GUASDUALITO EN LA HISTORIA
Autor: Felipe Martínez Veloz
Guasdualito la segunda
ciudad del Estado
Apure, data su fundación de los años 1.770 - 1771, cuyo fundador fue el Vizconde y Marqués de
las riberas de Boconó y Masparro, Don José Ignacio del Pumar. Rico personaje
de la provincia
de Barinas a la cual pertenecíamos los apureños, pero a partir del año 1.824, en virtud de una ley de División territorial; Guasdualito dejó de formar
parte
de
aquella provincia, para integrarse a la nueva
entidad de nuestro
territorio apureño.
Guasdualito desde
los inicios de su fundación comenzó a luchar contra la naturaleza. soportando
todo tipo de calamidades, endemias y enfermedades tropicales de diversas
índoles, en las cuales tuvieron que permanecer varios años en discusiones de mudarse del sitio donde fue
fundado, para otro lugar equidistante por considerar que aquellas tierras eran
insalubres, donde las fiebres diezmaron gran parte de la población, quien en su
inicio fue fundada a una milla de distancia a la margen derecha del Río Sarare en
el que paralelamente, fue fundado el puerto de Periquera lo que algunos historiadores
han afirmado que ese pintoresco nombre que llevó Guasdualito hasta un tercio
del presente siglo, se debió a que un misionero jesuita que pasó por dicho puerto,
preguntó a una señora que tenía una posada en el lugar ¿Cómo se llama este puerto?
la dama le respondió no tiene nombre hasta ahora, cuya respuesta sorprendió
al clérigo, diciéndole a la señora: lo llamaremos, Periquera debido a que la prenombrada
dama, tenía una crianza de más de cien pericos pichones, porque siendo la época
veraniega, abundaba los caras sucias en los guasduales que existen en las márgenes
del río Sarare.
De allí en adelante tomo el nombre de Periquera,
que hoy muchos venezolanos y nativos
de
Guasdualito
desconocen.
El origen de ese nombre,
que nació en el puerto de El Gamero, que es uno de los barrios de la Ciudad.
Para la época de nuestra independencia Guasdualito fue un teatro de operaciones
militares, por lo que para el año de 1.830 se encontraba casi destruida el primer
asiento de su población, entre la guerra y las enfermedades, de los flagelos
terribles pero la villa fundada por el rico Barinés Marqués del Pumar se resistió
a morir y allí está la Ciudad más importante del Alto Apure, desafiando el tiempo
y todos los males que hemos padecido los Venezolanos desde los tiempos coloniales
hasta nuestros días. Allí en Guasdualito fue derrotado el Comandante Pacheco Briceño.
(Alias El Cotudo) por las fuerzas patriotas al mundo del Comandante Francisco Olmedilla el 29 de Enero
de 1.815 donde hubieron más de doscientos muertos y heridos doscientos veintiocho prisioneros, que al ser conducidos
por el Comandante José Antonio Páez ante el jefe Patriota, éste ordenó de inmediato
fueran ejecutados, el cual designó al Comandante Figueredo para ejecutar la orden,
comenzando a cortarles la cabeza a cuatro de aquéllos infelices, a lo que el Comandante
Páez se opuso tercamente ante los oficiales Juan Santiago Torres y Rafael Maldonado
encargados de realizar tan macabra operación y el propio Figueredo quien se
deleitaba con la barbarie ejecutada. Páez acudió ante Olmedilla pero éste respondió
que la vida de aquellos prisioneros dependía del Comandante Figueredo, regresando
el Catire Portugueseño ante el Comandante lo increpó que estaba dispuesto a jugarse
la vida, para salvar los prisioneros.
Figueredo
conociendo el valory el arrojo de Páez dejó sin efecto la ejecución, por temor
a los soldados que comandaba Páez. Allí comenzaba a vislumbrarse el porvenir para el Catire Páez,
de elevarse al pedestal
del segundo brazo de nuestra Independencia. Páez demostró desde aquel instante su
magnanimidad para con el vencido y aquellos prisioneros que les salvó la vida
ingresando a la causa de los patriotas despejándose así el enigma y terror de
la guerra a
muerte que tanta sangre inocente, costó al pueblo de Venezuela.
Otros testimonios
dan fe de los hechos sucedidos en Guasdualito durante la guerra de nuestra emancipación,
la derrota sufrida por el Coronel Antonio Nicolás Briceño. (Alias El Diablo),
fue hecho prisionero y fusilado un mes después en la ciudad de Barinas.
