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lunes, 22 de enero de 2024

EVOLUCIÓN DEL POBLAMIENTO EN LOS LLANOS VENEZOLANOS: PERÍODOS DEL DESCUBRIMIENTO, CONQUISTA Y COLONIZACIÓN

Foto Cortesía de la Fundación Decanio

 

Por Roberto Hidalgo 


Como consecuencia natural del descubrimiento del territorio que pasaría a ser identificado como Venezuela, se estableció a continuación una etapa de descubrimientos menores, tanto en las áreas inicialmente descubiertas como en las contiguas. Dadas las diversas condiciones imperantes de orden cultural, económicas, tecnológicas y geográficas, tanto del europeo como del aborigen de las tierras nuevas, dicho proceso fue muy paulatino y circunscrito, en sus comienzos, a espacios relativamente cercanos o inmediatos. 

Entre las condiciones geográficas a las que debieron hacer frente los conquistadores y colonizadores españoles, una determinante la constituyó la disposición de las grandes estructuras o paisajes naturales. En efecto, dado que los europeos llegaron por el único medio de transporte masivo de esa época, el marítimo, su arribo fue por las costas, caracterizadas mayormente por su fuerte relieve o por la presencia de playas en planicies marinas, rodeadas por elevadas cadenas montañosas. Esto determinó el desconocimiento de la inmensa extensión de relieves de distintos tipos situados más allá de los inicialmente avistados, situación esta que duró un período de tiempo significativo, de aproximadamente unos 33 a 79 años, según se consideren, respectivamente, los primeros viajes a la región o la primera fundación oficial de una ciudad en la región de los Llanos (Barinas). 

Se presenta, a continuación, la descripción resumida de lo que fue ese proceso, para enfocar luego el objetivo particular de interés, representado por el poblamiento en los Llanos venezolanos, ya que para comprender lo sucedido en esa región es necesario conocer cómo y por qué fue el proceso de conquista y colonización en el país. Desde el punto de vista bibliográfico, es posible encontrar disparidades en algunas fechas y nombres geográficos, lo cual es entendible por tratarse de hechos en donde existe una muy abundante documentación de distintos autores y épocas, tanto originales como múltiples interpretaciones posteriores. Por otra parte, el hecho que el proceso fue desarrollado, casi simultáneamente, en cuatro frentes (occidente, oriente, centro y sur) dificulta la narración ordenada de los acontecimientos. 

EL PROCESO DE DESCUBRIMIENTO

 

Este proceso será dividido en tres etapas fundamentales. La primera de ellas es el descubrimiento propiamente dicho por Cristóbal Colón en agosto del año de 1498. Como es conocido, su tercer viaje tuvo como resultado el arribo a las costas orientales del territorio: isla de Trinidad, Golfo de Paria, reconocimiento de las aguas de un gran río que desembocaba en el océano, islas de Margarita, Coche y Cubagua. 

La segunda etapa corresponde a viajes de comprobación de las noticias derivadas del hecho antes descrito. En ésta, el protagonismo corresponde a Alonso de Ojeda, compañero de Colón en su segundo viaje, quien organizó dos expediciones para recorrer las costas ya descubiertas así como las restantes. En el primer viaje, entre mayo y septiembre de 1499, recorre las bocas del Orinoco, el Golfo de Paria, el Lago de Coquivacoa, posteriormente de Maracaibo y el Golfo de Venezuela, así mismo la isla de Curazao. De acuerdo a los historiadores, es con este viaje que se presenta la denominación actual de la zona: Venezuela (“Venezuela” en la toponimia del mapamundi elaborado por el cartógrafo Juan de la Cosa,), acompañante de la expedición derivado de pequeña Venecia, por las características de las viviendas lacustres que observaron los navegantes, siendo Américo Vespuci, también acompañante, el que formuló la semejanza y el vocablo, según los historiadores. Por otra parte, ese primer viaje tuvo el mérito de permitir apreciar, por vez primera, el contorno de la masa continental. En el segundo viaje, en 1502, se repitió la ruta anterior pero con la particularidad de que presentó un carácter colonizador, al fundarse un pueblo en la costa norte de La Guajira, que tuvo una corta duración. 

La tercera y última etapa corresponden a viajes costeros menores, siendo los descubridores y fechas las siguientes: Vicente Yánez Pinzón en 1499, quien fue el primero en penetrar al río Orinoco hasta el sitio de Cabruta y de allí hasta los raudales de Atures; Diego de Lepe en 1500, Cristóbal Guerra en 1501, y Rodrigo de Bastidas en 1502. Con estos viajes se finaliza el recorrido completo de las costas, estableciéndose su total descripción y ubicación, proceso éste que duró 10 años desde el arribo de Colón. 

De acuerdo a lo descrito, el descubrimiento del territorio estuvo localizado sobre ambientes muy específicos: en primer lugar, el litoral y las islas, seguido de las bocas del río Orinoco. Las motivaciones fundamentales de los mismos estuvieron determinadas por la naturaleza propia de los navegantes: descubrimiento de nuevas tierras, pero también por causas económicas: recolección de perlas y esclavitud de indígenas que se requerían como fuerza de trabajo en Las Antillas, ya que los pobladores iniciales de la región habían sido diezmados. La búsqueda de oro tuvo también una causa importante para esos viajes. 

PRIMER ACTO ADMINISTRATIVO DEL PAÍS. LA COMPAÑÍA 

WELSER

 

Si bien en 1499 aparece el vocablo Venezuela, su comienzo como unidad administrativa es desde 1528 al crear el Emperador Carlos V la Provincia de Venezuela, es decir, treinta años luego del descubrimiento. Un año antes, en 1527, Juan de Ampíes fundó la ciudad de Coro, determinante para el descubrimiento y colonización parcial del territorio, ya que debieron de transcurrir 18 años para la fundación de la siguiente ciudad, El Tocuyo. 

El año 1528 coincide también con la asignación del territorio a banqueros alemanes (los Belzares) organizados en la compañía Welser, como pago de la Corona española por créditos e intereses por capitales adelantados hacía algunos años. Entre las principales obligaciones de esa compañía estaba la de pacificar el territorio, descubrir, conquistar y poblar las tierras situadas al este de la gobernación de Santa Marta, fundar dos poblaciones grandes, construir fortalezas y traer mineros. 

La actuación de los banqueros alemanes duró 18 años, entre 1528 y 1546. 

Desde el punto de vista de los descubrimientos y expediciones que realizaron, hay que destacar las siguientes: Ambrosio Ehinger, llamado Alfínger en estas tierras, llegó a Coro en 1529 y realizó su primera expedición hacia el Lago De Coquivacoa y Sierra de Perijá. De regreso a Coro, se encontró con otro Welser de nombre Nicolás Federman y en 1531 organizaron dos expediciones, la primera al oeste y la segunda al sur, a través de los ríos Tocuyo y Cojedes, cercanías de Turén y luego El Baúl, alcanzándose el río Meta. Se consideró esa expedición como la primera en transitar territorios llaneros. En un segundo viaje de Federman, en 1531, se internó en los Llanos desde Barquisimeto; en un tercer viaje regresó al llano y avanzó hasta el río Apure. 

En 1535 continúan nuevas expediciones con otros alemanes, debiéndose señalar a Jorge Spira y Felipe von Hutten, quienes marcharon hacia Los Andes Y los Llanos, remontaron el río Apure y las cabeceras del río Meta, constituyendo el segundo viaje hacia esas tierras bajas del Meta. 

En 1544 la Audiencia de Santo Domingo decidió abrir averiguaciones contra los Welser por acusaciones de los habitantes por violencia física y altos precios de los géneros importados. Esto determinó la condena al grupo y la obligación de devolver el territorio a los españoles, recayendo en la autoridad de Juan de Carvajal el traspaso. Entre los señalamientos o juicios que la posteridad formuló hacia ese grupo de alemanes figura el hecho de que no fundaron ningún pueblo y que su dominio constituyó un obstáculo a la colonización que, con éxito, había iniciado Ampíes. 

NUEVOS DESCUBRIMIENTOS Y EL PROCESO DE CONQUISTA

Determinar con precisión cuándo finalizó el descubrimiento y cuándo comenzó la conquista no es tarea fácil, ya que existe una perfecta unión de propósitos en muchos viajes de descubrimientos que al mismo tiempo lo fueron de colonización. 

Las fundaciones de Cubagua a inicios del siglo XVI y la de El Tocuyo a finales de 1545 por Carvajal, constituyen un ejemplo de lo antes dicho, ya que fue necesaria la presencia de este último enclave para continuar o iniciar el descubrimiento y la conquista tierras adentro, en particular del sector norte centro y también del occidente, pues se constituyó en el centro u origen de todas las fundaciones venezolanas en la segunda mitad del siglo XVI. Sin embargo, es con la autorización de los repartimientos y encomiendas de los indios en Coro en 1534 que se inició la creación de pueblos siendo Coro la segunda ciudad fundada en tierra firme, luego de Cumaná, en 1527. 

Con la excepción del viaje de Federman en 1531 y el de von Hutten en 1535, posiblemente ningún español realizó un viaje importante por los Llanos, debiéndo transcurrir 46 y 60 años, para que se fundaran ciudades en dicha región: Barinas por Juan Andrés Varela, en 1577 y Guanare por Juan Fernández de León, en 1591, respectivamente. El resto de las ciudades fundadas lo fueron en la Cordillera Andina (Trujillo en 1557, Mérida en 1558, San Cristóbal en 1561), Cordillera de la Costa (Borburata en 1549, Valencia en 1555, Caracas en 1567, La Guaira en 1589), depresión de Barquisimeto y de Carora (ciudades homónimas en 1552 y 1572, respectivamente) y altiplanicie del lago de Maracaibo (ciudad fundada en 1569). 

En 1546, el nuevo gobernador Pérez de Tolosa organizó una expedición a los Llanos hasta las orillas del río Apure, regresando a la serranía por el río Uribante. 

El poblamiento europeo en el siglo XVI no tuvo mayor significación cuantitativa, ya que las ciudades eran simples caseríos con muy poca población. 

Al final del mismo ninguna sobrepasó los 2.000 habitantes. A pesar de esta situación, las poblaciones aparecen mencionadas en los documentos originales con muy diversas denominaciones según su composición; así, las de los españoles son rancherías, palenque, sitio, fondeadero, asiento, villas y ciudades; las de indios son aldeas de indios, encomiendas y misiones y las de origen espontáneo son pueblos mixtos, pueblos de españoles, capellanías y cumbe. 

Del territorio ocupado por los Llanos, la parte occidental fue la inicialmente poblada, gracias a la fundación de El Tocuyo. Las tierras de los Llanos Centrales y Orientales lo fueron a posteriori, a pesar de dos hechos importantes, uno representado por un accidente natural como lo es la desembocadura del río Unare, cuya depresión permite un acceso relativamente fácil hacia el centro y el oriente del país, pues sus alturas son inferiores a los 200 m. Sin embargo, su innavegabilidad fue la causa de no haberse aprovechado esa abra para incursionar territorio adentro. 

El otro hecho fue la búsqueda del mineral de oro en las tierras del sur, cuyo acceso se hizo por barco en las primeras etapas y no por tierra. Para ello hubo que esperar hasta el año de 1595 ó 1596, en que Antonio de Berríos, procedente de Bogotá, desciende por el Orinoco y funda la primera Santo Tomás de Guayana en el vértice del delta, debiéndose luego mudar al sitio de la actual San Félix en 1635. Los viajes de Ojeda y Yánez Pinzón por las bocas del Orinoco y los de Diego de Ordaz en 1531 y de Alonso de Herrera en 1534, quienes lo remontaron y lo recorrieron hasta la desembocadura de los ríos Apure y Meta, respectivamente, no influyeron en el establecimiento de centros poblados. 

