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Don Telèsforo Laraclarinete David Socadagui guitarra Foto cortesía familia Lara. |
LAS RETRETAS EN GUASDUALITO
Lograste musa dorada
que le reescribiera a mi pueblo.
Y quise escribir contigo
estando uno del otro lejos,
o fue que quisimos los dos
retroceder en el tiempo,
añorando las retretas
que ponían en tiempos viejos…
PROEMIO.-
Cuantiosos recuerdos y nostalgias nos atropellan al evocar la etérea
cadencia de años que marcharon sin despedidas, siendo reminiscencias que rompen
el cristal algente del presente, dejando a un lado la obsidiana de los guijos
furtivos, haciéndonos fijar nuestras oftálmicas mentales en la limerencia
acendrada de las dulces épocas, las cuales zarparon hacia la undívaga Oceanía
ínsula del pasado, quedando como alternativa obligada: la sirga de la
remembranza para así volver a vivir lo que vivimos, a lo que dejamos de vivir
viviendo. Esa es la razón de nuestra pretensión de ocuparnos en la generosidad
del tiempo a la investigación, escritura y ensamblaje de nuestra
contemporaneidad, colocando nuestro granito de arena en la restauración de
nuestra complexa identidad, teniendo en consideración que estas invocaciones
son los cordeles umbilicales que nos mantiene unido a nuestra esencia histórica
guasdualiteña. Una mañana de Marzo con los susurros de Calíope, de la acuciante
recóndita vino a nuestra inquieta memoria los espectáculos de las añejas
retretas interpretadas por virtuosos músicos que durante varias décadas con la
armonía de sus notas alegraban los jueves, domingos y las fechas conmemorativas
en la Plaza Bolívar y la Placita Páez, en una época cuando las diversiones en
al aún sosegado Guasdualito eran muy pocas pero muy sanas, época catequizada en
ciclos inmemoriales, que ahora recordamos y confinamos desde el balconcillo de
la magnánima ceremonial.
ETIMOLOGIA Y CONCEPTO.-
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El virtuoso músico José Sánchez. |
Antes de ahondar en la temática de las representaciones musicales conocidas
como retretas, se hace necesario una ligera indagación para tener claridad
sobre sus orígenes. En este sentido, según la Real Academia Española, la
locución viene a ser de origen franco, derivada de “retraite”, en español:
retirada, y para el uso: referida a un toque de corneta que ordenaba la vuelta
de una tropa, así como el regreso de los soldados al fortín. No obstante, el
barbarismo sudamericano en su extendida lingüística conceptualiza el término
para describir una fiesta nocturna o vespertina en la cual una banda militar, o
de cualquier otra institución, recorre las calles ofreciendo una pieza musical
o concierto al aire libre, habitualmente en asientos públicos, parques y
paseos. La segunda concepción es la más acoplada a la cuotidiana serenata
instrumental ejecutada por virtuosos filarmónicos locales, que dejarían su
estampa armoniosa en las graderías mentales de varias generaciones de
guasdualiteños.
EL ESCENARIO.-
Arribaría la cuarta década del siglo XX en el Guasdualito aldeano de
retículas de tierra, con la mayoría de sus casas de bahareque, con techo de
palma y lámparas de carburo, siendo sus principales elementos lucrativos: una
actividad ganadera pujante, debido a las ventajas geográficas (piedemonte andino)
proyectada por la pesarosa ruta de recuas que implicaba el cruce a la Selva de
San Camilo, con un oferta comercial impulsada por comerciantes italianos,
árabes y barineses visionarios, que pintarrajeaban en el enclave matices de
avance, además de esto, se contaba con un comercio fluvial a cargo de los steam
boat (barco de chapaletas) de la Compañía Anónima Venezolana de Navegación
(CAVN) que jugaba un papel de gran importancia económica. En cuanto al elemento
cultural: el cine de Los Carpios ubicado por la avenida Miranda con cruce a la
carrera Sucre, era una de las pocas diversiones extra cotidianas en el poblado
al sur occidente del estado Apure, y es después de una función matinal en esta
sala de proyección, al culminar la cinta El Rebelde, protagonizada por el
charro Jorge Negrete, que en su papel del bandido Juan Manuel Mendoza, al
interpretar con su portentosa voz la icónica canción “ ¡Ay Jalisco no te rajes!
obra singulares emociones entre los asistentes a la función febrerina, entre
los espectadores se encontraba el estimable y bien perpetuado Víctor Borjas,
venido de la población de Arauca, junto a un par de amigos: don Arcadio Torres
y el maestro Aguedo López, con quien compartía la afición musical, a los que
animadamente días después les plantea la creación de una agrupación empírica
con la finalidad de interpretar el repertorio cañonero de antaño.