La Batalla del 29 de febrero de 1.814
en que fueron derrotados los realistas por
la fuerzas patriotas. Mata de la Miel a pocas millas de la población así como
escaramuzas, movimientos de tropas y todo lo relativo a la guerra, de nuestras
contiendas libertarias así como otros importantes durante nuestra era Republicana, que es necesario mencionar. El 23 de junio de 1.921 se libró una
cruenta batalla en las calles de Guasdualito, contra el cuartel de las fuerzas gomecistas, cuyo jefe era el General Benicio Jiménez, y por las fuerzas revolucionarias los Generales Emilio Arévalo Cedeño,
el Doctor y General Roberto Vargas. Pedro Pérez Delgado (Maisanta) el General
Alfredo Franco
y, Marcial Azuaje
entre otros.
El primer día del
combate las fuerzas revolucionarias sitiaron el cuartel, y el general gomecista
sacó bandera blanca en señal de rendición, se cruzaron cartas entre Arévalo y Jiménez,
pactando la entrega del cuartel para el
día siguiente a la siete de la mañana cuya decisión no tuvo de acuerdo el
General Pedro Pérez Delgado, por considerar
que la victoria se
cobraba fresca y sin ponerle plazo. Arévalo como jefe de la expedición hizo valer
su opinión, diciendo y argumentando que entre hombres serios y de palabra, no
se podía dudar del compromiso entre las partes, por lo tanto los demás jefes aceptaron
por mayoría, la opinión del jefe expedicionario. A la mañana siguiente cuando se
preparaban para recibir el cuartel los sorprendió la aurora, porque un refuerzo
de quinientos hombres, llegó a Jiménez desde San Cristóbal y los ayer vencedores
a las cuatro de la tarde del día anterior tuvieron que salir derrotados, por la demasiada benevolencia del jefe revolucionario y no haber atendido lo
indicado por Maisanta. Los derrotados tomaron rumbo hacia la
frontera, para aislarse en Colombia, menos el General Pedro Pérez Delgado, quien
tomó el camino de Elorza y al pasar por el
barrio los Corrales, quebró la espada.
"jurando no alzarse más con doctores, porque los
doctores en Venezuela, solo sirven para secretarios", por ello se decía
cuando las invasiones de Arévalo Cedeño, eso era una farsa de
acuerdo con el dictador, porque el gobierno nunca trató desbaratarlo tratándole
como un verdadero enemigo; eso lo oí en mi niñez y cuando murió Gómez, le publicaron en la Prensa nacional, que el
Benemérito le enviaba cheques al exterior y los cobraba en el City Royal Bank
de Bogotá.
Cabe mencionar de
una feroz batalla que tuvo lugar en Guasdualito, el 16 de Septiembre de 1.913
en una revolución acaudillada por el General Valentín Pérez, quien
perdió la vida en ese encuentro contra las fuerzas gomecistas, que capitaneaba
el doctor general losé Jesús Gabaldón. Se dijo que esa revolución fue
financiada por el señor Víctor Machado, quien era enemigo del jefe
gomecista. Cuando entraron en el fragor de la batalla, el segundo jefe de la
revolución abandono el campo y se retiró con sus soldados hacia Colombia, por cierto
un oficial andino; lo que picó el amor propio de Gabaldón y a su oficialidad
gocha, y lanzaron un comunicado a la calle, "condenando la actitud asumida
por el segundo jefe de la revolución, llamándole indigno de haber nacido en la
tierra andina, porque dicho oficial era trujillano, llamándole traidor y
cobarde, porque abandonó el combate en los momentos cruciales y que había de
morir de ser necesario al lado, de su jefe." El General Valentín Pérez, se
destacó como militar en Brasil, y en la revolución Mejicana, era nativo de San
Fernando y lo apodaron "el Espaletado", por un tiro de fusil, que
recibió en la extremidad superior del lado derecho. En
esa batalla murieron más de trescientos soldados,
por haber sido terrible la lucha cuerpo a cuerpo en las principales calles de
la población. En la época de la dictadura gomecista;
Guasdualito tuvo que soportar como todos los pueblos de Venezuela, la plaga de
los jefes civiles y pernaletes que afluyeron por todas partes, la mayoría gente
inculta y cerril con rarísimas excepciones, quienes apoyada por la barbarie,
cometían todo tipo de arbitrariedades, y tropelías. Pérez
Soto mandó de jefe
civil de Guasdualito al tristemente recordado "Mano Tano” uno de los
sicarios más peligrosos de que disponía al gobierno regional para mandar
asesinar personas, como el crimen de la yuca, donde perdieron la vida inocentes
criaturas, semejantes a los Zuazolas y Antonanzas, en la guerra
de nuestra independencia. En esos días Pérez Soto había regresado del Alto Apure
en visita oficial y se dijo le había montado una trampa a su más fiel esbirro
porque ya le temía tenerlo a su lado; le hizo el nombramiento de jefe civil del
Distrito Páez y al llegar al Puerto de El Gamero, salió de prisa hacia la
jefatura donde encontró el titular tomándose un cafecito quien al presentarle
el oficio de su nombramiento abrió el sobre lo leyó detenidamente, se paró del
asiento donde estaba y le dijo ya le voy a entregar el cargo, entró al despacho
de la jefatura, agarró un fusil y le hizo un disparo por la ventana donde
"Mano Tano" no tuvo tiempo de decir ni chío siquiera, quedando
tendido en la calle como quedó agonizando por unos minutos el jefe civil
se sentó a esperar que terminara de morir, tal vez
esperando que alguien lo fuera a auxiliar, o recogerlo para mandárselo a San Pedro,
en aquel caluroso día Alto apureño, una vez que terminó el sicario, el titular
del despacho salió hacia el Amparo, se embarcó en una
canoa y se asiló en Colombia; nadie lo persiguió y así terminó su vida el más
peligroso sicario con que contaba Pérez Soto en
su gobierno.