Como se ha visto hasta ahora, primero el oriente y luego el occidente, fueron las áreas en ser conquistadas. Con relación al centro, su conquista fue pensada como medio de poner término al aislamiento entre las dos zonas antes nombradas, dificultándose y retardándose las acciones por la resistencia de los aborígenes, refugiados en la orografía central. Se le atribuye al mestizo Francisco Fajardo la promoción de la conquista central, con el objetivo de desarrollar la ganadería, blanco frecuente de los indígenas, quienes extendieron sus acciones hasta Barlovento y la costa de Los Caracas, con lo que primitivos asentamientos en las cercanías del río Unare fueron abandonados. 

El proceso en el oriente, a diferencia del de occidente, fue efímero y poco eficaz, ya que las fundaciones precarias de sitios fueron despobladas, a causa de la resistencia indígena. En los primeros tiempos del período sólo figuraron Nueva Toledo (Cumaná), abandonada por los españoles, San Cristóbal de Cumanagoto y en 1545, un Píritu, de corta existencia. 

En cuanto a Guayana, los obstáculos para el poblamiento estuvieron representados por el relieve, los raudales de los ríos, escasa fertilidad de las sabanas, densos y extensos bosques y el no descubrimiento del oro. A pesar de todo esto, desde España se insistía en proseguir los viajes expedicionarios y el poblamiento, quizás por el temor a perder parte o todo de ese territorio, ya que algunos de los enemigos (franceses y holandeses) que para ese momento tenía la Corona, habían entablado alianzas con los indios Caribe. Por ello, en 1560 el padre Ayala remontó el Orinoco hasta Atures sin mayores resultados para el asentamiento y en 1584 el viaje ya comentado de Berrío. Estos europeos siguieron insistiendo en penetrar Guayana en 1595, con Raleigh, y en 1637 piratas holandeses arruinaron Santo Tomás, visitándola tres veces más en 1640. 

El acceso a los Llanos por el Centro fue impedido por los indígenas, los cuales dominaban el río Tuy. Un hecho fortuito permitió que las poblaciones autóctonas centrales fueran diezmadas, y fue que en 1580 un barco traficante de esclavos llegó y propagó una epidemia de viruela. Esto facilitó la fundación, en 1584, de San Juan de La Paz por Sebastián Díaz Alfaro, pero las inundaciones y la poca duración de una bulla aurífera determinaron el fracaso del sitio. El conquistador pasó luego la Serranía del Interior y fundó, junto al río Memo, la población de San Sebastián de Los Reyes en 1585, primera y verdadera puerta de acceso hacia los Llanos Centrales, ya que hacia los Occidentales la fundación de Guanare en 1591 desempeñó el mismo papel. 

Se considera que. con este último hecho. se cierra el período de la conquista para pasar luego al del afianzamiento del poblamiento ya establecido (Vila et al. 1965). En este proceso influyó con determinación, el oro, ya que los conquistadores se convencieron que para la búsqueda de minas se necesitaban núcleos de población estables y seguros que permitieron la sedentarización de los hombres y el inicio de actividades artesanales y de servicios, así como la cría de animales y el cultivo de la tierra. Los caseríos y las aldeas dan paso a pueblos y éstos a ciudades. Para fines de 1600 la conquista armada en Venezuela toca fin; para esa época quedaban sin reducción los indígenas del oriente. 

CONTINUACIÓN DEL PROCESO DE FUNDACIÓN DE CIUDADES EN EL MARCO DE LA COLONIA DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII. LAS ENCOMIENDAS Y LAS MISIONES 

A fines del siglo XVI y principios del siguiente, los centros claves del poblamiento nacional quedaron fundados. Trece de aquellos primeros núcleos son hoy capitales estatales. El siglo XVII es el inicio de la conformación de la nueva nacionalidad, pues el fin de la violenta conquista permitió el cruce de las tres razas que habitaban el país: indios, españoles y africanos. Los asentamientos que se construyen a partir de esa fecha toman en cuenta la realidad social, no así los de la conquista, construidos por y para los españoles; sin embargo, ese siglo fue de un crecimiento demográfico muy lento. 

Dos procesos, uno civil y el otro religioso, fueron determinantes para ampliar el esfuerzo poblador español en la segunda mitad del siglo XVII. El primero corresponde a las Encomiendas, proceso cuyo origen se remonta a la Edad Media y se trasladó luego a la Reconquista en España y que fue luego copiada en el nuevo continente con la aprobación de la Iglesia, por medio de las bulas papales. Esa práctica de coacción consistió en la sujeción de los naturales, la apropiación de sus tierras y aguas para poblar y mantener a los ocupantes peninsulares, fijando dicha población así como la de los indígenas. Su influencia en el poblamiento fue decisiva en las regiones centrales, norte y andinas y ninguna en Oriente, Guayana y en los Llanos, con la excepción de Pedraza y Barinas, a causa de la naturaleza benévola de los indígenas. Se confunde a la Encomienda con los repartimientos de tierras, en que el señorío sobre las tierras se daba a perpetuidad. Se clasificaban en de Servicios, si el indígena trabajaba y de Tributos si pagaba un tributo. Fueron combatidas por los mismos españoles por representar un obstáculo a la evangelización indígena y por razones económicas. No obstante, se considera que estos repartimientos también constituyeron el germen que dio origen a los primeros poblados hechos por los jefes expedicionarios. Las Encomiendas fueron abolidas por Real Cédula en 1687. 

El proceso religioso lo constituyó las Misiones, dirigidas a evangelizar a los indígenas a cargo de los monjes Capuchinos en casi todo el país, dominicos en Barinas, jesuitas en el Orinoco y Meta y Observantes (Franciscanos) en Sucre, Guárico y Guayana; se iniciaron en el año de 1656 con la primera misión franciscana establecida en Barcelona. La importancia general de las Misiones se manifestó, con mayor énfasis, en el siglo XVIII y muy poca en el anterior (Araure, en 1694, es el mejor ejemplo) y en las regiones llaneras próximas, orientales y guayanesas y muy escasas en el centro y occidente. Los intentos de establecerlas llano adentro fracasaron. Para su establecimiento se extraían indígenas de los montes y se reducían en alguna localidad (pueblos de Misiones). Para la protección de las mismas de ataques, los españoles construyeron bastiones militares avanzados denominados “villas de españoles”. 

Las misiones, por lo general, se construían alejadas del río Orinoco, foco de penetración caribe y extranjera. 

Los pueblos encomenderos y de misión evolucionaron, luego de 20 años de fundados, a pueblos de doctrina o de parroquia, dependientes del Obispo de la diócesis. El establecimiento de Misiones contribuyó a fundar, de nuevo, sitios que ya lo habían sido, pero que por diversas causas no tuvieron éxito, como fue el caso de Cumaná. La última Misión llegó en 1802. Es importante destacar un patrón diferente de establecimiento de poblaciones en los Llanos, consistente en la fundación de hatos, ya que por sus condiciones naturales el establecimiento de la esclavitud no fue tan importante como en otras zonas. Las primeras experiencias la constituyen la de españoles procedentes de Guanaguanare, Ospino, Araure y Acarigua, todas en el futuro Portuguesa, quienes se adentraron por las cabeceras de la depresión central con ese fin, algunos de los cuales se convertían en misiones posteriormente. 

Igualmente los religiosos fundaban hatos con la ayuda de los criadores civiles españoles para que los indígenas nómadas no los depredaran. 

De acuerdo a la literatura (Vaccari, 1992) hay tres momentos relevantes en el proceso de fundaciones en el siglo XVII: de 1620 a 1630, de 1675 a 1685 y de 1690 a 1696, en donde los Llanos van a adquirir una importancia que hasta ahora no tenían. 

En efecto, en el primer período se fundaron los pueblos alrededor de Caracas, Barquisimeto y Trujillo, de donde surge Acarigua, en el segundo surge San Carlos y en el tercero Araure, todos en los altos Llanos Occidentales, con tierras aptas y fuentes de agua dulce para la agricultura. En todas estas la decisión fue de las autoridades civiles y no religiosas. 

La siguiente es la relación de los pueblos fundados en el siglo XVII cuya economía gira alrededor de la ganadería y el tabaco: Cabruta (1643), Acarigua (1653), Chaguaramas (1653), Tinaco (1658), san Juan de Los Morros (1675), San Carlos (1677), Mijagual (1680), Ortíz (1687), Pedraza (1610), Araure (1659), El Pao (1691), El Baúl (1692), Altagracia de Orituco (1694) y Tucupido (1659). 

En el siglo XVIII, como ya se dijo, las Misiones son las encargadas del poblamiento; en el occidente las primeras fueron las del Pao, luego entre El Baúl y La Unión, en la confluencia de los ríos Guanarito y Portuguesa y en Paso Real, confluencia de los ríos Cojedes y Tinaco en donde se fundó una villa para evitar que los indios de las misiones ribereñas se escaparan aguas abajo.

Los intentos de penetrar más profundamente a través de los ríos Cojedes y Portuguesa, fracasaron. 

Es hacia el oriente donde esa actividad adquirió una primordial y relativa intensidad, principalmente en la parte norte (Cumaná, Cariaco y Cumanacoa) que se iba reduciendo hacia el centro del país y fue muy escasa y de poca importancia al oeste del mismo. 

El avance desde las anteriores hacia el sur determinó la fundación de los siguientes sitios: San Mateo en 1715, la primera del siglo; Santa Rosa en 1723, Aragua de Barcelona en 1732, importante debido a su ubicación que permitió las comunicaciones hacia el Unare, el Orinoco y San Sebastián de los Reyes; Maturín en 1722 por los Capuchinos pero no fue aceptada por la Corona, debiéndose fundar, con Cédula Real, en 1735, pero su real poblamiento fue tardío, ya que comenzó en 1760. Santa Ana y Santa Bárbara tuvieron dificultades de implantación debiéndose mudar la primera por hallarse en una ciénaga pestilente y fracasando la segunda. En 1740 Cantaura y en 1741 Pariaguán. 

El año 1755 fue importante debido a la Expedición de Límites que penetró por el río Orinoco, lo cual estimuló a los misioneros a adentrarse tierra adentro, dando comienzo al poblamiento al sur, de vital importancia para esa región. Con relación al poblamiento misionero en el centro y occidente se presenta la siguiente relación de hechos: 

Los pueblos de misión de Camatagua, El Pao, Cojedes, Mapuey y Acarigua fueron las bases desde las cuales partieron las avanzadas más hacia el sur. En 1687 el padre Manuel de Alesón fundó Lezama y en 1694 se fundó La Pastora, antecedente de la actual Altagracia de Orituco. Por la ruta de Villa de Cura y Ortíz se erigieron San Fernando de Tiznados en 1723, la villa de Calabozo en 1726, la avanzada más meridional en esa época y la villa de Santa María de Ipire en 1747. A partir de Caracas salió la avanzada que en 1760 fundó Tucupido. 

Accediendo por el río Tinaco o por el Cojedes, en sus confluencias, se fundó El Baúl entre las décadas de los 40 y 50 de 1700. Los intentos, en 1690 y 1749, de establecerse en el estero de Camaguán fracasaron por las condiciones de inundaciones. Un hecho curioso lo fue el de La Unión, que en 1754 se constituyó en la confluencia de los ríos Guanare y Portuguesa, a lo que se opuso Barinas, a veces con violencia, por razones de límites, lo cual vino a solucionarse 14 años después. Esta es tal vez la primera reclamación territorial interna conocida; la fundación permitió igualmente el establecimiento definitivo de Camaguán. 

