REDES SOCIALES

viernes, 17 de abril de 2020

JUAN FELIX MICHELANGELLI





JUAN FÉLIX MICHELANGELI


EL ESCRITOR PEREGRINO DE GUASDUALITO


Por: Aljer “Chino” Ereú
SALETA.-
Como deseo que se honrara la memoria de Juan Félix Michelangeli, uno de los más grandes intelectuales guasdualitenses, tragado por la ciénaga lóbrega del olvido. Es injusto pueblo mío que a tus hijos buenos le pagues con tanta ingratitud e indiferencia. Que placentero seria para muchos observar alguna escuela o algún centro cultural con su epónimo, y que sus obras Lujuria y Juan del Llano fueran reeditadas, logrando salvar para el presente y futuro su aporte literario al municipio, estado y país. Juan Félix, un mortal cuyos pecados terrenales fueron el haber estar adelantado a su época, el haber nacido en donde tenía que nacer y el haber muerto en donde no tenía que morir, lejos de su tierra. Mi reconocimiento sincero a este culto bohemio, deseando que las actuales y venideras generaciones sientan orgullo, identidad y pertenencia por nuestro gentilicio.
DÉCIMAS A JUAN FELIX
/
Juancito en su mente olvida
los años de su Lujuria,
divaga y lucha con furia
con su memoria perdida.
Sus recuerdos son heridas
que sangran desde sus ojos,
lágrimas de vino rojo
sorben sus labios poéticos
sus años fueron tan épicos
¿por qué lo dejamos solo?
/
Juancito camina entre tanto
rumbo a la panadería,
allí seguro confía
en un buen samaritano.
Alguien le pone en sus manos
un pan y un litro de leche,
él dice en lenguaje creyente:
Dios te bendiga mi hermano,
y que premie con agrado
tu gesto con muchas creces.
/
Y yo que un día me marché
como buscando un futuro,
para construir un muro
donde afincar mi dintel.
En los caminos de ayer
anduve por San Fernando,
sentado solo en un banco
a Juancito encontraría,
pletóricos de alegría
un buen rato conversamos.
/
Y fue mucho lo que hablamos
lo hablado quedo en recuerdos,
aquel dramaturgo verbo
mi estilo fue incentivando.
A Guasdualito llegamos
a escribir sin escritura,
aquí me dijo la luna
aquí me dijo el lucero:
Juancito y otros se fueron
perpetúalos con tu pluma.
BREVE EXORDIO.-
Sabemos que somos parte de este mundo por el estructuralismo y existencialismo que nos envuelve. Sin embargo, en no pocos casos nuestro propio orbe (el interno) concibe realidades y dimensiones que contrastan con estereotipos predeterminados. Ya en la dinámica y práctica social esta óptica y posición se contraponen a dogmas y patrones ortodoxos, donde quienes se arriesgan a cruzar la línea de lo no convencional son catalogados como anti mundos, excéntricos y, en algunos casos: incomprendidos. Cuando esto sucede, la tangibilidad filosófica y por ende el “statu quo” se decide por lo banal, arrastrando al olvido con sus definiciones y opiniones superfluas a las excepcionalidades. Pero son esas excepcionalidades las que marcan diferencia en su tiempo, y el tiempo en su meditación prolija los reivindica como peregrinos intelectuales, quizás como incomprendidos solitarios en el mundo porque se adelantaron al mundo refugiándose en sus universos mentales.
JUAN FELIX.-
Juan Félix Michelangeli, a quien el bardo guasdualitense Magio Rodríguez llamo “El Escritor Peregrino”, y a quien por su alto nivel intelectual el palmariteño José Manuel Briceño (historiador, filósofo, políglota y filólogo) bautizó como “El García Márquez de Apure”. Poco o nada conocerán las nuevas fecundaciones sobre este polifacético erudito guasdualitense. En cuanto a su familia, algunos señalan su parentesco directo con el ex gobernador del estado Apure, doctor Edgar Domínguez Michelangeli (1.957). Sabido es que, sus padres provenientes de la capital llanera se residenciaron en Guasdualito a mediados del siglo pasado, llegando a prosperar en varios negocios comerciales. Su infancia transcurre en su pueblo natal, en donde su mente y alma inquieta van absorbiendo el bucólico escenario rural y poético que luego plasmaría en sus disímiles narrativas.
Culminada su educación inicial Juan Félix (Juancito) buscando nuevos horizontes se establece en la capital de la república (Caracas) en donde sus inquietudes literarias lo llevan a codearse con lo más granado de la literatura venezolana de aquellos años 70s y 80s; entre sus amigos figuraron Oswaldo Trejo, Francisco Herrera Luque, Domingo Miliani, generación de oro que ennoblecía el lenguaje como materia prima estética, ponía de lado los simbolismos y la semiótica, creando en su estructura unos contextos que eran literarios por sí mismos. En cuanto al estilo particular de Juan Félix Michelagenli, sus textos narrativos están enriquecidos con lo bucólico, realismo mágico, poesía brevísima, juegos de palabras y aforismos.
