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sábado, 14 de septiembre de 2019

JENNY CAÑA


JENNY CAÑA

Por Orlando Nieves.
Pedro Calderón de la Barca en el soliloquio más famoso del drama español, escribía:”Yo sueño que estoy aquí/de estas prisiones cargado,/y soñé que en otro estado/más lisonjero me vi./¿Qué es la vida? Un frenesí./¿Qué es la vida? Una ilusión,/una sombra, una ficción,/y el mayor bien es pequeño:/que toda la vida es sueño,/y los sueños, sueños son.” Así es Jenny Caña, una de las artistas más talentosa que he conocido. Soñadora, emprendedora, humanista, cariñosa, colaboradora y con una sensibilidad que muchos desearían tener.

Esta hermosa negra caraqueña, residenciada en Guárico y con el corazón apureño ha logrado plasmar su trabajo en nuestros corazones. Indudablemente el talento le sobra y lo ha demostrado en múltiples exposiciones, obteniendo reconocimientos y premios, tanto regionales como nacionales. Desde muy pequeña mostraba su afición y atracción hacia el dibujo y la pintura, logrando su especialización en la Escuela de Artes Plásticas “Juan Lovera”.

Su trabajo nos muestra un profundo afecto por lo humano y lo divino, plasmando en sus pinceladas esos sueños tranquilizadores que te hacen descubrir la esencia de lo hermoso de la vida.
Gregorio González Vivas Presidente de la AVAP-Apure escribe lo siguiente:
Jenny Caña, tradición y sensibilidad 
Desde hace más de unos veinte años, la obra de Jenny Caña (Guayabal-Guárico, 1974) ha acusado un despliegue de espacialidad circunscripta a formas que revientan nudos gordianos desde el oficio encomiable, pasando por el carácter minimalista de cuanta etapa ha transcurrido. El peregrinaje paradójicamente en un estado caracterizado por emplear desafíos un tanto depurado, sobrio y retador, contrariando el saturado rol de la resolana y al bucólico aire que asfixia tanto latir y tanta abulia desde la anécdota y casualidad, abren un fresco horizonte en cada empresa que se propone. Sus obras se aproximan en un largo y depurado esfuerzo tras confluir entre hilos a destajo que hablan de otras emanaciones próximas a lo inanimado, pero a la vez próximo a la vida, célula latente que convida a ser tenida como mínima expresión en la derrota y en cada triunfo compartido, de ello puede
abastecerse en sobrias entregas de misticismo y sostenerse sobre los mismos discursos, pero llevados mas allá de la realidad y mas allá de los sinsabores, siendo que a través de la motivación fútil y reveladora de la que hablan los que no tienen voz, en la que gritan los que corren tras el auxilio de colores encendidos, que la misma Jenny Caña en actitud liberadora, nos concede sobre los restos de ejes temáticos como, la unión de lo que parecen muchas personas “A viva voz” como análogos a las células y otras contrariados a los encuentros. Las imágenes de muchas series nos remiten en distintos momentos de su trabajo a la flora y a un entorno a veces abstracto, contenido en el rescate atrevido de la figura desnuda desde el contraste. Siendo estas obras la aproximación al desafío de una ventana depurada que dejan constancia de la búsqueda por integrar esta tradición y sensibilidad con el lugar de origen, sobre todo cuando lo resume en fragmentos, así surgen los ojos en actitud escrutadoras y dan testimonio de su unicidad: ojos hacia adentro, hacia la fragmentación en el más adentro, solo en ese espacio expande el discurso a hacerse sobre los mismos restos de figuras anteriores, esta parte del mundo en que Jenny Caña inserta, vida, desnudos y auras de misterio, puede mover el horizonte con libertad a ser comprendida cada obra propuesta.
El sello de su acercamiento con lo figurativo se ha dado a lo largo de su carrera y los caracteres de elementos como: árbol, hojas y mucho azul, aluden al proceso de migrar hacia la reflexión, hacerse de sus orígenes y crecer en algún lugar imposible. El repertorio visual del que provee el privilegio de asistir a obras en fronda, lo intuye el talento para actualizar las búsquedas alrededor de los movimientos artísticos. Conllevar a la práctica de esta artista en su constancia, hacen en tanto un ejercicio de apropiación, de interacción con el todo así como con los muchos, por tanto abordar lo obvio, no es más que asumir continuidad y frescura mas allá de los desencuentros con el reto del rumbo que traza su obra a futuro. A ratos pareciera que readapta las figuras sobre los colores cuasi grafiado, renueva y toma inspiración de los motivos y patrones creados en momentos figurados desde modelos vivos y del imaginario, donde el propósito pareciera ser por el contrario, los mismos enunciados y de lo inverso de las misma figuras, como una adecuación imposible de un mundo imposible de definir. Por ejemplo refiriéndonos a sus piezas modulares que en algún momento desplegó en algunos salones,
nos dio el encomiable gusto de presenciar el tránsito hacia un reto de gran monta, de expansión como onda de resonancias y reptó en su espiral a la importante capacidad de lo que dejada de decir a la vez, sin detener su vuelo en el saldo a favor y en el formidable encuentro con lo que vimos sobre manchas expansivas y el carácter lúdico sobre cualquier supuesto deterioro o contradenuncia que haya podido surgir en un supuesto negado, su desafío constante esta en el tablero y mas allá de lo que surja, la obra mantiene el propósito de renovarse en la mirada y en donde el entorno que circunda las horas se deshace de lo inverosímil para ser factible de convivir con lo magnífico.

