Por: ALJER EREÚ
Versos de Juan José Grieco Laporta, escritos en
1945:
El Gamero con sus gentes
con sus lanchas y curiaras
con sus bongos de paneta
y sus balsas conuqueras
hechas con madera y guafa
que llegaban bien repletas,
con topocho, yuca y plátanos,
y las traían los vegueros,
que lograban la cosecha
con el sudor del trabajo.
Por eso si me preguntan
a donde tengo mi casa
alzo la frente y contesto
con un orgullo de casta:
En Guasdualito de Apure,
puerto de la tierra llana
ese es mi pueblo que quiero
un pueblo de fuerte raza.
BREVE INTRODUCIÒN.-
En continuidad con la sección Guasdualito y sus
barrios, se presenta en los párrafos posteriores un ajustado resumen sobre el
primer fragmento territorial fundado en el pueblo nuevo, conocido como Barrio
El Gamero. Agradeciendo la colaboración de algunos de sus habitantes que llenos
de orgullo y pertenencia trasmitieron a este escribiente valiosa información
oral, la cual se confrontó con la documentación investigada y analizada, para
así estructurar de forma organizada los aspectos más relevantes del populoso e
histórico barrio. Se aclara que no es la pretensión que lo reflejado en la
reseña sea lo total y único, ya vendrán en un corto plazo nuevos cronistas e
historiadores, que movidos por el espíritu alentador de la identidad telúrica,
efectuen nuevos aportes que enriquezcan aún más nuestra cultura histórica,
mientras tanto cumplimos con el llamado de la musa dorada Clío, dejando que sus
bisbiseos nos orienten en la tarea propuesta de escribirle a nuestro terruño
mientras el Dios Eterno y Único lo permita.
ASPECTO HISTORICO.-
El Gamero, populoso barrio del Guasdualito nuevo,
cuya historia ancestral ha sido testimoniada a lo largo de las centurias por
las aguas turbias del tributario Sarare, siendo merecedora de indagación y
estudio para la preservación en el horizonte temporal de su particular gentilicio
e idiosincrasia. Respecto al ámbito histórico, por obligatoriedad se tiene que
recurrir a los aspectos inaugurales de nuestro pueblo para tener claridad y
objetividad sobre la conformación progresiva de dicho sector. En este sentido,
los registros históricos señalan como evento fundacional el año de 1771, sin
embargo, suposiciones retraen el acto a 1770, sin quitarle méritos a José
Ignacio del Pumar y Traspuesto, Marqués de la Rivera de Boconò y Masparro,
Vizconde del Pumar, siendo el preclaro barines quien daría estructura y
conformación valida al poblado colonial, excuadrando la primera plaza,
señalando el lugar de construcción de la iglesia y procediendo a la concesión
de solares a las dignas cepas que lo acompañaban en el acaecimiento, dándole organización
estatutaria al nuevo asentamiento. Cabe destacar que la fundación de
Guasdualito entraría tarde a los registros históricos, teniendo en cuenta que
desde la llegada de los colonizadores habían transcurridos casi trescientos
años.
MUDANZA AL PUERTO.-
De la fundación del primer Guasdualito pasarían
cincuenta años para que se iniciara un éxodo lento de los pobladores
precursores, obligados por la guerra de independencia, lo insalubre y cenagoso
del entorno, las pestes recurrentes, entre otras calamidades, a emigrar hacia
el Puerto de Periquera (procedente de las aves psitaciformes). Observamos
entonces que serían dos pueblos los que nacen entre la séptima década del siglo
XVIII y las primeras décadas del siglo XIX. Sin miramiento seria la decisión de
la mayoría de aquellos habitantes, encontrarían a pocos metros de la
confluencia de los ríos Sarare y Apure, un mejor sitio para habitar y cultivar,
así como la ventaja de aprovechar el turbio caudal como medio fluvial. En esto
tomaría parte el honorable Concejo Municipal de 1834, poniendo en ejecútese la
Resolución de 1831, en la cual se emplazaba el traslado de la ciudad de
Guasdualito a orillas del río Sarare, en el lugar que orientaba la autoridad, y
en donde se alentaba a los habitantes de los poblados a conformar uno solo, con
el objeto de darle estructura a una nueva parroquia, lo que ciertamente
sucedió. Lo anterior puede corroborarse en La Intendencia del Ejército y Real
Hacienda, perteneciente el documento al Archivo General de Las Indias en Sevilla
(Esp) del cual extraemos (tal y como fue manuscrito) unas interesantes líneas:
“consta que con superior permisión en el año de mil y setecientos y setenta, en
que ejercía el empleo de teniente de gobernador …con superior aprobación y
permiso allanó y pacificó el sitio de Guasdualito, jurisdicción de esta ciudad,
distante de ella cerca de cuatro días de camino, lugar que se hallaba desierto,
solitario e inhabitable, por ser el centro, abrigo y madriguera de indios
bárbaros y por ello de gravísimo riesgo para los transitantes…(sic).