Su momento cumbre llega con la publicación de Lujuria (su mejor obra) apadrinada por importantes personalidades como el ex presidente del Congreso Nacional Reynaldo Leandro Mora y María Antonieta Cámpoli Schachio (Ex Miss Venezuela). Esta novela ambientada en la dictadura de Juan Vicente Gómez, tiene como protagonistas principales y secundarios a personajes reales prestados por su pueblo a la obra, como forma de retribuir a su terruño la inspiración y primera fuente de su intelecto.
Con el transcurso de los años, el ser humano sufre (unos más, otros menos) el desgaste tanto físico como mental, esto es algo inevitable para todos, es la condición que se debe pagar a cambio del sorbo del tiempo. Lamentablemente los años juegan a traición al excéntrico escritor. Su lucidez mental decae y abandona su promisoria carrera literaria. De regreso a Guasdualito (Apure) era frecuente verlo caminando por las calles de nuestro pueblo, deambulando por la plaza Bolívar o en las panaderías saludado afectuosamente por sus amigos y conocidos. Bien visto por unos y despreciado por otros, el intelectual peregrino acompañado por la soledad y la intemperie escribía ya no libros sino esbozos de recuerdos confusos.
Indagando sobre el paradero de Juan Félix Michelangeli, algunas fuentes señalan que sus familiares lo llevaron a San Fernando de Apure para ingresarlo a un centro de rehabilitación, en donde sería brutalmente golpeado por reacios internos siquiátricos; otras fuentes afirman haberlo visto por San Cristóbal y Mérida. Lo cierto es que el “Escritor Peregrino” Juan Félix Michelangeli es un patrimonio cultural apureño, por lo que se debiera reconocérsele notoria y públicamente su aporte universal a la cultura local, regional y nacional.
Para finalizar esta frase del conde Francais de la Rochefoulcad:
Hay ocasiones en la vida en las que para salir airosamente hace falta estar un poco loco.
ALJER CHINO EREU
JUAN FÉLIX MICHELANGELI
EL ESCRITOR PEREGRINO DE GUASDUALITO
Por: Aljer “Chino” Ereú
SALETA.-
Como deseo que se honrara la memoria de Juan Félix Michelangeli, uno de los más grandes intelectuales guasdualitenses, tragado por la ciénaga lóbrega del olvido. Es injusto pueblo mío que a tus hijos buenos le pagues con tanta ingratitud e indiferencia. Que placentero seria para muchos observar alguna escuela o algún centro cultural con su epónimo, y que sus obras Lujuria y Juan del Llano fueran reeditadas, logrando salvar para el presente y futuro su aporte literario al municipio, estado y país. Juan Félix, un mortal cuyos pecados terrenales fueron el haber estar adelantado a su época, el haber nacido en donde tenía que nacer y el haber muerto en donde no tenía que morir, lejos de su tierra. Mi reconocimiento sincero a este culto bohemio, deseando que las actuales y venideras generaciones sientan orgullo, identidad y pertenencia por nuestro gentilicio.
DÉCIMAS A JUAN FELIX
/
Juancito en su mente olvida
los años de su Lujuria,
divaga y lucha con furia
con su memoria perdida.
Sus recuerdos son heridas
que sangran desde sus ojos,
lágrimas de vino rojo
sorben sus labios poéticos
sus años fueron tan épicos
¿por qué lo dejamos solo?
/
Juancito camina entre tanto
rumbo a la panadería,
allí seguro confía
en un buen samaritano.
Alguien le pone en sus manos
un pan y un litro de leche,
él dice en lenguaje creyente:
Dios te bendiga mi hermano,
y que premie con agrado
tu gesto con muchas creces.
/
Y yo que un día me marché
como buscando un futuro,
para construir un muro
donde afincar mi dintel.
En los caminos de ayer
anduve por San Fernando,
sentado solo en un banco
a Juancito encontraría,
pletóricos de alegría
un buen rato conversamos.
/
Y fue mucho lo que hablamos
lo hablado quedo en recuerdos,
aquel dramaturgo verbo
mi estilo fue incentivando.
A Guasdualito llegamos
a escribir sin escritura,
aquí me dijo la luna
aquí me dijo el lucero:
Juancito y otros se fueron
perpetúalos con tu pluma.
BREVE EXORDIO.-