No lejos del Píritu occidental en 1751, y en 1763 en San Genaro y Santa María, cercanos a los ríos Boconó y Portuguesa, respectivamente, se establecieron misiones; Guardatinajas, frente a Calabozo, en 1768, mientras que Achaguas, San Juan de Payara, Atamaica, Cunaviche y Capanaparo ya existían en 1780, fecha que las visitó el obispo Martí. Frente a la confluencia del río Portuguesa en el Apure se emplazó San Fernando en 1770. 

Ya a partir de estos últimos lugares citados la avanzada capuchina intentó unirse con las misiones de los jesuitas en el Orinoco medio y en Río Negro, pero no tuvo éxito debido a que a medida que crecía en extensión la obra de catequización y misionera, del mismo modo disminuía su fuerza por dilución y debilitamiento. 

Para la segunda mitad del siglo XVIII existían ciudades y villas de relativa importancia en los Llanos Centrales y Occidentales, especialmente en el Piedemonte, siendo el período comprendido entre 1711, con la fundación de Nutrias, y 1789, con la de San Fernando de Apure, el de mayor aliento poblador, surgiendo unos cien pueblos que comunicaron al hábitat llanero la estructura que aún mantiene. Todo el siglo XVIII hasta el año de 1920, la población venezolana evolucionó en un período de expansión lenta. 

La siguiente es la relación de los pueblos fundados en el siglo XVIII: Nutrias (1711), Calabozo (1723), El Sombrero (1725), Zaraza (1740), Pariaguán (1742), Guasdualito (1750), Maturín (1760), Guanarito (1768), Tinaquillo (1769), Valle de La Pascua (1772), Achaguas (1774) y San Fernando de Apure (1789). 

EL SEGUNDO ACTO ADMINISTRATIVO DE RELEVANCIA HISTÓRICA 

Debieron transcurrir casi dos siglos y medio desde el Descubrimiento para que se conformara definitivamente lo que iba a ser el país, al firmar el Rey Carlos III de España, el 8 de septiembre de 1777, la Cédula Real que creaba la Capitanía General de Venezuela conformadas por las Provincias de Venezuela o Caracas, Nueva Andalucía o Cumaná, Margarita, Trinidad, Maracaibo y Guayana. Con el acto se sella la unidad fiscal y económica nacional al contarse con una misma jurisdicción y mando único en lo político, civil y militar. 

El poco peso específico que hasta ese momento tenía la región llanera se demuestra en que ninguna denominación de provincias corresponde a poblaciones allí ubicadas, situación esta que se mantuvo hasta casi finalizada la época colonial. 

SITUACIÓN DURANTE EL ÚLTIMO SIGLO COLONIAL 

La primera década del siglo XIX constituyó la etapa final del período colonial, ya que en 1810 y 1811 se produjeron, respectivamente, la voluntad de independencia y la independencia propiamente dicha. Entre 1800 y 1812 se dio un impulso considerable al poblamiento que influyó hacia los espacios interiores del Llano, lo cual había comenzado a finales del siglo XVIII gracias a la explotación ganadera entre el piedemonte, los llanos y las riberas del río Orinoco. En la primera década del siglo pasado la población era de 997.000 habitantes, concentrándose el 70 % en las regiones costeras, incluidas las orientales y en las montañosas. En los Llanos la población fue de 212.000 personas criollas y mestizas y 100.000 indígenas libres en la región, Guayana y el sur. La densidad de población era alta en el piedemonte andino llanero gracias al contacto con Los Andes; la carretera a Barinas se hallaba poblada por villas, pueblos y caseríos. 

En Portuguesa se destacaron Araure por la cría de ganado, siendo Acarigua su satélite, y Guanare por su situación geográfica. Ospino se hallaba en decadencia. Llano adentro, Guanarito por su ubicación en el Paso Real del río Guanare, otros pueblos como Papelón y Maraca y numerosos hatos. En Barinas el río santo Domingo, gracias a su navegabilidad, le proporciona valor económico, permitiendo la comunicación a través de los ríos Boconó, Meta, Apure y Orinoco hasta Angostura, sirviendo para ello los puertos de Torunos y Nutrias. En la ciudad de Barinas surge una poderosa oligarquía que se enriqueció con la explotación agropecuaria, convirtiéndose dicha ciudad en punto nodal de las comunicaciones hacia Los Andes y el piedemonte. A finales del siglo XVIII se formó el pueblo de La Yuca, camino real a Guanare y Obispos adquiere relevancia por el puerto de Torunos. No así Pedraza que a comienzos del siglo XIX se estancó por ser refugio de esclavos, forajidos. 

Aguas abajo de aquel puerto se estructuran pequeños pueblos de criollos e indígenas como El Real, San Lorenzo, Santa Inés y Santa Lucía. En el río Canaguá, San Rafael de Canaguá; todos estos poblados irrumpen el vacío demográfico del Alto Llano barinés. La penetración barinesa hacia los Llanos origina, entre los siglos XVIII y XIX, a Mijagual, con una pica hasta el río Apure. 

Los ríos llaneros sirvieron no sólo para las comunicaciones sino para estimular el poblamiento a sus orillas. Los ríos Guárico, Portuguesa, Santo Domingo y Apure permiten las comunicaciones hacia el Centro y Guayana, siendo algunos pueblos Palmarito, Suripá y Quintero en el Apure y Guadarrama en el Portuguesa. 

Un hecho que demuestra la organización y tamaño de la población lo constituye el servicio de correos, en pleno funcionamiento para 1811. Entre Caracas y las ciudades de San Carlos, Guanare, Araure, Ospino y Barinas se producen 4 despachos mensuales, 2 veces a la semana entre Caracas y Villa de Cura, San Sebastián y Cagua y hacia el Oriente (Barcelona, Cumaná y Margarita) es bimensual. 

A medida que transcurre el tiempo, se incrementan el poblamiento y las relaciones de producción de bienes y servicios, surgen numerosas microrregiones funcionales que dificultan la descripción coherente del poblamiento. En este sentido, a continuación se va a detallar un poco más el poblamiento en la región de los Llanos Orientales, dado el impulso que experimentó la economía, sin que eso signifique que en las otras regiones llaneras no hubo importantes procesos similares. 

Dos áreas bien delimitadas son reconocidas: los Llanos de Barcelona y los Llanos de Maturín, subdividiéndose ambos en altos y bajos, con una unidad básica de poblamiento igual para toda la región llanera nacional: el hato ganadero, de carácter latifundista y manejo extensivo y sumamente extenso, debiéndose medir en leguas cuadradas, ya que para el caso oriental, se extendían entre los Llanos Altos y las márgenes del Orinoco. 

Barcelona es la ciudad más importante, ya que para 1796 estaba definida toda su fachada marítima y se insinuaba su penetración hacia el sur. Con su desarrollo posterior, la población allí asentada tuvo su principal medio de subsistencia en la ganadería de todo tipo, con un área de implantación desde las tierras inmediatas al sur de la ciudad hasta el mismo Orinoco. Pero ya en 1801 las acciones del bandidaje (cuatreros) se hacían sentir con fuerza, lo que hace disminuir la Explotación.

A comienzos del siglo esa región se percibía dividida en tres sectores distintos: los Llanos de Aragua, de Pariaguán y del Pao, siendo este último el más importante por su ubicación, que permitía el acceso al río Orinoco, y por sus diversas plantaciones de frutales. En la parte occidental se destacó San Diego de Cabrutica, que permitió el avance del poblamiento hacia Zuata.

Al sur y este de los Llanos de Barcelona, se presentan las Mesas, con alturas de hasta 450 m y fuertes disecciones del relieve por los ríos, que causan obstáculos en las comunicaciones, además de su clima árido y suelos pobres. 

Para los inicios del siglo son regiones muy poco pobladas, excepto San Mateo, más hacia el norte y la Mesa de Guanipa cuyo pueblo más meridional fue Nuestra Señora de Chamariapa (Cantaura), encrucijada de vías hacia todas las direcciones. Otros pequeños pueblos desaparecieron durante la guerra de independencia en el año de 1814. El caserío de El Tigre se formó por influencia barcelonesa también. 

Con relación a los Llanos de Maturín, sus ventajas geográficas vienen dadas por ser zona de contacto entre las tierras altas del macizo de Caripe y los llanos próximos hacia el Orinoco, acceso al golfo de Paria y por consiguiente a Trinidad, Guayana y Barcelona, así como tierras fértiles. En la parte alta el poblamiento fue muy escaso a comienzos del siglo ya que la influencia de Maturín hizo que sólo se formaran cuatro pueblos misionales, entre los cuales se hallan San Félix, Caicara y Aragua de Maturín y numerosos hatos, entre ellos, Areo, Tapirín, Santa Bárbara y Aguasay. Para esa época se identificaban dichos llanos con los de Cumaná e incluían los de Maturín, Teresén, Amana, Guanipa, Tonoro y Caris, debiendo transcurrir treinta años para que adquiriesen la actual denominación. 

El escaso poblamiento se encuentra heterogéneamente distribuido: en la parte alta en haciendas, hatos y numerosos pueblos, mientras que en los llanos bajos, más deshabitados, sólo hatos dispersos y caseríos muy poco estructurados, salvo Uracoa, Tabasca y Barranquilla. 

En cuanto a los Llanos Centrales y Occidentales, las comarcas muy aisladas entre sí, los difíciles caminos que se interrumpían en la época de lluvias, las inclemencias del tiempo, sobre todo las altas temperaturas, plagas de todo tipo y fauna peligrosa hacían poco propicio y atractivo un poblamiento masivo, prefiriendo las gentes llegar hasta las puertas de entrada, representadas en esa época por las poblaciones de Tinaquillo, El Pao, San Juan de los Morros y San Sebastián. 

LA SOCIEDAD LLANERA 

Para finalizar, unas últimas líneas sobre el poblador llanero, su personalidad y de cómo ésta estuvo determinada por el medio natural que son los Llanos. 

El movimiento independentista de 1810 evidenció la existencia de dos tipos de sociedades en la colonia venezolana: la europea o española, regida por leyes escritas, con un estilo jurídico y una forma de organización política definida y características sociales muy particulares (castas o estamentos) Los pobladores españoles del llano procedían, principalmente, de las provincias de Andalucía: Almería, Córdoba, Granada, Cádiz, Sevilla y Jaén. 

La otra sociedad era la rural, de cuya existencia da fe Humboldt, con realidades sociales, jurídicas y económicas completamente distintas, cuyos inicios se remontan al siglo XVI con la introducción de ganado vacuno en los Llanos, siendo Cristóbal Guerra el introductor de ese ganado y fundador del primer hato en un lugar cercano a Calabozo, La Unión, en 1530. 

Sin embargo, no es la sangre mestiza lo que va a definir al llanero sino su psicología, su manera de ser y actuar, que van a ser influidas por el medio, así como en su carácter, usos, vestidos, viviendas, etc. Para ellos no existían las leyes sino la autoridad del más fuerte, teniendo además una noción distinta de la propiedad, ya que el sentido nómada era el prevaleciente, acorde con la incipiente economía pastoril. Esto facilitó que los Llanos se convirtieran en refugios de malhechores. 

Esa escala de valores, diferentes a la urbana, le dará a la guerra de independencia un carácter de guerra social y civil y de acuerdo a Vallenilla Lanz (Siso Martínez, 1957) en esos grupos aparecerán los gérmenes del carácter nacional venezolano. 


Fuente:

TIERRAS LLANERAS DE VENEZUELA, CENTRO INTERAMERICANO DE DESARROLLO E INVESTIGACIÓN AMBIENTAL Y TERRITORIAL CIDIAT/ Compiladores Jean Marie Hétier y Roberto López F. Mérida, Venezuela 2003.


lunes, 15 de enero de 2024

TRES PUERTOS DE ESCALINATAS Y UNA HISTORIA DE AMOR


 
San Fernando era un pueblo que vivía al ritmo de los designios de su rio y por tanto su infraestructura portuaria se adaptaba a las diferentes necesidades y requerimientos de los navegantes y comerciantes.