ORIGEN DEL NOMBRE.-
Aspecto prestado para varias conjeturas debido a
rubricas estampadas con difícil probatoria. Una de las hipótesis más conocidas
es que la toponimia de la barriada viene a ser porque en el sector habitó una
familia de apellido Gámez; versión corroborada a nuestros oídos por varias
personas de avanzada edad del barrio, quienes aseguran que de la capital de la
repùblica llegaría una alcurnia con el referido patronìmico, estableciendo su
morada campestre en las cercanías del afluente, esta versión proviniendo
directamente de fontana oral es aceptada para fines históricos, a pesar que en
nuestra exhaustiva investigación censal entre 1930-1940 no encontramos por
ningún lado el registro ni poblacional ni comercial de alguna persona con tal
apellido; consultado el poeta Dante Fontana sobre esta apreciación, señaló: “de
venir el gentilicio por la alcuña Gámez, lo definido serìa “gamecero. Ante la
duda quedó para el autor de esta publicación la indagación genealógica que
permitiera atar los cabos sueltos respecto al punto.
La segunda hipótesis en cuestión resulta igualmente
de consideración y atención, esta refiere que el bautismal deriva de un
hispánico acompañante del fundador de Guasdualito, la presunción pareciera entrelazar
al verídico origen. En un detenido rastreo heráldico en la documentación del
Instituto de Historia y Heráldica Familiar (Esp), encontramos que el apellido
Gamero es de origen vasco derivado de los antiguos cazadores de gamos, su
escudo es: “En campo de plata un gamo bajo un árbol de sinople superado de un
lucero; el apellido se extendería por Palma del Río (Córdoba) y en Jerez de la
Frontera (Cádiz)”.
Profundizando al respecto, apoyado en los índices
heráldicos de los siglos XV-XVI, y por crónicas de historiadores de la época
podríamos afirmar que este escudo u otro muy similar a él, surgió en la campaña
del rey Sancho VII, en 1215, formando parte de las tropas que conquistaron
varias localidades valencianas y, que el pontífice Honorio III reconoció su
mayorazgo en 1216. Ahora bien, retrocediendo a 1770 al sur occidente del estado
Apure, con el Vizconde del Pumar vendría en la travesía colonizadora don
Francisco de Gamero, de noble estirpe, y en parentela con los Gamero de la
provincia española de Valencia, quien en su afán exploratorio y autorizado por
don José Ignacio abriría meses después senda en la espesa fronda tropical hasta
llegar a la orilla del imponente río bautizado como Sarare (Darari) nombre
indígena derivado de la palma de seje, muy común en las adyacencias. Don
Francisco de Gamero establecería su feudo a trescientos metros de la margen
derecha, que sería una hacienda de caña sudamericana con algunas reses y recua
caballar, allí se quedaría, laboraría con esfuerzo y allí quedarían sus restos
mortales sembrados en la fértil tierra pero sobre inundada zona. En otra
revisión, en los archivos del Ministerio de Obras Públicas, con fecha de 1939,
capitulo X, referente a Guasdualito, se señala: “consta a margen derecha un
lote de terrenos perteneciente en otrora a un comisionado fundacional, otorgado
en herencia a sus sucesores…p.45”. Atendiendo a estos fundamentos nos atrevemos
a afirmar y respetando las teorías y folklorismos populares, que el origen real
del barrio viene de este inquieto explorador, cuyo apellido se extendería a las
siguientes generaciones con el tránsito de los años a distintas regiones del
país, en vínculo directo con la familia establecida a principio de la segunda
década del siglo XX en el sector.
