NECROFILIA
Autor: Hugo Arana Páez HARPA
Cuento fantasmal llanero San Fernando de Apure, 15 de diciembre de 2022
Contaban los viejos vecinos del vetusto cementerio municipal de la calle Chimborazo, que frente a la entrada principal de ese camposanto veían de madrugada a una joven y hermosa mujer de largos cabellos negros, invitando a entrar a esa necrópolis a los pocos peatones que a esas altas horas se atrevían a transitar por el tenebroso lugar. En una ocasión un solitario transeúnte le tocó andar por allí y como era habitual, allí estaba parada la extraña visión. Al verlo, la mujer le hizo señas. Animado por el llamado de la dama, el tercio ágilmente apresuró los pasos para admirar de cerca a aquella belleza; pero en la medida que se acercaba a ella cavilaba muy preocupado.
-¡Qué raro! ¿Qué querrá esa tercia? ¿Qué hará una mujer tan bonita y sola, parada en la puerta del cementerio a estas horas? ¿Será que me va a pedir un cigarrillo? ¿Acaso será una loca? ¡Qué va, no me parece! Sea lo que sea voy a ir allá a ver qué vaina quiere...
En la acera, lo esperaba luciendo una seductora sonrisa, que cual poderoso imán atraía con fuerza al sorprendido peatón, quien al estar muy cerca, se cercioró que inesperadamente la sensual mujer había entrado al camposanto, desde donde le hacía señas para que la siguiera. Por supuesto, el joven decide acompañarla. Ansioso, inútilmente trataba de entrar pero lamentablemente un enorme candado se lo impedía. Mientras que la mujer continuaba invitándolo. Ante tanta insistencia, el hombre reflexionó nuevamente. -¿Cómo es posible que esa mujer haya entrado al cementerio sin haber abierto la reja? ¡No es posible que un ser humano atraviese fácilmente; puertas, paredes o rejas! ¡A menos que sea una muerta!
No obstante, ante la obstinación de la dama, el galán le propuso encontrarse en otro lugar. Ante la inesperada propuesta, la bella mujer, se transformó en un carcomido y horroroso ente. El bello rostro se había convertido en una horrible calavera, de la que pendían unos grises mechones que una vez fueron una reluciente cabellera negra. De las cuencas de los ojos brotaban repugnantes y enormes gusanos que caían casi a los pies del aterrorizado muchacho; mientras que la descarnada y desdentada quijada profería horribles insultos contra el infeliz: -¡Ven gran carajo! ¡Pasa, quiero que me beses! ¿Te gustan las mujeres bonitas como yo? ¡Entonces ven, pa´ que me muerdas los labios, como hace diez años lo hicieron los cuatro degenerados que me sacaron de la sepultura para violarme!
Simultáneamente, el monstruo saltó a la barda desde donde lanzó una estruendosa carcajada que despertó a todos los vecinos y que hizo que el aterrorizado hombre emprendiera veloz carrera. El frustrado galán iba por la solitaria calle Sucre rumbo a la catedral profiriendo horribles alaridos. Fue tanta la impresión que la horrible visión le produjo que no supo cómo llegó a la vieja iglesia.
Contaban los conocedores del asunto, que esa horrible visión era el alma en pena de una bella joven, que hacía unos diez años había sido sepultada en ese camposanto y que a medianoche cuatro aberrados la exhumaron para violarla y que a la mañana siguiente los obreros de la necrópolis cuando fueron a cumplir su rutina de trabajo, encontraron el cuerpo de la infortunada muchacha tirado al lado de la fosa. Allí estaba, desnudo y desgarrado como si algún animal la hubiera mordido. Temblorosos, los sorprendidos trabajadores dieron parte a la policía y a la prensa; regándose rápidamente por el pueblo la información del macabro hallazgo. Desde entonces, se dice que en las madrugadas aparece a las puertas del Cementerio de La Chimborazo, la visión de una joven y bella mujer invitando a los desprevenidos transeúntes que a esa hora atinan pasar por allí a ingresar a ese tenebroso lugar. Asimismo, cuentan que sale de madrugada de su tumba para tomar venganza de los hombres que andan en malos pasos tras los fustanes de esas muchachas malas que hacen cosas buenas…ja, ja, ja. También, refieren que los que han osado entrar al camposanto han percibido que la bella mujer se convierte en un espantoso monstruo, que los aterroriza hasta enloquecerlos. Por si acaso amigo, nunca camine a medianoche por el abandonado cementerio de la Chimborazo.
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