Sabemos que somos parte de este mundo por el estructuralismo y existencialismo que nos envuelve. Sin embargo, en no pocos casos nuestro propio orbe (el interno) concibe realidades y dimensiones que contrastan con estereotipos predeterminados. Ya en la dinámica y práctica social esta óptica y posición se contraponen a dogmas y patrones ortodoxos, donde quienes se arriesgan a cruzar la línea de lo no convencional son catalogados como anti mundos, excéntricos y, en algunos casos: incomprendidos. Cuando esto sucede, la tangibilidad filosófica y por ende el “statu quo” se decide por lo banal, arrastrando al olvido con sus definiciones y opiniones superfluas a las excepcionalidades. Pero son esas excepcionalidades las que marcan diferencia en su tiempo, y el tiempo en su meditación prolija los reivindica como peregrinos intelectuales, quizás como incomprendidos solitarios en el mundo porque se adelantaron al mundo refugiándose en sus universos mentales.
JUAN FELIX.-
Juan Félix Michelangeli, a quien el bardo guasdualitense Magio Rodríguez llamo “El Escritor Peregrino”, y a quien por su alto nivel intelectual el palmariteño José Manuel Briceño (historiador, filósofo, políglota y filólogo) bautizó como “El García Márquez de Apure”. Poco o nada conocerán las nuevas fecundaciones sobre este polifacético erudito guasdualitense. En cuanto a su familia, algunos señalan su parentesco directo con el ex gobernador del estado Apure, doctor Edgar Domínguez Michelangeli (1.957). Sabido es que, sus padres provenientes de la capital llanera se residenciaron en Guasdualito a mediados del siglo pasado, llegando a prosperar en varios negocios comerciales. Su infancia transcurre en su pueblo natal, en donde su mente y alma inquieta van absorbiendo el bucólico escenario rural y poético que luego plasmaría en sus disímiles narrativas.
Culminada su educación inicial Juan Félix (Juancito) buscando nuevos horizontes se establece en la capital de la república (Caracas) en donde sus inquietudes literarias lo llevan a codearse con lo más granado de la literatura venezolana de aquellos años 70s y 80s; entre sus amigos figuraron Oswaldo Trejo, Francisco Herrera Luque, Domingo Miliani, generación de oro que ennoblecía el lenguaje como materia prima estética, ponía de lado los simbolismos y la semiótica, creando en su estructura unos contextos que eran literarios por sí mismos. En cuanto al estilo particular de Juan Félix Michelagenli, sus textos narrativos están enriquecidos con lo bucólico, realismo mágico, poesía brevísima, juegos de palabras y aforismos.
Su momento cumbre llega con la publicación de Lujuria (su mejor obra) apadrinada por importantes personalidades como el ex presidente del Congreso Nacional Reynaldo Leandro Mora y María Antonieta Cámpoli Schachio (Ex Miss Venezuela). Esta novela ambientada en la dictadura de Juan Vicente Gómez, tiene como protagonistas principales y secundarios a personajes reales prestados por su pueblo a la obra, como forma de retribuir a su terruño la inspiración y primera fuente de su intelecto.
Con el transcurso de los años, el ser humano sufre (unos más, otros menos) el desgaste tanto físico como mental, esto es algo inevitable para todos, es la condición que se debe pagar a cambio del sorbo del tiempo. Lamentablemente los años juegan a traición al excéntrico escritor. Su lucidez mental decae y abandona su promisoria carrera literaria. De regreso a Guasdualito (Apure) era frecuente verlo caminando por las calles de nuestro pueblo, deambulando por la plaza Bolívar o en las panaderías saludado afectuosamente por sus amigos y conocidos. Bien visto por unos y despreciado por otros, el intelectual peregrino acompañado por la soledad y la intemperie escribía ya no libros sino esbozos de recuerdos confusos.
Indagando sobre el paradero de Juan Félix Michelangeli, algunas fuentes señalan que sus familiares lo llevaron a San Fernando de Apure para ingresarlo a un centro de rehabilitación, en donde sería brutalmente golpeado por reacios internos siquiátricos; otras fuentes afirman haberlo visto por San Cristóbal y Mérida. Lo cierto es que el “Escritor Peregrino” Juan Félix Michelangeli es un patrimonio cultural apureño, por lo que se debiera reconocérsele notoria y públicamente su aporte universal a la cultura local, regional y nacional.
Para finalizar esta frase del conde Francais de la Rochefoulcad:
Hay ocasiones en la vida en las que para salir airosamente hace falta estar un poco loco.


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