Había tres tipos de puertos, cada uno con su propia especialización, historia y magia.

El primer tipo de puerto eran de los ricos y poderosos, llevaban y traían mercadería para y desde Europa en barcos de vapor y diésel que surcaban los ríos tributarios del Orinoco hasta Ciudad Bolívar y Trinidad.

Estos eran los puertos de Los Barbarito, Casa Ligeron y El Tamarindo, que se extendían por la calle del Río y la calle 19 de abril, con sus malecones y muelles de hormigón. Allí se movían las grandes fortunas y también los grandes negocios, y también las más oscuras conspiraciones e intrigas políticas.

En el extremo opuesto estaban los puertos de los humildes y sencillos, los que solo tenían canoas y curiaras que navegaban por el río. Eran los puertos menores o atracaderos, que se multiplicaban por todas las calles que daban al Cañito, siguiendo la dirección norte-sur. Allí se respiraba la vida cotidiana, el trabajo duro y la alegría popular.

Pero también, estaban los puertos de los medianos negociantes, navegantes, soñadores y aventureros, los que surcaban en grandes bongos los ríos: Orinoco, Apure, Meta, Arauca, Masparro, Santo Domingo, Portuguesa, Guárico, Cojedes, Cunaviche, Capanaparo, Cinaruco y Matiyure, eran los que domaban los grandes ríos a punta de palanca y espadilla. Estos puertos sobre El Cañito fueron tres:

1. EL PUERTO DE ESCALINATA DE LOS BARBARITO, al inicio de la antigua calle Peñaloza (hoy canal Izquierda del Bulevar), adyacente, justo donde hoy es la Redoma de los Caimanes o de la Abundancia y el monumento a la Bandera

2. PUERTO ESCALINATA CORONEL MORA, ubicado en donde hoy está el Palacio Legislativo del Estado Apure, al inicio de la calle Queseras del Medio cruce con la calle 19 de abril, frente donde se ubicaba el antiguo negocio de Ángel Mora.

3. EL PUERTO ESCALINATA EL GUASIMITO. Al inicio de la calle Urdaneta cruce con la calle Comercio, detrás del Vicerrectorado de la UNELLEZ, al lado de las antiguas, fábrica de pasta y fábrica de hielo Herson.

Estos puertos se caracterizaban por sus largas y profundas escaleras que bajaban desde la calzada de la calle hasta el fondo del cauce de El Cañito.

Los puertos de escalinatas respondían a la necesidad de atender a las embarcaciones de tamaño mediano, principalmente los bongos, que transportaban cantidades significativas de carga y pasajeros.

Los bongos podían transportar pesos desde 3.500 kg hasta 7.500 kg, dependiendo del tamaño del bongo y del número de bogas o marineros que lo operaban.

Las escalinatas resolvían el problema del acceso entre la calzada del puerto y la embarcación, ya que los bongos eran inestables y de baja altura y no era posible usar rampas para hacer sus operaciones de carga y descarga, como si lo podían hacer los barcos.

Además, las escaleras se adaptaban al nivel del agua de El Cañito que variaba según las temporadas de invierno y verano, facilitando así las actividades portuarias de los bongos. Esta innovación aumentaba el rendimiento de los caleteros o trabajadores portuarios y les reducía los costos de carga y descarga a los negocios de la ciudad.

Eran los puertos de las historias de amor que se han contado en San Fernando de generación en generación. Y he aquí una de esas historias.

Era una tarde de verano en San Fernando, cuando el sol se ponía sobre el rio Apure y teñía el cielo de naranja y rosa. En el puerto de Escalinatas de Los Barbarito, el más antiguo y elegante de los puertos de escalinatas, se encontraban dos jóvenes que se miraban con pasión. Ella era Rosalía, la hija de uno de los dueños del palacio de los Barbarito, una belleza de piel blanca de ojos claros y cabellos castaños. Él era Manuel, el hijo de un navegante o patrón de bongos, un muchacho moreno de ojos negros y cuerpo atlético.

Se habían conocido hacía un año, cuando él la salvó de ahogarse en el río Apure, después de que ella se cayera accidentalmente de un barco de vapor que estaba atracado frente al muelle del palacio. Desde entonces, se habían enamorado perdidamente, pero su amor era imposible, pues sus familias eran económica y socialmente distintas.

El padre de Rosalía, era un Barbarito, un hombre rico y ambicioso, que quería un futuro económico de riquezas para su hija. El padre de Manuel, don José Mora, era un hombre honrado, valiente y trabajador que se oponía a los monopolios y a las desigualdades.

Los jóvenes se veían a escondidas, aprovechando las horas en que las escalinatas del puerto estaban vacías. Se juraban amor eterno y besaban con ternura, se contaban sus sueños. Rosalía quería ser dibujante y pintora, Manuel quería ser capitán de barco.

Pero una tarde, su destino cambiaría para siempre. El padre de Rosalía había descubierto su romance y había mandado a los guardias de sus garceros a apresar a Manuel.

Rosalía lo vio todo desde la ventana de su habitación en el palacio y corrió a avisarle. Llegó al puerto justo cuando los guardias lo rodeaban. Manuel la vio y le hizo una señal para que se retirara, pero ella no quiso dejarlo solo.

Se abrazaron, pero los hombres los separaron a la fuerza y se llevaron a Manuel. Rosalía se quedó llorando en las escalinatas del puerto, mientras veía cómo se alejaba lentamente el bongo que se llevaba a su amor.

Ella sabía que nunca más lo volvería a ver. Mientras pasaban los años, se consolaba con su recuerdo y con un dibujo que ella misma le había hecho y no tuvo la oportunidad de entregarle. Era un dibujo a carboncillo, de ellos dos en primer plano y teniendo como fondo los tres puertos de escalinatas sobre El Cañito.

Cuando los negocios de los Barbarito se vinieron abajo y los viejos fundadores murieron una de las hijas Barbarito quedo viviendo sola en la parte superior del palacio, hasta que un día, sin avisar cerró las puertas de la edificación y se marchó a Italia. Nunca más la volvieron a ver o se supo algo de ella.

(Los nombres de los personajes son ficticios, con el propósito de resguardar sus identidades)  

Euler Narváez dice lo siguiente: Allí falta mencionar, Puerto Arturo, al final de la calle Santa Ana, con Bolivar, cerca de Elecentro, en la siguiente cuadra, final de la calle Ayacucho, estaba el resguardo de aduana con un puesto de la Guardia nacional, dónde se chequeaba la mercancía tanto nacional como internacional y después el famoso Puerto Mi cabaña, por todos conocidos.
Tuve la oportunidad de conocer, subir y bajar las escalinatas de la fotografía así como nadar en ese brazo del río Apure.

    
Tomado de la Página San Fernando tiene historia

Créditos: Edición y composición fotográfica: Vinos Des Fruit.
Un micro relato de Vinos Des Fruit.

Euler Narváez 

martes, 9 de enero de 2024

ADOLFO RODRIGUEZ

 


ADOLFO RODRIGUEZ


Visto por Julio C. Sánchez Olivo


No recuerdo exactamente cuando conoci a Adolfo Rodriguez Creo que fue cuando yo vivía en San Juan de Los Morros y nos puso en contacto su cuñado el entonces Alberto Turupial-ilustre guariqueño, hombre de gran temple, aunque noble y bondadoso amigo, desgraciadamente desaparecido hace unos cinco o seis años.

Después vino a visitarme a mi casa aqui en San Fernando Se encontraba al frente de la Dirección del Liceo "Humbolt" de Calabozo. Posteriormente se vino con un grupo considerable de estudiantes del referido Liceo calaboceño, para seguir el camino y visitar los sitios en Apure por donde anduvo y pasó temporadas en nuestra tierra el gran poeta guariqueño Francisco Lazo Marti. Estaba indagando la vida del insigne calaboceño y el (Rodriguez), joven y gran maestro de juventudes queria que sus alumnos, calaboceños como Marti se empaparan de la existencia y la obra de este ilustre hijo del llano, autor de cantos impregnados de cariño a la tierra nuestra. Yo le informé lo que sabia sobre algunas de las temporadas que pasó en Apure Lazo Marti, gran amigo de nuestro padre, con quien se iba y se pasaba varios dias en el Hato de los Sánchez Osto, en el Cajón de Arauca. De ahí en adelante menudearon los contactos entre Adolfo y yo: él se dio cuenta de mi empeño en dar a conoce por medio de mis programas radiales el pasado de nuestra tierra y me suministró mucha información, que yo ignoraba, sobre ese pasado apureño, comprendiendo yo entonces que este joven, nativo del Guárico, era, aparte de profesional de la docencia, un intelectual de gran valia, repleto de conocimientos de nuestra historia, investigador de brillante talento y quien, además, no obstante su suave y pausada voz, era elemento de gran firmeza de carácter, decidido, con coraje; poseía algo que es dificil encontrar en mucho varón: saber ser hombre, según lo ha expresado el venezolanísimo Rómulo Betancourt.

Julio César Sánchez Olivo

Adolfo Rodriguez, hasta hace poco Vice-Rector Académico de la Universidad Rómulo Gallegos, cargo al cual renunció por espontánea voluntad, autor de varios libros que han sido muy bien acogidos, Individuo Correspondiente de la Academia de la Historia, aunque de origen guariqueño, de lo cual se siente orgulloso, es Apureño de corazón porque ama a Apure y lo admira. Su pequeño libro "Historia del Periodismo en Apure", la cual escribió atropelladamente por atropellos mios, como el mismo lo dice en la nota de presentación de dicho libro "La presente historia del periodismo en Apure es una empresa a la que me vi obligado por encargo de Don Julio César Sánchez Olivo", pues bien ese libro, no obstante las fallas que pueda tener y que el mismo Rodriguez le reconoce, es la única obra que hasta hoy tenemos con la información más completa con relación a nuestra trayectoria periodistica, trayectoria en la cual se dibuja el rostro de nuestro pasado. 

Con respecto a nuestra prensa local es lo único que tenemos hasta hoy. En este campo falta mucho por investigar y asi lo confiesa Adolfo en el párrafo final de la citada nota. "Estimo que la Historia del Periodismo en Apure amerita un mejor estudio, enjundioso y agostante, que permita una completa visión de la obra que en esta área de la cultura desplegó  la tierra Apureña"


Este hombre nos ha dado mucho ya, y nos seguirá dando, porque esta jove todavia y repleto de buena voluntad.

Adolfo de Jesús Rodríguez Rodríguez. Venezolano nacido en Santa María de Ipire, Guárico, el 3 de marzo de 1938. Hijo de Clara Rodríguez, vallepascuense y Francisco Javier Rodríguez, zaraceño, hermano del también prolífico escritor y amigo Argenis Rodríguez (1935-2000). Docente, historiador, ensayista, poeta y dramaturgo. Realizó estudios de secundaria en el Liceo Juan Germán Roscio de San Juan de los Morros. Licenciado en Letras de la UCV. Doctor en Ciencias Sociales de la UCV. Profesor titular jubilado de la Universidad Nacional Experimental de los llanos centrales Rómulo Gallegos (Unerg) de San Juan de los Morros (Guárico). Fue vicerrector académico de la Unerg. Fundador de las revistas educativas: Trazos (1961), Cajigal (1966), Humboldtiano (1971), CULT (1974-1975), Sigma (1977). Ocupó la presidencia de la Fundación Guariqueña para la Cultura (1987-1993).