Es bueno resaltar que
una vez nombrado Comandante del Cuartel Nacional el General Jesús
Antonio Ramírez fue un lenitivo para los habitantes de Guasdualito debido a que este
General era un Ciudadano de extracción popular, y una gran mayoría de la gente humilde
acudía ante él cuando eran atropellados por las arbitrariedades de los jefes civiles,
además solicitando ayuda económica al encontrarse en mala situación: el viejo general
siempre estaba dispuesto a prestar ayudas, a los que acudían a su presencia, en
una oportunidad cuando desempeñaba el cargo de jefe civil del Distrito. Daría Jiménez Lizcano haciendo de las suyas, cobrando impuestos onerosos a su antojo
a los campesinos, ya que los Consejos Municipales no tenían
ninguna autonomía para esa época. Un día de trabajo fue el General
Ramírez a visitar al jefe civil, y al
tocar la puerta de la jefatura nadie le contestó,
se encolerizó de inmediato dándole un fuerte golpe a la puerta de la jefatura nadie le contestó por segunda vez,
volvió a darle otro golpe a la puerta con un foete, que nunca
le faltaba en las manos, la puerta se partió en pedazos
por lo tostado que estaba la madera. De inmediato se presentó el jefe civil ante el general Ramírez diciéndole pase
adelante y tome asiento General a lo que éste le respondió: "no vine a sentarme ni
hablar pendejadas: vine fue a decirte que estas echando
mucha vaina a esta pobre gente cobrándoles impuestos por las raíces de yuca y
los topochos que traen a vender los campesinos para comprar y llevarles
alimento a los sutes, por lo que te advierto. Darío, si
sigues echándole vaina a esta pobre gente, vamos a
tener un parto aguao; le dio la espalda y salió hacia el cuartel, quedando Darío
Jiménez pupao de miedo, a poco rato mandó el General Ramírez un carpintero
a reparar la puerta que había Quebrado.
El último jefe
civil del gomecismo fue Antonio Rivera Vásquez, el de la sardinas "Pica Pica"
quien construyó con los presos el terraplén que conduce a los Corrales pasando por
la estación de los hermanos Padilla Hurtado; ese terraplén fue construido a
pura parihuelas y quedaron los recuerdos por muchos años, que
el tiempo se ha encargado de borrar. Guasdualito fue llamado en los
tiempos de Gómez, "La tacita de Oro" del Estado
Apure debido a que por la manga de El Gamero, sobre el río Sarare, pasaban anualmente
hacia los potreros del Táchíra y Colombia 120.000 novillos, donde más del 5O% eran exportados hacia el vecino país;
cada novillo tenía que pagar cinco bolívares
por impuesto pero la
recaudación la hacían eran los jefes civiles y no el Consejo Municipal. El
nombramiento del jefe civil del Municipio Páez, tenía que tener el visto bueno del General Gómez,
es decir el dictador
recomendaba al Presidente del Estado Apure, a quien debía nombrar para ese cargo
porque a Gómez le tocaba el 50 % de esa renta, el 25 % era para el presidente del Estado y el otro 25 % para el
jefe civil; por ello era que esa jefatura se la disputaban los amigos de Gómez en la Capital de Aragua.

