho. Para referirse al dinero o pago para los músicos, señalaba: -aquí
está su chucutez . Y haciendo alusión a una canción de moda, que era muy
solicitada en sus bailes: el sapo. Le hacía una presentación muy pomposa:
-Aaaahooooraaaa le vamos a tocar el saaaaaapoooooo a las muchachas.Y arrancaban
las carcajadas del público con la música del grupo Renacimiento de Don Miguel
Siso. Una chucutez…”
Tambien encontramos un escrito de Manuel Bermúdez llamado
ESTAMPAS DE LA LENGUA 2019 que dice lo siguiente: “Don Miguel Siso, conocido popularmente como Any Quaker (un apureño
autodidacta, quien fue pulpero, poeta, músico, compositor, director de
orquesta, fotógrafo y locutor).
El apureño Miguel Siso San Fernando, para entonces, tenía
cinco largas calles, que iban desde el Cementerio hasta el 47 Once, cuyo centro
equidistante era la Plaza Libertad, la cual dividía al pueblo en Barrio Arriba
y Barrio Abajo, siguiendo el caudal del río Apure que pasaba robusto de aguas y
borales en los meses de invierno, y lejano y playero en los días estivales. En
las tardes de julio, cuando el río estaba crecido, las muchachas paseaban por
el malecón de los Barbaritos y de Ligerón. Un juego de arreboles encendía las
quietas aguas del Cañito y un leve barinés jugueteaba con las faldas de las
niñas, mientras los ciclistas pedaleaban las Hércules y Raleighs que alquilaba
el sute Mejías a dos bolívares la hora. Entre ellos en su propia bicicleta,
pasaba Miguel Siso, con su eterna sonrisa a flor de labios, saludando: «Any
Juare», «Any quaker». De pronto, se paraba y descolgaba del hombro y su cámara
fotográfica alemana; y de un solo click aprisionaba el puñal en la mirada de
Rosita Felice o la turgencia en el andar de una de las Balda. Por la noche en
su casa frente al Parque Infantil, diagonal con la casa de Juan Igarza, Siso
revelaba amorosamente aquellos negativos y días más tarde se los regalaría en
postal a las retratadas. Eso, no solo lo hacía Siso con las muchachas de «la
sociedad», sino también con las del pueblo, de los barrios del sur y de los
barriales, porque Miguel era un arcángel con dos corazones: uno para los
pobres, y otro para los ricos. Cuando no era una foto, era un poema. En Tribuna
Libre, el doctor Paiva le cedió un espacio para que Siso publicara sus
Chucuteces. Eran gracejos de arte menor, pero con buena rima y pie quebrado.
Casi siempre dedicados a sus amigos y a la gente del pueblo que sufría un
percance o disfrutaba una alegría. Siso era un aliado de todos. Una vez el
guitarrista de su orquesta fue arrollado por un ciclista y Miguel desenfundó su
guitarra lírica: «Al compadre Paragüito
—¡Pobrecito!
Lo arrolló una
bicicleta
—¡Qué maleta!
En la esquina de los Fuentes.
—¡No me cuentes!».
Y por allí seguía su soliloquio de rimas y ritmos que
nutrían el espíritu de la gente humilde y hasta el de los tenderos y pulperos
de la ciudad que, para entonces, entendían las letras y las cosas de los
letrados. Y era que Miguel también tenía su pulpería, diagonal con la
popsiclería de Balino, en la propia esquina de la familia Loggiodice, de finos
modales los hombres, de inmaculada blancura las mujeres. Siso en cambio era de
un moreno canela, con swing de deportista. En sus años jóvenes vino a Caracas
en un raid ciclístico que marcó época en Apure. Pero como el deporte, ni la
fotografía daban cobres, Siso se mantuvo en su comercio al por menor. Ventas de
artículos para la comida diaria y algunas mercancías secas. Pura comitiva y
nada de bebitiva, porque a él no le gustaba la caña. Cuando veía a los
estudiantes del Liceo «Lazo Martí», que eran muy buenas copas, los saludaba
cariñoso, pero regañón: «Juventud que se levanta; pero que no se acuesta».
Eso sí, su alegría era inagotable. Después de haber
sufrido el primer lanzazo de la hemiplejia que lo medio paralizó, siguió con
ánimos, hasta que reorganizó su famosa orquesta «Melodías», que amenizó tantos
bailes e hizo mover la colita a muchas damas, porque cuando las niñas andaban
muy tiesas de cintura y de cadera, Siso agarraba su contrabajo, le hacía una
seña a Luis Chirinos, que tocaba el clarinete; otra, a Juan del More, el
bongosero; y arrancaba con aquel grito de guerra que todavía mucha gente
recuerda: «No veo golilla, Mata e coquito, ¡Con Miguel Siso!». Seguro que
ahorita estará ensayando nuevos ritmos con los cumbancheros en la Corte
Celestial.
Anécdota contada por el comisario Matute: Nuestro muy recordado y querido
hermano Miguel Siso, músico reconocido, Además de un poco tacaño, tenía por
costumbre olvidar como decía él mismo ciertas cosillas como lo eran las
pequeñas deudas. En cierta oportunidad hicieron un toque y su cantante estelar
era el popular "Cabo Luís", a quien le quedó debiendo su actuación y
al parecer pasó a deuda lo acordado. En vista de ello "Cabo Luís"
optó por serenatear a su maestro todas las noches y le cantaba frases de aquella canción: "Es una deuda que tienes que pagar,
como se pagan las deudas del amor", y en ese menester duró muchos días sin
que su maestro le dijera ni pío. Una noche ya el maestro un poco ladillado
decidió abrir la ventana y de adentro hacia afuera se expresó musicalmente
diciéndole: "Estás perdiendo el tiempo, cobrando cobrando, por lo que tu
más quieras, hasta cuando hasta cuando"...
Textos:
-Reminiscencias de Marina Sánchez Díaz en la página de
Facebook San Fernando
de Apure tiene Historia del 17 de
noviembre de 2018 ·
-Las chucuteces de Don Miguel Siso de José Alberto Pinto Coronado en cosasdeprovincia.blogspot.com el 16 de Mayo de 2014
-ESTAMPAS DE LA LENGUA Manuel Bermúdez Caracas, Venezuela 1.a edición, 2019 (libro electrónico) escrito el 2 de octubre, 1988
-Luis Orlando Matute
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