Es conocido en su tierra como "El Cronista mayor del Guárico". Ha dedicado buena parte de sus investigaciones etnográficas e inquietudes culturales a la región de la Orinoquia colombo-venezolana. Su tesis doctoral versa sobre la imagen que los llaneros y otros les sugieren un territorio determinante en los procesos formativos de ambos países.

Fuente: 

✓Edgar de Jesús Decanio/Fundación histórica cultural Dr  Italo Francisco Decanio D'amico

✓Argenis Díaz/Blog Letras y Artes de Aragua y Zamora 

lunes, 11 de diciembre de 2023

JACINTA DE ARTEAGA (vs) PEDRO GUERRA


 UN DESAFÍO EN EL CAÑITO

Jacinta de Arteaga aprendió a nadar en el caño La Enea, en la década de los años 30, en el sector de Biruaquita. El caño que más desafió fue el caño Turumba. donde sus padres se mudaron cuando ella ya era mayorcita. A partir de allí se convirtió en una experta nadadora y buceando bajo el agua no tenía rival, para que le ganaran una competencia nadando había que echarle negro.


Así llegó a San Fernando a los 18 años y se residencio en la calle Palo Fuerte, Sector Castillito frente al Picacho de San Pedro en la casa de la señora Josefa Guerrero y su hermano Pedro Eligio Guerrero, quien fue uno de los albañiles que trabajo en la construcción del Palacio de los Barbarito.


Muy cerca de allí vivía María Guerra, madre del joven Pedro Guerra, quien conocía la fama de Jacinta como aguerrida y desafiante nadadora de caños y ríos. Un día Pedro la reto a nadar en El Cañito, desde Castillito hasta el bar El Chamicero, un buen trecho, según cuenta Jacinta.


Toda la gente de Castillito y El Picacho de San Pedro supo lo de la competencia, rápidamente las opiniones se dividieron, unos Iban a favor de Pedro y otros a favor de Jacinta. Hasta apuestan se tranzaron, desde una locha, un medio, tres lochas, real y cuartillo, real y medio, un bolívar, dos bolívares hasta cinco bolívares o “un cachete”.


Y también comenzaron las intimidaciones de los fanáticos de Pedro Guerra que le decían a Jacinta, “cuídese que allí aboya un caimán” a lo que ella les respondía: ‘Umjuu, de donde vengo también había caimanes, recuerdo uno en el caño Turumba que medía más de 5 metros, estaba pichón y yo jamás le tuve miedo’


Llegó el día en que Jacinta y Pedro se dispusieron a realizar la competencia y cruzar el Cañito en pleno invierno, remontando su corriente, que en el mes de agosto tenía toda su fuerza.


Inexplicablemente la única que no sabía de la competencia era doña María, la madre de Pedro, cuando se enteró, ya la partida se había dado, no le quedó otra opción que correr junto con toda la gente y gritar: ‘¡Muchachos, cuidado con el caimán!’


Fueron más de 400 metros de adrenalina pura, Pedro no era un rival fácil de vencer, la corriente en contra de El Cañito estaba en su máximo y las intimidaciones, de la gente gritando desde la rivera en verdad daban miedo, lo que más escuchaba al nadar era la palabra ¡caimán! ¡caimán!, fue tanto la algarabía que las toninas del Cañito comenzaron a emerger alrededor de los nadadores, allí Jacinta supo que no había peligro, por experiencia conocía que donde hay toninas no hay caimán que se le resista. A partir de allí la competencia fue pan comido, ella llegó victoriosa a la meta y Pedro quedó atrás, pero bien, pero bien atrás.


Jacinta, riéndose, comentaba ‘doña María la madre de Pedro parecía una gallina, cuando cría patos’. Nosotros nadando y ella corriendo por la orilla de El Cañito hasta llegar frente al bar El Chamicero.


A Pedro sus amigos le hacían bromas diciéndole, ¡tranquilo Pedro no llegaste de último, llegaste de segundo! pues a todas luces se notaba que Pedro no estaba conforme con el resultado.


Terminando el invierno, en bajadas de agua, en el mes de octubre del año de 1950, Pedro volvió a retar a Jacinta. La competencia seria sin público, no sería en El Cañito, sino por el canal principal del rio Apure desde el bar El Chamicero en el Picacho de San Pedro, aguas abajo por la costa del río, hasta donde pasaba el Paso Real de Apure, en las inmediaciones donde hoy es el liceo “Creación San Fernando”


No era un trayecto tan largo, esta vez serían solo unos 200 metros, Pedro pensaba en sacar ventaja de su rapidez en distancias cortas y de la corriente del rio a su favor. Y comenzó la competencia. Pedro nado lo más rápido posible, pero a mitad de camino se cansó y comenzó a gritarle a Jacinta que parara. Ese día Jacinta se compadeció de Pedro, paro de nadar y dio por finalizada la competencia, fue así como Pedro Guerra, finalmente se quitó el sombrero que siempre llevaba, ante esta heroína de caños y ríos.         


Pero su fama de nadadora se fue opacando cuando conoció a un galante llanero oriundo de El Yagual, Francisco Arturo Arteaga, también nadador, pero en el río Arauca, con quien luego de tres años de noviazgo se casó.


Se fueron a vivir a Periquera, hoy Guasdualito. Allí se residenciaron en la posada Los Llanos, propiedad de Inés Oropeza. Los recién casados acostumbraban a dar paseos por la orilla del río Sarare, y un buen día, al ver aquellas desafiantes aguas, Jacinta recordó sus tiempos y, sin pensarlo dos veces, animó a su esposo y se lanzaron al Sarare en pleno invierno por el sector El Gamero.


Estos desafíos se repitieron una y otra vez, hasta que la dueña de la posada los descubrió y les dio tremendo regaño, pues ya Jacinta tenía tres meses de embarazo. Y doña Inés le dijo: “Mire, mijita, a la mujer embarazada la persigue todo bicho bravo y por donde ustedes se la pasan nadando hay caimanes y tembladores”. Hasta ese día, esta amazona de las aguas nadó. Me dijo: “Le agarré miedo al agua por mis hijos y nunca más me sumergí en ninguna parte”.


Años después, su esposo llevó a la familia de vacaciones a la isla de Margarita, y cuenta la misma Jacinta que cuando vio tanta agua en la playa de Pampatar, dijo: “Yo no me voy de aquí sin recordar mis tiempos de nadadora, esto es mucha agua para dejarla perder”. Y don Arturo, que ya no tenía el atrevimiento y la intrepidez de nadar, le pidió que no lo hiciera porque no quería regresar viudo a San Fernando.


Pero una mañanita, Jacinta levantó a sus hijas y les dijo que la acompañaran a la playa. Cuando llegaron, las dejó sorprendidas, se lanzó como un delfín en aquella inmensidad de agua salada y dejó a todos impresionados por la agilidad, la soltura y la belleza con que daba las brazadas, de cómo se sumergía y salía a lejos después de tres a cinco minutos por debajo del agua.


Hoy, esta heroína de los caños La Enea, Turumba, El Cañito y de los ríos Apure y Sarare tiene 92 años, oírla contar sus anécdotas de nadadora es divertidísimo. Entre anécdotas y risas, le pregunté: “Jacinta, ¿eres capaz de echarte una zambullida así con esta edad?”. Me contestó, como buena llanera y muy risueña: “Mire, mejor atájenme porque de que me atrevo, me atrevo”


Créditos: Datos, Información y Fotografías de Vimar Arteaga.


(*) Jacinta Escolástica Ruiz de Arteaga, nació el 10 de febrero de 1930. En 1964 conoció a Cristo como su Señor y Salvador. Vive hoy con su hija Vimar en el Barrio Las Marías en San Fernando de Apure. Venezuela.


(**) Pedro Guerra era hijo único de María Guerra, al poco tiempo de la muerte de su madre, el enfermo y murió en 1962 a la edad de 32 años en San Fernando de Apure. Venezuela.

Fuente: San Fernando tiene historia 

domingo, 10 de diciembre de 2023

SAN FERNANDO: LAS FIESTAS DECEMBRINAS A MEDIADOS DEL SIGLO VEINTE…


 

 INTRODUCCIÓN:

Continuando con los ensayos publicados en la serie HISTORIA AMENA, en esta ocasión voy a dedicárselo a la fe que los llaneros y llaneras han profesado al nacimiento del niño Dios y que en el bucólico San Fernando de mediados del siglo veinte se celebraban con mucha fe y entusiasmo; siendo conocidas estas festividades como FIESTAS DECEMBRINAS, las cuales se iniciaban a partir del 15 de diciembre con las llamadas MISAS DE GALLO o MISAS DE AGUINALDOS, las cuales finalizaban el 24 de diciembre o NOCHEBUENA. Pasado el fervor de la Navidad o Natividad se continuaban con las fiestas espontáneas y populares del 28 de diciembre, conocidas como el DÍA DE LOS INOCENTES donde se veían por las calles las comparsas conocidas como LOCAINAS o DÍA DE LOS LOCOS; luego el 31 de diciembre se celebraba la llegada del AÑO NUEVO, otra importante fecha festiva que invitaba al recogimiento en familia para darle la bienvenida al nuevo año o fiesta de AÑO NUEVO. Finalmente estas festividades cerraban el 6 de enero, conocido como el DÍA DE REYES o el DÍA DE LA BAJADA DE REYES.

Una vez más doy las gracias a los fotógrafos profesionales o aficionados a ese arte, a los artistas plásticos y a los diseñadores de artes gráficas, quienes con sus hermosos lienzos y sus atractivas viñetas engalanan y facilitan la comprensión de estos ensayos.  


1. EL NACIMIENTO DEL NIÑO DIOS LAS MISAS DE GALLO Y LOS AGUINALDOS. En diciembre se celebra el nacimiento de Jesucristo, el hijo de María y el carpintero José; una figura histórica, que nació en Belén, hace 2020 años. Este hombre cambió la historia de la humanidad a tal extremo que la cronología por la que nos regimos comienza desde el momento de su llegada al mundo. Cristo es trascripción literal del griego “Kristos”, que a su vez es la traducción del hebreo “Mashia” (Mesías), que significa “El Ungido”.

La Santa Misa, un conjunto de lecturas, plegarías, instrucciones y cánticos que evocan el sacrificio de Cristo en la cruz y cuyo punto culminante lo constituyen la Eucaristía y la Comunión. Los alimentos eucarísticos el pan y el vino, son la encarnación de Dios, como lo relata Mateo en el libro XXVI, 26 al 29, “Tomad y comed, este es mi cuerpo”. La personalidad magnética del hijo del carpintero, así como sus ideas y obras conmovieron a sus contemporáneos y se proyectaron hacia el mundo entero; donde desde hace más de veinte siglos se le ama y celebra su nacimiento. En ese sentido las Misas de Gallo o de aguinaldo en Apure son la expresión del amor de los sanfernandinos al hijo de Dios.  