POBLAMIENTO.-
El poblamiento tanto del nuevo Guasdualito como de
lo que empezó a conocerse como El Gamero tendría su arranque progresivo a
partir del siglo XX. En torno a esta afirmación el anacoreta y erudito
presbítero Daniel Delgado, en su testimonio escrito titulado “Excursiones por
Casanare” estamparía lo siguiente: “el pueblo es uno de los más importante del
Alto Apure, tanto en el aspecto histórico como cultural, las casas de
construcción ligera, techados con palma o con zinc, calles donde se observan
las cercas, empalizadas y mangas de bambú o alambre de púas, lo que delataba la
presencia del ganado suelto, pero no había iglesia ni sacerdote…” (Delgado,
1909-111). Mientras la anterior descripción era el panorama observado en las
cuatros calles iniciales, a escasos cien metros de las barrancas del lioso y
portentoso fluvial nacido en El Páramo El Almozadero, conocido como Sarare,
aparecerían las primeras casas sostenidas en pilares o estacas afincadas
(palafitos) cuyos constructores suponemos llegarían en algún barco de chapaletas
de la Compañía Venezolana de Navegación (CAVN) siendo conocedores en amplitud
de la arquitectura palafìtica, técnica cuyo origen se ubica en la época meso
india, abarcando el periodo intuido entre el 5.000 y el 1.000 aC, según la
ciencia antropológica.
PRIMERAS FAMILIAS Y OTROS ASPECTOS.-
Con la entrada del tercer decenio del siglo XX
dignas prosapias se fueron estableciendo en el puerto y sus cercanías,
originarias unas y otras venidas de otras latitudes, dándole identidad propia
al originario gamereño, entre los apellidos predecesores están los: Merchán,
Linares, Torres, Mora, Izquierdo, Quintero, Tortolero, González, Contreras,
Galìndez, Chávez, Camacho, Arroyo, Veliz, Novoa, Caballero, Pereira, Rivero,
Pantoja, Baldallo, Mejías, Gómez, López, Rico, Mejías, Lugo, Colmenares,
Valero, Cabriles, Venegas y muchas más raleas que se radicarían en el sector,
expandiendo sus renuevos generacionales sus patronímicos, religando con otras
estirpes el abolengo gamereño. En cuanto al crecimiento del barrio, el punto de
inicio es la calle principal, antiguo terraplén que desde los inicios de la
centuria fue transitado por carreteros y cargadores en mula, comisionados por
acaudalados comerciantes a la descarga de las mercancías y suministros de los
barcos de vapor que llegaban vía fluvial desde ciudad Bolívar y la capital del
estado Apure. A las costas gamereñas atracaban en temporada invernal aquellas
modernas embarcaciones de la época surcando las arterias fluviales de la
orinoquia venezolana, para suministrar al pueblito campestre de lo necesario
para el comercio y sustento, el retintín de sus estruendosos silbatos
escuchados en la lejanía era el anuncio de días feriales, ya anclados en la
hondonada el panorama se mostraba dinámico y alentador.
BATALLA DE GUASDUALITO DE 1921.-
Llegaría el 19 Junio de 1921, la fecha quedaría
grabada para siempre en la memoria de los habitantes de Guasdualito, como uno
de los días más sangrientos de su historia. Tropas revolucionarias comandadas
por el doctor Roberto Vargas (a) “El Tuerto” (comandante en jefe), secundado
por Fermín Toro (jefe de estado mayor), general Emilio Arévalo Cedeño (jefe de
la primera división), general Pedro Pérez Delgado (jefe del batallón Aramendi)
entre otros, intentarían sin éxito tomar la plaza de Guasdualito la cual estaba
defendida por 270 hombres apertrechados en el Cuartel Militar (hoy Casa de
Gobierno) comandados los mismos por los oficiales gomecistas: general Benicio
Giménez, coronel Antonio Pulgar y coronel Jesús Antonio Ramírez, veteranos
militares que sin pestañeos ni titubeos ordenaron a sus hombres defender el
cuartel a costa de sus vidas. Treinta y seis horas de plomo limpio con los
Winchesters 30-30, y el continuo relampagueo de los machetes Collins, fueron
más que suficiente para inundar las cuatro calles del pastoril y apacible
pueblo con el purpuro liquido humano, líquido vital que la tierra adoquinada y
humedecida por el invierno mezclaba con el légamo sin menosprecio alguno.
