AVENIDA
ACUEDUCTO
LOS TIEMPOS
DE LOS CHIGUIRES
EXORDIO.-
Qué cantidad
de vivencias y recuerdos guardan nuestras calles y avenidas bajo sus túnicas
asfálticas, mundologías imperecederas que duermen y despiertan al llamado de
Jano Bifronte, mostrándonos en arrebatos la limerencia mustia de las dos caras
de nuestro pueblo: la del pasado y del presente. Y con la favonia vespertina
del fin de año llegan las evocaciones inconmensurables de tiempos que
preexistieron, siendo magnánimos y munificentes; pero que un día sin tiempo, un
día de aquellos soltaron amarras para marcharse sin tornada, llevándose al
pueblito giróvago de nuestros primeros abriles, magullándonos la nostalgia en
su lasitud, transportándonos a los caminos de nuestros primeros pasos, cuando
soñábamos sueños de simplicidades.
Esto lo
recordaran
aquellos que
lo vivieron,
años que ya
se nos fueron
y sus
recuerdos tendrán.
Quizás
algunos dirán
esos tiempos
los vivimos,
con nuestros
ojos allí vimos
en la laguna
chiguires,
también
había babos y guires
y por la
avenida anduvimos.
BREVE
RESEÑA.-
Hace poco nos enviaba vía Facebook el guasdualiteño Oswaldo Sereno Montoya una foto frontal de la avenida Acueducto, al detallarla se nos vino a la gradería mental la época en que oíamos de nuestros mayores: “nos vamos por la avenida de los chigüires” en referencia apresurada y folclórica a la avenida Acueducto. Esta importante vía también tiene su historia menuda y amena. Para refrescar la memoria, curucuteando unos archivos encontramos en ellos la quinta resolución emitida por el concejo municipal del año 1967, cuando siendo presidente del ayuntamiento el hierático Luis Barreto Méndez, se acuerda por orden emanada de su despacho iniciar la construcción de los dos canales y su respectivo asfaltado; luego en 1983 ejerciendo la municipalidad el recordado poeta Alexis Heredia se dispone el alumbrado, y como añejo antecedente: en 1957 Jofree Vallè, en gestión directa con la presidencia del país a cargo del general Marcos Pérez Jiménez, inicia el patroleo de la futura corredera y extensión de la avenida Miranda. Lo de la denominación popular de avenida de los chiguires se debió a la cantidad de caviomorfos que habitaban en ambos lados de la senda, y que por protección del ayuntamiento vedaba su caza; la adaptabilidad y
reproducción de la especie fue acelerada, llegando con el correr de las décadas
a presentarse dificultad para el tránsito de caminantes y paso de vehículos,
debido a la considerable cantidad de capibaras que se atravesaban sin el
peligro de ser diezmados para el consumo humano. Caminaron los años, nuevos
tiempos, y los chiguires fueron desapareciendo, testigos fueron nuestros ojos
infantiles de observarlos en los predios en paz con la naturaleza, hasta
mediados de la década del 80 del siglo pasado aún eran vistos en reducido
número. De los chiguires se recordaran las muchachadas corraleñas y carpeñas de
aquellos años, quienes por obligatoriedad debían atravesar con las primeras
horas del día la avenida con destino a los centros escolares; aquellos tiempos
no se olvidan, aquellos tiempos se recuerdan porque fueron tiempos buenos.
ALJER.-.
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