1.2. ¿Qué y cómo eran las misas de aguinaldos o de gallos en San Fernando a principios de la década de los años cincuenta? En diciembre el acontecimiento más alegre y popular en San Fernando, eran las misas de aguinaldo, patrocinadas por las instituciones oficiales, gremios de artesanos, profesionales, comerciantes, chóferes y estudiantes. Tenían un característico olor a pólvora, ruido de cohetes y sabor a pueblo; era olor a pólvora de fiesta y a pueblo que las celebraba con su fervoroso entusiasmo. En la década de los años cincuenta, desde el 16 de diciembre y hasta la madrugada del 25 del mismo mes, se celebraban las llamadas Misas de Gallo (llamadas así porque según la tradición, cuando nació Jesús, un gallo con su canto anunció este acontecimiento) o de aguinaldos; se hacían muy temprano (cuatro a cinco de la mañana); las mismas se efectuaban en la desparecida antigua iglesia parroquial de la ciudad, ubicada en el cruce de las calles Bolívar y Madariaga. En esa esquina se concentraba desde la madrugada, una gran cantidad de fieles y otros no tan fieles; por supuesto, la inseguridad en San Fernando era desconocida, por lo que esas personas acudían masivamente a disfrutar esas tradicionales misas sin ningún temor. Era costumbre en San Fernando, amanecer en una Misa de Aguinaldo. Esos eventos reunían a familiares, amigos y algunos enamorados en la iglesia y en la Plaza Bolívar. El clérigo que oficiaba esas ceremonias era el Padre Miguel Ángel Colorado; cada madrugada conmemoraba devotamente estas celebraciones, las cuales estaban acompañadas de coros de aguinaldos que aludían al tema cristiano. Coínta Colorado (hermana del padre Colorado), tocaba el órgano y dirigía el coro de muchachas que cantaban los villancicos (en aquella época no se conocían la gaitas); las muchachas que entonces entonaban esos bellos cantos, eran entre otras, las hermanas Bolívar, las Felice, las Leguizamón, las Rodríguez y las Mirabal; quienes asistían al templo muy erizadas por el frío madrugador; venían adornadas con su velo y de una vez comulgaban. Cuando subían al lugar destinado para el coro, (en la parte superior y a la entrada del templo); se encontraban al pie de las escalinatas al Poeta Ochoa, quien era un pertinaz enamorado solo; éste popular personaje se colocaba allí para admirar a las jóvenes y lanzarles uno de sus versos a modo de piropo mañanero. Aquellas misas eran aprovechadas por los sanfernandinos para buscar un poco de esperanza ante una Venezuela atrasada, rural, palúdica, desnutrida y reprimida; en ellas creían encontrar un poco de alivio a sus males. En ese sentido la mayoría de los aguinaldos expresaban alabanzas a Dios, así se escuchaba en las frías madrugadas: ¡Cantemos, cantemos / Gloria al Salvador / Feliz Nochebuena / (bis) / Tenga el niño Dios /. Esas misas, constituían una manifestación popular que movilizaban a la sociedad entera; a ellas asistían los estudiantes (no se pelaban una), empresarios, chóferes, comerciantes, banqueros, trabajadores, las autoridades civiles y militares y a los Tedeum oficiales del 24 y 31 de diciembre asistía todo el tren ejecutivo, acompañados de las autoridades municipales, judiciales y militares. Al culminar la misa se acentuaba en la plaza, el humo, el olor a pólvora y el ruido ensordecedor de los cohetes, triquitraques, tumbarranchos, matasuegras y saltapericos; quedando felices y comprometidos los asistentes para asistir nuevamente a la siguiente misa.

2. LOS AGUINALDOS O VILLANCICOS EN SAN FERNANDO Ancestral expresión musical navideña que se cantaba en toda Venezuela, originado en el villancico español, que llegó a nuestro país el siglo XVI. Generalmente las letras están estructuradas en versos hexasílabos acompañados de cuatro, pandereta, furruco, maracas y charrasca y en algunos casos alguna sinfonía (armónica). 

En diciembre llegaba a San Fernando una brisita que los viejos llamaban “el Barinés”; era un viento suave y muy fresco, que venía del piedemonte andino y que hacía que en ese mes el agradable clima animaba a los serenateros y aguinalderos a pregonar en las calles y hasta la madrugada sus cantos trasnochados desvelando a más de una damisela y a un obstinado vecino que inútilmente se empeñaba en conciliar el sueño ja, ja, ja.

2.1. Los otros aguinaldos o “Presentes” La palabra aguinaldo significa el regalo que se da a otra persona en épocas de Navidad (24 de diciembre) o el Día de Reyes (6 de enero); en esos días, los padres aconsejaban a sus pequeños hijos a acostarse tempranito para que el Niño Jesús les trajera su ansiado regalo de Navidad. En San Fernando era el niño Jesús el encargado de traer esos presente a los niños que durante el año se habían portado bien. Por cierto, el 25 de diciembre los niños se levantaban muy tempranito para dirigirse ansiosos al Nacimiento a buscar el anhelado regalo que le había traído el niño Jesús. También, los Reyes Magos el seis de enero de cada año venían cargados de presentes; los hijos de los “Pesados” en San Fernando recibían regalos por partida doble, por cuanto, el 24 de diciembre y el 6 de enero (Día de Reyes); los más pobres (la mayoría) se conformaban únicamente con el del Niño Jesús. Esa costumbre de darle aguinaldos a los niños en diciembre, se proyectó hacia los adultos; así la Ley Orgánica del Trabajo consagraba legalmente esa tradición, al considerar, que aquellas empresas que tuvieron un pésimo ejercicio fiscal y por supuesto no produjo utilidades en el Ejercicio Fiscal considerado, se conviene entregarle a sus trabajadores una bonificación especial de fin de año de quince días de salario. 

Asimismo, en el mes de diciembre en San Fernando, era habitual entre los expendedores y prestadores de servicios, incrementar las tarifas de los pasajes (con o sin autorización oficial y que para el aguinaldo); pero la cosa es que dichos incrementos se quedaban así por el resto del próximo año. Pero también esta costumbre (ya es tradición) se ha extendido a los expendedores de zapatos, restaurantes, cafetines, areperas, polleras, tiendas, telefonistas, secretarias, peluqueros, sastres, barberos, costureras, mecánicos, restaurantes, panaderías, el quiosquero, el buhonero, el vendedor de periódicos y hasta el limpiabotas etc., etc.; todos ellos en el mes de diciembre se arman de un enorme y robusto cochino de plástico, el cual colocaban en un sitio muy visible y seguro (a algunos les ataban una cadena al cuello); cuando el parroquiano acudía a comprar algo o a utilizar cualquier servicio e incluso hasta en un destartalado autobús, lo primero que observaba bamboleándose muy jaquetón, al antipático y burlón cochino. Ahí se le miraba, sentado en su trono, cual soberano rey del negocio. El infeliz usuario o cliente, al solicitar la atención del dependiente, éste con su cara muy sonriente (o muy lavada) se le acercaba preguntando ¿No hay nada pa´ el cochinito? Por cierto que no era un cochinito, sino un enorme marranote, bien grandote y robusto, que nos observa con sus enormes ojos y luciendo sus gruesas orejotas y su antipática trompota muerto e´ la risa, como burlándose del infeliz cliente que osó entrar a su reino. Ese es el otro aguinaldo que se había arraigado ancestralmente en el pueblo.

3. Las Misas de Gallo y las fritangas de madrugada frente a la iglesia catedral de San Fernando. Era Doña Genoveva Parra (entre otras), quien desde la madrugada del 16 de diciembre y hasta el 25 en la madrugada, alegraba y le daba sabor a las misas de gallos con sus deliciosas fritangas. Esta abnegada mujer hacía de las suyas en su tarantín al aire libre Se instalaba en el cruce de las calles Madariaga con Bolívar, frente a la entrada principal del templo; cobraba Doña Genoveva una locha (doce céntimos y medio de bolívar) por cada arepita con queso rallado, lo mismo costaba una orejita (arepita endulzada con panela rallada y aliñada con anís). En tanto las empanadas y las tostadas (arepas rellenas con guiso y rebosadas en huevo batido) costaban medio (veinticinco céntimos de bolívar). Otras señoras se instalaban en ese mismo lugar a vender cigarrillos, café negro, guayoyo o con leche y hasta chocolate.  

4. Las Patinatas en San Fernando Eran parte de la celebración de las fiestas decembrinas; se efectuaban en la Plaza Libertad y en la Plaza Bolívar en las madrugadas, con motivo de la festividad de las Misas de Gallo o de Aguinaldo; generalmente se hacían más en la plaza Bolívar adonde acudían muchachas y muchachos del pueblo; algunos a pie y otros en bicicletas a quienes coloquialmente el pueblo denominaba “Bicicleteros”, allí en gran número se lucían ejecutando sus piruetas en dos ruedas. Mientras que los Patinadores se lucían con sus audaces malabarismos sobre sus patines (más de uno terminaba con soberano raspón o con una pata enyesada en Acosta Ortiz ja, ja, ja.). En la Plaza Bolívar patinaban los niños, los jóvenes y algunos no tan jóvenes; los cuales circulaban por sus avenidas graciosamente al compás de la música. Es que las patinatas junto a las fritangas, los aguinaldos, el ruido de los cohetes, el humo y el olor a pólvora, constituían un ambiente donde reinaba el sano esparcimiento. Casi todo el pueblo se volcaba a celebrar las Misas de Gallo; unos asistían a saborear las orejitas; otros la cañandonga, algunos a lanzar fuegos artificiales, los más jóvenes a patinar y los más devotos a presenciar la misa en la iglesia; entonces era rutina observar la presencia de familias enteras en esos actos. Los patines entonces eran de metal, de cuatro ruedas (no existían los patines en línea); las marcas preferidas eran el Winchester “Bombita” fabricados en los Estados Unidos y el canadiense marca “Unión”, costaban cinco bolívares el par (un realero). Lamentablemente las patinatas y las misas de gallo se han venido a menos (casi hasta desaparecer), por cuanto, el hampa descontrolada ha decretado un Toque de Queda de estricto cumplimiento.

Autor: Hugo Arana 

domingo, 19 de noviembre de 2023

LA ORACION DEL TABACO


 Los «trabajos» para conseguir el afecto de hombres y mujeres no se conocían. Estos nacen con el cruce de la «oración del tabaco», de origen africano, y la forma para elegir pareja propia de los europeos.

En el llano portugueseño es usual que mujeres y hombres, indistintamente, le fumen el tabaco a su pareja. La mayoría de las personas que visitan a los especialistas en la lectura y manejo del tabaco son personas medianamente cultas que creen en el poder del humo de estas hojas ya secas y transformadas en oloroso habano. La oración del tabaco más utilizada por brujos y hechiceros para atraer a personas ausentes o indiferentes es la siguiente: 

Ofrezco este tabaco al Ángel de la Guarda de Fulano de Tal, al santo de su nombre y al santo de su devoción, a San Juan de Los Caminos, para que le abra el camino de mi casa. A la Reina de la Florida le ofrezco el humo de este tabaco para que llegue a los cinco sentidos de Fulano de Tal. No lo deje comer, trabajar, ni dormir hasta que no esté junto a mí. Que si ojos tiene me vea en todas partes, si boca tiene quiera hablarme, si manos tiene quiera tocarme, si pensamiento 

tiene en mí piense y si corazón tiene me ame solo a mí. Fulano de Tal yo te conjuro con el humo de este tabaco. Que no puedas estar sin mí. Yo que me llamo Zutana de Tal te necesito. Ven, Fulano de Tal; ven, Fulano de Tal; ven en paz, con voluntad, deseo y mucho amor. (Donde dice Fulano de Tal debe pronunciarse el nombre de la persona que se quiere atraer.) 