INICIO Y AUGE.-
La propuesta de Borjas es bien oída y mejor recibida por sus cófrades
musicales, a la idea se unirían meses después los consanguíneos Socadagui,
todos ellos filarmónicos versátiles que sin ser académicos dominaban en
amplitud considerable partituras de complejas ejecuciones. En abril de 1946
inician los ensayos alternando los puntos de encuentro para tal fin,
inicialmente el ensamble estaría formado por: Víctor Borjas (director), Aguedo
López (trombón), David Socadagui (guitarra), su hermano Carlos y Pedro Carpio
(cuatro), don Telèsforo Lara y Víctor Socadagui (clarinetes), Arcadio Torres y
Marcos Socadagui (violines). El 16 de Julio del mismo año en asamblea ordinaria
número 35 el honorable Ayuntamiento Municipal aprueba por unanimidad la
creación de la Retreta Municipal de Guasdualito, a partir de la fecha en casi
todas las actividades culturales y cívicas la presencia de los retreteros se
hizo acostumbrada; su calidad, responsabilidad, profesionalismo, presencia,
buen repertorio y respeto al público que asistía a verlos y oírlos hizo de la
agrupación un icono cultural desde sus comienzos.
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Maestro Aguedo López, uno de los fundadores de la Retreta de Guasdualito. Foto cortesía familia López. |
En una época que era otra época la hermandad antañera de Guasdualito
representaba el entretenimiento obligado y bien apreciado tanto por los mayores
como por los jóvenes y niños que ascendieron en un pueblo que era otro pueblo.
En los espacios de La Plaza Bolívar los días jueves una nutrida concurrencia disfrutaba
a plenitud las interpretaciones de aquellos buenos músicos y dignos hombres,
brindándoles calurosos aplausos luego de cada pieza musical, llegados los
domingos luego de los servicios religiosos en la iglesia Nuestra Señora del
Carmen, lo continuo era rodear en círculo a los retreteros o ubicarse en los
viejos bancos de la Placita Pàez, para oír gustosamente aquellas canciones con
sabor venezolano como Carmen La que contaba 16 años, entre otras cantilenas
inmortales. El programa para la retreta mostraba un repertorio dividido en dos
partes; una primera actuación: donde se interpretaban piezas famosas, luego
había un descanso y ese tiempo del intermedio era aprovechado por los músicos y
el público para saludar a sus amistades; posteriormente, se ejecutaba la
segunda parte de la retreta compuesta por piezas de autores venezolanos. La
música interpretada en las retretas eliminaba las fronteras entre la música
clásica y la popular. Volviendo al descanso del repertorio, el mismo era
aprovechado por los asistentes para socializar, y para los niños lo
correspondiente eran sus barquillas y cotufas, compradas en las cercanías de la
plazoleta. Las veladas cerraban con broche de oro con la zarzuela Alma Llanera
del maestro Elías Gutiérrez, sonada composición considerada como nuestro
segundo Himno Nacional.
A medida que pasaban los años se fueron incorporando nuevas caras a la
agrupación de viento, cuerdas y percusión, llegando a contarse dieciocho
músicos en su seno. Con el tiempo entraría en el armónium el extrovertido y
multifacético José Sánchez a encargarse de la ejecución del bombo, al ser
observado su talento por el director de la agrupación, éste le observaría a su
padre: “el niño José será quien nos toque el tambor”, años después el
mencionado sería nombrado director al fallecimiento de don Telesforo Lara, a
Sánchez lo recordamos de forma amena, porque además de pertenecer a la
generación fundadora de la retreta, ha sido el mejor tamborista gaitero
guasdualiteño, cuya aptitud y vocación musical heredada en sus genes lo hizo
dedicarse a la música popular desde una edad muy temprana, pudieron nuestros
fanales infantiles observarlo en varias navidades en muchas presentaciones y en
la parte trasera de la camioneta del profesor Alirio Lamuño repartiendo serenatas
gaiteras por donde fuera solicitada la canción zuliana, su especial y único
repique en el tambor le imprimía a la gaita un particular sello guasdualiteño,
es nuestra apreciación particular que a José por mérito y justicia debiera de
hacérsele un homenaje público, siendo él el único integrante con vida de
aquella constelación de músicos precursores, a quien jamás se le ha reconocido
abiertamente su contribución a la construcción del patrimonio cultural nuestro.
CREPÚSCULO.-
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Últimos retreteros de Guasdualito |
En las dos últimas décadas de la centuria caducada las retretas se negaban a desaparecer de sus escenarios habituales, generaciones de relevo y buenos ejecutantes eran los encargados de mantener viva la tradicional comparsa armónica, por méritos se tienen que mencionar a: Elmer Venegas (cuatro), José Gregorio García (guitarra) al igual que José Leal, Johnny Suarez (bandola) quienes junto a Manuel Ernesto Ávila, Carlos Padilla Sánchez, entre otros, vivieron el lánguido ocaso de esta hermosa manifestación musical que dejó un profundo vacío en las noches argentas guasdualiteñas, siendo necesario por el bien de nuestra identidad rescatarla en el futuro cercano y declararla bien patrimonial, para el sano disfrute de locales y visitantes, tal y como nuestra generación y otras anteriores las disfrutábamos sin rémoras en aquellos sosegados días, en la apacibilidad del Guasdualito bueno, nuestro amado pueblo.
POR ALJER “CHINO” EREÙ.-.
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