 Tertuliar con Jenny disfrutando un café, es uno de los placeres que te hacen olvidar las manecillas del reloj por lo fluida y sincera de la conversación, como decía un buen amigo, el tiempo pasa y la hora no se detiene, con Jenny es todo lo contrario. Escuchar sus sueños, utópicos en su mayoría, es sentir su calidez humana por un mundo mejor y más lleno de cultura.

Aún cuando la vida le ha jugado algunas malas pasadas, se ha levantado como el ave fénix para seguir adelante defendiendo la vida con esa pasión y valentía que siempre la han caracterizado. Luchadora por sus ideales y férrea amante de la cultura, además de su talento, hacen de Jenny una de las mujeres valiosas que ha pasado por nuestro Estado, colocando en alto el nombre de Apure. Quienes tenemos el placer de conocerla, sabemos de sus alegrías y de sus tristezas, además que siempre le busca la quinta pata al gato, hasta que se da cuenta que solo tiene cuatro patas y que el pobre gatico no nació con alguna enfermedad congénita.

Hoy cuando ya no se le ve regularmente en San Fernando, por múltiples razones, Jenny Caña ha sembrado su amor, sus ideas, sus sueños y su trabajo en nuestro hermoso, golpeado y querido Estado Apure. Su trabajo ha sido elogiado por propios y extraños, mereciendo las mejores críticas de aquellos especialistas y no especialistas en el tema, simple y sencillamente es un trabajo digno de admiración porque lo hace con pasión y amor. Su calidez y esa risa extrovertida le han hecho ganar el cariño y la simpatía de muchos, que nos hacemos llamar sus amigos. Hoy con mucho cariño y humildad le expreso, a mi buena amiga Jenny Caña lo siguiente: "Que tus pinceladas sigan llenando los corazones ávidos de la pureza del arte".

4 comentarios:

María del R. Jaime dijo...

Una vida dedicada al arte, a la comprensión y experimentación de los secretos que se esconden en cada lienzo para mostrarnos su compromiso con el mundo.

Eduardo Palma dijo...

Mi amiga Jenny Caña es una de esas amistades que hay que presumir, además de su trayectoria artística su vida personal es una aventura sabrosa y aleccionadora; sencillamente excelente persona y artista.

BETTY PEREZ dijo...

Hermosos cuadros y que bellas palabras para describir lo hermosa y talentosa que eres muñeca felicidades
me encantaron tus pinturas.

Unknown dijo...

Tus manos Jenny, son benditas y ungidas por Dios, lo comprobamos al ver la obra extraordinaria que plasmas en un lienzo, no puedo negar que tu talento nos bendice. Tqm! Sigue adelante, algo bueno está por suceder. Tqm

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