Otra oración utilizada cuando el hechicero ha agotado todos los recursos y la persona «trabajada» no responde a los llamados, dice así: 

Ofrezco las luces de este tabaco a los siete espíritus infernales, al espíritu de la Gritona, al espíritu del Cabrito Negro para que acosen el espíritu vivo, alma y materia de Fulano de Tal (aquí se pronuncia el nombre completo de la persona que se está «trabajando»), para que lo desesperen, que no lo dejen tener tranquilidad ni sosiego y piense solo  

en mí que me llamo Zutana de Tal (aquí se pronuncia el nombre completo de la persona que está haciendo el trabajo o que lo ha mandado a hacer), te busco como la Gritona busca a su hijo, el Cabrito Negro te buscará a ti por todas partes, te encontrará y te traerá hasta a mí desesperado y humillado de amor a mis pies.Te conjuro (Fulano de Tal) parte por parte, coyuntura por coyuntura, centímetro a centímetro de tu cuerpo hasta llegar a tu miembro, para que tu naturaleza no se pueda desarrollar con ninguna otra mujer y solo a mí veas en tu pensamiento y encuen- tres sosiego en mi cuerpo y vengas desesperado a buscarme.Te conjuro (Fulano de Tal) de tu cabeza a los pies, por la hora de tu nacimiento, por los nueve meses que estuviste en el vientre de tu madre Mengana de Tal (aquí se pronuncia el nombre completo de la madre de la persona que se está «hechizando»). Te conjuro de tu cabeza a los pies por los pasos que dieron tus padrinos el día de tu bautizo y por la hora de tu primera comunión.

Tabaco que en humo te conviertes, por la virtud que tienes y por la que yo te conjuro, penetra el alma y cuerpo de Fulano de Tal, que si durmiendo está me sueñe, que si caminando va me vea en su sombra, que si pensando está en mí me añore, que en su casa me vea y me nombre.El humo ofrezco al Ángel de la Guarda de Fulano de Tal para que oiga mi voz donde quiera que esté. Si tiene cabeza que en mí piense, si tiene ojos me vea, si tiene nariz me huela, si tiene boca me hable, si tiene oídos me oiga, si tiene manos quiera tocarme, si tiene pies corra a buscarme y si tiene corazón me quiera solo a mí. Que no tenga gusto ni placer hasta que a mi lado esté. Que no pueda hablar ni con hombre ni con mujer, ni en cama dormir, ni en mesa comer, ni en casa vivir sino pensando en mí que me llamo Zutana de Tal. Ven Fulano de Tal que yo Zutana de Tal te llamo porque te necesito. Ven… Ven… Ven…, no tardes. 

Cuando el tabaco no prende o su candela es débil signi￿ca que el trabajo no está surtiendo el efecto necesario, entonces es recomendable llamar al poder y la fortaleza requerida con el roce de los dedos medio y pulgar de la mano izquierda. Si el «candidato» está muy resistente y no responde al llamado y al humo del tabaco, éste se debe cuerear con la mano derecha y zapatearlo, mientras se reza la oración del tabaco (el zurdo utilizará, en todo caso, la mano derecha). Se cree que cuando la ceniza del tabaco se inclina hacia abajo la petición será concedida, cuando se levanta hacia arriba habrá que «trabajar» el caso porque está difícil. Esto se interpreta como caminos abiertos o caminos cerrados. Algunas personas expertas fuman el tabaco con la candela para dentro a fin de que sea más «efectivo».

Otras ayudas y creencias

Algunos colaboradores a￿rmaron que es común en tierras portugueseñas que las mujeres cuando desean retener a un hombre para siempre le «entierren su naturaleza». Esta ceremonia consiste en tomar la esperma luego de hacer el amor y colocarla en un envase de vidrio bien limpio, bien cerrado y amarrado con una cinta roja y otra negra, para luego enterrarlo en el camino hacia la casa a las 12 de la noche. De esta forma el hombre no podrá tener relación sexual con  ninguna otra mujer. Y para que el hombre nunca se vaya de la casa, cuando este se quite las medias, se toma la que usó en el pie izquierdo, se humedece con un poco de agua para sacarle el sudor concentrado y se coloca en un frasco de cuartico de aguardiente vacío para enterrarlo después en el quicio de la puerta.

Tanto esta información como las referentes a la oración del tabaco fueron suministradas por personas versadas en la materia, quienes solicitaron mantener sus nombres en el anonimato. Se les agradece su desinteresada colaboración   para enriquecer este trabajo en su parte mágico–folclórica.


Fuente: Carmen Pérez Montero, MITOS Y LEYENDAS DEL ESTADO PORTUGUESA. Fundación Empresa Polar, Caracas, Venezuela, 2014

viernes, 17 de noviembre de 2023

CARLOS RODRIGUEZ RINCONES

 


Por Edgar de Jesús Decanio 

Carlos Rodríguez Rincones, nació en San Fernando de Apure el 14 de febrero de 1901, hijo de Don Manuel Pio Rodriguez y Angela Rincones Riera, ambos Apureños. Hermano de Angela Nicacia de las Mercedes Rodríguez Rincones; María Martina Rodríguez Rincones; Manuel Mepomuceno Rodriguez Rincones; Maria Cristina (Marquez Cañizales) y otros 3 . 

Estudió primaria en la Capital de Apure, en el Colegio del Prof. Miguel Angel Granado y posiblemente en el del Dr. Diego Eugenio Chacón. Como casi todos los Apureños de la alta sociedad con recursos económicos del San Fernando de entonces, hizo una pasantía en colegios de la vecina Isla de Trinidad, dominio del inglés en aquella época. 

Contrajo matrimonio con María Cristina Castro Núñez, también apureña y de esta unión nacieron: Irradia, Carlos, Maruja y Luisa Elena. 

Fue Rodríguez Rincones un hombre culto y extremadamente sencillo y cordial, digno producto de una sociedad que en San Fernando se regía por las costumbres que le imprimía una élite, a la cual pertenecían los Rodríguez Rincones por tradición, muy cumplidora en sus relaciones de la cultura emanada de una esmerada educación hogareña que se complementaba en las Escuelas. 

Tocaba violín y algo de piano. A pesar de pertenecer a la alta sociedad y esta era una caracteristica de las gentes que integraban esta clase en el viejo San Fernando - mantenía cordiales relaciones de amistad con los elementos de las capas más humildes, concurria con frecuencia a las fiestas en los barrios pobres de la ciudad tradicionales sancochos de gallina en las noches de serenatas. disfrutando de los tradicionales sancochos de gallina en las noches de serenatas.

El 17 de Diciembre de 1935 muere Juan Vicente Gómez. Venezuela, después de 27 años de férrea tiranía, despierta y se incorpora, dispuesta a ejercer sus derechos. 

Apure lanza como candidato a la Presidencia del Estado a Carlos Rodriguez Rincones, quien sinceramente se niega a ser candidato, alegando que carece de las condiciones requeridas para ejercer tan altas funciones y señala nombres de otras personas a quienes considera suficientemente capaces, mucho más que él, según sus propias expresiones.

Pero no es oído y fue planteada su candidatura a la consideración del nuevo Presidente López Contreras, quien lo designó para el cargo. No podría precisar, pero creo que no duro dos años frente de la Primera Magistratura Regional, pues no le gustaba el ejercicio de la función pública. Pero en los primeros días de Enero de 1939, como la Asamblea Legislativa tenia la facultad constitucionalmente de elegir al Presidente del Estado, este cuerpo lo elige para que ocupe nuevamente el alto cargo regional, pero al año justo vuelve a renunciar Finalmente, al asumir Medina Angarita la Presidencia de la República, lo nombra por tercera vez Presidente de su Estado nativo, y al frente de este cargo se encontraba cuando ocurrió la revolución de Octubre, en 1945, que Derrocó a Medina Angarita La Junta Revolucionaria de Gobierno, presidida por Rómulo Betancourt, nombró Presidente del Estado a Juan Salerno, máximo dirigente regional de Acción Democrática y miembro fundador de dicho partido. 

Al recibir la Presidencia Salerno, los dos, Rodriguez Rincones y Salerno, salieron juntos del Palacio de Gobierno, entonces el hermoso edificio llamado "Fonsequero", frente a la Plaza Libertad, le hablaron ambos al pueblo congregado en la Plaza, que los ovacionaba fervoroso y luego entraron al Bar "Trina Omaira" a tomar cerveza helada En Apure había caído también el Gobierno de Medina Angarita, pero no Carlos Rodriguez, porque seguia rodeado y en alto sitial por el cariño caliente de los corazones Apureños.

Rodriguez Rincones se distinguió como un hombre de bien en toda la extensión de la palabra: noble, generoso, honesto a carta cabal y muy sincero Los tres hechos que se narran brevemente a continuación ponen de relieve estas virtudes suyas.

Debe recordarse que el General Eleazar López Contreras estableció en Apure en el hoy llamado "Puerto Páez" y entonces con su nombre original de "Jobito", una especie de campo de concentración, en donde eran confinados los luchadores jóvenes calificados de izquierdistas en aquella época. 

Detuvieron en el centro de la República a un joven activista, el estudiante de medicina Francisco Pinto Sifontes y lo despacharon en avión para el confinamiento de "Jobito", pero al tocar la nave aérea en San Fernando, Pinto, burlando la vigilancia de las autoridades, se escapó y Juan Salerno, en conocimiento de la fuga, recogió a Pinto y lo enconcho en su Fundo "Puerto Miranda". El 31 de Diciembre de ese año, cuenta Rodriguez Rincones, Presidente del Estado, de la situación de Pinto Sifontes y del lugar en donde se encontraba escondido, se trasladó al oscurecer en una canoa a "Puerto Miranda". Al verlo Pinto se asustó porque creyó, y con razón, que lo iban a hacer preso, pero su sorpresa fue grande y mayor su emoción, que le hizo humedecer de lágrimas los ojos, cuando Carlos Rodríguez Rincones le dijo: "Vengo a buscarlo para que reciba el año nuevo conmigo y mi familia, porque yo no voy a permitir que usted pase esta noche aquí solo, lejos de su madre". 

Al día siguiente lo envió de nuevo a su escondite. Como hubo alguien que le dijo que ese procedimiento suyo lo podía perjudicar si llegaba a saberlo el Presidente López Contreras, respondió: "Si alguno vá con el chisme casa de López Contreras y no le gusta mi acción, pues que me quite, porque yo no cambio mi manera de ser". Entonces ejercía Rodríguez Rincones por primera vez la Presidencia del Estado y era un hombre de solo unos treinta y cinco años.

Cuando desempeñaba por segunda vez las mismas altas funciones públicas y, como en la primera oportunidad, se propuso renunciar a ellas, varios de sus amigos nos oponíamos a esa renuncia. Privadamente me manifestó: "Tengo un alto funcionario que es inepto y me da lástima quitarlo porque sé que se va a morir de hambre; y si a mi me da lástima a los que no sirven para que organizar un buen equipo de gobierno, quiere decir que yo no sirva para gobernar y mi deber es renunciar".

Cualquiera cree que este hombre de puro bueno era tonto manejable; y no era así. El país estaba dividido en Zonas Militares, y la Jefatura de una de estas zonas tenía su sede en San Fernando. El Jefe de ella era un viejo Coronel, quien quizás por resabios gomecistas, pretendió mezclarse, por intruso, en las cuestiones pertenecientes al Gobierno del Estado. Rodríguez Rincones lo hizo comparecer a su Despacho y le pregunta: "Coronel: ¿Es usted el Presidente del Estado o yo? Cómo lógicamente, el militar le respondiera: "Es usted Don Carlos," éste remato con firmeza: "Pues entonces el que manda aquí soy yo y no usted".

Carlos Rodríguez Rincones era simple y llenamente un Apureño digno, como hubo muchos y los hay todavia, porque tiene que haberlos, puesto que nuestra noble raza no se ha extinguido.

Fallece un 19 de diciembre de 1957 a la edad de 56 años, de bronconeumonía, según reza la Partida de Defunción.


Fuente:

✓ Fundación Dr. Italo Decanio D'amico. Personajes. Edgar de Jesús Decanio.

✓ www.geni.com

sábado, 11 de noviembre de 2023

LA PATASOLA

 



En el llano Colombiano se cuenta la Leyenda de una mujer monstruosa que se caracteriza por tener una sola pierna y que termina en forma de pezuña. 