Respecto al enfrentamiento el letrado Dante Fontana en su texto 33 Horas,
relata un hecho para consideración muy vinculado a El Gamero, leamos:
“Por El Gamero entró el general Salvano de Jesús
Uzcategui con un pequeño grupo de soldados procedentes de Puerto Nutrias, a
reforzar al gobierno en la batalla de 1921. En las cercanías de ese barrio tuvo
lugar una escaramuza con fuerzas de Maisanta, de la que salió bastante
afectado, pues perdió tropas, caballos y armamentos. (C.XXV, El Refuerzo de
Uzcategui, p: 103, 104, 105). (Fin de cita).
Terminaría la cruenta lucha con la retirada de los
insurgentes a las Sabanas del Caimán entre diatribas y culpas, el excelso poeta
palmariteño Alexis Heredia Orozco perpetuaría el hecho en un estremecedor poema
titulado: La Guerra de Maisanta, haciendo mención a la acción en las adyacencias
gamereñas.
CRECIMIENTO DEL BARRIO.-
Llegarían los años 50, pronto cesaría el comercio
fluvial, en 1952 se observaría por última vez en amarre a orillas del Sarare al
vapor Arauca, trayendo desde ciudad Bolívar componentes de los motores
principales del nuevo Acueducto que surtiría del vital líquido a la población.
A finales de la década el puerto con escalinatas de argamasa empezaría su
metamorfosis, ya en los 60 y 70 aparecieran subdivisiones en el barrio, que
expandirían hacia los cardinales este y oeste la superficie poblada. Barrio
Loco (designado por su crecimiento desordenado), La Pica, Barrio Bueno, Los
Almendros, El Malecón, serian algunos de las fracciones territoriales que
surgirían en forma espontánea, por no decir sin ningún ordenamiento ni planificación,
impulsadas por la migración excesiva y descontrolada que promovió la
habitabilidad de espacios de condiciones riesgosas, lo que hace en la
actualidad muy necesario una planificación urbana que norme legalmente la no
proliferación de más asentamiento a fin de evitar pérdidas tanto humanas como
económicas a sus habitantes.
EL PUENTE 19 DE ABRIL.-
Viejo puente de El Gamero
sobre el caño Periquera,
te venían en la rivera
la chenchena y el bonguero.
Allí fue a pescar luceros
Juancito sin la Lujuria,
allí asomaría la espuria
la crueldad de su destino,
allí El Escritor Peregrino
soñó fábulas de incuria.
Puente 19 de Abril, pontón de concreto extendido sobre El Caño Periquera, seria edificado en el año 1977 durante la gestión estatal de Elías Castro Correa. Su antecedente sería un rustico armazón de madera ensamblado por la pericia de Bernardino Vivas. Unión de un pueblo y su puerto, su envés ha sido deponente del paso de narras acuáticas escritas desde tiempos remotos. Al caño Periquera llegaban en verano los bongos de carga liviana contentivos de mercancías y alimentos, además de insumos para labores agrícolas. Al llegar las lluvias y con el crecimiento de borde a borde del Sarare, los vapores de menor peso y mejor maniobra como El Amparo y Arauca atracaban por el conducto o brazo de río, cuya profundidad permitía con facilidad la navegación y anclaje de las embarcaciones de la CAVN. Es importante mencionar que debido a lo hondo y bajo nivel de cota, algunos de aquellos precursores optaron por cimentar sus casas de habitación de dos plantas físicas para resguardo y no perder las ventajas que ofrecía la navegación fluvial; como testigos silentes de aquella época, aùn observamos la vieja casa de tablas de Antonio Grieco y la antigua quinta (remodelada) Las Camelias de don Daniel García, meritorios personajes que contribuyeron con hechos al desarrollo y bienestar del Guasdualito nuevo.
ALGUNOS DE SUS PERSONAJES.-
SONETO GAMEREÑO ©
¿Embrión de la familia Gámez
o será el gen de Francisco Gamero?
pero ¿de ellos quien llego primero?
es un criterio para que el misterio clame.
Un Nilo turbio catequizado Sarare,
mi pueblo un Egipto en dual dimensión,
una pequeña Venecia de otro Colón,
con casas ácueas que toleraban pilares.
En el Gamero hace años había palafitos
que habitaban raleas por el correntío,
púnico puerto que tiene Guasdualito.
Neolíticas betoyas del indio en sus ríos
heredadas al llanero y a un pueblo bendito,
diseños parajuanos en natural desafío.
POR ALJER “CHINO” EREÙ.-
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