IGOR BARRETO
«Aquel que no escucha nunca, no puede escribir», Ígor
Barreto.
Ígor Barreto
Nace en San Fernando de Apure un 26 de Mayo 1952…
“de
luna llena, en el Hospital Acosta Ortiz, a las 10 de la noche. Ahora, cuando
paso bordeando las paredes del hospital después de tantos años, pongo mi mano
contra el friso y rozo la pared hasta doblar la esquina, siempre por la misma
acera. Al final me miro la palma manchada con pintura de cal, azul y blanca, y
guardo aquel polvo dentro del bolsillo como un amuleto secreto (sólo para mí)”...
Es un escritor, poeta, editor y
ensayista venezolano. Su trabajo poético es reconocido nacional e internacionalmente
porque está fundado en el cuestionamiento de la representación romántica
de la vida, del hacer humano en general, donde la visión urbana de la
naturaleza es un aspecto lleno de interrogantes.
Hijo de Haydee Sanoja Mayol y
del médico, Cesar Barreto Ravel.

Desde muy joven es aficionado a los juegos de gallos,
sus recuerdos provienen de una gallera en Biruaca… “se veía un caño que la bordeaba, un caño donde la gente le gustaba
bañarse mucho a pesas de que había muchos tembladores y muchas anguilas eléctricas…
era una gallera de pueblo”…”Reunía todo el dinero que mi padrino o mi
papá me regalaban, lo iba reuniendo y llevaba a las peleas de gallos con 1000 dólares.
Yo era un muchacho de 12 años que jugaba un gallo con mil dólares”. Dice que lo de los
gallos viene por parte de su madre… “Creo que mi abuelo fue gallero para los
blond que organizaba partidas para buscar sarrapias en la selva. (La sarrapaia
se usaba como base para perfume, porque sostiene el aroma del mismo durante
mucho tiempo y tenía un precio muy alto)”. A los 11 años tuvo sus primeros animales, hasta que
le detectaron fibrosis pulmonar a causa de la alergia al polvillo que despiden
las plumas de las aves, por lo que se vio obligado a sacarlos de su casa.
María Laura Padrón en “Igor Barreto, La Conquista de la Poesía señala lo
siguiente: …“Como cada tarde, encaramado en el
mirador que él mismo construyó sobre la horqueta del samán sembrado por su
tatarabuelo frente a la casa, Ígor Barreto, niño inquieto, observa los barcos
que atracan en el río San Fernando de Apure, transportando ganado o viajeros.
Desde allí escucha las canciones de Julio Jaramillo sonando en la rocola y se
entretiene con el vaivén de las mujeres que atienden las mesas en el botiquín
de la esquina, el bar de las Villanueva. No entiende qué ocurre allí adentro, pero la iluminación tenue y extraña
del ambiente cautiva sus sentidos.
No requirió de mucho tiempo para darse cuenta de qué se trataba. En el
llano, la pérdida de la inocencia ocurre demasiado temprano, así que de tanto
escuchar las melodías y los vericuetos que narraban, además de los diálogos
entre las mujeres y los comensales del bar, entendió la relación corporal que
mediaba entre esos seres y que antes le estuvo vedada. Muy pronto se vio a sí
mismo en el lugar de aquellos parroquianos tomándose una cerveza en el bar.
Aquellas
imágenes se quedaron grabadas en su inconsciente, para más tarde transformarlas
en poesía”…
En el llano de San Fernando, rincón
que en algún momento fue un puerto donde llegaban barcos directamente del
Caribe o de Europa, Ígor Barreto vivió un mundo influenciado por sus
antecedentes culturales… “En la historia
de este país ha ocurrido una batalla, quizás de las más crueles, entre el mundo
urbano y la marginalidad y la cultura campesina y la cultura analfabeta
profunda. Extraño a los representantes de esa cultura analfabeta profunda, esos
seres ávidos que yo conocí en mi infancia, gente que vendía jugos por las
calles de San Fernando, a los capitanes de los bongos y esas grandes chalanas
que surcaban en Apure. Extraño mucho a esos seres de un país recóndito. El
hecho de que la ciudad quede en la orilla del río hizo que en San Fernando se
viviera un tiempo distinto. Llegaban las cosas con diez o 15 años de atraso, en
comparación con otras ciudades como Caracas. Así que yo vi, por ejemplo, la
llegada de la televisión dos veces. Allí se vivía un poco en el pasado”…

Igor Barreto ha desarrollado una importante carrera durante
la cual ha sido editor de catálogos de arte para diversos museos de Venezuela,
colaborador como articulista de prestigiosos diarios y revistas literarias
nacionales e internacionales, ha representado al país en diferentes encuentros
internacionales en Rumania, España, Estados Unidos, Colombia, Cuba y Argentina.
Ha sido
traductor de Lucian Blaga, investigador de etnomusicología y autor de cuentos
infantiles. Profesor de la Escuela de Letras de la
Universidad Central de Venezuela. Ha ganado el Premio Municipal de Literatura,
Mención Poesía, en 1986, y el Premio Universidad Central de Venezuela, Mención
Poesía, en 1993. Ha sido traductor de Lucian Blaga, investigador de
etnomusicología y autor de cuentos infantiles. Obtuvo la beca Guggenheim en
2008.

…”La imagen del Santo Sepulcro fue donada por
mi tatarabuelo a la Iglesia de San Fernando de Apure, cuando decidió abandonar
la masonería.

Mi tatarabuelo, para evitar esa “bola negra” de la muerte,
les regaló a los masones una estatua de Bolívar y el Santo Sepulcro a la
Iglesia. Desde entonces, en mi familia, el Santo Sepulcro es un objeto de
devoción enorme”…

Para leer su poesía igorbarreto.blogspot.com
“Vamos a sacar a la derecha
comunista del poder y en su lugar lograremos el acuerdo para una democracia más
humana”. Igor Barreto
Recopilación
realizado por Orlando Nieves
FUENTES:
-letramuertaed.com.
María Laura Padrón en “Igor Barreto, La Conquista de
la Poesía
-Prodavinci.com.
La mirada de
Igor Barreto por Milagros
Socorro
-Biografía: Letra Muerta. | Texto sobre la editorial
Santo Sepulcro: Michelle Roche
Rodríguez para Cuadernos
Hispanoamericanos.
-lapoeteca.com. Ígor Barreto: “La
literatura es un gesto de ocupación”
-elpais.com. Igor Barreto: “El mejor regalo que he recibido es un gallo de combate”
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