Su aspecto aterrador es de cabellera enmarañada, pequeños ojos de tigresa, boca grande y colmillos enormes. 

Según la leyenda, es el alma en pena de una mujer infiel que deshonró a su marido.

Se dice que este personaje fue inventado por los hombres celosos para asustar a sus esposas infieles, infundirles terror y al mismo tiempo, reconocer las bondades de la selva.

 Cuentan que en cierta región del Tolima Grande, un arrendatario tenía como esposa una mujer muy linda y con ella tuvo tres hijos.

 El dueño de la hacienda deseaba conseguirse una esposa, y llamó a uno de los vaqueros de más confianza para decirle:

 "...vete a la quebrada y escoge entre las lavanderas la mejor; luego me dices quién es y cómo es...".

 El hombre se fue, las observó a todas y al instante distinguió a la esposa de un vaquero compañero y amigo, que aparte de ser la más joven, era la más hermosa. 

El vaquero regresó a darle al patrón la información y todos los datos sobre la mujer.

Dicen que cuando llegó el tiempo de las "vaquerías", el esposo de la bella mujer relató al vaquero que traía sus tristezas, se quejó de su esposa, pues la notaba fría, menos cariñosa y ya no le arreglaba la ropa con el mismo cuidado de antes y vivía de mal genio. Le confesó que le provocaba irse lejos, pero le daba pesar con sus hijos.

El vaquero conocedor del secreto, compadecido de la situación de su amigo, le contó lo del patrón, advirtiendo no tener él ninguna culpabilidad. 

El esposo entristecido y traicionado le dio las gracias a su compañero por su franqueza y se fue a pensar a solas sobre el asunto y se decía: 

"...si yo pudiera convencerme de que mi mujer me engaña con el patrón, que me perdone Dios, porque no respondo de lo que suceda...".

Dicen que este vaquero se dirigió a su vivienda. Allí le contó a su esposa que se iba para el pueblo porque su patrón lo mandaba por la correspondencia y que no regresaba esa noche. 

Montó su caballo y salió deprisa por diversos lugares para matar el tiempo. Llegó a la cantina y bebió unos tragos de aguardiente. 

A eso de las nueve de la noche se fue a pie por entre el monte a espiar a su mujer.

Serían ya como las diez de la noche, cuando la mujer, viendo que el marido no llegaba, se fue para la hacienda en busca de su patrón. 

El marido, cuando vio que la mujer se dirigía por el camino que va al hato, salió del escondite, llegó a la casa, encontró a los niños dormidos y se acostó. 

En la madrugada llegó la infiel muy tranquila y serena. El esposo le dijo: "¿De dónde vienes?". 

Ella con naturalidad le contestó: 

"De lavar unas ropitas". 

"¿De noche?", dijo su marido.

A los pocos días, el burlado esposo inventó un nuevo viaje.

Ya de noche, se vino a pie para esconderse en la platanera que quedaba frente a su casa. Esa noche la mujer no salió, pero llegó el patrón a visitarla. 

Cuando el rico hacendado llegó a la puerta, la mujer salió a recibirlo y se arrojó en sus brazos besándolo y acariciándolo.

El enfurecido esposo que estaba viendo todo, brincó con el machete en alto y sin dar tiempo al enamorado de librarse del abrazo, le quitó la vida de un solo machetazo. 

La mujer, entre sorprendida y horrorizada, quiso salir huyendo, pero el furioso marido le dio tremendo machetazo a la cadera que la dejó sin una pierna, como si fuera la rama de un árbol. 

Ambos murieron casi a la misma hora. 

Al marido lo enviaron a la cárcel, pero cuando salió al poco tiempo, volvió por sus tres hijos y le prendió fuego a la casa.

Dicen que esta mujer deambula por fincas, bosques y selvas solitarias desde aquella terrible noche. 

Las personas aseguran haberla visto saltando en una sola pata, por sierras, cañadas y caminos, lanzando gritos lastimeros. 

Es el alma en pena de la mujer infiel que vaga por montes, valles y llanuras, que deshonró a sus hijos y no supo respetar a su esposo.

Cuenta la leyenda, que la Pata sola vive entre los matorrales de la selva, en las cumbres de la llanura.

 Algunos dicen que es una mujer bellísima que llama a los hombres solitarios que están en el bosque o sus alrededores y los atrae para enamorarlos, pero avanza hacia la oscuridad del bosque, a donde los va conduciendo con su mirada cautivante, hasta transformarse en una mujer horrible con ojos de fuego, boca desproporcionada de donde asoman unos dientes felinos y una cabellera corta y despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.

Además dicen que hay ocasiones, en las que oyen los lamentos de una mujer extraviada; gritan para auxiliarla, pero los quejidos van tornándose más tristes a medida que avanza hacia la víctima y cuando ya está muy cerca, se convierte en una fiera que se lanza sobre la persona, le chupa la sangre y termina triturándola con sus agudos colmillos. 

A esta mujer la conocen en el llano Colombiano como LA PATASOLA


Fuente: 


Narración Orlando Nieves

Edición y Montaje Alexis Tovar

Textos de la Secretaría de Cultura, Deporte y Recreación de B

ogotá 

Grabación realizada en Tecnomedia Studio

viernes, 10 de noviembre de 2023

REZOS Y REZANDEROS

 


La curación de las enfermedades mediante rezos y conjuros es una práctica universal y mucho se ha escrito de esas personas a las que se atribuye el don de la curación por medio del rezo.  

En la medicina natural se manejan saberes ancestrales que, se quiera o no, en ocasiones ofrecen resultados donde la medicina de la ciencia no llega. No son milagros, es un misterio que se llama “rezo”.

Las oraciones podemos definirlas como un rito indirecto, ya que se trata de un impulso inicial que pone en movimiento un poder autónomo o personificado o también una cantidad de estos poderes que intervienen a favor de aquel que ha realizado el rito. (Van Gennep, 1986, p. 18, citado en Koechert, 2007, p. 39) 

Curar va más o menos enlazado en tratar una enfermedad pero que quede algún residuo, sanar es desaparecer definitivamente, curar puede relacionarse con calmar por un tiempo, pero puede más adelante la persona llegar a tener el mismo problema de acuerdo a la dieta que tenga la persona, luego ya sanar sería como cerrar definitivamente y que ya no volviese a tener esta enfermedad. La sanación se utiliza mucho dentro de la parte espiritual, con la incorporación de espíritus. Sanar a una persona es hacerle una limpieza, montarle su protección para que así ella no vuelva a ser atacado.

La oración constituye un factor importante en el tratamiento de las enfermedades dentro de los distintos pueblos, particularmente indígenas, que se consideran sujetos al capricho de sus dioses, a quienes hay que implorar por el bienestar de todos.

Rezandero o rezador es la designación que reciben algunos curanderos, en razón de utilizar oraciones, rezos o plegarias, como parte de sus tratamientos y en las ceremonias dedicadas a la tierra, en los funerales, bendiciones y demás actos simbólicos.

Resulta innegable que el recurso del poder de la palabra mediante rezos, ensalmos, oraciones, plegarias, cantos e invocaciones, es común a la gran mayoría de los terapeutas tradicionales, aun careciendo del nombramiento literal de rezandero o rezador y para nadie es un secreto que los curanderos o rezanderos, siempre han estado presentes en la vida social de pueblos, haciendo la labor de los antiguos chamanes indígenas; la de ser médicos del cuerpo y del alma. 

El “Rezo” se sigue usando, pero no se le reconoce de manera oficial, y cuando un médico no da con una enfermedad, en el mayor de los casos el paciente termina donde un rezandero.

El “Rezo” entra dentro del marco de la magia conocida como “bertolería”, que es practicada por los “curiosos” y “curanderos” que trabajan en forma espiritual, con ayuda de los espíritus buenos y que está basada en la solución pragmática de problemas. Lo cierto del caso, es que muchos profesionales de la medicina no creen en este tipo de curaciones y sanaciones a través del rezo, sin embargo, es común acudir al rezanderos para curar el “mal de ojo”. Según Wikipedia El mal de ojo es una creencia popular supersticiosa que está extendida en muchas civilizaciones, según la cual, una persona tiene la capacidad de producir daño, desgracias, enfermedades e incluso llegar a provocar la muerte a otra sólo con mirarla. 

Desde tiempos remotos se ha sabido del poder maléfico que transmiten algunas miradas. Esa cuestión ya es mencionada en ciertas tablillas asirias y babilónicas, así como en ciertos jeroglíficos del antiguo Egipto. Asimismo, los escritores de la antigua Roma aseguraban que los ojos dotados de este poder maligno eran estrambóticos. Ovidio, por ejemplo, atribuyó una doble pupila a la hechicera Dipea. Así, el historiador Plutarco (48-120) estudió la cuestión de la fascinación, llegando a deducir que la mayor parte de la población de su época creía en “el mal de ojo”. (Más información del mal de ojo en https://apureespurollano.blogspot.com/2020/08/el-mal-de-ojo.html)

También hay rezo para la culebrilla, que es una erupción o sarpullido en la piel, que afecta alguna parte del cuerpo, sea un brazo, la cintura e incluso el cuello, y en el llano se cree que llegándose a juntar la cabeza de esta culebrilla con la cola o sitio de donde salió, muere la persona. (Más información sobre la culebrilla en https://apureespurollano.blogspot.com/2020/06/culebrilla.html)

Y es que hay rezos y oraciones para todos los gustos, para las lombrices, las llagas, los gusanos y pare usted de contar. En la actualidad esta "profesión" se viene perdiendo debido a que son pocas personas quienes la practican y sus descendientes no les interesa aprender este oficio. 

Lo que si es cierto, es que las oraciones son elementos imprescindibles del mundo de las creencias y sirven para un sinfín de cosas, inclusive en casos de enfermedades sin posible explicación.

Y usted que oración conoces para curar una enfermedad?


Recopilación de Orlando Nieves

Fuentes:

✓www.cervantesvirtual.com

✓http://www.scielo.org.co

✓http://riobobenseelcarpinterodelamontanaazul.blogspot.com

domingo, 5 de noviembre de 2023

ALIRIO LAYA


 

Hijo ilustre del Estado Apure, quien con su voz, gracia y talento nos deleitó durante todo este tiempo, haciendo sentir a la nación la mas bonita esencia cargada de humanidad y profesionalismo.


El muchacho alegre, el coplero jocoso, el imbatible contrapunteador, el buen amigo y gran artista nos dejó para siempre. Alirio Laya, “El Carismático”, vencedor de contrapunteadores en la escena, no pudo derrotar al mal que lo aquejaba y una afección renal acabó con su vida a temprana edad, cuando apenas comenzaba a saborear las mieles del éxito artístico, cuando la vida le sonreía y a esa vida él le cantaba.


Alirio Laya nació el 16 de agosto de 1974, en Achaguas, estado Apure, y desde allí le venía la vena artística, al crecer rodeado de llano, costumbres y tradiciones. Inició su carrera artística en 1992, en su tierra natal, y un año después se residenció en Maracay. Después de foguearse en varios festivales, logró grabar su primer CD, que fue titulado “Mi mujer es una Cuaima”, una letra de Blas Ruiz y luego en el año 2005 grabó su segunda producción, denominada “Maté el guayabo comiendo”, una letra de Fernando Hernández y música de Juan Farfán. Otros temas interpretados por este cantante fueron: Literatura y Folklore (junto a Francisco Montoya), El asilo del gabán, La propuesta (junto a Teo Galindez) y Pa' porfia no sirvo (junto a Rogelio Infante).

El 6 de enero de 2008 dejó de existir, El carismático Alirio Laya, victima de una infección renal.

Fuente: 

llaneromonaguense.blogspot.com

 
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