Ernesto Eulogio Carreño
por: Maritza Carreño
Nace
en el caserío Pulinario, estado Guárico, a orillas del rio Apurito, uno de los afluentes del
caudaloso rio Apure, un 11 de Marzo de 1921. Hijo de Sergia Carreño y Ezequiel
Ramírez. Era el tercero de 5 hermanos: Santiaga, José María, Ernesto, Dionisia
y Célida.
A
los 17 años (1938) se vino a San Fernando porque quería estudiar y trabajar ya
que las faenas del campo no lo atraían mucho. Así que habiendo terminado la
Primaria allá en Pulinario, pudo inscribirse para hacer estudios de Contaduría
los cuales terminó y consiguió trabajo en el local comercial de Don Rafael
Hernández, como Contador, durante 8 años.
En
1946 conoce a quien será su esposa y compañera durante 58 años: Belén Báez del
Valle, oriunda de Corozo Pando, hija de Leónidas Del Valle de Báez y de José
Irene Báez, quien vivía en la casa de don José de Jesús Hurtado y doña
Margarita de Hurtado, ubicada en lo que para aquella época (y por mucho tiempo)
se llamaba esquina de La Mariposa.
Legalizaron su unión el 3 de julio de 1947.
En
1948, al nacer quien fue la única hija de dicha unión a la que llamaron
Maritza, el Señor Ernesto quiso trabajar independiente y se dedicó al oficio de
pulpero o bodeguero. Para esa época había comprado una casa en la Calle 24 de
Julio cruce con Calle Aramendi y para su bodega alquiló un local, propiedad de don Carlos Luque en la
esquina de dicha calle 24 de Julio cruce con Páez. Existían en esa calle dos
comercios más: el del Teniente Pérez Prieto (tipo Quincalla) y el del Mocho
Veloz que vendía también Licor. El trabajo era duro, tenía que madrugar y ya
desde las 4 am estaba en su bodega lavando y preparando el queso, escogiendo las
papas y cebollas desechando las que no estaban en buen estado y muchas cosas
más, pero a mi padre le gustaba trabajar en su pulpería, le gustaba atender
bien a sus clientes. Cuando alguien preguntaba si vendía caraotas o frijoles
decía: “si tengo y son muy buenos, se ablandan hasta con el agua fría”. A mi
padre también le gustaba mucho dar “ñapa”, para mantener a sus clientes
contentos, sobre todo a los niños que se alegraban con ñapa de caramelos o
cualquier otro dulce.
En
el año
El 25 de Septiembre de 1963 se inscribe en la recién creada Cámara de Comercio del Estado Apure y recibe el carnet de miembro Activo con el Numero 0018.Como expresé anteriormente, en su bodega mi padre era muy atento, le gustaba que el cliente se sintiera bien atendido. Algunos lo llamaban don Carreño, otros don Ernesto y los que lo conocían desde su época en Pulinario lo llamaban “el sute”. (Nunca supe porque lo llamaban así).
En su bodega mi padre hacia también tertulias con sus amigos y
conocidos, entre los que recuerdo a don Rafael Castillo, don Juan Rojas y don
Ismael Armada.
En
los inicios de la década de los 80 mi padre no continúo con su bodega pero en
el año 1982 su sobrina Nelly Carreño lo animó a abrir una licorería, en el
local donde tuvo su bodega. Mi padre lo hizo pero con la condición de que no se
tomara licor en dicho local, solo venta para llevar. Aunque a mi padre le
gustaba saborear un buen vino, nunca fue amigo del licor, y ese vino lo tomaba
en fechas especiales como Navidad, Año Nuevo, Reyes o cumpleaños.
La
licorería funciona hasta finales de 1989 cuando ya mi padre decide no seguir
con ella, pero acostumbrado al trabajo va a la Alcaldía de San Fernando y lo
nombran Fiscal de Rentas, allí se desempeña por 3 años cuando renuncia y a
partir de allí vive de sus rentas bien merecidas por tantos años de trabajo.
Hay muchas otras cosas que pudiera escribir sobre mi padre, vivencias de momentos felices, enseñanzas y buenos ejemplos que es difícil expresar con palabras pero que están en mi memoria y de alguna u otra forma orientaron mi vida y lo que hoy soy. Tan solo quiero expresar que mi padre fue un ser ejemplar, con valores y principios, honrado, amante de la familia, excelente hijo, buen esposo y magnífico padre.
Su ejemplo de vida es mi orgullo y el de sus descendientes. Ese es para mí, su legado más preciado. A mi padre le gustaba mucho hacerse fotografías de momentos importantes de los cuales guardó algunas.
Fue amante de la lectura y se dedicaba a ella en cada momento
libre que tuviera. Esa pasión por la lectura la heredé de él, así como espero
haber heredado todas sus buenas cualidades y enseñanzas.
Mi padre fue llamado a la presencia de nuestro Dios el día 8 de Marzo de 2008, tres días después estaría cumpliendo 87 años.
Gracias a la Dra. Maritza Carreño por compartirnos la historia de su padre y esos buenos recuerdos que dejaron huella en aquellos que lo conocieron. Personajes que no se olvidan.
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