Al poco rato regresaban con una jarra de café recién colado para sorpresa
de los jugadores. Un día estaba muy entusiasmado jugando con
unos campeones de dominó, venidos
de Colombia, la partida estaba bien apretada, pero los venezolanos seguían demostrando
el dominio del juego sobre sus contendores, cuando estaban disputándose una apretada mano, llegó el repartidor de
telegramas con uno para el General, lo recibió
Cástor Antonio y se lo pasó al jefe, e viejo lo abrió enseguida, le dio un vistazo y se lo pasó al secretario, Pérez salió hacia el cuartel,
permaneciendo allí más de una hora, sin que el jefe le llegara para leer
el telegrama. Regresó a la mesa del juego aclarándose el pecho, por si el viejo se le había olvidado, el
simulacro del mal de orina estuvo otro rato viendo el juego y regresó al cuartel sin ser
seguido por su jefe, regresó veinte minutos después,
volvió a aclararse el pecho, cuando lo oyó el viejo le dijo:
Cástor Antonio me tienes nervioso, quédate quieto chico, que estoy jugando con tigres,
pero quiero demostrarles que aquí somos leones, te aseguro por mi madre que ese
telegrama, lo que dice es la misma cosa de todos lo que contesta el General Gómez, recibido y en cuenta; nadie de los concurrentes habló una sola palabra, mientras
el viejo ordenaba a su secretario traer café recién colado.
Me refirió Don
Manuel José Fuentes, que para el año
1927, en que una creciente, muy grande, anegó a Guasdualito de banda a banda, llegó a los corrales de la
manga del Gamero, el día 5 de julio con setecientos
novillos, a las cinco de la tarde, dejando encerrado el ganado en dos corrales, para abordarlo el
día siguiente, cuando fueron por la mañana para la tirada del ganado al
río lo encontraron con el ganado a la costilla y el ganado se les rechazó
remolineando en los corrales sin atender a los madrineros y a los caballos. Así permaneció la novillada
durante cinco días sin poder encontrar la solución porque ni entraba a la manga,
ni salía hacia la sabana: pensó en hacerle una jugada porque tenía que resolver alguna
cosa, porque el ganado peligraba por el hambre
en aquellos corrales. Mandó
a llamar con Aníbal Suárez, a un tipo muy aguardentoso que llamaban
"Bala Perdía" el que de inmediato fue a ponerse a sus órdenes, bueno balita te necesito para un trabajito que
me vas a hacer pero te advierto, que hoy no
debes beber aguardiente, te quedas durmiendo aquí, porque esta noche te vas en
esa canoa y te me le metes al ganado por el lado del cementerio, Le pegas un solo grito diciendo
novillo y te regresas por la misma costa del caño, sin que nadie se dé cuenta de esa operación, eso sí
Bala Perdía, esto como es un secreto entre tú y yo, que más nadie lo sepa. Está bien Don Manuel me contestó: yo soy borracho, pero soy un hombre de palabra.
Así lo hizo bala perdía,
tal como lo ordené y al regresar me dijo: lo que se oyó fue el barajuste,
el ganao se llevó los corrales y lo que se oía
era el bufido atravesando el río, porque cinco bueyes madrineros estaban entre el
ganado. Bala perdía se ganó dos
damesanos de aguardiente y tuve que ayudarlo hasta que se despidió de este mundo.
Por la mañana me trajeron la novedad, que
el ganado se había ido, de Palmarito informaron que habían pasado aguas
abajo los estantes de los corrales y cuando pasé el río hacia San Luís para cerciorarme qué había pasado, me encontré con el ganado echado en un banco de sabana,
y al contarlo los peones, sólo un novillo se ahogó, por haberse enredado
en una macolla de guasdua.
Me encomendé a Dios
y a la Virgen, como siempre lo hago, para salir bien en mis negocios.
Cuando bajaron las aguas mandé a reparar los corrales, que mí ganado se había llevado
en los cachos.
También cabe hacer
mención del voraz incendio que se produjo en Guasdualito, el 13 de Febrero de 1948, el cual destruyó 47 casas
en el centro de la ciudad. Este incendio se originó en la pensión de la señora Rosa Panza, quien al
ir a equipar una nevera de kerosene se confundió con otra lata, donde echaban
gasolina, incendiándose la nevera, envolvió a la señora en forma tal que,
por las graves quemaduras perdió la vida. Dos días después la martirizada población
recibió la visita del presidente,
Don Rómulo Gallegos,
con el fin de percatarse de los gravísimos daños, y tratar de repararlos
a corto y a largo plazo, de allí nació el
proyecto de reubicar la ciudad, para
el antiguo sitio de
pueblo viejo, pero la mayoría se pronunció por quedarse en el mismo sitio a las orillas del río Sarare y el caño Periquera.
Sin embargo la idea
fue cundiendo poco a poco debido al desarrollo de la ciudad, y la población se ha ido extendiendo hacia la parte sur, donde
hoy está ubicado el populoso barrio llamado Caucagüita.

El esfuerzo y el trabajo
creador por parte de sus habitantes, la capital del Distrito Páez tiene un futuro provisor, depende
de sus hijos seguir el ejemplo de sus antepasados, para ir consolidando
la obra emprendida hacia mejores logros, tal como lo soñara su fundador:
Don José Ignacio del Pumar.
San Fernando de Apure, Febrero
de 1998
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