LA CASA DE LAS VENTANAS.
POR: Hugo Arana Páez
¿Por qué esa vivienda tenía tantas ventanas? ¿Sería que esa casona era fresca? ¿A pesar de los fantasmas y muertos, le gustaría vivir en una solariega casona como esa? ¿Tendría portón de campo? ¿Sería que a esa ancestral vivienda entrarían carretas y cabalgaduras? ¿Acaso tendría un patio central adornado de un bonito jardín? ¿Tendría corredores internos donde habría un chinchorro de moriche o guaralillo colgado, esperando a que un flojazo se tendiera largo a largo a mecerse de un lado para el otro? ¿Acaso habría un tinajero, un paraban y un juego de recibo de paletas? ¿Acaso algún serenatero trasnochado se enredaría a la hora de elegir en cuál de las diez ventanas se guindaría a cantarle a la amada su fastidioso y desafinado canto de amor.
Por cierto, esa hermosa casona de dos aguas, de
techo de tejas enmohecidas, de anchas paredes de adobe y hacia la Calle
Comercio, exhibía un enorme portón principal de resistente madera y ancho
zaguán precedido de un anteportón de elegante romanilla, donde no faltaba el
pavoso caracol de mar que sujetaba el portón que de día permanecía abierto de
par en par ja, ja, ja; mientras que por la calle Bolívar se hallaba el portón
de servicios, conocidos en el llano como PORTÓN DE CAMPO, por donde entraban
hasta el patio principal las carretas y cabalgaduras. Por supuesto, esa
ancestral y hermosa casona se le llamaba coloquialmente LA CASA DE LAS
VENTANAS, por cuanto, la engalanaban diez bonitas y enormes lumbreras de madera
que miraban hacia la Calle Independencia (ver la imagen).
LA CASA DE LAS VENTANAS se hallaba en la Calle
Independencia, en el tramo comprendido entre las calles Comercio al norte y
Bolívar al sur, frente a la llamada Casa de Bolívar, a una cuadra de la Plaza
Bolívar en el Barrio Jobalito. Era propiedad del italiano José Félix Barbarito,
quien fue alumno del maestro Rómulo Gallegos, Director del Liceo Caracas
(actual Liceo Andrés Bello) a quien el joven Barbarito el año 1927, invitó a
que viniera a conocer el Hato La Candelaria en el Paso Arauca, donde Florentino
y El Diablo se emperraron en pasar toda una noche porfiando en un eterno
atajaperros Ja, ja, ja. Por cierto, se dice que el 20 de mayo del año 1922,
cuando ocurrió la fallida intentona encabezada por el general trujillano
Waldino Arriaga Perdomo, queriendo sacar del Palacio Fonsequero (sede del Poder
Ejecutivo) al general merideño Hernán Febres Cordero, apodado Cara e´ gallina
ja, ja, ja. Ante la fuerte plomazón algunas de las atemorizadas familias
sanfernandinas se refugiaron en esa vivienda ja, ja, ja; asimismo, esas
personas vieron pasar moribundo sobre su mula al líder revolucionario Arriaga,
quien echando el resto iba a despedirse de su amigo Don Pancho Echenique. Por
cierto, de este evento han transcurrido noventa y ocho años.
Hoy la CASA DE LAS VENTANAS ha desaparecido y en su
lugar se halla un horrible y burdo estacionamiento de vehículos. Seguramente
sus ventanas hace años que alimentarían a un hambriento fogón y los sueños de
los enamorados junto a sus cuitas y trasnochadas serenatas solo quedaron
colgadas de los balaustres de una desteñida, ajada y añeja viñeta.
Soy de la opinión que el ángulo suroeste del cruce de las calles Comercio e Independencia en honor a este valioso patrimonio cultural edificado, hoy desaparecido, y que es un retazo de historia local se nombre ESQUINA CASA DE LAS VENTANAS
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